viernes, 7 de septiembre de 2012

El cañón de Hawking VI

Por vez enésima un relámpago rasgó el  cielo iluminando la oscura noche. Al cabo de unos pocos segundos, entorno a 4 ó 5, llegó el sonido de el trueno correspondiente. Eso indicaba que la descarga se había producido a unos 1500 metros de distancia ¡Demasiado cerca! . Alex prosiguió su camino ascendente. La intensa  lluvia había provocado una  fuerte riada que entopecía su avance. La tenue luz de su linterna apenas se abría paso unos pocos metros, lo justo para poder ver dónde pisaba y distinguir los márgenes del angosto camino.

Otra vez más un rayo inundó el paisaje con su azulada claridad dotándolo de un halo de irrealidad fantasmagórico. De ese modo, entre rayos y relámpagos concluyó su  ascensión a lo alto de la cuenca que bordeaba al río. Frente a él estaba la otra  ladera de la colina, la  que daba a las aguas. Era mucho más escarpada que la otra y pkr esa razón resultaba del todo imposible descender por allí hasta el cauce del río, y mucho menos con la pertinaz lluvia convirtiendo la pendiente en una pared de agua  y lodo. Pero no había ido allí arriba con la intención de posteriormente bajar al otro lado. Su objetivo era observar la furia salvaje de una de las tormentas mas intensas en varias décadas. Para ello debía aguardar a que los frecuentes rayos le mostrasasen el entorno y confiar en que ninguno de ellos le alcanzase.  Así estuvo un buen rato, no sabría precisar cuanto exactamente, porque el tiempo parecía haberse detenido. Un  estampido cercano le sacó de  su ensoñación. Un rayo había golpeado justo enfrente suyo, en la ribera opuesta del río. El impacto había sido tremendo y había derribado unaimportante formaión rocosa.

 Las piedras desprendidas se precipitaron ladera abajo arrastrando a otras en su caída, formando con ello una avalancha de cascotes, según pidió ver mientras mas rayos y relámpagos seguían iluminando la escena. El sonido de los tuenos se  sumaba al de la avalancha para crear una rugiente y ensordecedora banda sonora. Alex pudo contemplar cómo una de las rocas desprendidas, de un tamaño considerable, golpeaba la corriente de agua. A resultas del impacto se elevó una ola cuya altura  Alex estimó que podría rondar los dos metros. Él sabía que en esa zona el lecho del río era poco profundo y entendió lo que había pasado: se acababa de formar una ola solitón. Pudo observar cómo ésta avanzaba corriente abajo. Corrió, tan aprisa como el resbaladizo terreno se lo permita, para intentar seguir a la ola. Ésta era mucho mas veloz que él pero cómo en esa zona el trazado del río serpenteaba mucho eso le daba alguna posibilidad. No supo muy bien cómo pero a la salida de una de las revueltas del camino que discurría por las cumbres se encontró mirando a una presa. Pudo asistir, atónito, al imparable avance del solitón hacia la pared de la presa. Cómo resultado de las copiosas precipitaciones la presa estaba  al máximo de su capacidad y,  por tanto, era especialmente vulnerable. El impacto de la onda solitón fué brutal. El cemento saltó hecho pedazos y la pared de la presa se derrumbó. Al verse liberada, el agua embalsada formó una imponente muralla de agua que se dirigía a la localidad más cercana siguiendo el curso del río,  ribadelago. Lo que acaeció después ya era historia.

Alex se quedó mirando, abatido, al remanso de agua que había quedado en  el pantano por debajo del nivel de rotura de la presa. Observó  cómo se formaba un remolino. El agua se vaciaba hacia algún lado, pero eso no era todo. Vió  cómo del centro del remolino empezaban a elevarse volutas de vapor y grandes chorros de agua hirviendo. El radio de acción del remolino se amplió hasta abarcar toda la superficie de agua restante. Mientras, el nivel del agua disminuía a un ritmo sorprendentemente rápido. Eso hizo que Alex se acordase de algo que había leído en un libro de divulgación: Si sé tiene un vaso de agua y se hace un pequeño agujero en el fondo del mismo el contenido se vacía muy despacio. Ahora bien, sí el agua esta rotando en vez de quieta el proceso de vaciado es mucho, mucho más veloz. Cuando el lecho de la presa estaba prácticamente vacío Alex pudo comprobar que en el sumidero por donde se había evacuado toda el agua había algo. Ese algo proseguía con su trabajo, tragándose ahora el lecho de cieno. Y entonces Alex comprendió que eso no acabaría ahí. Se dió cuenta de lo que contemplaba realmente. El haz de luz brillante que formaba  la materia según se comprimía hasta niveles inimaginables no dejaba lugar a dudas. Eso era un agujero negro, uno pequeño, y estaba devorando la tierra. De improviso algo cambió, el agujero dejó de tragar y, unos instantes después explotó. El impacto de la onda expansiva lo arrojó al suelo. Pero eso era lo de menos. Lo que realmente preocupaba a Alex era la radiación Hawking que había originado la explosión.

El barrio viejo V

Tras la conclusión del concierto, incluidos los consabidos bises el, sargento nos dejó para ir a saludar a la pianista. La verdad es que nos cogió por sorpresa a Silvia y a mí y estuvimos un cierto tiempo conjeturando sobre sí se conocerían de antes y, en caso afirmativo sobre dónde y cuando habría sido eso.   

 Estuvimos alrededor de media hora a la salida del auditorio,esperando a que se volviese a reunir con nosotros. Le vimos salir acompañado de la pianista y despedirse de ella de forma cordial. Por supuesto lo primero que hicimos - tras recrimimarlepor tenernos tanto tiempo esperando - fuepreguntarle por la tal Rosa.Cómo era de esperar nos respondió con evasivas.A mí me hubiese gustado sonsacarle algo, y tenía intención de haberle presionado hasta obtener alguna respuesta, pero sin saber muy bien de qué modo, él ya había llevado la conversación hacia otro tema el, accidente en las instalaciones Kokusha. 

-Bueno - le estaba comentando a Silvia - creo que es importante que entendáis la trascendencia de lo que tenemos entre manos. Veamos, ¿Qué se sabe sobre esas instalaciones? 

- No demasiado - respondió Silvia -. La gente de por aquí, que es la qué más enterada podría estar, tienen un interés sorprendentemente bajo en las actividades de los aliens. Sospecho que va a haber más cotilleos sobre nosotros que sobre el accidente.   

 - Ya. Y yo apostaría que de quien más se hablará será de Silvia. - Añadí yo.   

- Aham - asintió el sargento -. Todo eso es cierto, pero no sucede por casualidad. Los kokusha decidieron ubicar aquí la fábrica porque sabían que los humanos de por acá tenían esa falta de interés en ellos. De hecho diseñaron algunos aspectos del entorno para atraer a la gente que menos curiosidad por ellos mostrase. Y no sólo eso, buscaron gente interesada en cotilleos sobre los humanos de fuera del barrio. Digamos qué, sin saberlo, son"agentes" secretos de los kokusha.   

  Cuando oí eso no pude evitar girar la cabeza para comprobar si algún anciano había colocado cerca nuestro alguno de esos dichosos cochecitos con videocámara. No ví ninguno, pero eso apenas sirvió para tranquilizarme. 

     - Cálmate Martinez - dijo afablemente el sargento. Ya he tomado precauciones para asegurarme de que no había moros en la costa. Pero sí eso va a aliviar tus preocupaciones podemos seguir la charla en mi coche. 

   Silvia objetó contra la propuesta señalando que ella y yo habíamos llegado en otro auto y que no le hacía ninguna gracia dejarlo ahí. El sargento explicó que luego nos acercaría a nuestro coche, pero que era conveniente que ahora usásemos el suyo. Cómo tampoco era un asunto de vital importancia no discutimos más y nos subimos en el"sargentomóvil" o, cómo le gustaba llamarlo a Silvia, "la cafetera".   

     - No entiendo por qué alguien tan amigo de las últimas tecnologías y conocedor de la ciencia de vanguardia puede usar un trasto cómo éste - fué lo primero que le dijo Silvia mientras intentaba ponerse el cinturón de seguridad del anticuado modelo de wolkswagen que conducía el sargento. 

   - Tengo buenos motivos para llevar un vehículo de éstas características, pero entiendo que a una "fashion victim" cómo tú le pueda resultar casi humillante que la vean en él - dijo burlonamente el sargento -. 

   - En fin, a lo que vamos - continuó rapídamente sin darle opción a Silvia a replicar -. 

    - Ha trascendido muy escasa información sobre lo que hacen los kokusha en esas instalaciones pero, afortunadamente, yo sí conozco cuál es sú propósito. Pero antes de explicaros nada os toca responder a una pregunta. ¿Cómo se resuelve la paradoja de Fermi? 


   - Muy fácil, los kokusha están aquí ergo no hay paradoja - explicó Mónica, que había estado muy callada desde la conclusión del concierto -. 


   - Cierto, al menos en parte. Pero ¿y todos estos siglos anteriores? ¿Por qué no habíamos recibido visitas de civilizaciones extraterrestres? 

   - Pués... la verdad, no sé. Yo diría que el consenso implícito es que había sido casualidad ¿nó?- respondió Mónica mirándonos a Silvia y a mí en busca de aprobación -. 

  - Es probable que se piense eso, sí- aceptó el sargento sin esperar a lo que pudíesemos responder Silvia o yo -. Pero, desde luego, no es así. La razón por la qúe el planeta no ha recibido en su historia demasiadas visitas, y que ninguno de los visitantes se haya quedado demasiado tiempo es qué la tierra, y el sistema solar en general, se halla en una zona de la galaxia muy inhóspita y muy mal comunicada. 


   - No voy a preguntar cómo es que sabe usted eso mi sargento - dije antes de que, él pudiese seguir explicando. - Pero, admitiendo que eso sea así ¿cuál es la relación entre ese hecho y las instalaciones que nos ocupan ahora? -. 

 - Impaciente y directo al grano, cómo es su costumbre - dijo el sargento sonriendo -. 

  - Bien, hubiese preferido daros mas pistas y que vosotros mismos adivináseis la respuesta pero bueno, os lo contaré sin rodeos. La clave, desde luego, está en que la galaxia es un lugar enorme y las distancias entre sistemas solares son muy bastas. Hay algunas civilizaciones, muy pocas, que saben cómo recorrer esas inmensas distancias a velocidades muy superiores a las de la luz. Pero esas razas no suelen preocuparse de entablar contacto con especies inferiores. Para la mayoría de civilizaciones, incluidos los kokusha, un viaje entre dos sistemas solares supone un reto. El medio de transporte mas usado por estas civilizaciones son los agujeros de gusano ¿Sabéis todos qué es un agujero de gusano, nó? 

    - Venía algo sobre ellos en el libro de divulgación "la fábrica del cosmos", creo recordar - respondió Silvia -. 

   - Sí, en efecto - contestó el sargento -.Y en muchos otros libros de divulgación. Y hay bastantes documentales muy buenos sobre el tema en la red. Por eso preguntaba sí todos conocíais el concepto ¿Mónica, Martinez? - inquirió mirándonos fijamente. 

   Sin esperar a qué le diésemos una respuesta que tal vez le pudiese disgustar concluyó de exponer lo que tenía previsto contarnos.

- Bueno, no importa saber que son exactamente, aunque no es que sean complicados de entender en sus aspectos esenciales. La clave del asunto reside en dos aspectos: uno es qué, por motivos no tan sencillos de explicar, no en todos los lugares de la galaxia son igual de simples de construir. Es algo así cómo lo que sucede con las carreteras terrestres, que, dependiendo de la orografía y la geología del terreno pueden ser fáciles de construir o bien una tarea ingenieril de pesadilla. Pués con el espaciotiempo pasa algo similar. Y en las proximidades del sistema solar el espaciotiempo tiene una configuración muy abrupta y resulta harto complicado construir agujeros de gusano por estos lares. Ese es un motivo. El otro es que para construir esos agujeros hace falta lo que los físicos terrestres denominan " materia exótica". Esa materia puede encontrarse con abundancia en algunas zonas de la via láctea. Bien, el sistema solar no es una de esas zonas. 

    - Si unimos ambos factores, la dificultad del terreno y la escasez de materias primas entonces ya tenemos el motivo por el cuál la tierra es una zona tan poco transitada. Ah, si, que os veo venir. En las instalaciones Kokusha de aquí al lado lo que se hace es extraer materia exótica para construir mas agujeros de gusano. Y, por lo que parece, alguien estaba enterado de ello y ha intentado sabotear la tarea.

El barrio viejo IV

El sargento nos invitó a seguirle hasta el bar del auditorio. En la entrada del mismo se paró un momento para hacer una rápida inspección visual del local. Tras eso avanzó con resolución hacia una de las mesas del fondo en la que estaba sentada una mujer rubia, con aspecto de estar en los primeros años de su treintena. Era bastante atractiva, aunque con unos rasgos ligeramente atípicos. Me llamaron especialmente la atención sus grandes ojos azules.

 Cuando la rubia en cuestión se percató de que nos dirigíamos hacia ella nos lanzó un rápido vistazo a los tres. Cuando su mirada se fijó en el sargento su cara mostró un gesto de reconocimiento y se levantó presurosa a saludar.

 -- Hola maestro – dijo, a modo de saludo, al dirigirse al sargento.
 -- Hola Capitana Silgo -- respondió con tono divertido el sargento. – Te presento a Silvia.

-- Hola Silvia — dijo Mónica mientras le daba los dos típicos besos de saludo a la susodicha.
 -- Y al teniente Martínez – añadió el Sargento señalándome. Los antiguos instintos se adueñaron de mí y me disponía a cuadrarme, como corresponde para saludar a un superior. El sargento debió percatarse de mi intención y sujetando mi brazo me espetó:

 -- Martínez, que somos civiles, no llame la atención usando gestos militares. Al igual que usted Mónica era capitana, en concreto capitana psicóloga, en las antiguas fuerzas armadas españolas. Ahora mismo es civil, y, a diferencia de usted y yo, nunca ha estado enrolada en los ejércitos kokusha.

 -- No seas severo con él – dijo Mónica dirigiéndose al sargento. – Es muy habitual que la gente que ha estado mucho tiempo en el ejército, como obviamente es el caso de Martínez, no pueda quitarse ciertos hábitos.

  En eso intervino Silvia, que tras saludar a Mónica se había quedado un poco apartada, con gesto pensativo.

 -- Sargento, por curiosidad ¿ha sido Mónica la que le ha comprado la entrada, asegurándose de que estuviese al lado nuestro?

 -- No, no. Mónica os conocía de oídas, pero no sabía que aspecto teníais. Lo de las entradas fue muy sencillo. Llamé a las taquillas y le comenté a la taquillera que ibais a adquirir dos entradas y que yo quería una al lado vuestro. Le dí una descripción de vuestro aspecto, asegurando que no podría confundiros. Y así fue. Después de todo un tipo alto, con una incipiente calvicie, feucho y de aspecto desgarbado acompañado de una chica de aspecto tan espectacular como Silvia no es una combinación habitual en el barrio viejo.

 --Ah, vale, explicado – dijo Silvia con una sonrisa en la boca, mirándome de reojo, intentando hacer como que se había percatado de la poco amable descripción que el sargento había hecho de mi aspecto físico.

 -- Y ya que estamos, si no es indiscreción, ¿Por qué te ha llamado maestro?

 El sargento iba a responder, pero la capitana Silgo se le adelantó – aquí el señor es cinturón negro de Kempo Kárate- En su momento entrené con él en el mismo gimnasio y a veces quedábamos para entrenar juntos en algún parque. Como en ese momento yo era cinturón morado solía llamarle, en tono de broma: “maestro”--.

 -- ¿Kempo kárate? – Pregunté yo – Yo creí que el sargento era instructor de Arnis, y artes marciales Filipinas en general. Y antes de que el sargento pudiera decir nada Silvía comentó:

 -- Pues a mi me dio algunas clases de artes marciales, pero fueron de Krav Maga, el estilo de lucha cuerpo a cuerpo del ejército Israelí.

 -- Vaya por dios – interrumpió el sargento – si queréis os mando por mail mi curriculum y acabamos antes – dijo con tono irónico, y con gesto de querer cambiar de tema.

 Tras eso estuvimos hablando un rato, entablando algo de conocimiento mutuo. El sargento nos explicó que tras la disolución del ejército Mónica no había tenido problema en reubicarse profesionalmente en un puesto de trabajo civil, como profesora universitaria en una facultad de psicología. Dada su profesión, enseguida había desarrollado un gran interés por los kokusha y sus características psicológicas. Aparentemente había sido ese interés el que le había llevado al sargento a contactar con ella y unirla a nuestra causa.

  Tras la breve charla llegó la hora del siguiente concierto, y ocupamos nuestras butacas. No muy sorprendentemente Mónica estaba sentada casi al lado nuestro. Nada mas sentarnos el sargento se puso a hablar sobre la obra que íbamos a escuchar. Nos explicó que Ravel la había compuesto al poco de regresar de su gira como concertista en los Estados Unidos. Allí había sido muy influenciado por la entonces naciente música de Jazz, y en particular por Gershwin y su “rapsodia in blue”. Nos explico que no era muy sorprendente ya que los músicos de Jazz gustaban de armonías con acordes de séptima, novena e incluso onceava, y eso, a Ravel, posiblemente uno de los mayores maestros de la armonía, no podía dejarle indiferente. También el complejo aspecto rítmico del Jazz, tan alejado de la música orquestal Europea se hacía patente en el concierto, en especial en los movimientos primero y, sobre todo, tercero. Nos explico que, a diferencia de los otros, el segundo movimiento era un adagio assai, con una estructura rítmica supersencilla, un típico valse en un compás de tres por cuarto. Nos comentó que, contrastando con la sencillez rítmica, el movimiento era terriblemente rico en su desarrollo armónico y que requería unas cualidades interpretativas diferentes a los otros movimientos, mucho más virtuosísticos.


 Mientras escuchábamos las detalladas explicaciones del sargento los demás nos mirábamos unos a otros, como preguntándonos si estábamos entendiendo lo que decía. Yo había oído algo de que los acordes de séptima eran una especie de disonancias, y que sólo los músicos de rock sinfónico se atrevían a meterlos en sus canciones. Por lo visto el pop se hacía en su mayoría con acordes mayores y menores, que eran más sencillos. Por sus caras ni Silvia ni Mónica sabían más que yo, si es que siquiera sabían eso. A veces, mientras explicaba algunas cosas, el sargento hacía gestos con sus manos, como si estuviera tocando en un piano imaginario las partes del concierto de las que hablaba.


 Cuando estaba terminando su explicación llegó la pianista, y rápidamente tomó asiento. Antes de que empezara la obra el sargento nos soltó una de sus típicas frases crípticas:

 -- Estén muy atentos al concierto, y reflexionen sobre él y sobre la figura de su creador, Ravel. Hay bastantes analogías entre su época histórica y la actual. Ah, si, y no olviden que el concierto es en G Mayor, que en la nomenclatura hispanoamericana para las notas es Sol mayor. Eso es muy importante para entender lo que debemos hacer en el futuro.

 Y en eso empezó la pianista a tocar y no pudimos hacer ninguna pregunta. Para intentar adivinar a que se refería el sargento miré el libreto. Hablaba un poco de la vida de Ravel. El concierto era del 1931, en el periodo entre la primera y la segunda guerra mundial. Se comentaba, como anécdota, que en la primera guerra mundial, Ravel había estado en un pelotón del ejército que había llegado a enfrentarse a otro del ejército alemán dónde estaba el, por entonces desconocido, Adolf Hitler. En esa misma guerra un concertista, Paul Wittgenstein, había perdido su brazo derecho. A raíz de esa perdida le había solicitado a la mayoría de compositores famosos de la época, incluyendo a Ravel, que hicieran obras adecuadas para su minusvalía.

 Seguí leyendo, pero no conseguí dar con nada en lo que viese una analogía con la época actual. Conociendo al sargento imaginé que no sería capaz de dar con ella así que desistí pronto de mi empeño y me dediqué a escuchar el concierto, que, en eso tenía razón el sargento, era realmente bueno. En particular el segundo tiempo me dejó bastante impresionado. Dados mis gustos guitarreros nunca imaginé que podría emocionarme oyendo una obra que, en manos de algún músico mas incompetente, no pasaría de ser una sosería típica de la peor música new age.

miércoles, 11 de enero de 2012

Juego de tronos: La ciencia ficción y la fantasía heroica frente a frente

Posted on noviembre 10, 2011 Habiendo leído variasveces el señor de los anillos, el Silmarillion y el hobbit, así como otros libros de Tolkien claramente me gusta el género de la fantasía heroica. El problema vino cuando me harté de leer la última “obra maestra” del “sucesor de Tolkien”. El último libro que leí (mejor dicho, empecé a leer) en esa línea “olvidado rey Gudú” de Ana Maria matute que me pareció infame. Ciertametne, sin ser para nada un superfan prefiero las novelas de Conan de Howart (las de Sprage de Camp no llegué a leerlas) o incluso las obras de Lovecraft a las imitaciones baratas de Tolkien.. Vale, alguna es medio salvable, como “las crónicas de Thomas Coventan el incrédulo”, pero en general son muy malas y se quedan con el elemento fantástico sin fijarse en que Tolkien era muy cuidadoso con los detalles, y, en cierto modo, el señor de los anillos está escrito con el mismo rigor científico que la CF hard, obviamente adapatado al mundo pseudomedieval. Con todo este bagaje cuando incluso gente de fiar (fans del señor de los anillos que se conocen hasta los nombres de los dragones que aparecen en el Silmarillion y los usan de nick en internet) me recomendaron “juego de tronos” estuve tentado de leer las novelas. Pero, por otro lado, me contaban que había mucha política y mucho “culebrón”, que son cosas que me aburren bastante. Total, que tardé un tiempo pero empecé a leer la primera novela. No me disgustó del todo lo que leí, en especial el inicio, con la escena detrás del muro y los “caminantes blancos”. Pero tenía material mas de CF pura pendiente y sin ningún motivo en especial dejé la novela más o menos en el momento de la boda entre Daenarys y Khal Drogo. En un momento dado anunciaron que iban a hacer la serie y decidí interrumpir la lectura del primer libro y seguir la continuación del mismo en la serie. Da la casualidad de que lo que leí coincidía casi exactamente con el primer capítulo, y que, por tanto, pude hacerme una buena idea de la correspondencia entre la serie y el libro. Luego ví el reto de episodios y seguí en sédice la comparación entre el medio televisivo y el escrito. Coincido con la opinión de muchos de que la serie está muy bien. De hecho está lo suficientemente bien como para atentar contra mi paciencia y no permitirme esperar a la 2ª temporada para saber como continua la historia. Por ese motivo he empezado a leer, y voy ya más o menos por la mitad, el 2º libro “choque de reyes”. En este 2º libro veo que el elemento mágico empieza a tener mas presencia. Ya no se limita a Daenarys (uno de los mejores personajes femeninos de los últimos tiempos. Sin parecerse en nada en los detalles en cierto modo me recuerda a la Elektra de Frank Miller por algunos aspectos de su personalidad. Ah, y definitivamente un dragoncito, aunque sea de atrezzo, al hombro es debería desde ya pasar a ser lo más “chic” en moda femenina . El problema con la literatura actual es que los libros son muuuy largos, y la lectura de este libro me está retrasando malamente en otras cosas que debería estar haciendo (por ejemplo, unos cálculos para ver si tengo o no una explicación a los famoso neutrinos, aparentemente ultralumínicos, reportados por OPERA). Pero, por otro lado, si un libro no te absorbe y dejas de lado casi cualquier otra actividad entonces no es realmente un buen libro. Y ahora voy al asunto de la fantasía heroica vs la CF. Martin era un autor de CF (del que debo confesar no haber leído ninguna de sus obras de ese género) que se ha vendido a la fantasía heroica, afortunadamente con buen resultado. Sin haber leído su CF no puedo asegurarlo pero creo que el haber sido previamente autor de CF juega a su favor ya que su tratamiento del pseudo-medievo es riguroso y está organizado. En general los autores de CF que han tocado temas históricos suelen hacer gala de ser cuidadosos en ese tema (a veces a costa de perder algo de viveza en el transcurso del relato). La cuestión es ¿son incompatibles CF, en especial CF hard, y fantasía heroica? Mi opinión personal es que no, y tengo en mente, y ya empezados, dos relatos que tratan de juntar ambos géneros. Uno de los aspectos por los cuales me apetece escribir sobre “espada y brujería” es porque he practicado bastante temas de artes marciales, incluyendo algo un estilo de lucha con armas (escrima Filipino, rama Latosa). De hecho últimamente estoy profundizando más en ese estilo así que cuando escriba sobre peleas con espada creo tener buena base para saber lo que digo. También he visto varios documentales del canal historia sobre armas medievales, y documentales de naturaleza sobre megafauna. Todo eso junto, mas algunas ideas muy de CF hard sobre algunos puntos de como la magia y los dioses podrían realmente haber existido en algún momento, al menos en algún universo paralelo de esos cuya existencia sugieren las actuales teorías de inflación o de “cosmic landscape” de la teoría de cuerdas. Por supuesto lo que yo pueda escribir va a tender a ser muy hard, incluso aunque el trasfondo sea de “fantasía heroica” y en los tiempos actuales eso no tendrá ningún futuro. En realidad con los e-readers, o, sencillamente, con los programas para leer e-books en una pantalla medianamente generosa de un móvil la literatura tiene el mismo futuro que la música o el cine, es decir, no demasiado. Pero esa es otra (psicho)historia.

Supers III


Su intuición se había revelado acertada. Desde que había aterrizado en suelo Francés casi todo habían sido contratiempos y noticias poco halagüeñas. Mientras intento dormirme en el hotel en el que me alojo esta noche voy haciendo memoria de los acontecimientos.

Lo peor de todo había sido las nuevas apariciones en la T.V. del aprendiz de superhéroe. En una de ellas se había limitado a hacer un pequeño ridículo, a la vez que brindaba una poco recomendable exhibición de los límites de sus poderes.

Una cadena de TV había hecho una conexión en directo para mostrar una situación límite en la que un autobús escolar había quedado volcado al borde de un pequeño precipicio, con parte del vehículo colgando del barranco. El accidente se había producido en una estrecha carretea de montaña y, para mas INRI, en una curva cerrada que no permitía que una grúa pudiera situarse de manera adecuada como para poder remolcar al autobús de vuelta a la carretera. Al estar volcado sobre un lateral no había modo de que os pasajeros situados sobre el abismo se deslazaran hacia la zona mas segura, excepto caminando por unos ventanales agrietados.

Según estaba viendo la escena en la tele del bar del hotel lo primero que se me ocurrió pensar es que se trataba de un escenario preparado adrede para atraer al vaquero. Lo comenté de manera casual con el individuo que tenía al lado – a ver que opinaba – pero me respondió con una frase incomprensible, al menos para mi moderado nivel de francés. El caso es que, como ya nos habían anticipado, apareció “estrella solitaria”. Llegó volando y aterrizó justo al lado del autobús. Hizo un gesto a los presentes de que se retiraran unos cuantos pasos atrás, solicitud a la que accedieron sin protestas. Tras eso procedió a agarrar el parachoques trasero de autobús, y afianzó los pies en el suelo para poder tirar del mismo.

Eso hizo que me preguntara por la naturaleza de su poder. Un ser humano, independientemente de cualquier superfuerza, no podría esperar se capaz de traer de vuelta al autobús simplemente afianzando los pies en la carretera. Sencillamente, el rozamiento de las botas con el suelo no le proporcionaría apoyo suficiente. Había varios modos de paliar ese problema. Por ejemplo, la forma de volar de supervaquero no indicaba que usara reactores, hélices, alas o nada similar. Tal vez lo que le proporcionaba sustento en el aire le podría servir para afianzar su posición en el suelo. O tal vez podría tener algún tipo de medio para afianzarse en el suelo. Yo podía hacer cualquiera de las dos cosas, y unas cuantas más. En cualquier caso no vi nada que me revelara como se las apañaba el tipo ese. Lo único que pude ver es como empezó tirar del parachoques…sin éxito.

La postura corporal indicaba claramente que el supertipo se esforzaba al máximo por traer de vuelta el malogrado autobús, pero no conseguía moverlo apenas. Pasó de hacer un esfuerzo sostenido a dar tirones bruscos. Con ese proceder lograba mover un poquito el autobús, unos centímetros por intento. Me resultó un tanto extraño pues en su anterior aparición había logrado volcar el coche – uno de esos grandes automóviles tan del gusto de los americanos – sin demasiada dificultad. Usando física elemental estimé que el autobús pesaría del orden de las 10 toneladas. Si lo multiplicaba por la aceleración de la gravedad y el coeficiente de rozamiento obtendría la fuerza de rozamiento que debía vencer el vaquero. No sabía cuanto era el coeficiente de rozamiento del metal con el asfalto, ni fui capaz de encontrarlo luego en google, pero si el de unos neumáticos era 0.8 el del acero no diferiría mucho. Eso indicaba que la fuerza para tirar de autobús seria más o menos un 80% de la necesaria para levantarlo. La fuerza que había mostrado supervaquero al volcar e coche en su anterior intervención debería bastarle para arrastrar el autobús con mayor soltura de la que se mostraba en la escena.

Mi sospecha inicial de que hubiera gato encerrado iba en aumento. Sea como fuere la apoteosis del esperpento vino cuando el parachoques se desprendió en uno de los tirones y lonely star cayó sobre su trasero con una total ausencia de gracia o apostura. La gente del bar acompaño la pirueta con una sonora carcajada a la que desde luego no me uní. Supervaquero se quedó un rato en el suelo, sin saber como reaccionar. La gente alrededor suyo no había tenido la misma reacción que mis compañeros en el bar, tal vez por miedo a que un individuo que podría barrer el suelo con ellos sin gran esfuerzo se enfadara. Aún así parecía darse cuenta de la incómoda situación en que se hallaba. Al final se levantó de manera decidida y cambió de táctica. Voló hasta situarse debajo de la zona del autobús que sobresalía de la carretera y fue recogiendo a los pasajeros de un en uno, llevándolos en brazos a zona segura. Una vez rescatados todos los accidentados pidió unas cadenas, las ató a los asideros de autobús dispuestos para ello y tiró y tiró hasta traerlo de vuelta. En total la operación de rescate le llevó unos 15 minutos, lo cuál era un registro bastante penoso.


La 2ª intervención filmada ese día resultó mucho peor. Se había organizado una demolición de unos viejos edificios en contra de los deseos de sus inquilinos. Estos habían organizado una resistencia activa contra las fuerzas de demolición y se oponían a estas, y a los policías que las protegían, armados con bates de beisbol, cuchillos de cocina y otras armas caseras de similar jaez. Aparentemente alguien había hecho muy mal los deberes y no había suficientes antidisturbios para controlar a la multitud. En un momento dado la turba de vecinos desalojados había sitiado a las fuerzas del orden en un callejón sin salida y parecía dispuesta a lincharlos. Y en esas había hecho su aparición e aspirante a superhéroe. Se situó entre la multitud y la policía haciendo gestos de pedir calma.

Su intento de apaciguamiento fue totalmente ignorado y una barahúnda de gente furiosa se le echó encima. Me di cuenta inmediatamente de lo terrible de la situación. Yo había hecho muchos experimentos con mis propios poderes y era consciente de lo que se avecinaba.

Previendo que pudiera verme en alguna situación similar busqué que nivel de superfuerza e invulnerabilidad sería el mas indicado para resolver la situación con un mínimo de daños para los humanos. Guiándome por afirmaciones vistas en varios documentales acepté que un cerdo era una buena guía para estimar esos daños. Cómo me pareció fuera de lugar usar cerdos vivos hice las pruebas en un matadero en el que me colé de noche sin mayor dificultad. Cuando había usado el nivel de fuerza que le había estimado a estrella solitaria, y adoptando para la superficie de mi cuerpo la rigidez que se adivinaba por el modo en que le afectaban las balas los resultados eran devastadores. Si golpeaba con máxima potencia a un cerdo literalmente lo destrozaba. Si el golpe era en el pecho el esternón del animal volaba hecho pedazos. La mayoría de las costillas se rompían igualmente. Los órganos internos del animal quedaban reventados por la onda de choque. Si el golpe lo daba en el cráneo o la mandíbula le arrancaba la cabeza al animal haciéndola saltar por los aires varios metros. Al examinarla comprobé que los huesos quedaban hechos añicos.

Lo peor es que incluso si contenía los golpes era muy difícil calcular la fuerza adecuada de los mismos para que no fuera letal. A ese nivel de rigidez incluso un golpe efectuado con la fuerza de un humano medio era peligroso. Venía a ser como una persona normal golpeando con un puño de armadura medieval. Sin apenas esfuerzo un uñetazo podía romper una mandíbula o una costilla. Por ese motivo había calculado que caso de verme envuelto en reyertas con humanos lo mas seguro era adoptar una fuerza en torno a un 15% superior a la normal y que la superficie de mi cuerpo tuviera la rigidez de un plástico del tipo usado en los escudos de antidisturbios.

Por desgracia supervaquero no parecía poder elegir el nivel de sus superpoderes y había repelido a la multitud con la superfuerza mostrada en su primera intervención de días atrás. Y, por desgracia, tal como me temía, la refriega derivó en una masacre. Habían muerto 8 personas, 20 habían resultado seriamente heridas y un número no determinado sufrieron daños menores. La imagen final del reportaje era absolutamente demoledora, digna de una película gore. Se nos mostraba el traje con los claros colores de a bandera de tejas de supervaquero totalmente manchado de sangre y en algunas zonas, resaltadas por círculos, se apreciaban restos de carne, vísceras o incluso hueso.

Después de eso supervaquero había huido de la escena volando. Detrás suyo dejaba una multitud maltrecha y la aspiración a ser un superhéroe. Desde ese momento había pasado a ser un supervillano. Lo que le había pasado era el tipo de riesgos que planteaba intentar jugar a superhéroe. Por eso yo siempre había optado por mantener el anonimato mas absoluto y a no meterme dónde no me llamaban. Cierto que a veces las circunstancias me llevaban a usar los superpoderes, pero eran las menos. Y siempre, siempre, intentaba disfrazar mi naturaleza sobrehumana, como había hecho esa misma tarde, sin ir más lejos. De todos modos no le había gustado nada lo que había visto por la tele. Le había dado la impresión de que al tipo ese le habían tendido una trampa. Ahora tenía una misión más urgente. Pero si tenía posibilidad intentaría investigar los acontecimientos que había visto en la TV y ver si se podía limpiar un poco la imagen del tipo ese.


La Yihad Butleriana

Posted on agosto 8, 2011 Pensaba que este blog era poco menos que una causa perdida, pero en vista de que en una semana ha habido dos comentarios creo que es el momento de darle una oportunidad. He estado leyendo hace poco el libro de Brian Herbert (hijo de Frank Herbert, el creador del universo Dune) y Kevin Anderson sobre la Yihad Butleriana. Esta Yihad aparecía mencionada en los libros de la saga original repetidas veces. En el universo Dune no hay robots, ni inteligencias artificiales, ni, en general tecnología informática. Dado que ese universo transcurre en el futuro de la especie humana y que incluso en la fecha de publicación (1965) del primer libro de la saga ya había ordenadores, aunque fuesen bastante toscos, era necesario dar una explicación a ese hecho. La explicación de F. Herbert es sencilla: se llegaron a fabricar máquinas inteligentes pero estas se rebelaron y fué necesario hacer una guerra contra ellas. Tras ganar esa guerra los humanos acordaron no volver a construir máquinas mas inteligentes que el hombre (y de hecho ni siquiera máquinas medianamente inteligentes. Posiblemente el portátil desde el que escribo esto sería ilegal en el universo Dune). Realmente ese hecho es bastante interesante para dar mucha credibilidad, incluso hoy día al universo original. Mucha de la tecnología creada desde el 65 hasta hoy está basada en la informática. Que no aparezca en el universo Dune estaría perfectamente justificado por esa Yihad. Bien, este libro nos describe los detalles de esa guerra. Mientras hace eso nos va poniendo en situación de lo que será en el futuro el universo Dune original de Frank Herbert (y en los otro libros de estos dos autores sobre “las casas” situados cronológicamente antes de la saga original). El libro es entendible para quien no haya leído ninguno más de las sagas, aunque, eso sí, no captará casi ningún detalle que haga referencia a las situaciones del futuro. Los fieles de la saga original no están demasiado contentos con la tarea del hijo de Frank y su compañero de fatigas. Yo leí hace ya unos años la saga original (todos los libros) y hace dos o tres leí uno de los libros de las casas (el de la casa Harkonnen). No me puedo considerar fan de la saga. No es que me disguste la saga de dune, ni mucho menos (nadie se lee tantos libros si no son de su agrado) pero de no ser por el hecho de que están disponibles en bibliotecas seguramente no los hubiese leído (prefiero gastarme el dinero en libros de autores mas hard). Desde luego coincido en que los libros del hijo no están a la altura de los del padre en muchos aspectos. Son, simplemente, entretenidos (que es algo que no deja de tener su mérito). En todo caso no me interesaron lo bastante para leer más libros de las casas. El tema de la Yihad butleriana era algo diferente. Al fin y al cabo la era de los robots ya la tenemos prácticamente encima: el gobierno USA ya ha fabricado “terminators” no muy diferentes de los modelos primitivos que se ven en la película “terminator 3″, Foxconn quiere reemplazar trabajadores con un millón de robots en los próximos tres años, la inteligencia artificial ha tenido avances espectaculares recientemente, hay robots que toman sus propias decisiones y se comunican entre sí a través de internet para aprender unos de otros. Vamos, que es un buen momento para leer un libro con el que amenizar las reflexiones sobre la conveniencia de no seguir avanzando en robótica sin tomar precauciones. Tras tanto prolegómeno llega el momento de comentar algo sobre el libro en si mismo. Resulta sencillo de leer (pese a ser bastante extenso), es ameno, y nos da antecedentes sobre las casas Artreides y Harkonen. Nos muestra como surgen inventos clásicos del universo Dune (los escudos personales Holtzman). Nos muestra una casta de mujeres que tal vez sean las futuras bene gesserit (aunque no llegan a afirmar que así sea), nos habla de una raza que serán los tleilaxux, Y aparece el planeta Arrakis. En la parte de Arrakis se nos explica como la especia llegó a difundirse por el imperio, quien fué el primer hombre en montar un gusano y alguna cosilla más (por ejemplo de dónde salen los martilleadores). En cuanto a las máquinas inteligentes la trama gira en torno a Omnius -la gran inteligencia artificial central – un robot independiente con curiosidad por estudiar a los humanos, Erasmo, y los Cimeks, cerebros humanos gobernando robots. Omnius es muy tópico, una máquina que busca la eficiencia y que no sabe demasiado de emociones. Erasmo no tiene gran talento para analizar a los humanos y se dedica a experimentos bastante truculentos. Para quienes hayan leído la saga del núcleo de Gregory Benford el paralelismo entre Eramos y el mec Mantis saltará a la vista. Por supuesto el Mantis de Benford es un personaje mucho mas logrado, pero claro, es que en general la obra de Benford, y esa saga en particular, está muy por encima del nivel de Brian Herbert, así que era de esperar. Los Cimeks son un tanto peculiares. He leído que alguna gente se extraña de que unos humanos puedan querer dejar sus cuerpos orgánicos y convertirse en seres robóticos. Dado que los Cimeks hicieron eso cuando sus cuerpos estaban cercanos a la muerte (de hecho uno de los cimeks originales murió en un accidente) lo extraño, en mi opinión, sería que disponiendo de esa tecnología no la usaran. Debo hacer una pausa para señalar que los Cimeks originales, conocidos como los titanes, juegan un papel importante en la Saga. Antes del advenimiento de Omnius se nos planteaba un universo en la que la creatividad humana había desaparecido ante la comodidad generada por máquinas inteligentes que lo hacían todo. Esa humanidad abúlica fué conquistada por 20 personas, los titanes originales, que reprogramaron las máquinas para que les sirviesen. Posteriormente uno de esos titanes (autodenominado Jerjes) cometió el error de dejarse invadir, siendo ya un cimek, por Omnius. El punto mas chocante de los titanes cimek es su crueldad, mental y, sobre todo, física, con los humanos. Y sobre ese punto los autores no dan mayor explicación (apenas unas veladas sugerencias). No digo que sea impensable que unas criaturas como los cimeks puedan ser violentas. Si el humano original fuese un psicópata asesino antes de mecanizarse sería perfectamente comprensible. Al fin y al cabo verse con un cuerpo mucho mas perdurable y poderoso, acentuaría sus rasgos psicóticos. Pero el caso es que no se trasluce en ningún momento que cuando eran humanos los titanes fueran psicópatas. Si acaso uno de ellos, Ajax (todos los titantes tienen nombres históricos o míticos: Ajax sería uno de los personajes de la Iliada de Homero -aunque en la Iliada hay dos Ajax -el grande y el chico-. Pero bueno, no exijamos demasiado sobre cultura clásica a un autor americano xD) posiblemente fuese un psicópata, o al menos un amargado, si hacemos caso a una sugerencia de otro personaje del libro encargado de hacer su estatua. Otra explicación es que tal vez automáticamente cualquier humano que se convierta en Cimek va a ser de ese modo, tal vez al verse tan poderoso y libre de posibilidad de represalias. Yo no tengo claro ni mucho menos que eso debiera ser así, pero al menos sería una tentativa de explicación. El problema es que los autores no se esfuerzan en ningún momento en explicar este aspecto, y a mí no me parece admisible que no se de. Ciertamente en otros puntos los autores no dan ninguna, o casi ninguna explicación. Las naves vuelvan tranquilamente de una estrella a otra en cosa de días (al final del libro se acuerdan de que eso no es normal y comentan algo al respecto de pasada). Las presuntas antecesoras de las Bene Gesserit tienen unos poderes psíquicos enormes y muy variados (muy superiores a lo que en el futuro tendrán las Bene Gesserit) y nos debemos conformar con que esos poderes surgen de una droga que toman en su planeta que las transforma a ellas y no a los hombres. Ciertamente desde el punto de vista de alguien aficionado al hard la explicación es absolutamente insuficiente. El resto de la trama, relaciones entre personajes, etc, es normal y relativamente convencional. A mi eso no me preocupa demasiado. En realidad señalaría que parte del tiempo dedicado a la explicación del triángulo amoroso entre Xavi Harkonen, el Artreides (no recuerdo ahora el nombre) y Serena Butler podría emplearse en explicar porque son tan violentos los Cimeks. Al fin y al cabo si dedica un tiempo a explicar la relación entre el jefe Cimek (Agamenón) y su hijo (no digo quien es para no hacer spolier xD). Total, que una novela entretenida, que por lo visto tiene dos continuaciones en las que se narran el resto de aspectos de la guerra robots vs humanos, un tanto superficial en muchos puntos, y, desde luego, nula en el aspecto hard: los autores no demuestran mayor conocimiento de física o inteligencia artificial. De hecho incluso de informática elemental andan justitos (el cimek clave- barbarroja, en la parte tecnológica de la conquista de la humanidad es descrito como “un hacker”, sin entrar en mayores detalles). Volviendo a lo que dije al principio, la mayor justificación para leer esta novela es reflexionar sobre si deberíamos ir pensando en hacer una “yihad butleriana” en el mundo en que vivimos actualmente. Al fin y al cabo la era de los robots está casi encima, y si se deja pasar demasiado tiempo sin tomar medidas quizás sea demasiado tarde. Yo no soy experto en inteligencia artificial, pero por los visto algunos expertos en el tema son los primeros en sugerir que es el momento de hacer legislación al respecto cuanto antes: http://www.taringa.net/posts/reviews/11705198/Leyes-para-robots.html

Sobre la exploración del espacio

Me comentaba Nicolás en su respuesta a la entrada anterior que la humanidad no había seguido el camino previsto en la CF clásica y que no se había dedicado a explorar el espacio. En lugar de eso comenta que se ha dedicado a intentar resolver los problemas mas mundanos del planeta tierra. No creo que a Nicolás le haga mucha ilusión esa actitud, lo mismo que tampoco me hace ilusión a mi. Aparte de eso hace uno días se ha producido el 50 aniversario del primer paseo de un hombre en el espacio efectuado por el famoso Gagarin. Varios blogs de ciencia han aprovechado esa fecha para hacer una reflexión sobre el freno que ha sufrido la exploración espacial. Por ello voy a intentar hacer mi propio análisis. Lo primero es establecer el lenguaje adecuado. Asimov, en sus novelas contemplaba la exploración espacial. Y establecía un hecho interesante. Los colonos de los planetas tenían mas iniciativa mientras que los que permanecían en la tierra eran mas acomodaticios poco innovadores. Para los terrícolas remanentes acuño un término muy apropiado y descriptivo, los "marmotas". Bien, definitivamente de un tiempo a esta parte las marmotas se han impuesto, y no sólo en su freno a la exploración del espacio sino al de cualquier avance social reseñable. La imposición general del marmotismo no es algo especialmente debido a la casualidad sino que según parece es algo que ha sido diseñado desde los sistemas de enseñanza y formación de opinión. Aparentemente en un momento dado, allá por los 70, los analistas de algunas de las grandes fortunas hicieron un estudio que indicaba que la tendencia del capitalismo llevaría a una situación en que la mayoría del dinero estaría en manos de unos pocos. Además también indicaba que la mayor parte de la gente sería inútil en ese sistema y no tendrían puestos de trabajo. Bien, lo cierto es que esas predicciones parecen haberse cumplido bastante bien. Sobre la primera de ellas dejo unos grafos sobre la distribución económica en los USA que lo dicen casi todo: Podéis leer un análisis de esas gráficas, junto a los comentarios correspondientes, en el blog del astrofísico Sean Carrol: Eat the Rich Respecto al paro y su evolución al alza dejo un vídeo del peculiar economista niño Becerra: [youtube=http://www.youtube.com/watch?v=l4kKIKKR3vw&playnext=1&list=PL73E5216CF0533E60] Realmente la evolución al alza del paro no es necesariamente algo malo sino, adecuadamente entendido, justo lo contrario. El motivo es que si un porcentaje de la población, ayudada por la automatización, reduce excedentes el resto no debería tener que trabajar y perfectamente podría vivir de unos réditos estatales, como propone ahí Becerra. Por supuesto hay muchos matices y puntos oscuros sobre el particular que no analizaré de momento. Lo interesante, para lo que quiero destacar, de los dos puntos anteriores es que esta situación se preveía que causaría que iba a causar descontento y revueltas. Anticipándose a eso se intentó organizar un sistema de estudios y valores que intentara minimizar el número y la influencia de la gente descontenta. Según me comentó de palabra alguien que hizo una tesis sobre esos aspectos del capitalismo se sistema de enseñanza se denominaba "titty something" (el something significa que no entendí muy bien que palabra venía después de "titty". La idea es clara, educar al gente en valores superficiales, entretenerla con programas de bajo contenido intelectual y dónde se la distrajera mucho con el sexo y los cotilleos. Vamos, la telebasura actual. Además a las televisiones les viene bien para sus rankings de audiencia bajar los requisitos intelectuales para que mas gente pueda unirse a sus programas así que no iba contra sus intereses prestarse a ese programa de embrutecimiento de la población. Desde luego el capitalismo es algo tremendamente imperfecto (yo siempre pienso en él como un sistema económico inventado por telettubies) y difícilmente va a sobrevivir mucho tiempo, en especial si no se resuelven el peak oil y el resto de "peaks" de las sustancias primas. Pero mientras tanto él en si mismo se está convirtiendo en un peligro. tampoco hay que preocuparse excesivamente sobre sus instrumentos de manipulación porque en última instancia son tan imperfectos y con tantos agujeros como el propio sistema(aunque por ahora les haya funcionado). Pero, una vez más, no quiero entrar en esos asuntos que son tangenciales al tema de la exploración espacial. Lo importante de todo lo anterior es que el sistema capitalista ha buscado gente acomodaticia, las "marmotas" de Asimov. Esa gente, desde luego, no tiene mayor interés en la exploración espacial. Además el capitalismo favorece a las empresas sobre los estados. Afrontar la exploración espacial es algo muy caro y requiere un organismo gubernamental, o asociaciones de los mismos como la ESA europea. La empresa privada no puede, ni quiere, explorar el espacio. Cierto es que un organismo estatal como la ESA o la NASA pueden susbcontratar a un montón de empresas para sus propósitos y a su vez las empresas pueden alquilar servicios de las agencias espaciales para los suyos. Pero es imprescindible que un gobierno apuesto fuerte por el desarrollo espacial par que se genere un ecosistema empresarial en torno al viaje espacial, y eso, cuando los estados están debilitados y la gente está marmotizada no se da. Aparte de los problemas sociales hay mas motivos por los que el viaje al espacio ha sufrido un parón. Tecnológicamente es complicado, no cabe duda. Como dije al principio varios blogs han tocado el tema a raíz del aniversario del paseo espacial de Gagarin. Tenéis, por ejemplo, un análisis (sobre el que haré enseguida varias matizaciones) de algunas de las dificultades en ciencia kanija: Olvida el viaje espacial: Es sólo un sueño. Voy a hacer algunas indicaciones sobre esa entrada, aparentemente la primera de una serie que tiene kanijo preparada al respecto. Ahí nos menciona una dificultad básica originada en la dinámica del cohete. Supongo que en el resto de entradas dará mas puntos de vista, pero desde luego esa limitación no justifica en absoluto que no pueda haber viaje espacial; simplemente indica que los cohetes químicos no son la mejor manera de hacerlo, que es algo que se sabe desde hace tiempo. Imagino que mas adelante kanijo explicará que existen otros tipos de propulsion. Tenemos por ejemplo los motores iónicos en los que la velocidad a la que salen despedidas las partículas es mucho mayor que las de cualquier combustible químico y que nos dan un ratio suficiente para viajes por el sistema solar. De hecho varias sondas interplanetarias se han impulsado mediante sistemas de propulsión iónica. Estos sistemas tienen sus peculiaridades: por ejemplo su potencia de impulsión es muy baja, pero, por contra, pueden mantenerse encendidos mucho tiempo. Eso se traduce en una aceleración pequeña pero mantenida que resulta en velocidades finales mucho mayores que los motores químicos. Otro sistema considerado para el viaje interplanetario son las "catapultas". Antes de hablar de ellas empezaré por su primo cercano, el ascensor espacial. La idea del ascensor espacial, muy bien descrita en la novela de Arthur C. Clarke "las fuentes del paraíso" es simple. Se toma algún tipo de roca en una órbita geoestacionaria sobre la tierra. Se descuelga un hilo hasta el suelo desde esa roca y se usa como cable para subir un ascensor. El mayor problema con esta idea es dar con un material que aguante su propio peso. Aparentemente los recientes modelos de nanotúbulos de carbono son lo bastante fuertes para permitir eso y hay análisis favorables sobre la viabilidad del proyecto. La idea de las catapultas, analizada en "la telaraña entre los mundos" de Charles Sehfield o "Camelot 304" de Robert F. Forward consiste en usar una roca espacial grande y usar un cable similar a los de los ascensores espaciales para acelerar una nave, dando vueltas alrededor de la roca, hasta alcanzar la velocidad necesaria para la órbita interplanetaria y entonces soltarla. Con ese sistema podría viajarse a Marte en cuestión de semanas. Otras propuestas mas delicadas son crear cohetes de combustión nuclear. La primera idea al respecto proviene del físico Freeman Dyson y consiste en usar detonaciones de bombas de fisión para impulsar la nave. Requiere que la nave tenga los escudos adecuados. Además es arriesgado subir materiales fisibles a órbita Pero desde luego es factible y en caso de urgencia seguro que se estudiaría y se intentaría poner en práctica pese a los riesgos. Podéis leer una exposición de la idea en, por ejemplo, la novela "olympos" de Dan Simons. La otra propuesta es el motor de fusión. La fusión da mucho mas margen a la ecuación del cohete. Aparte de eso una nave puede recoger hidrógeno del medio interestelar mientras avanza con lo cuál nunca se quedarían sin combustible. Esta idea está analizada en el ciclo de novelas sobre el centro galáctico de Gregory Benford. Por supuesto el problema es que la fusión nuclear es muy complicada. Otra idea complicada es la de la novela "las crónicas de Mc Andrew" de Charles Shefield. Ahí la fuente de energía/impulsión se centra en torno a un agujero negro. Sobre esa idea se han escrito algunos artículos técnicos que ya he analizado en mi blog de ciencia, ver: Microagujeros negros y viaje espacial y las siguientes dos entradas. Como podéis ver he relacionado muchas ideas de viaje espacial con novelas de CF, todas ellas hard. La mayoría de esas novelas están escritas por físicos con una sólida formación en esos temas. Basan sus historias en artículos científicos de esos campos (y algunos posiblemente hayan escrito ellos mismos algún artículo al respecto). En general es mas probable que un escritor de CF hard sepa más sobre el status de la investigación espacial y su viabilidad que el "físico de a pie" (eso incluye profesores universitarios de física trabajando en otras disciplinas de la física). La propia CF hard, y los que se dedican a ella deberían (deberíamos) ser una fuente de ideas a priori viables y no muy alejadas de lo realizable en la práctica sobre el viaje espacial. Otro gran obstáculo, probablemente el mayor, para la exploración espacial tripulada es la salud de los pasajeros. En un viaje con cohete químico a Marte el trayecto de ida tardaría unos 8 0 9 meses. En ese periodo los astronautas recibirán mucha radiación cósmica, suficiente para que el riesgo de contraer cáncer en un plazo de dos años ronde el 25%. Frente a eso las soluciones pasan por reforzar los blindajes, lo cuál implica un cohete demasiado pesado, o crear curas contra el cáncer. Hay que decir que cuando los USA estaban en plena carrera espacial dedicaron a la cura del cáncer un presupuesto igual al que dedicado a la exploración espacial. Desde entonces ha habido unas cuantas partidas presupuestarias aún mayores dedicadas a dicho propósito sin grandes resultados. Actualmente la mejora en la lucha contra el cáncer se deben sobre todo a las mejoras en los diagnósticos tempranos. Estas mejoras provienen sobre todo de equipos de exploración cuyo origen se debe más al avance de la física de materiales y a las técnicas informáticas que a la investigación médica en sí. Realmente el problema del cáncer es complejo, y requiere muchos avances en biología y medicina. Es interesante saber que la cura del cáncer y el viaje espacial van de la mano, y que los avances en uno de los campos seguramente repercutirían beneficiosamente en el otro. Bien, hasta aquí he explicado algunos de los motivos por los cuales no hay viaje espacial tripulado a otros planetas del sistema solar. El siguiente paso sería plantearse los perjuicios que este retraso en el viaje espacial pueden significar para la especie humana. Lo resumiré en una sencilla frase: "En un futuro no muy lejano la especie humana será una especie espacial o no será". El porque de esa frase lo explicaré en otro momento ;). 2 Respuestas a Sobre la exploración del espacio alberto abrego dijo: julio 25, 2011 a las 7:06 pm (Editar) Los seres humanos no solo soñamos con explorar cabalmente el espacio, sino el poder habitar en el. Creo que toda investigación que abra la posibilidad que los seres humanos poblemos otros planetas vale la pena. Hay un libro llamado Genticks, que muestra una visión de como podría ser el planeta Marte en un futuro. Esta interesante, porque en la trama se muestra los problemas que esto traeria. Me parece haberlo visto en amazon. Lo recomiendo, saludos!. Responder Pop Culture dijo: agosto 6, 2011 a las 9:58 am (Editar) Muy interesante tu blog. Lastima que no te prodiges un poco más… XD Responder

¿Se ha quedado la ciencia ficción retrasada respecto a la ciencia?

Posted on marzo 21, 2011 En un hilo de sédice el usuario Oevega preguntaba ¿QUIEN PREDIJO LA MICROELECTRONICA Y LA NANOTECNOLOGIA?. En el turno de réplicas otro usuario, julioduran, respondía: ….la microelectrónica fué justamente la tecnología que tomó absolutamente de sorpresa a los creadores de ciencia ficción. En la década del 70, los escritores todavía hablaban de bobinas, transistores discretos, lámparas electrónicas, relés, etc., cuándo en 1974 Intel ya había fabricado el primer microprocesador de la historia, el 4004. Mientras la cosa se limitó a fantasear sobre asuntos mecánicos (viajes espaciales, principalmente) todo fué fácil. Pero a partir de la década del 70, los escritores han ido detrás de la ciencia y la tecnología, y siguen yendo detrás. Sí, se habla por ejemplo de Inteligencia Artificial, pero a diferencia de antaño, nadie ha dado una idea coherente sobre cómo podría funcionar eso. Y es el quid de la cuestión. Sí se ha especulado mucho con sus consecuencias sociales. Pero eso no es hard CF. Parece que nadie del mundo CF quiso ni quiere ponerse a estudiar o leer tecnología, asi que, forzosamente, no tienen mucho en que basarse. Se acabó la era de la “anticipación” científica. Coincidentemente con la sofisticación de la ciencia (genética, la nueva física, la informatización de todo) los líderes de la CF, a partir de los 70 apuntaron sus cañones hacia los asuntos “internos” (psicología: J. G. Ballard) y cuestiones de índole social (Ursula K. Le Guin) o meras fantasías, muchas sagas de nuevas culturas y cosas así. La CF dura decayó en grande. El único ejemplo relevante que puedo darte de anticipación tecnológica bien fundamentada es La Era del diamante (1995), de Neal Stephenson, dedicada en gran parte a la nanotecnología, consecuencia directa de la microelectrónica. Recordé otro buen ejemplo: Simulacron-3 (1964), de Daniel Francis Galouye, donde anticipa las realidades virtuales tipo Matrix, con bastante buen fundamento lógico, pero por supuesto, nula idea de como implementar eso. Debo decir que estoy bastante de acuerdo con julioduran, aunque extendería la fecha hasta los 80 y, quizás, principios de los 90. Es más, posiblemente llos 80 fueran la época dorada de la CF hard, al menos en lo que respecta a los títulos que llegaron a España. Lo digo porque Gregory Bendford si estaba bastante al día de los avances en su campo y nos mostraba en sus novelas objetos como las cuerdas cósmicas, que habían sido postulados poco antes de escribirse la novel en que los introdujo. En general en sus obras siempre se mantuvo al tanto de los avances, aunque quizás perdiendo detalles. Por ejemplo en “cosmo” nos viene a comentar una idea similar a la idea de los “universos fecundos” de el físico (bueno, según a quien se le pregunte) Lee Smollin. Realmente no sabría decir si la idea de Smollin es anterior al libro de Benford o viceversa. De hecho es posible que alguna idea similar se le hubiese ocurrido antes a alguna otra persona menos conocida. Y también tenemos a otros autores, como Robert L. Forward, que siempre llevo sus novelas muy de la mano de algún hecho científico muy concreto. Por ejemplo “huevo de Dragón” se basaba en las estrellas de neutrones y la “química” nuclear de su superficie. En otra novela “maestro del tiempo” nos habla del tema de los agujeros de gusano. Dado que Forward R.L. Forward escribió un artículo técnico sobre el tema: “Space Warps: A Review of One Form of Propulsionless Transport” (AIAA-89-2332, 25th Joint Propulsion Conference, Monterey CA, (1989).) está claro que sabía de que hablaba. Hay mas ejemplos de esas fechas, algunos mejores y otros peores. Pero luego el nivel ha ido decayendo. Greg Egan tiene un buen nivel en física y ciencia en general, pero se decanta por la LQG (loop quantum gravity) y los fundamentos de la mecánica cuántica como temas preferentes en cuanto a física. Sin entrar a un debate a lo “string wars” sobre si la LQG es una teoría carente de sentido (y experimentalmente descartada, al menos según las presuntas primeras consecuencias experimentales de la misma, posteriormente negadas por la comunidad) si puede afirmarse que, falsa o no, la LQG no es el mainstream, y menos aún lo mas prometedor de la física de altas energías. Independientemente de su “falta de predictibilidad” no puede negarse que la teoría de cuerdas tiene muchísimo mas potencial “ciencia ficcionero” que la LQG. Y está casi sin explotar. Otro autor CF hard de la actualidad, Alastayr Reynolds, hace un trabajo digno, pero si bien la física que introduce en sus novelas es relativamente reciente y está un peldaño de lo que se estudia en licenciatura no puede decirse que haga alardes. Fuera de la física hay muy poco tratamiento científico. La biologia daría mucho de sí, la ecología matemática podría implementar muchos aspectos de la “psicohistoria” de Asimov. Pero no he visto que este usándose apenas. Si acaso Egan hace el esfuerzo de dar bastantes detalles de sus elucubraciones sobre avances en biologia. La informática es un tema que no me entusiasma (lo cuál no quiere decir que no tenga bastantes conocimientos técnicos sobre el particular). Pero tampoco veo que se haya usado demasiado en detalle en la CF. Total, que la CF hard que se escribe en la actualidad, que es poca (al menos la que llega a España) es muy pobre científicamente. Y, peor aún, no parece que haya mucha demanda. En general el advenimiento del libro electrónico creo que prácticamente va a acabar con la posibilidad de que puedan existir escritores profesionales en cualquier género, y menos aún en un género relativamente minoritario como la CF. Siendo así no hay demasiados alicientes para escribir, más allá de hacerlo como hobby. Y la gente que escribe como hobby en ratos libres no va a esforzarse demasiado en algo tan complejo como documentarse. En algunos casos, alguna gente con “talante literario” y gusto de las temáticas de CF están conceptualmente de lo que es la ciencia que es prácticamente imposible que ni siquiera entiendan porque lo que cuentan en sus relatos, que presuntamente debería representar a la ciencia, es un absoluto sinsentido. El tipo de consideraciones que he expuesto en los últimos párrafos son el motivo de que tenga bastante abandonado este blog. Lo que se escribe en los sellos de ciencia ficción actualmente cada vez me interesa menos. Y no veo demasiados signos de que pueda ganar dinero escribiendo CF hard usando física actual que resulta difícil de entender para la mayoría de potenciales lectores. Los concursos, otro presunto aliciente para escribir CF son otro camino sin salida. No he visto un solo relato (quitando el premio UPC) ganador, o finalista, de los concusros habituales que pueda encuadrarse en el término CF tal como yo lo entiendo y a mí me interesa. Tal vez las perspectivas cambien, por vaya usted a saber que golpe de fortuna, pero de momento creo que este blog va a tener poca actividad. Algo seguiré escribiendo, pero sin mayores motivaciones con poca frecuencia. O tal vez si haya suerte y algún factor cambie y me anime a escribir. Es lo que tiene el futuro, no es especialmente sencillo de predecir . 2 Respuestas a ¿Se ha quedado la ciencia ficción retrasada respecto a la ciencia? nicolas dijo: marzo 28, 2011 a las 4:07 am (Editar) Coincido en que parece que la ciencia ficción ha quedado relegada a los viajes al espacio, los viajes por el tiempo, autos voladores, etc. Son los mismos temas que los van repitiendo. Hay cosas nuevas, pero personalmente, muy personalmente, soy de leer ciencia ficción vieja… no sé porqué… será porque los autores son los más conocidos, Asimov, Clarke, Heinlein, H.G.Wells, etc. Hay ciertas cosas que son increíbles, y es que no hay historia de ciencia ficción que haya predecido internet, o los celulares, ni nada del mundo moderno, sólo se han limitado a los autos voladores (algo que yo creo muy lejano, si es que algún día existe). O a los viajes espaciales, que la humanidad ha decidido dejar para otro momento, preocupada por el aquí y ahora. En vez de girar hacia un mundo espacial como veían los autores de ciencia ficción, hemos girado hacia un mundo interconectado. Puedo ver en Asimov un atisbo de acercamiento en la Enciclopedia Galáctica, de La Fundación, que no sería ni más ni menos que Google. Creo que si él estuviera vivo ahora y ve a Google se muere nuevamente. También podría ser Multivac, el superordenador que resuelve todas las preguntas de “La Última Pregunta”. Pero queda muy mal cuando imagina tarjetas perforadas en el futuro como en “El Fin de la Eternidad”. Pero… pero…¿cómo imaginar el futuro sin quedar como un papanatas?… creo que es muy difícil, si no imposible. Y es por eso que “La Máquina del Tiempo”, de H.G.Wells es fantástica, nos sitúa en el 802.701 y listo… nadie vivirá para contradecirlo. Leer de Informática, a pesar de ser Ing. en Sistemas tampoco me entusiasma demasiado porque sé que encontraré errores descomunales, y no podré resistirlo. Por eso prefiero historias sobre temas de los que no tenga mucho conocimiento, como de física, porque es más fácil para mí “comerme” el argumento. ¿Y porqué decís que no habrá nuevas historias por culpa de los lectores electrónicos? me parece que estás equivocado. Si la humanidad sabe aprovecharlo, puede ser la mejor solución para que aparezcan nuevos escritores!. Yo pagaría un precio adecuado por leer una buena historia. Y la ventaja es que no dependés de las cadenas de librerías. Si fuera por ellas no hubiera leido tanta Ciencia Ficción como a mí me gusta. Imaginate vender tu libro a U$S 1, pero venderlo 100 mil, 200 mil veces…¿no te alcanzaría? Creo que estarías muy bien pagado. Responder freelancescience dijo: abril 5, 2011 a las 5:38 am (Editar) He esperado un poco antes de responder a ver como iba evolucionando el número de relatos subidos a sédice: http://www.sedice.com/modules.php?name=Forums&file=viewforum&f=1 y a otro foro dónde mandan relatos de CF, http://www.forodeliteratura.com/forumdisplay.php?f=54 Como puedes ver tu mismo fijándote en las fechas el ritmo de envíos no para de disminuir. Abundemos en ello. Si te vas al foro de sédice sobre novedades editoriales te encuentras con noticias como esta: http://www.sedice.com/modules.php?name=Forums&file=viewtopic&t=42326 (AJEC camino de desaparecer). Es posible que en algún momento llegue a haber algún cambio de tendencia y se encuentre algún modo de rentabilizar las obras creativas en internet. A fin de cuentas si llega un momento en que nadie produce nada nuevo, porque no ve ganancia posible en ello, la gente decida que tal vez debería pagar algo. Aparte del coste mayor o menor de una obra (cualquier tipo de obra) en internet hay un gran obstáculo para el pago de la misma. Ahora mismo los dos medios principales de pago son las tarjetas de crédito/rédito y paypal. No puedo decir que sea un experto en seguridad informática (bonito eufemismo que usan algunos para describir lo que hacen x) pero si sé lo suficiente para saber que comprar con una tarjeta es jugar con juego (y no está en tus manos hacer nada para evitar el riesgo pues las mismas empresas a las que pagas son el punto mas débil). Por supuesto uno puede crear una cuenta específica para internet, con su correspondiente tarjeta de crédito (o mucho mejor, de débito), dónde tenga muy poco efectivo. Lo malo con eso es que los bancos tienen unas comisiones de mantenimiento de cuenta y un cargo de tarjeta bastante leoninos y estas tirando el dinero si sólo vas a comprar alguna cosa suelte de tanto en tanto. Además, yo particularmente, y mucha otra gente según veo, los bancos cuanto menos los uses mejor . Paypal no lo conozco, pero no veo yo porque habría de ser especialmente seguro. La solución para el pago de internet creo que sería lo que se está intentando implementar actualmente, pagar mediante el saldo del móvil. Al menos si eso se contempla desde la perspectiva de usuarios de prepago y no los de contrato. Es decir, que si yo quiero comprarme tal o cuál cosa me voy al locutorio de al lado y hago una recarga de saldo que cubra el importe de lo que me voy a bajar de internet. Luego pago y ya está. Si alguien encuentra algún modo de pillarme la cuenta sólo podrá pillarme lo que haya recargado en un instante dado, y sólo tendrá la opción de pillarlo en el margen de tiempo que medie entre la recarga y el pago pues luego ya no habrá saldo. Pero eso son especulaciones. Por ahora corren malos tiempos para la prosa.

El barrio viejo: III

El auditorio estaba lo bastante próximo como para poder llegar andando a tiempo para el concierto, así que decidimos pagar la consumición y llegarnos hasta allí dando un paseo. Según los standards de la zona joven no era una hora muy tardía. Sin embargo para los usos del barrio viejo era ya el momento en que la mayoría de sus habitantes empezaban a pensar en cenar, si no lo habían hecho ya, e irse a la cama. La consecuencia de ello es que las calles estaban prácticamente desiertas. 

No habíamos recorrido ni la mitad del trayecto cuando se produjo un lejano fogonazo de luz. Nos giramos para verlo de frente. Pudimos observar como unas llamaradas se elevaban hacia el cielo nocturno, alzándose por encima de los edificios que se hallaban entre nosotros y ellas. A los pocos segundos, unos 15 o así, llegó el ruido de una explosión, apagado por la distancia, así como una ligera onda de choque que apenas fue lo bastante fuerte como para agitar un poco los cristales de los edificios. De manera automática multipliqué el tiempo de retraso entre la luz y la explosión por la velocidad del sonido y estimé que lo que veíamos se hallaba a unos 5 kilómetros. Silvia debió haber llegado a la misma conclusión y, dado que conocía la zona, rápidamente ubicó el lugar de la detonación. 

--¡Eso ha sido en la fábrica de los Kokusha! 

--¿Los kokusha tiene fábricas en el barrio viejo? – respondí sorprendido por la información. 

-- Si, si, claro que sí. Esos tienen fábricas por todos lados. No sé que demonios hacen ahí, pero sea lo que sea es algún tipo de producto adecuado para que los ancianos puedan elaborarlo de manera bastante competitiva – aclaró Silvia. 

-- Pues fuera lo que fuese debía ser algo que explotara con facilidad. O eso o alguien se las ha apañado para introducir ahí una buena ración de explosivos – comenté. Por cierto, ¿había muchos edificios por la zona? Lo digo porque, aunque muy debilitada, la onda expansiva llegó hasta aquí. Si no recuerdo mal la intensidad de las explosiones decae con el cubo de la distancia. Eso significa que en las zonas relativamente cercanas los daños den haber sido tremendos. 

-- No, la fábrica estaba en un descampado. Nunca me lo había planteado, pero imagino que el motivo para ello debía ser ese, evitar que si explotaba causara daños. Muy considerado por parte de los kokusha si es así la verdad – explicó Silvia. 

-- Pues sí… 

Pensaba añadir mas cosas, pero me interrumpió el sonido una sirena. Se trataba de un camión de bomberos que avanzaba a toda pastilla por la calle en la que estábamos camino hacia el incidente. Aún no había terminada de pasar cuando le siguió otro, a ese le siguió un ambulancia, después un coche de policía y así uno tras otro una cohorte entera de vehículos oficiales apresurándose a llegar al lugar del incidente. Resultaba chocante ver que casi todo el personal de los cuerpos de seguridad y emergencias estaba integrado por gente de fuera del barrio viejo. Para tareas que requerían acción física intensiva seguía siendo necesaria gente de menor edad. Curiosamente, para evitar disonancias sociales, todos los integrantes de esos cuerpos especiales vivían en zonas residenciales dedicadas, islas de juventud en medio de un mar de gente anciana. 

--Oye, ¿Qué crees que habrá sido, un accidente o un atentado? – Preguntó Silvia – casi gritando para hacerse oír por encima del ruido de las ululantes sirenas de los coches que pasaban. 

--No sé, no hay muchos precedentes de errores en una fábrica Kokusha lo bastante graves para derivar en un accidente. Me inclino a pensar que debe ser un atentado – contesté en voz igualmente alta. 

-- ¿Y tu crees que…bueno, ya sabes…habrá tenido algo que ver? – dijo Silvia poniendo sobre la mesa la cuestión que me había planteado yo mismo desde el principio. La verdad es que había buenos motivos para planteárselo. El sargento nunca antes había aparecido por el barrio viejo, y ya era casualidad que justo cuando la persona del planeta que mejor conocía a los kokusha y sus debilidades decidía pasarse por la zona se produjera un accidente. Por otro lado nunca hasta ahora, al menos que supiera, nuestra organización había recurrido a los atentados. La verdad es que no sabía muy bien que pensar. 

-- No sé Silvia, no sabría decirte… 

Una vez más tuve que dejar la frase a medias pues oí como nuestros respectivos móviles nos avisaban de que teníamos un mensaje nuevo. Los miré y pude leer: << Acabo de ver la explosión. Voy a cotillear a ver si me entero de algo. He telefoneado al auditorio y me han dicho que no se suspende el concierto. Id vosotros a la primera parte e intentaré llegar a la segunda >>. 

Imaginé que el mensaje de Silvia diría exactamente lo mismo. Levanté la cabeza del móvil y la miré. Un rápido “vamos” me dio toda la información que necesitaba y continuamos nuestros caminos, sin hablar, pensando en lo que podría haber pasado y en que podría afectar a nuestra causa. 

No tuvimos problemas en conseguir entradas. No había demasiados asistentes. Observé con sorpresa que más o menos la mitad de los que habíamos acudido a ver el concierto éramos gente joven – entiéndase, gente de fuera del barrio viejo --. Es un hecho que me llamo bastante la atención, por algún motivo tenía la impresión de que la mayor parte del público de la música clásica sería gente mayor, o incluso muy mayor. Pensé que, tal vez, la proporción de edades estuviera causada por lo tardío, para los del barrio viejo, del horario de celebración del mismo. 

Silvia y yo cogimos el programa de mano, cada uno el suyo. Leí la portada del mismo: 

Integral de los conciertos de piano de Ravel 

Orquesta de la meseta ibérica 

Dirigida por Mario Lavista 

Intérprete solista: Maria Rosa Sanchez. 

Me hizo gracia el nombre de la orquesta. Sospecho que en tiempos podría haber sido la orquesta de la comunidad de Madrid, de la comunidad de Castilla la Mancha o algo por el estilo. Pero ya no había comunidades, claro. Los Kokusha nada más llegar abolieron las soberanías nacionales, abolieron las fronteras e impusieron una metasoberania global en la que cualquier persona podía ir libremente a cualquier lugar del mundo a la que le apeteciera. Pese a ello mantuvieron un poder administrativo que, más o menos, se correspondía con los antiguos países humanos y permitieron que las personas que ostentaban ese poder fueran elegidas en procesos democráticos entre las poblaciones humanas. En España se solicito a la autoridad kokusha que se aprovechara el cambio para que las antiguas comunidades autónomas pasaran a tener el mismo status que las soberanías de los antiguos países. Como a los alienígenas ni les iba ni les venía el asunto al principio accedieron. Sin embargo enseguida hubo desacuerdos entre los dirigentes sobre como trocear los territorios, a quien pertenecía el derecho de explotación de tal o cuál recurso económico (especialmente el agua) y presentaron tantas revisiones a la propuesta original que el mando kokusha decidió cortar por lo sano y denegar cualquier subdivisión del territorio. Antes las protestas de unos a la medida optaron por reafirmar su postura y decidieron incorporar a las antiguas España y Portugal en una gestión única: La península Ibérica. Y para dejar claro que se habían sentido molestos con la tontería fueron muy claritos a la hora de dejar claro que debía eliminarse de manera tajante cualquier referencia a las antiguas comunidades. 



Mientras yo me había dedicado a meditar sobre el posible origen de la orquesta Silvia había sido mas práctica y había empezado a leer el resto del catálogo. Su primer comentario al respecto lo profirió en un tono de ligera indignación: 

-- ¡Anda! ¡Pero que morro! La “integral” de los conciertos de Ravel resulta que solo consta de dos piezas. ¡Menuda integral de birria! 

-- ¿Sólo dos? Vaya, bueno, tal vez mejor así. Si no nos gustan al menos el aburrimiento será mas cortó – respondí conciliador. Además, dos conciertos…sigue siendo mucho tiempo ¿no? 

-- No tanto. He leído que el primero concierto, el concierto para la mano izquierda, que es como lo llaman, es muy cortito. Y el segundo tampoco es demasiado largo, parece. Yo creo que entre ambos conciertos deberían poner alguna otra obra. Además, así descansaría la pianista. – me espetó Silvia, sosteniendo airada su postura inicial. 

-- Hum, bueno, puede ser. Me imagino que lo suyo es que si van a interpretar algo de Ravel deberían incluir el bolero, que es lo que conoce todo el mundo. Vamos, al menos yo es lo único suyo que conozco – expliqué. 

-- Pues si, desde luego ¿Qué eso de tocar a Ravel y no poner el bolero? Con lo bonito que es – dijo Silvia en tono de dejar zanjado el asunto. 


Cuando nos dirigimos a la sala del concierto asistimos a una escena reveladora. Un señor cuya edad mostraba bien a las claras su condición de residente de la zona, quería llevar consigo su serbot. Sin embargo el acomodador le indicó que estaba prohibido acceder al patio de butacas con ellos. El característico ruido de los motores “paso por paso” del serbot era inapropiado para una audición dónde el silencio en el recinto era un requisito esencial. El anciano protestó aduciendo que eso era una tontería, que los móviles si estaban permitidos y que cualquier podía olvidarse de silenciarlo y recibir alguna llamada inoportuna. El amable acomodador, también anciano -- aunque saltaba a la vista que debía haber nacido al menos dos décadas más tarde -- explicó que eso no podía suceder. En el auditorio había instalados unos inhibidores de señal que se aseguraban de que no hubiera cobertura durante las interpretaciones. Muy a su pesar, según revelaba su iracundo rostro, el viejo gruñón accedió, siguiendo las indicaciones del acomodador, a dejar su serbot en el ropero. 

Silvia y yo nos miramos diciéndonos el uno al otro sin palabras: “Vaya, creo que ya sabemos porque el sargento nos ha ido a citar justo aquí”. 

Pasamos el resto del tiempo que faltaba hasta que empezara el concierto escuchando los cuchicheos de nuestros vecinos de asiento. El tema estrella de las conversaciones, como cabía esperar, era la explosión. Oímos varios rumores de muy diverso pelaje, pero nadie tenía ninguna información contrastada. Por lo visto los Kokusha habían dado orden tajante a las autoridades humanas locales de que se estableciese un perímetro de seguridad y que nadie entrara en la zona siniestrada, incluyendo a las fuerzas policiales y al servicio de bomberos. Estos últimos debían limitarse a asegurarse de que el incendio no se extendiera por los alrededores, pero bajo ningún concepto debían irrumpir en el interior de la fábrica. Por los propios Kokusha se harían cargo de la situación del interior desplazando a la zona un transbordador enviado directamente desde las naves orbitales dónde vivían la mayor parte de los Kokusha. Era bien conocido por todos lo remisos que eran los alienígenas a descender de sus naves y pasearse por el planeta que gobernaban. Solo unos pocos delegados en tareas estratégicas lo hacían de manera permanente. El resto sólo descendían a la superficie terrestre en ocasiones muy especiales. Aparentemente la explosión de la fábrica era una de esas ocasiones. 
Casi sin darnos cuenta empezó el concierto. Con tanto atender a las conversaciones ajenas no había leído nada del folleto informativo. Por eso cuando ví que la tal Rosa se sentaba al piano y lo primero que hacia era dejar el brazo derecho colgando muerto a u costado caí en la cuenta de que eso de “concierto par ala mano izquierda” era algo literal. La música no me disgustó del todo, aunque tampoco me entusiasmó. De algún modo en muchos pasajes me recordaba un poco al famoso Bolero. Lo que mas me impresionó fue la parte del piano. En algunos pasajes la mano izquierda recorría el teclado arriba y abajo a toda velocidad. En otras, de alguna manera, la intérprete conseguía que una sola mano ejecutara a la vez un acompañamiento y una melodía. Me pregunté porque alguien se molestaría en hacer una pieza con esas características. ¿Acaso al tal Ravel le habría sucedido lo que a nuestro famoso manco de Lepanto, el inigualable Cervantes? Miré disimuladamente el programa y logré dar con la explicación. Por lo visto un pianista famoso de la época, un tal Paul Wittgenstein había resultado herido en la primera guerra mundial y le habían tenido que amputar el brazo derecho. Tras reponerse anímicamente del trauma que eso le supuso se dedico a recopilar la música que existía en el repertorio mundial para ser interpretada con una sola mano. Al no encontrar plenamente satisfactorio lo que había decidió pedirle a algunos de los mas grandes compositores de la época, entre ellos Maurice Ravel, que compusieran obras adecuadas para un pianista mutilado. 

El final del concierto, consistente en un solo movimiento, fue saludado con una larga salva de aplausos y vítores. La pianista, una preciosa rubia de pelo más bien corto, que según el libreto era una cuarentona, pero que a la vista parecía estar en sus veintitantos, saludó educadamente al público. Lo hizo siguiendo el uso de los conciertos de la música clásica, inclinando el tronco repetidamente. Se saludó con el director, que por su aspecto parecía ser Mejicano, y tras esperar a que se poco a poco se fuesen apagando los aplausos se marchó del escenario, sujetándose la cola del largo vestido negro de terciopelo que llevaba cuando bajo las escaleras del mismo. Tras esto el director anunció por un micrófono discretamente colocado en su atril que habría un descanso de unos 20 minutos y que, como siempre, antes de la reanudación se emitirían tres avisos sonoros, con intervalos de un par de minutos, para avisar a los despistados. 

Silvia y yo nos disponíamos a abandonar nuestros asientos cuando apareció por allí el sargento. Llevaba un abrigo que dejó en el asiento situado al lado de Silvia. Está, curiosa, le preguntó si esa era la butaca que le correspondía, El aclaró que, si, por supuesto. Silvia no pregunto nada más, pero claramente se estaba preguntando lo mismo que yo ¿Cómo sabía el sargento dónde estábamos sentados? Y ya puestos, ¿era casualidad que el asiento de al lado de Silvia fuera uno de lo escasísimos asientos de las primeras filas que no estaban ocupados? En fin, un misterio menor entre muchos.