miércoles, 11 de enero de 2012

Juego de tronos: La ciencia ficción y la fantasía heroica frente a frente

Posted on noviembre 10, 2011 Habiendo leído variasveces el señor de los anillos, el Silmarillion y el hobbit, así como otros libros de Tolkien claramente me gusta el género de la fantasía heroica. El problema vino cuando me harté de leer la última “obra maestra” del “sucesor de Tolkien”. El último libro que leí (mejor dicho, empecé a leer) en esa línea “olvidado rey Gudú” de Ana Maria matute que me pareció infame. Ciertametne, sin ser para nada un superfan prefiero las novelas de Conan de Howart (las de Sprage de Camp no llegué a leerlas) o incluso las obras de Lovecraft a las imitaciones baratas de Tolkien.. Vale, alguna es medio salvable, como “las crónicas de Thomas Coventan el incrédulo”, pero en general son muy malas y se quedan con el elemento fantástico sin fijarse en que Tolkien era muy cuidadoso con los detalles, y, en cierto modo, el señor de los anillos está escrito con el mismo rigor científico que la CF hard, obviamente adapatado al mundo pseudomedieval. Con todo este bagaje cuando incluso gente de fiar (fans del señor de los anillos que se conocen hasta los nombres de los dragones que aparecen en el Silmarillion y los usan de nick en internet) me recomendaron “juego de tronos” estuve tentado de leer las novelas. Pero, por otro lado, me contaban que había mucha política y mucho “culebrón”, que son cosas que me aburren bastante. Total, que tardé un tiempo pero empecé a leer la primera novela. No me disgustó del todo lo que leí, en especial el inicio, con la escena detrás del muro y los “caminantes blancos”. Pero tenía material mas de CF pura pendiente y sin ningún motivo en especial dejé la novela más o menos en el momento de la boda entre Daenarys y Khal Drogo. En un momento dado anunciaron que iban a hacer la serie y decidí interrumpir la lectura del primer libro y seguir la continuación del mismo en la serie. Da la casualidad de que lo que leí coincidía casi exactamente con el primer capítulo, y que, por tanto, pude hacerme una buena idea de la correspondencia entre la serie y el libro. Luego ví el reto de episodios y seguí en sédice la comparación entre el medio televisivo y el escrito. Coincido con la opinión de muchos de que la serie está muy bien. De hecho está lo suficientemente bien como para atentar contra mi paciencia y no permitirme esperar a la 2ª temporada para saber como continua la historia. Por ese motivo he empezado a leer, y voy ya más o menos por la mitad, el 2º libro “choque de reyes”. En este 2º libro veo que el elemento mágico empieza a tener mas presencia. Ya no se limita a Daenarys (uno de los mejores personajes femeninos de los últimos tiempos. Sin parecerse en nada en los detalles en cierto modo me recuerda a la Elektra de Frank Miller por algunos aspectos de su personalidad. Ah, y definitivamente un dragoncito, aunque sea de atrezzo, al hombro es debería desde ya pasar a ser lo más “chic” en moda femenina . El problema con la literatura actual es que los libros son muuuy largos, y la lectura de este libro me está retrasando malamente en otras cosas que debería estar haciendo (por ejemplo, unos cálculos para ver si tengo o no una explicación a los famoso neutrinos, aparentemente ultralumínicos, reportados por OPERA). Pero, por otro lado, si un libro no te absorbe y dejas de lado casi cualquier otra actividad entonces no es realmente un buen libro. Y ahora voy al asunto de la fantasía heroica vs la CF. Martin era un autor de CF (del que debo confesar no haber leído ninguna de sus obras de ese género) que se ha vendido a la fantasía heroica, afortunadamente con buen resultado. Sin haber leído su CF no puedo asegurarlo pero creo que el haber sido previamente autor de CF juega a su favor ya que su tratamiento del pseudo-medievo es riguroso y está organizado. En general los autores de CF que han tocado temas históricos suelen hacer gala de ser cuidadosos en ese tema (a veces a costa de perder algo de viveza en el transcurso del relato). La cuestión es ¿son incompatibles CF, en especial CF hard, y fantasía heroica? Mi opinión personal es que no, y tengo en mente, y ya empezados, dos relatos que tratan de juntar ambos géneros. Uno de los aspectos por los cuales me apetece escribir sobre “espada y brujería” es porque he practicado bastante temas de artes marciales, incluyendo algo un estilo de lucha con armas (escrima Filipino, rama Latosa). De hecho últimamente estoy profundizando más en ese estilo así que cuando escriba sobre peleas con espada creo tener buena base para saber lo que digo. También he visto varios documentales del canal historia sobre armas medievales, y documentales de naturaleza sobre megafauna. Todo eso junto, mas algunas ideas muy de CF hard sobre algunos puntos de como la magia y los dioses podrían realmente haber existido en algún momento, al menos en algún universo paralelo de esos cuya existencia sugieren las actuales teorías de inflación o de “cosmic landscape” de la teoría de cuerdas. Por supuesto lo que yo pueda escribir va a tender a ser muy hard, incluso aunque el trasfondo sea de “fantasía heroica” y en los tiempos actuales eso no tendrá ningún futuro. En realidad con los e-readers, o, sencillamente, con los programas para leer e-books en una pantalla medianamente generosa de un móvil la literatura tiene el mismo futuro que la música o el cine, es decir, no demasiado. Pero esa es otra (psicho)historia.

Supers III


Su intuición se había revelado acertada. Desde que había aterrizado en suelo Francés casi todo habían sido contratiempos y noticias poco halagüeñas. Mientras intento dormirme en el hotel en el que me alojo esta noche voy haciendo memoria de los acontecimientos.

Lo peor de todo había sido las nuevas apariciones en la T.V. del aprendiz de superhéroe. En una de ellas se había limitado a hacer un pequeño ridículo, a la vez que brindaba una poco recomendable exhibición de los límites de sus poderes.

Una cadena de TV había hecho una conexión en directo para mostrar una situación límite en la que un autobús escolar había quedado volcado al borde de un pequeño precipicio, con parte del vehículo colgando del barranco. El accidente se había producido en una estrecha carretea de montaña y, para mas INRI, en una curva cerrada que no permitía que una grúa pudiera situarse de manera adecuada como para poder remolcar al autobús de vuelta a la carretera. Al estar volcado sobre un lateral no había modo de que os pasajeros situados sobre el abismo se deslazaran hacia la zona mas segura, excepto caminando por unos ventanales agrietados.

Según estaba viendo la escena en la tele del bar del hotel lo primero que se me ocurrió pensar es que se trataba de un escenario preparado adrede para atraer al vaquero. Lo comenté de manera casual con el individuo que tenía al lado – a ver que opinaba – pero me respondió con una frase incomprensible, al menos para mi moderado nivel de francés. El caso es que, como ya nos habían anticipado, apareció “estrella solitaria”. Llegó volando y aterrizó justo al lado del autobús. Hizo un gesto a los presentes de que se retiraran unos cuantos pasos atrás, solicitud a la que accedieron sin protestas. Tras eso procedió a agarrar el parachoques trasero de autobús, y afianzó los pies en el suelo para poder tirar del mismo.

Eso hizo que me preguntara por la naturaleza de su poder. Un ser humano, independientemente de cualquier superfuerza, no podría esperar se capaz de traer de vuelta al autobús simplemente afianzando los pies en la carretera. Sencillamente, el rozamiento de las botas con el suelo no le proporcionaría apoyo suficiente. Había varios modos de paliar ese problema. Por ejemplo, la forma de volar de supervaquero no indicaba que usara reactores, hélices, alas o nada similar. Tal vez lo que le proporcionaba sustento en el aire le podría servir para afianzar su posición en el suelo. O tal vez podría tener algún tipo de medio para afianzarse en el suelo. Yo podía hacer cualquiera de las dos cosas, y unas cuantas más. En cualquier caso no vi nada que me revelara como se las apañaba el tipo ese. Lo único que pude ver es como empezó tirar del parachoques…sin éxito.

La postura corporal indicaba claramente que el supertipo se esforzaba al máximo por traer de vuelta el malogrado autobús, pero no conseguía moverlo apenas. Pasó de hacer un esfuerzo sostenido a dar tirones bruscos. Con ese proceder lograba mover un poquito el autobús, unos centímetros por intento. Me resultó un tanto extraño pues en su anterior aparición había logrado volcar el coche – uno de esos grandes automóviles tan del gusto de los americanos – sin demasiada dificultad. Usando física elemental estimé que el autobús pesaría del orden de las 10 toneladas. Si lo multiplicaba por la aceleración de la gravedad y el coeficiente de rozamiento obtendría la fuerza de rozamiento que debía vencer el vaquero. No sabía cuanto era el coeficiente de rozamiento del metal con el asfalto, ni fui capaz de encontrarlo luego en google, pero si el de unos neumáticos era 0.8 el del acero no diferiría mucho. Eso indicaba que la fuerza para tirar de autobús seria más o menos un 80% de la necesaria para levantarlo. La fuerza que había mostrado supervaquero al volcar e coche en su anterior intervención debería bastarle para arrastrar el autobús con mayor soltura de la que se mostraba en la escena.

Mi sospecha inicial de que hubiera gato encerrado iba en aumento. Sea como fuere la apoteosis del esperpento vino cuando el parachoques se desprendió en uno de los tirones y lonely star cayó sobre su trasero con una total ausencia de gracia o apostura. La gente del bar acompaño la pirueta con una sonora carcajada a la que desde luego no me uní. Supervaquero se quedó un rato en el suelo, sin saber como reaccionar. La gente alrededor suyo no había tenido la misma reacción que mis compañeros en el bar, tal vez por miedo a que un individuo que podría barrer el suelo con ellos sin gran esfuerzo se enfadara. Aún así parecía darse cuenta de la incómoda situación en que se hallaba. Al final se levantó de manera decidida y cambió de táctica. Voló hasta situarse debajo de la zona del autobús que sobresalía de la carretera y fue recogiendo a los pasajeros de un en uno, llevándolos en brazos a zona segura. Una vez rescatados todos los accidentados pidió unas cadenas, las ató a los asideros de autobús dispuestos para ello y tiró y tiró hasta traerlo de vuelta. En total la operación de rescate le llevó unos 15 minutos, lo cuál era un registro bastante penoso.


La 2ª intervención filmada ese día resultó mucho peor. Se había organizado una demolición de unos viejos edificios en contra de los deseos de sus inquilinos. Estos habían organizado una resistencia activa contra las fuerzas de demolición y se oponían a estas, y a los policías que las protegían, armados con bates de beisbol, cuchillos de cocina y otras armas caseras de similar jaez. Aparentemente alguien había hecho muy mal los deberes y no había suficientes antidisturbios para controlar a la multitud. En un momento dado la turba de vecinos desalojados había sitiado a las fuerzas del orden en un callejón sin salida y parecía dispuesta a lincharlos. Y en esas había hecho su aparición e aspirante a superhéroe. Se situó entre la multitud y la policía haciendo gestos de pedir calma.

Su intento de apaciguamiento fue totalmente ignorado y una barahúnda de gente furiosa se le echó encima. Me di cuenta inmediatamente de lo terrible de la situación. Yo había hecho muchos experimentos con mis propios poderes y era consciente de lo que se avecinaba.

Previendo que pudiera verme en alguna situación similar busqué que nivel de superfuerza e invulnerabilidad sería el mas indicado para resolver la situación con un mínimo de daños para los humanos. Guiándome por afirmaciones vistas en varios documentales acepté que un cerdo era una buena guía para estimar esos daños. Cómo me pareció fuera de lugar usar cerdos vivos hice las pruebas en un matadero en el que me colé de noche sin mayor dificultad. Cuando había usado el nivel de fuerza que le había estimado a estrella solitaria, y adoptando para la superficie de mi cuerpo la rigidez que se adivinaba por el modo en que le afectaban las balas los resultados eran devastadores. Si golpeaba con máxima potencia a un cerdo literalmente lo destrozaba. Si el golpe era en el pecho el esternón del animal volaba hecho pedazos. La mayoría de las costillas se rompían igualmente. Los órganos internos del animal quedaban reventados por la onda de choque. Si el golpe lo daba en el cráneo o la mandíbula le arrancaba la cabeza al animal haciéndola saltar por los aires varios metros. Al examinarla comprobé que los huesos quedaban hechos añicos.

Lo peor es que incluso si contenía los golpes era muy difícil calcular la fuerza adecuada de los mismos para que no fuera letal. A ese nivel de rigidez incluso un golpe efectuado con la fuerza de un humano medio era peligroso. Venía a ser como una persona normal golpeando con un puño de armadura medieval. Sin apenas esfuerzo un uñetazo podía romper una mandíbula o una costilla. Por ese motivo había calculado que caso de verme envuelto en reyertas con humanos lo mas seguro era adoptar una fuerza en torno a un 15% superior a la normal y que la superficie de mi cuerpo tuviera la rigidez de un plástico del tipo usado en los escudos de antidisturbios.

Por desgracia supervaquero no parecía poder elegir el nivel de sus superpoderes y había repelido a la multitud con la superfuerza mostrada en su primera intervención de días atrás. Y, por desgracia, tal como me temía, la refriega derivó en una masacre. Habían muerto 8 personas, 20 habían resultado seriamente heridas y un número no determinado sufrieron daños menores. La imagen final del reportaje era absolutamente demoledora, digna de una película gore. Se nos mostraba el traje con los claros colores de a bandera de tejas de supervaquero totalmente manchado de sangre y en algunas zonas, resaltadas por círculos, se apreciaban restos de carne, vísceras o incluso hueso.

Después de eso supervaquero había huido de la escena volando. Detrás suyo dejaba una multitud maltrecha y la aspiración a ser un superhéroe. Desde ese momento había pasado a ser un supervillano. Lo que le había pasado era el tipo de riesgos que planteaba intentar jugar a superhéroe. Por eso yo siempre había optado por mantener el anonimato mas absoluto y a no meterme dónde no me llamaban. Cierto que a veces las circunstancias me llevaban a usar los superpoderes, pero eran las menos. Y siempre, siempre, intentaba disfrazar mi naturaleza sobrehumana, como había hecho esa misma tarde, sin ir más lejos. De todos modos no le había gustado nada lo que había visto por la tele. Le había dado la impresión de que al tipo ese le habían tendido una trampa. Ahora tenía una misión más urgente. Pero si tenía posibilidad intentaría investigar los acontecimientos que había visto en la TV y ver si se podía limpiar un poco la imagen del tipo ese.


La Yihad Butleriana

Posted on agosto 8, 2011 Pensaba que este blog era poco menos que una causa perdida, pero en vista de que en una semana ha habido dos comentarios creo que es el momento de darle una oportunidad. He estado leyendo hace poco el libro de Brian Herbert (hijo de Frank Herbert, el creador del universo Dune) y Kevin Anderson sobre la Yihad Butleriana. Esta Yihad aparecía mencionada en los libros de la saga original repetidas veces. En el universo Dune no hay robots, ni inteligencias artificiales, ni, en general tecnología informática. Dado que ese universo transcurre en el futuro de la especie humana y que incluso en la fecha de publicación (1965) del primer libro de la saga ya había ordenadores, aunque fuesen bastante toscos, era necesario dar una explicación a ese hecho. La explicación de F. Herbert es sencilla: se llegaron a fabricar máquinas inteligentes pero estas se rebelaron y fué necesario hacer una guerra contra ellas. Tras ganar esa guerra los humanos acordaron no volver a construir máquinas mas inteligentes que el hombre (y de hecho ni siquiera máquinas medianamente inteligentes. Posiblemente el portátil desde el que escribo esto sería ilegal en el universo Dune). Realmente ese hecho es bastante interesante para dar mucha credibilidad, incluso hoy día al universo original. Mucha de la tecnología creada desde el 65 hasta hoy está basada en la informática. Que no aparezca en el universo Dune estaría perfectamente justificado por esa Yihad. Bien, este libro nos describe los detalles de esa guerra. Mientras hace eso nos va poniendo en situación de lo que será en el futuro el universo Dune original de Frank Herbert (y en los otro libros de estos dos autores sobre “las casas” situados cronológicamente antes de la saga original). El libro es entendible para quien no haya leído ninguno más de las sagas, aunque, eso sí, no captará casi ningún detalle que haga referencia a las situaciones del futuro. Los fieles de la saga original no están demasiado contentos con la tarea del hijo de Frank y su compañero de fatigas. Yo leí hace ya unos años la saga original (todos los libros) y hace dos o tres leí uno de los libros de las casas (el de la casa Harkonnen). No me puedo considerar fan de la saga. No es que me disguste la saga de dune, ni mucho menos (nadie se lee tantos libros si no son de su agrado) pero de no ser por el hecho de que están disponibles en bibliotecas seguramente no los hubiese leído (prefiero gastarme el dinero en libros de autores mas hard). Desde luego coincido en que los libros del hijo no están a la altura de los del padre en muchos aspectos. Son, simplemente, entretenidos (que es algo que no deja de tener su mérito). En todo caso no me interesaron lo bastante para leer más libros de las casas. El tema de la Yihad butleriana era algo diferente. Al fin y al cabo la era de los robots ya la tenemos prácticamente encima: el gobierno USA ya ha fabricado “terminators” no muy diferentes de los modelos primitivos que se ven en la película “terminator 3″, Foxconn quiere reemplazar trabajadores con un millón de robots en los próximos tres años, la inteligencia artificial ha tenido avances espectaculares recientemente, hay robots que toman sus propias decisiones y se comunican entre sí a través de internet para aprender unos de otros. Vamos, que es un buen momento para leer un libro con el que amenizar las reflexiones sobre la conveniencia de no seguir avanzando en robótica sin tomar precauciones. Tras tanto prolegómeno llega el momento de comentar algo sobre el libro en si mismo. Resulta sencillo de leer (pese a ser bastante extenso), es ameno, y nos da antecedentes sobre las casas Artreides y Harkonen. Nos muestra como surgen inventos clásicos del universo Dune (los escudos personales Holtzman). Nos muestra una casta de mujeres que tal vez sean las futuras bene gesserit (aunque no llegan a afirmar que así sea), nos habla de una raza que serán los tleilaxux, Y aparece el planeta Arrakis. En la parte de Arrakis se nos explica como la especia llegó a difundirse por el imperio, quien fué el primer hombre en montar un gusano y alguna cosilla más (por ejemplo de dónde salen los martilleadores). En cuanto a las máquinas inteligentes la trama gira en torno a Omnius -la gran inteligencia artificial central – un robot independiente con curiosidad por estudiar a los humanos, Erasmo, y los Cimeks, cerebros humanos gobernando robots. Omnius es muy tópico, una máquina que busca la eficiencia y que no sabe demasiado de emociones. Erasmo no tiene gran talento para analizar a los humanos y se dedica a experimentos bastante truculentos. Para quienes hayan leído la saga del núcleo de Gregory Benford el paralelismo entre Eramos y el mec Mantis saltará a la vista. Por supuesto el Mantis de Benford es un personaje mucho mas logrado, pero claro, es que en general la obra de Benford, y esa saga en particular, está muy por encima del nivel de Brian Herbert, así que era de esperar. Los Cimeks son un tanto peculiares. He leído que alguna gente se extraña de que unos humanos puedan querer dejar sus cuerpos orgánicos y convertirse en seres robóticos. Dado que los Cimeks hicieron eso cuando sus cuerpos estaban cercanos a la muerte (de hecho uno de los cimeks originales murió en un accidente) lo extraño, en mi opinión, sería que disponiendo de esa tecnología no la usaran. Debo hacer una pausa para señalar que los Cimeks originales, conocidos como los titanes, juegan un papel importante en la Saga. Antes del advenimiento de Omnius se nos planteaba un universo en la que la creatividad humana había desaparecido ante la comodidad generada por máquinas inteligentes que lo hacían todo. Esa humanidad abúlica fué conquistada por 20 personas, los titanes originales, que reprogramaron las máquinas para que les sirviesen. Posteriormente uno de esos titanes (autodenominado Jerjes) cometió el error de dejarse invadir, siendo ya un cimek, por Omnius. El punto mas chocante de los titanes cimek es su crueldad, mental y, sobre todo, física, con los humanos. Y sobre ese punto los autores no dan mayor explicación (apenas unas veladas sugerencias). No digo que sea impensable que unas criaturas como los cimeks puedan ser violentas. Si el humano original fuese un psicópata asesino antes de mecanizarse sería perfectamente comprensible. Al fin y al cabo verse con un cuerpo mucho mas perdurable y poderoso, acentuaría sus rasgos psicóticos. Pero el caso es que no se trasluce en ningún momento que cuando eran humanos los titanes fueran psicópatas. Si acaso uno de ellos, Ajax (todos los titantes tienen nombres históricos o míticos: Ajax sería uno de los personajes de la Iliada de Homero -aunque en la Iliada hay dos Ajax -el grande y el chico-. Pero bueno, no exijamos demasiado sobre cultura clásica a un autor americano xD) posiblemente fuese un psicópata, o al menos un amargado, si hacemos caso a una sugerencia de otro personaje del libro encargado de hacer su estatua. Otra explicación es que tal vez automáticamente cualquier humano que se convierta en Cimek va a ser de ese modo, tal vez al verse tan poderoso y libre de posibilidad de represalias. Yo no tengo claro ni mucho menos que eso debiera ser así, pero al menos sería una tentativa de explicación. El problema es que los autores no se esfuerzan en ningún momento en explicar este aspecto, y a mí no me parece admisible que no se de. Ciertamente en otros puntos los autores no dan ninguna, o casi ninguna explicación. Las naves vuelvan tranquilamente de una estrella a otra en cosa de días (al final del libro se acuerdan de que eso no es normal y comentan algo al respecto de pasada). Las presuntas antecesoras de las Bene Gesserit tienen unos poderes psíquicos enormes y muy variados (muy superiores a lo que en el futuro tendrán las Bene Gesserit) y nos debemos conformar con que esos poderes surgen de una droga que toman en su planeta que las transforma a ellas y no a los hombres. Ciertamente desde el punto de vista de alguien aficionado al hard la explicación es absolutamente insuficiente. El resto de la trama, relaciones entre personajes, etc, es normal y relativamente convencional. A mi eso no me preocupa demasiado. En realidad señalaría que parte del tiempo dedicado a la explicación del triángulo amoroso entre Xavi Harkonen, el Artreides (no recuerdo ahora el nombre) y Serena Butler podría emplearse en explicar porque son tan violentos los Cimeks. Al fin y al cabo si dedica un tiempo a explicar la relación entre el jefe Cimek (Agamenón) y su hijo (no digo quien es para no hacer spolier xD). Total, que una novela entretenida, que por lo visto tiene dos continuaciones en las que se narran el resto de aspectos de la guerra robots vs humanos, un tanto superficial en muchos puntos, y, desde luego, nula en el aspecto hard: los autores no demuestran mayor conocimiento de física o inteligencia artificial. De hecho incluso de informática elemental andan justitos (el cimek clave- barbarroja, en la parte tecnológica de la conquista de la humanidad es descrito como “un hacker”, sin entrar en mayores detalles). Volviendo a lo que dije al principio, la mayor justificación para leer esta novela es reflexionar sobre si deberíamos ir pensando en hacer una “yihad butleriana” en el mundo en que vivimos actualmente. Al fin y al cabo la era de los robots está casi encima, y si se deja pasar demasiado tiempo sin tomar medidas quizás sea demasiado tarde. Yo no soy experto en inteligencia artificial, pero por los visto algunos expertos en el tema son los primeros en sugerir que es el momento de hacer legislación al respecto cuanto antes: http://www.taringa.net/posts/reviews/11705198/Leyes-para-robots.html

Sobre la exploración del espacio

Me comentaba Nicolás en su respuesta a la entrada anterior que la humanidad no había seguido el camino previsto en la CF clásica y que no se había dedicado a explorar el espacio. En lugar de eso comenta que se ha dedicado a intentar resolver los problemas mas mundanos del planeta tierra. No creo que a Nicolás le haga mucha ilusión esa actitud, lo mismo que tampoco me hace ilusión a mi. Aparte de eso hace uno días se ha producido el 50 aniversario del primer paseo de un hombre en el espacio efectuado por el famoso Gagarin. Varios blogs de ciencia han aprovechado esa fecha para hacer una reflexión sobre el freno que ha sufrido la exploración espacial. Por ello voy a intentar hacer mi propio análisis. Lo primero es establecer el lenguaje adecuado. Asimov, en sus novelas contemplaba la exploración espacial. Y establecía un hecho interesante. Los colonos de los planetas tenían mas iniciativa mientras que los que permanecían en la tierra eran mas acomodaticios poco innovadores. Para los terrícolas remanentes acuño un término muy apropiado y descriptivo, los "marmotas". Bien, definitivamente de un tiempo a esta parte las marmotas se han impuesto, y no sólo en su freno a la exploración del espacio sino al de cualquier avance social reseñable. La imposición general del marmotismo no es algo especialmente debido a la casualidad sino que según parece es algo que ha sido diseñado desde los sistemas de enseñanza y formación de opinión. Aparentemente en un momento dado, allá por los 70, los analistas de algunas de las grandes fortunas hicieron un estudio que indicaba que la tendencia del capitalismo llevaría a una situación en que la mayoría del dinero estaría en manos de unos pocos. Además también indicaba que la mayor parte de la gente sería inútil en ese sistema y no tendrían puestos de trabajo. Bien, lo cierto es que esas predicciones parecen haberse cumplido bastante bien. Sobre la primera de ellas dejo unos grafos sobre la distribución económica en los USA que lo dicen casi todo: Podéis leer un análisis de esas gráficas, junto a los comentarios correspondientes, en el blog del astrofísico Sean Carrol: Eat the Rich Respecto al paro y su evolución al alza dejo un vídeo del peculiar economista niño Becerra: [youtube=http://www.youtube.com/watch?v=l4kKIKKR3vw&playnext=1&list=PL73E5216CF0533E60] Realmente la evolución al alza del paro no es necesariamente algo malo sino, adecuadamente entendido, justo lo contrario. El motivo es que si un porcentaje de la población, ayudada por la automatización, reduce excedentes el resto no debería tener que trabajar y perfectamente podría vivir de unos réditos estatales, como propone ahí Becerra. Por supuesto hay muchos matices y puntos oscuros sobre el particular que no analizaré de momento. Lo interesante, para lo que quiero destacar, de los dos puntos anteriores es que esta situación se preveía que causaría que iba a causar descontento y revueltas. Anticipándose a eso se intentó organizar un sistema de estudios y valores que intentara minimizar el número y la influencia de la gente descontenta. Según me comentó de palabra alguien que hizo una tesis sobre esos aspectos del capitalismo se sistema de enseñanza se denominaba "titty something" (el something significa que no entendí muy bien que palabra venía después de "titty". La idea es clara, educar al gente en valores superficiales, entretenerla con programas de bajo contenido intelectual y dónde se la distrajera mucho con el sexo y los cotilleos. Vamos, la telebasura actual. Además a las televisiones les viene bien para sus rankings de audiencia bajar los requisitos intelectuales para que mas gente pueda unirse a sus programas así que no iba contra sus intereses prestarse a ese programa de embrutecimiento de la población. Desde luego el capitalismo es algo tremendamente imperfecto (yo siempre pienso en él como un sistema económico inventado por telettubies) y difícilmente va a sobrevivir mucho tiempo, en especial si no se resuelven el peak oil y el resto de "peaks" de las sustancias primas. Pero mientras tanto él en si mismo se está convirtiendo en un peligro. tampoco hay que preocuparse excesivamente sobre sus instrumentos de manipulación porque en última instancia son tan imperfectos y con tantos agujeros como el propio sistema(aunque por ahora les haya funcionado). Pero, una vez más, no quiero entrar en esos asuntos que son tangenciales al tema de la exploración espacial. Lo importante de todo lo anterior es que el sistema capitalista ha buscado gente acomodaticia, las "marmotas" de Asimov. Esa gente, desde luego, no tiene mayor interés en la exploración espacial. Además el capitalismo favorece a las empresas sobre los estados. Afrontar la exploración espacial es algo muy caro y requiere un organismo gubernamental, o asociaciones de los mismos como la ESA europea. La empresa privada no puede, ni quiere, explorar el espacio. Cierto es que un organismo estatal como la ESA o la NASA pueden susbcontratar a un montón de empresas para sus propósitos y a su vez las empresas pueden alquilar servicios de las agencias espaciales para los suyos. Pero es imprescindible que un gobierno apuesto fuerte por el desarrollo espacial par que se genere un ecosistema empresarial en torno al viaje espacial, y eso, cuando los estados están debilitados y la gente está marmotizada no se da. Aparte de los problemas sociales hay mas motivos por los que el viaje al espacio ha sufrido un parón. Tecnológicamente es complicado, no cabe duda. Como dije al principio varios blogs han tocado el tema a raíz del aniversario del paseo espacial de Gagarin. Tenéis, por ejemplo, un análisis (sobre el que haré enseguida varias matizaciones) de algunas de las dificultades en ciencia kanija: Olvida el viaje espacial: Es sólo un sueño. Voy a hacer algunas indicaciones sobre esa entrada, aparentemente la primera de una serie que tiene kanijo preparada al respecto. Ahí nos menciona una dificultad básica originada en la dinámica del cohete. Supongo que en el resto de entradas dará mas puntos de vista, pero desde luego esa limitación no justifica en absoluto que no pueda haber viaje espacial; simplemente indica que los cohetes químicos no son la mejor manera de hacerlo, que es algo que se sabe desde hace tiempo. Imagino que mas adelante kanijo explicará que existen otros tipos de propulsion. Tenemos por ejemplo los motores iónicos en los que la velocidad a la que salen despedidas las partículas es mucho mayor que las de cualquier combustible químico y que nos dan un ratio suficiente para viajes por el sistema solar. De hecho varias sondas interplanetarias se han impulsado mediante sistemas de propulsión iónica. Estos sistemas tienen sus peculiaridades: por ejemplo su potencia de impulsión es muy baja, pero, por contra, pueden mantenerse encendidos mucho tiempo. Eso se traduce en una aceleración pequeña pero mantenida que resulta en velocidades finales mucho mayores que los motores químicos. Otro sistema considerado para el viaje interplanetario son las "catapultas". Antes de hablar de ellas empezaré por su primo cercano, el ascensor espacial. La idea del ascensor espacial, muy bien descrita en la novela de Arthur C. Clarke "las fuentes del paraíso" es simple. Se toma algún tipo de roca en una órbita geoestacionaria sobre la tierra. Se descuelga un hilo hasta el suelo desde esa roca y se usa como cable para subir un ascensor. El mayor problema con esta idea es dar con un material que aguante su propio peso. Aparentemente los recientes modelos de nanotúbulos de carbono son lo bastante fuertes para permitir eso y hay análisis favorables sobre la viabilidad del proyecto. La idea de las catapultas, analizada en "la telaraña entre los mundos" de Charles Sehfield o "Camelot 304" de Robert F. Forward consiste en usar una roca espacial grande y usar un cable similar a los de los ascensores espaciales para acelerar una nave, dando vueltas alrededor de la roca, hasta alcanzar la velocidad necesaria para la órbita interplanetaria y entonces soltarla. Con ese sistema podría viajarse a Marte en cuestión de semanas. Otras propuestas mas delicadas son crear cohetes de combustión nuclear. La primera idea al respecto proviene del físico Freeman Dyson y consiste en usar detonaciones de bombas de fisión para impulsar la nave. Requiere que la nave tenga los escudos adecuados. Además es arriesgado subir materiales fisibles a órbita Pero desde luego es factible y en caso de urgencia seguro que se estudiaría y se intentaría poner en práctica pese a los riesgos. Podéis leer una exposición de la idea en, por ejemplo, la novela "olympos" de Dan Simons. La otra propuesta es el motor de fusión. La fusión da mucho mas margen a la ecuación del cohete. Aparte de eso una nave puede recoger hidrógeno del medio interestelar mientras avanza con lo cuál nunca se quedarían sin combustible. Esta idea está analizada en el ciclo de novelas sobre el centro galáctico de Gregory Benford. Por supuesto el problema es que la fusión nuclear es muy complicada. Otra idea complicada es la de la novela "las crónicas de Mc Andrew" de Charles Shefield. Ahí la fuente de energía/impulsión se centra en torno a un agujero negro. Sobre esa idea se han escrito algunos artículos técnicos que ya he analizado en mi blog de ciencia, ver: Microagujeros negros y viaje espacial y las siguientes dos entradas. Como podéis ver he relacionado muchas ideas de viaje espacial con novelas de CF, todas ellas hard. La mayoría de esas novelas están escritas por físicos con una sólida formación en esos temas. Basan sus historias en artículos científicos de esos campos (y algunos posiblemente hayan escrito ellos mismos algún artículo al respecto). En general es mas probable que un escritor de CF hard sepa más sobre el status de la investigación espacial y su viabilidad que el "físico de a pie" (eso incluye profesores universitarios de física trabajando en otras disciplinas de la física). La propia CF hard, y los que se dedican a ella deberían (deberíamos) ser una fuente de ideas a priori viables y no muy alejadas de lo realizable en la práctica sobre el viaje espacial. Otro gran obstáculo, probablemente el mayor, para la exploración espacial tripulada es la salud de los pasajeros. En un viaje con cohete químico a Marte el trayecto de ida tardaría unos 8 0 9 meses. En ese periodo los astronautas recibirán mucha radiación cósmica, suficiente para que el riesgo de contraer cáncer en un plazo de dos años ronde el 25%. Frente a eso las soluciones pasan por reforzar los blindajes, lo cuál implica un cohete demasiado pesado, o crear curas contra el cáncer. Hay que decir que cuando los USA estaban en plena carrera espacial dedicaron a la cura del cáncer un presupuesto igual al que dedicado a la exploración espacial. Desde entonces ha habido unas cuantas partidas presupuestarias aún mayores dedicadas a dicho propósito sin grandes resultados. Actualmente la mejora en la lucha contra el cáncer se deben sobre todo a las mejoras en los diagnósticos tempranos. Estas mejoras provienen sobre todo de equipos de exploración cuyo origen se debe más al avance de la física de materiales y a las técnicas informáticas que a la investigación médica en sí. Realmente el problema del cáncer es complejo, y requiere muchos avances en biología y medicina. Es interesante saber que la cura del cáncer y el viaje espacial van de la mano, y que los avances en uno de los campos seguramente repercutirían beneficiosamente en el otro. Bien, hasta aquí he explicado algunos de los motivos por los cuales no hay viaje espacial tripulado a otros planetas del sistema solar. El siguiente paso sería plantearse los perjuicios que este retraso en el viaje espacial pueden significar para la especie humana. Lo resumiré en una sencilla frase: "En un futuro no muy lejano la especie humana será una especie espacial o no será". El porque de esa frase lo explicaré en otro momento ;). 2 Respuestas a Sobre la exploración del espacio alberto abrego dijo: julio 25, 2011 a las 7:06 pm (Editar) Los seres humanos no solo soñamos con explorar cabalmente el espacio, sino el poder habitar en el. Creo que toda investigación que abra la posibilidad que los seres humanos poblemos otros planetas vale la pena. Hay un libro llamado Genticks, que muestra una visión de como podría ser el planeta Marte en un futuro. Esta interesante, porque en la trama se muestra los problemas que esto traeria. Me parece haberlo visto en amazon. Lo recomiendo, saludos!. Responder Pop Culture dijo: agosto 6, 2011 a las 9:58 am (Editar) Muy interesante tu blog. Lastima que no te prodiges un poco más… XD Responder

¿Se ha quedado la ciencia ficción retrasada respecto a la ciencia?

Posted on marzo 21, 2011 En un hilo de sédice el usuario Oevega preguntaba ¿QUIEN PREDIJO LA MICROELECTRONICA Y LA NANOTECNOLOGIA?. En el turno de réplicas otro usuario, julioduran, respondía: ….la microelectrónica fué justamente la tecnología que tomó absolutamente de sorpresa a los creadores de ciencia ficción. En la década del 70, los escritores todavía hablaban de bobinas, transistores discretos, lámparas electrónicas, relés, etc., cuándo en 1974 Intel ya había fabricado el primer microprocesador de la historia, el 4004. Mientras la cosa se limitó a fantasear sobre asuntos mecánicos (viajes espaciales, principalmente) todo fué fácil. Pero a partir de la década del 70, los escritores han ido detrás de la ciencia y la tecnología, y siguen yendo detrás. Sí, se habla por ejemplo de Inteligencia Artificial, pero a diferencia de antaño, nadie ha dado una idea coherente sobre cómo podría funcionar eso. Y es el quid de la cuestión. Sí se ha especulado mucho con sus consecuencias sociales. Pero eso no es hard CF. Parece que nadie del mundo CF quiso ni quiere ponerse a estudiar o leer tecnología, asi que, forzosamente, no tienen mucho en que basarse. Se acabó la era de la “anticipación” científica. Coincidentemente con la sofisticación de la ciencia (genética, la nueva física, la informatización de todo) los líderes de la CF, a partir de los 70 apuntaron sus cañones hacia los asuntos “internos” (psicología: J. G. Ballard) y cuestiones de índole social (Ursula K. Le Guin) o meras fantasías, muchas sagas de nuevas culturas y cosas así. La CF dura decayó en grande. El único ejemplo relevante que puedo darte de anticipación tecnológica bien fundamentada es La Era del diamante (1995), de Neal Stephenson, dedicada en gran parte a la nanotecnología, consecuencia directa de la microelectrónica. Recordé otro buen ejemplo: Simulacron-3 (1964), de Daniel Francis Galouye, donde anticipa las realidades virtuales tipo Matrix, con bastante buen fundamento lógico, pero por supuesto, nula idea de como implementar eso. Debo decir que estoy bastante de acuerdo con julioduran, aunque extendería la fecha hasta los 80 y, quizás, principios de los 90. Es más, posiblemente llos 80 fueran la época dorada de la CF hard, al menos en lo que respecta a los títulos que llegaron a España. Lo digo porque Gregory Bendford si estaba bastante al día de los avances en su campo y nos mostraba en sus novelas objetos como las cuerdas cósmicas, que habían sido postulados poco antes de escribirse la novel en que los introdujo. En general en sus obras siempre se mantuvo al tanto de los avances, aunque quizás perdiendo detalles. Por ejemplo en “cosmo” nos viene a comentar una idea similar a la idea de los “universos fecundos” de el físico (bueno, según a quien se le pregunte) Lee Smollin. Realmente no sabría decir si la idea de Smollin es anterior al libro de Benford o viceversa. De hecho es posible que alguna idea similar se le hubiese ocurrido antes a alguna otra persona menos conocida. Y también tenemos a otros autores, como Robert L. Forward, que siempre llevo sus novelas muy de la mano de algún hecho científico muy concreto. Por ejemplo “huevo de Dragón” se basaba en las estrellas de neutrones y la “química” nuclear de su superficie. En otra novela “maestro del tiempo” nos habla del tema de los agujeros de gusano. Dado que Forward R.L. Forward escribió un artículo técnico sobre el tema: “Space Warps: A Review of One Form of Propulsionless Transport” (AIAA-89-2332, 25th Joint Propulsion Conference, Monterey CA, (1989).) está claro que sabía de que hablaba. Hay mas ejemplos de esas fechas, algunos mejores y otros peores. Pero luego el nivel ha ido decayendo. Greg Egan tiene un buen nivel en física y ciencia en general, pero se decanta por la LQG (loop quantum gravity) y los fundamentos de la mecánica cuántica como temas preferentes en cuanto a física. Sin entrar a un debate a lo “string wars” sobre si la LQG es una teoría carente de sentido (y experimentalmente descartada, al menos según las presuntas primeras consecuencias experimentales de la misma, posteriormente negadas por la comunidad) si puede afirmarse que, falsa o no, la LQG no es el mainstream, y menos aún lo mas prometedor de la física de altas energías. Independientemente de su “falta de predictibilidad” no puede negarse que la teoría de cuerdas tiene muchísimo mas potencial “ciencia ficcionero” que la LQG. Y está casi sin explotar. Otro autor CF hard de la actualidad, Alastayr Reynolds, hace un trabajo digno, pero si bien la física que introduce en sus novelas es relativamente reciente y está un peldaño de lo que se estudia en licenciatura no puede decirse que haga alardes. Fuera de la física hay muy poco tratamiento científico. La biologia daría mucho de sí, la ecología matemática podría implementar muchos aspectos de la “psicohistoria” de Asimov. Pero no he visto que este usándose apenas. Si acaso Egan hace el esfuerzo de dar bastantes detalles de sus elucubraciones sobre avances en biologia. La informática es un tema que no me entusiasma (lo cuál no quiere decir que no tenga bastantes conocimientos técnicos sobre el particular). Pero tampoco veo que se haya usado demasiado en detalle en la CF. Total, que la CF hard que se escribe en la actualidad, que es poca (al menos la que llega a España) es muy pobre científicamente. Y, peor aún, no parece que haya mucha demanda. En general el advenimiento del libro electrónico creo que prácticamente va a acabar con la posibilidad de que puedan existir escritores profesionales en cualquier género, y menos aún en un género relativamente minoritario como la CF. Siendo así no hay demasiados alicientes para escribir, más allá de hacerlo como hobby. Y la gente que escribe como hobby en ratos libres no va a esforzarse demasiado en algo tan complejo como documentarse. En algunos casos, alguna gente con “talante literario” y gusto de las temáticas de CF están conceptualmente de lo que es la ciencia que es prácticamente imposible que ni siquiera entiendan porque lo que cuentan en sus relatos, que presuntamente debería representar a la ciencia, es un absoluto sinsentido. El tipo de consideraciones que he expuesto en los últimos párrafos son el motivo de que tenga bastante abandonado este blog. Lo que se escribe en los sellos de ciencia ficción actualmente cada vez me interesa menos. Y no veo demasiados signos de que pueda ganar dinero escribiendo CF hard usando física actual que resulta difícil de entender para la mayoría de potenciales lectores. Los concursos, otro presunto aliciente para escribir CF son otro camino sin salida. No he visto un solo relato (quitando el premio UPC) ganador, o finalista, de los concusros habituales que pueda encuadrarse en el término CF tal como yo lo entiendo y a mí me interesa. Tal vez las perspectivas cambien, por vaya usted a saber que golpe de fortuna, pero de momento creo que este blog va a tener poca actividad. Algo seguiré escribiendo, pero sin mayores motivaciones con poca frecuencia. O tal vez si haya suerte y algún factor cambie y me anime a escribir. Es lo que tiene el futuro, no es especialmente sencillo de predecir . 2 Respuestas a ¿Se ha quedado la ciencia ficción retrasada respecto a la ciencia? nicolas dijo: marzo 28, 2011 a las 4:07 am (Editar) Coincido en que parece que la ciencia ficción ha quedado relegada a los viajes al espacio, los viajes por el tiempo, autos voladores, etc. Son los mismos temas que los van repitiendo. Hay cosas nuevas, pero personalmente, muy personalmente, soy de leer ciencia ficción vieja… no sé porqué… será porque los autores son los más conocidos, Asimov, Clarke, Heinlein, H.G.Wells, etc. Hay ciertas cosas que son increíbles, y es que no hay historia de ciencia ficción que haya predecido internet, o los celulares, ni nada del mundo moderno, sólo se han limitado a los autos voladores (algo que yo creo muy lejano, si es que algún día existe). O a los viajes espaciales, que la humanidad ha decidido dejar para otro momento, preocupada por el aquí y ahora. En vez de girar hacia un mundo espacial como veían los autores de ciencia ficción, hemos girado hacia un mundo interconectado. Puedo ver en Asimov un atisbo de acercamiento en la Enciclopedia Galáctica, de La Fundación, que no sería ni más ni menos que Google. Creo que si él estuviera vivo ahora y ve a Google se muere nuevamente. También podría ser Multivac, el superordenador que resuelve todas las preguntas de “La Última Pregunta”. Pero queda muy mal cuando imagina tarjetas perforadas en el futuro como en “El Fin de la Eternidad”. Pero… pero…¿cómo imaginar el futuro sin quedar como un papanatas?… creo que es muy difícil, si no imposible. Y es por eso que “La Máquina del Tiempo”, de H.G.Wells es fantástica, nos sitúa en el 802.701 y listo… nadie vivirá para contradecirlo. Leer de Informática, a pesar de ser Ing. en Sistemas tampoco me entusiasma demasiado porque sé que encontraré errores descomunales, y no podré resistirlo. Por eso prefiero historias sobre temas de los que no tenga mucho conocimiento, como de física, porque es más fácil para mí “comerme” el argumento. ¿Y porqué decís que no habrá nuevas historias por culpa de los lectores electrónicos? me parece que estás equivocado. Si la humanidad sabe aprovecharlo, puede ser la mejor solución para que aparezcan nuevos escritores!. Yo pagaría un precio adecuado por leer una buena historia. Y la ventaja es que no dependés de las cadenas de librerías. Si fuera por ellas no hubiera leido tanta Ciencia Ficción como a mí me gusta. Imaginate vender tu libro a U$S 1, pero venderlo 100 mil, 200 mil veces…¿no te alcanzaría? Creo que estarías muy bien pagado. Responder freelancescience dijo: abril 5, 2011 a las 5:38 am (Editar) He esperado un poco antes de responder a ver como iba evolucionando el número de relatos subidos a sédice: http://www.sedice.com/modules.php?name=Forums&file=viewforum&f=1 y a otro foro dónde mandan relatos de CF, http://www.forodeliteratura.com/forumdisplay.php?f=54 Como puedes ver tu mismo fijándote en las fechas el ritmo de envíos no para de disminuir. Abundemos en ello. Si te vas al foro de sédice sobre novedades editoriales te encuentras con noticias como esta: http://www.sedice.com/modules.php?name=Forums&file=viewtopic&t=42326 (AJEC camino de desaparecer). Es posible que en algún momento llegue a haber algún cambio de tendencia y se encuentre algún modo de rentabilizar las obras creativas en internet. A fin de cuentas si llega un momento en que nadie produce nada nuevo, porque no ve ganancia posible en ello, la gente decida que tal vez debería pagar algo. Aparte del coste mayor o menor de una obra (cualquier tipo de obra) en internet hay un gran obstáculo para el pago de la misma. Ahora mismo los dos medios principales de pago son las tarjetas de crédito/rédito y paypal. No puedo decir que sea un experto en seguridad informática (bonito eufemismo que usan algunos para describir lo que hacen x) pero si sé lo suficiente para saber que comprar con una tarjeta es jugar con juego (y no está en tus manos hacer nada para evitar el riesgo pues las mismas empresas a las que pagas son el punto mas débil). Por supuesto uno puede crear una cuenta específica para internet, con su correspondiente tarjeta de crédito (o mucho mejor, de débito), dónde tenga muy poco efectivo. Lo malo con eso es que los bancos tienen unas comisiones de mantenimiento de cuenta y un cargo de tarjeta bastante leoninos y estas tirando el dinero si sólo vas a comprar alguna cosa suelte de tanto en tanto. Además, yo particularmente, y mucha otra gente según veo, los bancos cuanto menos los uses mejor . Paypal no lo conozco, pero no veo yo porque habría de ser especialmente seguro. La solución para el pago de internet creo que sería lo que se está intentando implementar actualmente, pagar mediante el saldo del móvil. Al menos si eso se contempla desde la perspectiva de usuarios de prepago y no los de contrato. Es decir, que si yo quiero comprarme tal o cuál cosa me voy al locutorio de al lado y hago una recarga de saldo que cubra el importe de lo que me voy a bajar de internet. Luego pago y ya está. Si alguien encuentra algún modo de pillarme la cuenta sólo podrá pillarme lo que haya recargado en un instante dado, y sólo tendrá la opción de pillarlo en el margen de tiempo que medie entre la recarga y el pago pues luego ya no habrá saldo. Pero eso son especulaciones. Por ahora corren malos tiempos para la prosa.

El barrio viejo: III

El auditorio estaba lo bastante próximo como para poder llegar andando a tiempo para el concierto, así que decidimos pagar la consumición y llegarnos hasta allí dando un paseo. Según los standards de la zona joven no era una hora muy tardía. Sin embargo para los usos del barrio viejo era ya el momento en que la mayoría de sus habitantes empezaban a pensar en cenar, si no lo habían hecho ya, e irse a la cama. La consecuencia de ello es que las calles estaban prácticamente desiertas. 

No habíamos recorrido ni la mitad del trayecto cuando se produjo un lejano fogonazo de luz. Nos giramos para verlo de frente. Pudimos observar como unas llamaradas se elevaban hacia el cielo nocturno, alzándose por encima de los edificios que se hallaban entre nosotros y ellas. A los pocos segundos, unos 15 o así, llegó el ruido de una explosión, apagado por la distancia, así como una ligera onda de choque que apenas fue lo bastante fuerte como para agitar un poco los cristales de los edificios. De manera automática multipliqué el tiempo de retraso entre la luz y la explosión por la velocidad del sonido y estimé que lo que veíamos se hallaba a unos 5 kilómetros. Silvia debió haber llegado a la misma conclusión y, dado que conocía la zona, rápidamente ubicó el lugar de la detonación. 

--¡Eso ha sido en la fábrica de los Kokusha! 

--¿Los kokusha tiene fábricas en el barrio viejo? – respondí sorprendido por la información. 

-- Si, si, claro que sí. Esos tienen fábricas por todos lados. No sé que demonios hacen ahí, pero sea lo que sea es algún tipo de producto adecuado para que los ancianos puedan elaborarlo de manera bastante competitiva – aclaró Silvia. 

-- Pues fuera lo que fuese debía ser algo que explotara con facilidad. O eso o alguien se las ha apañado para introducir ahí una buena ración de explosivos – comenté. Por cierto, ¿había muchos edificios por la zona? Lo digo porque, aunque muy debilitada, la onda expansiva llegó hasta aquí. Si no recuerdo mal la intensidad de las explosiones decae con el cubo de la distancia. Eso significa que en las zonas relativamente cercanas los daños den haber sido tremendos. 

-- No, la fábrica estaba en un descampado. Nunca me lo había planteado, pero imagino que el motivo para ello debía ser ese, evitar que si explotaba causara daños. Muy considerado por parte de los kokusha si es así la verdad – explicó Silvia. 

-- Pues sí… 

Pensaba añadir mas cosas, pero me interrumpió el sonido una sirena. Se trataba de un camión de bomberos que avanzaba a toda pastilla por la calle en la que estábamos camino hacia el incidente. Aún no había terminada de pasar cuando le siguió otro, a ese le siguió un ambulancia, después un coche de policía y así uno tras otro una cohorte entera de vehículos oficiales apresurándose a llegar al lugar del incidente. Resultaba chocante ver que casi todo el personal de los cuerpos de seguridad y emergencias estaba integrado por gente de fuera del barrio viejo. Para tareas que requerían acción física intensiva seguía siendo necesaria gente de menor edad. Curiosamente, para evitar disonancias sociales, todos los integrantes de esos cuerpos especiales vivían en zonas residenciales dedicadas, islas de juventud en medio de un mar de gente anciana. 

--Oye, ¿Qué crees que habrá sido, un accidente o un atentado? – Preguntó Silvia – casi gritando para hacerse oír por encima del ruido de las ululantes sirenas de los coches que pasaban. 

--No sé, no hay muchos precedentes de errores en una fábrica Kokusha lo bastante graves para derivar en un accidente. Me inclino a pensar que debe ser un atentado – contesté en voz igualmente alta. 

-- ¿Y tu crees que…bueno, ya sabes…habrá tenido algo que ver? – dijo Silvia poniendo sobre la mesa la cuestión que me había planteado yo mismo desde el principio. La verdad es que había buenos motivos para planteárselo. El sargento nunca antes había aparecido por el barrio viejo, y ya era casualidad que justo cuando la persona del planeta que mejor conocía a los kokusha y sus debilidades decidía pasarse por la zona se produjera un accidente. Por otro lado nunca hasta ahora, al menos que supiera, nuestra organización había recurrido a los atentados. La verdad es que no sabía muy bien que pensar. 

-- No sé Silvia, no sabría decirte… 

Una vez más tuve que dejar la frase a medias pues oí como nuestros respectivos móviles nos avisaban de que teníamos un mensaje nuevo. Los miré y pude leer: << Acabo de ver la explosión. Voy a cotillear a ver si me entero de algo. He telefoneado al auditorio y me han dicho que no se suspende el concierto. Id vosotros a la primera parte e intentaré llegar a la segunda >>. 

Imaginé que el mensaje de Silvia diría exactamente lo mismo. Levanté la cabeza del móvil y la miré. Un rápido “vamos” me dio toda la información que necesitaba y continuamos nuestros caminos, sin hablar, pensando en lo que podría haber pasado y en que podría afectar a nuestra causa. 

No tuvimos problemas en conseguir entradas. No había demasiados asistentes. Observé con sorpresa que más o menos la mitad de los que habíamos acudido a ver el concierto éramos gente joven – entiéndase, gente de fuera del barrio viejo --. Es un hecho que me llamo bastante la atención, por algún motivo tenía la impresión de que la mayor parte del público de la música clásica sería gente mayor, o incluso muy mayor. Pensé que, tal vez, la proporción de edades estuviera causada por lo tardío, para los del barrio viejo, del horario de celebración del mismo. 

Silvia y yo cogimos el programa de mano, cada uno el suyo. Leí la portada del mismo: 

Integral de los conciertos de piano de Ravel 

Orquesta de la meseta ibérica 

Dirigida por Mario Lavista 

Intérprete solista: Maria Rosa Sanchez. 

Me hizo gracia el nombre de la orquesta. Sospecho que en tiempos podría haber sido la orquesta de la comunidad de Madrid, de la comunidad de Castilla la Mancha o algo por el estilo. Pero ya no había comunidades, claro. Los Kokusha nada más llegar abolieron las soberanías nacionales, abolieron las fronteras e impusieron una metasoberania global en la que cualquier persona podía ir libremente a cualquier lugar del mundo a la que le apeteciera. Pese a ello mantuvieron un poder administrativo que, más o menos, se correspondía con los antiguos países humanos y permitieron que las personas que ostentaban ese poder fueran elegidas en procesos democráticos entre las poblaciones humanas. En España se solicito a la autoridad kokusha que se aprovechara el cambio para que las antiguas comunidades autónomas pasaran a tener el mismo status que las soberanías de los antiguos países. Como a los alienígenas ni les iba ni les venía el asunto al principio accedieron. Sin embargo enseguida hubo desacuerdos entre los dirigentes sobre como trocear los territorios, a quien pertenecía el derecho de explotación de tal o cuál recurso económico (especialmente el agua) y presentaron tantas revisiones a la propuesta original que el mando kokusha decidió cortar por lo sano y denegar cualquier subdivisión del territorio. Antes las protestas de unos a la medida optaron por reafirmar su postura y decidieron incorporar a las antiguas España y Portugal en una gestión única: La península Ibérica. Y para dejar claro que se habían sentido molestos con la tontería fueron muy claritos a la hora de dejar claro que debía eliminarse de manera tajante cualquier referencia a las antiguas comunidades. 



Mientras yo me había dedicado a meditar sobre el posible origen de la orquesta Silvia había sido mas práctica y había empezado a leer el resto del catálogo. Su primer comentario al respecto lo profirió en un tono de ligera indignación: 

-- ¡Anda! ¡Pero que morro! La “integral” de los conciertos de Ravel resulta que solo consta de dos piezas. ¡Menuda integral de birria! 

-- ¿Sólo dos? Vaya, bueno, tal vez mejor así. Si no nos gustan al menos el aburrimiento será mas cortó – respondí conciliador. Además, dos conciertos…sigue siendo mucho tiempo ¿no? 

-- No tanto. He leído que el primero concierto, el concierto para la mano izquierda, que es como lo llaman, es muy cortito. Y el segundo tampoco es demasiado largo, parece. Yo creo que entre ambos conciertos deberían poner alguna otra obra. Además, así descansaría la pianista. – me espetó Silvia, sosteniendo airada su postura inicial. 

-- Hum, bueno, puede ser. Me imagino que lo suyo es que si van a interpretar algo de Ravel deberían incluir el bolero, que es lo que conoce todo el mundo. Vamos, al menos yo es lo único suyo que conozco – expliqué. 

-- Pues si, desde luego ¿Qué eso de tocar a Ravel y no poner el bolero? Con lo bonito que es – dijo Silvia en tono de dejar zanjado el asunto. 


Cuando nos dirigimos a la sala del concierto asistimos a una escena reveladora. Un señor cuya edad mostraba bien a las claras su condición de residente de la zona, quería llevar consigo su serbot. Sin embargo el acomodador le indicó que estaba prohibido acceder al patio de butacas con ellos. El característico ruido de los motores “paso por paso” del serbot era inapropiado para una audición dónde el silencio en el recinto era un requisito esencial. El anciano protestó aduciendo que eso era una tontería, que los móviles si estaban permitidos y que cualquier podía olvidarse de silenciarlo y recibir alguna llamada inoportuna. El amable acomodador, también anciano -- aunque saltaba a la vista que debía haber nacido al menos dos décadas más tarde -- explicó que eso no podía suceder. En el auditorio había instalados unos inhibidores de señal que se aseguraban de que no hubiera cobertura durante las interpretaciones. Muy a su pesar, según revelaba su iracundo rostro, el viejo gruñón accedió, siguiendo las indicaciones del acomodador, a dejar su serbot en el ropero. 

Silvia y yo nos miramos diciéndonos el uno al otro sin palabras: “Vaya, creo que ya sabemos porque el sargento nos ha ido a citar justo aquí”. 

Pasamos el resto del tiempo que faltaba hasta que empezara el concierto escuchando los cuchicheos de nuestros vecinos de asiento. El tema estrella de las conversaciones, como cabía esperar, era la explosión. Oímos varios rumores de muy diverso pelaje, pero nadie tenía ninguna información contrastada. Por lo visto los Kokusha habían dado orden tajante a las autoridades humanas locales de que se estableciese un perímetro de seguridad y que nadie entrara en la zona siniestrada, incluyendo a las fuerzas policiales y al servicio de bomberos. Estos últimos debían limitarse a asegurarse de que el incendio no se extendiera por los alrededores, pero bajo ningún concepto debían irrumpir en el interior de la fábrica. Por los propios Kokusha se harían cargo de la situación del interior desplazando a la zona un transbordador enviado directamente desde las naves orbitales dónde vivían la mayor parte de los Kokusha. Era bien conocido por todos lo remisos que eran los alienígenas a descender de sus naves y pasearse por el planeta que gobernaban. Solo unos pocos delegados en tareas estratégicas lo hacían de manera permanente. El resto sólo descendían a la superficie terrestre en ocasiones muy especiales. Aparentemente la explosión de la fábrica era una de esas ocasiones. 
Casi sin darnos cuenta empezó el concierto. Con tanto atender a las conversaciones ajenas no había leído nada del folleto informativo. Por eso cuando ví que la tal Rosa se sentaba al piano y lo primero que hacia era dejar el brazo derecho colgando muerto a u costado caí en la cuenta de que eso de “concierto par ala mano izquierda” era algo literal. La música no me disgustó del todo, aunque tampoco me entusiasmó. De algún modo en muchos pasajes me recordaba un poco al famoso Bolero. Lo que mas me impresionó fue la parte del piano. En algunos pasajes la mano izquierda recorría el teclado arriba y abajo a toda velocidad. En otras, de alguna manera, la intérprete conseguía que una sola mano ejecutara a la vez un acompañamiento y una melodía. Me pregunté porque alguien se molestaría en hacer una pieza con esas características. ¿Acaso al tal Ravel le habría sucedido lo que a nuestro famoso manco de Lepanto, el inigualable Cervantes? Miré disimuladamente el programa y logré dar con la explicación. Por lo visto un pianista famoso de la época, un tal Paul Wittgenstein había resultado herido en la primera guerra mundial y le habían tenido que amputar el brazo derecho. Tras reponerse anímicamente del trauma que eso le supuso se dedico a recopilar la música que existía en el repertorio mundial para ser interpretada con una sola mano. Al no encontrar plenamente satisfactorio lo que había decidió pedirle a algunos de los mas grandes compositores de la época, entre ellos Maurice Ravel, que compusieran obras adecuadas para un pianista mutilado. 

El final del concierto, consistente en un solo movimiento, fue saludado con una larga salva de aplausos y vítores. La pianista, una preciosa rubia de pelo más bien corto, que según el libreto era una cuarentona, pero que a la vista parecía estar en sus veintitantos, saludó educadamente al público. Lo hizo siguiendo el uso de los conciertos de la música clásica, inclinando el tronco repetidamente. Se saludó con el director, que por su aspecto parecía ser Mejicano, y tras esperar a que se poco a poco se fuesen apagando los aplausos se marchó del escenario, sujetándose la cola del largo vestido negro de terciopelo que llevaba cuando bajo las escaleras del mismo. Tras esto el director anunció por un micrófono discretamente colocado en su atril que habría un descanso de unos 20 minutos y que, como siempre, antes de la reanudación se emitirían tres avisos sonoros, con intervalos de un par de minutos, para avisar a los despistados. 

Silvia y yo nos disponíamos a abandonar nuestros asientos cuando apareció por allí el sargento. Llevaba un abrigo que dejó en el asiento situado al lado de Silvia. Está, curiosa, le preguntó si esa era la butaca que le correspondía, El aclaró que, si, por supuesto. Silvia no pregunto nada más, pero claramente se estaba preguntando lo mismo que yo ¿Cómo sabía el sargento dónde estábamos sentados? Y ya puestos, ¿era casualidad que el asiento de al lado de Silvia fuera uno de lo escasísimos asientos de las primeras filas que no estaban ocupados? En fin, un misterio menor entre muchos.

El barrio viejo: II

<<Allá por los 70 alguien perspicaz dijo aquella frase de "no te fíes de nadie mayor de 30 años". Observando a la inmensa mayoría de los que hoy tienen mas de 70 años la frase estaba sobradamente justificada >> 


Tras cerrar a toda prisa el SMS me giré para verificar si había alguna posibilidad de que alguien lo hubiese podido leer accidentalmente. Afortunadamente no había nadie por las inmediaciones. El mensaje era de Nuyosh Neila, que era la identidad que había adoptado el sargento en esta etapa de vida civil. Supongo que la frase pretendía ser divertida, pero bendita la gracia que tenía en ese momento. Los del barrio viejo eran muy suspicaces con cualquier manifestación que pudiera tener tintes de gerontofobia. Me constaba que por frases menos ofensivas algunos visitantes ocasionales de las zonas de mayores habían sido denunciados y llevados a juicio. Me parecía muy mal por parte del sargento arriesgarse a llamar la atención en medio de la delicada empresa en la que estábamos para gastar una de sus bromitas. 

-- Raul, que te has quedado otra vez en plan autista, tras leer el mensaje del movil ¿Qué pasa? – preguntó Silvia. 

-- Nada, nada, un mensaje un tanto inadecuado de…Nuyosh – había estado a punto de decir el sargento --. Me giré un momento para comprobar si alguien podría haberlo visto accidentalmente, pero no hay problema, no había nadie por aquí. 

-- ¿Cómo que no? ¿Acaso no te has fijado en que estamos rodeados de serbots? – replicó Silvia. 

Me quedé parado un instante con cara de tonto y luego hice una inspección cautelosa de los alrededores. En la mesa de al lado, discretamente oculto por la hoja de menús había un serbot de apariencia lujosa. Y, que casualidad, su cámara estaba dirigida en nuestra dirección. Giré la cabeza al otro lado, tratando de justificar el gesto cogiendo la botella de vino que nos habían servido, y rellenando la copa. Enseguida pude discernir otro serbot, esta vez en el suelo, en modo de reposo, como si alguien lo hubiese dejado ahí medio olvidado. Silvia, que había seguido mi mirada todo ese tiempo intervino de modo aseverativo. 

-- Si, están por todos lados. De hecho hay uno debajo de la mesa, oculto por el mantel. Es algo común en el caso de las chicas. Yo siempre debo avisar a mis amigas de que cuando tengan que ir a algún barrio viejo se cuiden de ir en minifalda. Y si la llevan que no olviden de cruzar siempre las piernas. Casi siempre habrá un serbot atento a los descuidos. 

--Pero...por favor, que… -- es todo lo que atiné a decir antes de caer en lo que me había querido decir el sargento con su mensaje. Me estaba previniendo de los serbots. En realidad no era la primera vez que lo hacía. Para los de la zona joven los serbots son algo conocido, pero nos cuesta concienciarnos de su omnipresencia en los barrios viejos. De hechos los serbots habían sido creados específicamente para ayudar a personas discapacitadas, bien por accidente, o, sobre todo, gente anciana. Los primeros modelos comerciales surgieron en Japón. El país nipón tenía la mayor esperanza de vida del planeta, y su tecnología y cultura como civilización industrial siempre había pivotado en torno a la electrónica y la robótica. En el imaginario Japonés los robots no eran como en la americana, dónde la idea de los terminators era posiblemente el paradigma dominante. Para los ciudadanos del país del sol naciente los robots eran vistos como seres poderosos y benignos encargados de ayudar a los seres humanos. Desde luego un serbot estaba lejos de la idea del un robot antropomórfico dotado de inteligencia artificial completa. La mayoría eran sistemas con uno o dos brazos robóticos (no necesariamente iguales entre ambos) colocados sobre una plataforma móvil, normalmente algún tipo de carrito con ruedas. Contaban además con cámara, altavoz y micrófono. El sistema estaba gestionado por un ordenador, normalmente gobernable por pantalla táctil. El ordenador vía inalámbrica, se conectaba con el ordenador master, operado por el dueño del serbot. El operador podía enviar al serbot a realizar un montón de tareas cotidianas sin moverse de su sitio. Para una persona joven normal la utilidad de los serbots era escasa. Sin embargo para, por ejemplo, un parapléjico resultaba una bendición. Sin moverse del sofá, o de la cama, lo que correspondiera, podían enviar al serbot a cualquier rincón de la casa a traerles lo que fuese que pudieran necesitar. Tenía un amigo en esas circunstancias y me había comentado como esos aparatos habían representado una mejora sustancial en su calidad de vida. Algo tan sencillo como ir al frigorífico a coger una cerveza era una tarea muy complicada para él. Tenía que cambiarse del sofá a la silla de ruedas, ir asta la nevera, volver al salón y luego cambiarse otra vez al sofá. Y si se había olvidado cualquier tontería, por ejemplo una servilleta, tocaba repetir la tarea. Con el serbot bastaba con marcar en el ordenador master el punto de destino y el serbot, ayudado por un sistema de localización instalado en el edificio, iba desde dónde quiera que estuviese al lugar indicado. Si encontraba algún obstáculo que sistema de inteligencia artificial no supiera salvar enviaba un aviso y el dueño podía operarlo manualmente para resolver el problema, tras lo cuál proseguía el solito el trayecto. Una vez en destino alertaba al dueño para que realizara la tarea indicada. Esta solía requerir usar el brazo robot, o normalmente ambos. El robot transmitía por una cámara 3 D lo que veía a la pantalla, también3 D, del ordenador master. Eso daba al usuario una visión con sensación de profundidad que facilitaba sobremanera el uso de los brazos robots. Estos eran manejados por unos dispositivos instalados en los brazos del usuario que transmitían inalámbricamente al ordenador master, vía un dispositivo USB, El desarrollo de esa tecnología había sido propiciado mitad por los estudios de cine, dónde se usaban para crear animaciones a partir de movimientos de actores, mitad por los mandos sensibles al movimiento de las videoconsolas. 

El caso es que en las zonas convencionales el uso de los serbots estaba restringido a los domicilios. Y en casas diseñadas para personas funcionalmente capaces tenían algunos problemas para realizar ciertas tareas, principalmente porque en las casas normales todo estaba a una altura adecuada para ser manipulada por un humano, no por un robot que avanzaba a escaso centímetros del suelo. Habia modos de circunvenir esas dificultades, pero ninguno del todo idóneo. Sin embargo en los barrios viejos se había tenido en cuenta la necesidad de los serbots y casi todos los dispositivos domésticos contaban con accesos diseñados específicamente para ellos. Pero no sólo los hogares privados están diseñados con los serbots en mente. Toda la arquitectura de interior y exterior estaba preparada para ellos. De ese modo una persona con serios problemas de movilidad podía enviar su serbot a un supermercado. Una vez allí su serbot se acoplaba a un mercabot, diseñado específicamente para operar y acarrear los artículos del supermercado. El dueño del serbot – una vez seleccionados los productos que deseaba – iba a la caja correspondiente y realizaba el pago haciendo que el serbot proporcionara los datos de la tarjeta de crédito. Tras ello hacia que el serbot llevara la compra hasta su domicilio y la depositara en dónde correspondiese. Al finalizar dejaba el mercabot en la salida del portal de su casa y el mercabot se las apañaba por su cuenta para regresar al supermercado. 

Todo eso lo sabía intelectualmente. Pero no estaba acostumbrado a lidiar con ello de manera habitual. Y acababa de descubrir que los serbots eran unos excelentes dispositivos de espionaje. En ese momento pensó en la típica figura de la maruja cotilla. Para ese tipo de personas un serbot debía ser algo así como un regalo divino. Y por lo que había dicho Silvia por lo visto también el público masculino había encontrado su propio uso éticamente cuestionable de los serbots. Bueno, no es que él estuviera libre de culpa en eso último. Posiblemente si hubiese estado menos atento al escote de Silvia y más a lo que tenía a su alrededor no hubiera sido necesario que el sargento le enviara ese mensaje. Lo cuál, por supuesto, llevaba aparejada una pregunta ¿realmente sabía el sargento lo que estaba pasando? ¿O sólo había hecho suposiciones razonables y había acertado? 


En ese momento sonó otro aviso de mensaje. Pero esta vez era en el móvil de Silvia. Tras mirarlo esta se dirigió a él y le dijo: 

-- Hay cambio de planes. Me acaba de decir Nuyosh que acudamos a un auditorio cercano. Por lo visto hay un concierto de piano que le interesa y nos tenemos que reunir allí con él. 

-- ¿Qué vamos a un concierto de piano? ¿De música clásica quieres decir? – pregunté con voz mas temblorosa de lo que pretendía. 

-- Si, confirmó Silvia ¿Qué pasa? ¿No te gusta la música clásica? 

--Bueeeno – dije tomando tiempo para pensar la respuesta – no es que me disguste, pero no suelo oírla. Yo soy mas de guitarras, rock sinfónico, Yes, Emerson Lake and Palmer, también los Queen, o el heavy. Y, hombre, los músicos de rock sinfónico tienen normalmente formación de conservatorio, y a veces hacen versiones de obras clásicas, pero vamos, hasta ahí llego. Nunca he ido a un auditorio. 

Silvia, que me había estado mirando todo el rato como si le estuviera hablando de la vida íntima de los dinosaurios, me respondió que sus gustos musicales eran eclécticos, pero más modernos que los míos. Eso sí, por lo visto le gustaban los instrumentos acústicos y en la música que escuchaba por lo visto no era infrecuente oír violines, contrabajos, clavicémbalos, o algún otro. En cuanto al sargento creo recordar que una vez me dijo que había estudiado algunos años de piano, supongo que eso explicaría en parte lo del concierto. Pero, aún así. ¿Qué relación podía haber entre un concierto de piano y una conspiración contra la ocupación Kokusha? ¿Y como es que el sargento se avenía a visitar el barrio viejo, con lo antipático que le resultaba? En fin, si le hubieran dado diez céntimos por cada acto del sargento para el que no tenía explicación obvia a estas alturas ya seria millonario. Sólo quedaba acudir, y ver que pasaba.

El barrio viejo: I

Posted on octubre 29, 2010 Este relato, aunque de lectura independiente, está ubicado dentro del escenario general que se presentó en la serie de entregas posteadas bajo el título “guerras ajenas” y es la continuación del mismo. —————————————————————————————————–



Era un hecho, siempre que había que visitar el barrio viejo le tocaba a mi el viajecito. Los barrios viejos habían sido una de las escasas imposiciones de los koskusha a las sociedades humanas y su implantación había resultado una labor difícil de llevar a cabo. Sólo cuando los humanos vieron que los invasores alienígenas se mostraban inflexibles al respecto y que estaban dispuestos a eliminar los movimientos de resistencia con toda la contundencia que fuese necesaria transigieron con la medida. 

Actualmente, visto en retrospectiva, hay una creciente corriente de opinión, sobre todo en el mundillo académico, que considera que el cambio fue beneficioso. Más aun, creen que caso de no haberse llevado a cabo habría abocado a las sociedades humanas a un colapso estructural. Aún así el ciudadano de a pie sigue viendo la situación con un cierto disgusto y es uno de los argumentos que podrían usarse para incitar a la rebelión contra la dominación kokusha. Pero va a ser que no. El sargento no quiere ni oír hablar del asunto. Para él los barrios viejos son el mayor regalo de los kokusha a la civilización humana y le horrorizaría la idea de que volviera a instaurarse la sociedad pensionista que preponderaba en los antiguos países del primer mundo antes de la ocupación. Y como quiera que el sargento era muy hábil, al menos cuando quería, para convencer a los que le rodeaban nadie en el movimiento de resistencia mostraba mayor interés en abolir los barrios viejos. O, ya puestos, en visitarlos. 

Estaba llegando a la invisible frontera que separaba el barrio viejo del resto de la ciudad. Como en muchas otras urbes en Madrid el barrio viejo se había ubicado en las afueras. Dada la ingente cantidad de gente que debía ocuparlos la mayoría de los edificios del barrio viejo eran apartamentos construidos de manera apresurada. Ocasionalmente, según el crecimiento urbanístico absorbía poblaciones preexistentes los encargados de la planificación había optado por mantener los edificios preexistentes que pasaban a ser oasis de edificación tradicional entre un mar de monótonos bloques de viviendas nuevas. En la transición entre el grueso de la ciudad y el barrio viejo se alternaban los edificios antiguos con los de nueva factura. E igualmente se alternaba la población joven con la población mayor. Según uno se adentraba en el barrio viejo los edificios antiguos desaparecían, y la gente joven con ellos. 

Uno de los aspectos en los que era muy obvio que uno ya se había adentrado en el barrio viejo era el tráfico. En esa zona casi la totalidad de los conductores sobrepasaban los 70 años, y la velocidad a la que lo hacían resultaba insufriblemente lenta, al menos para alguien como él, relativamente joven. Por supuesto como en ese barrio todo el mundo conducía despacio los reflejos ralentizados de los ancianos no eran un impedimento a la hora de maniobrar un vehículo ya que todos los demás conductores se comportaban con la misma parsimonia. Por supuesto esa era una de las ideas esenciales de los barrios viejos. Al obligar a que toda a población que sobrepasaba una cierta edad a residir junta en unas zonas determinadas podían optimizarse las estructuras urbanísticas para adaptarse a sus limitaciones. Desde luego esas optimizaciones serían un handicap para otras personas de menor edad, pero nadie por debajo de la edad límite podía vivir en el barrio viejo de modo permanente. 

Resultaba sencillo orientarse en el barrio viejo. La disposición urbanística era muy regular, con grandes avenidas rectas cruzándose unas con otras de manera perpendicular. Por desgracia mi cita debía celebrarse en una de las poblaciones absorbidas, cuya disposición era mucho menos uniforme. Por ese motivo cuando creí que no debía andar muy lejos conecté el galileo del coche. Los dispositivos galileo oficialmente sólo estaban permitidos en usos militares. Yo ya no era militar, pero la organización no parecía tener muchos problemas en conseguir ese tipo de artilugios para ponerlos a disposición de sus miembros. El dispositivo entró en funcionamiento y rápidamente me marcó en el mapa una ruta relativamente simple de seguir. Confiaba que no hubiera algún desajuste serio entre los mapas, normalmente no muy actualizados, y el trazado real. No me preocupaba tanto tener un accidente y acabar cayendo a algún canal o acequia construido recientemente y que no figurase en la memoria del galileo como el simple hecho de perderme. La primera vez que había visitado el barrio viejo no me había preocupado de llevar un dispositivo de esos y me había perdido. Eso parecía un problema menor hasta que había empezado a preguntar a los viandantes para que me orientasen. Había descubierto que a la gente mayor no le había hecho ninguna gracia que el resto de la población hubiese capitulado tan fácilmente, según ellos, a las exigencias kokusha y que no dejaban pasar ocasión para vengarse sutilmente de los jóvenes que los habían abandonado y recluido en guetos. Había tardado casi una hora en llegar a mi destino, y sólo lo logré cuando me olvidé de preguntar y paré a consultar por mi cuenta Google maps en el tablet del vehículo. 

Por fortuna no hubo ningún problema con el dispositivo de navegación por satélite y llegué puntualmente a mi primera cita de hoy, Silvia. Silvia no era una residente del barrio viejo. Era una arquitecta recién entrada en lo que antes se solía denominar mediana edad. En la práctica a sus ¿treinta y muchos, cuarenta y pocos? seguía siendo una mujer despampanante, de estatura ligeramente por encima de la media. Ese día llevaba suelta su media melena de color castaño, casi claro. Estaba alojada en un lujoso hotel y me invitó a que tomáramos algo y charláramos un rato antes de reunirnos con el resto de la gente. Nos dirigimos al comedor del hotel. Eran as siete de la tarde, demasiado temprano para cenar, y no había apenas gente por lo que pudimos elegir el sitio que más nos apetecía. Al poco de sentarnos llegó un amable camarero a tomarnos nota. Dado que estábamos en el barrio viejo el camarero, como el resto de personal del hotel, era una persona que superaba la edad límite. En lo que antiguamente era España esa edad se había fijado en los 70 años y por su aspecto nuestro camarero no debí a rebasar en mucho esa edad. A mi me resultaba algo violento que una persona de su edad nos atendiese. Yo pertenecía a la cultura del pensionado y siempre había dado por hecho que alguien de esa edad debía ser un jubilado que cobrase una pensión. Cierto es que ya antes de la invasión Kokusha se habían producido intentos de elevar a edad de jubilación, pero siempre habían sido recibidos con grandes revueltas sociales y aunque algunos países habían conseguido llevar a cabo reformas ninguno había logrado llevarlas adecuadamente a la práctica. En realidad, hablando de modo estricto, los kousha no habían abolido totalmente el sistema de pensiones. Una persona que llegase a ser funcionalmente anciana cobraba una pensión. Y las pensiones por discapacidad seguían existiendo. EL gran cambio había sido, claro está, la implantación de los barrios viejos. Ahora cuando alguien llegaba a la edad tradicional de jubilación podía optar, si se veía capacitado, de seguir en su puesto habitual de trabajo, conviviendo con su gente de siempre y en su domicilio habitual. Si no se veía capaz, o era despedido y no encontraba empleo en la zona joven se le concedían un máximo de cinco años, en los que cobraba una prestación de desempleo, hasta encontrar un nuevo trabajo. Si no lo conseguía pasaba a estar en el limbo. El limbo era una figura legal por la cuál la gente mayor podía seguir habitando en la zona joven, mientras pudiera pagarlo. La casa que habitaba, incluso si era suya en propiedad hasta ese momento, pasaba a convertirse en una casa alquilada al estado. El estado también se quedaba con un porcentaje anual de los ahorros del limboista. Uno salía del limbo cuando ingresaba en el barrio viejo. Allí volvía a ser un trabajador normal, que cometía con otros trabajadores. Eso sí, todos mayores de 70 años. Claro, había algunos cambios, las jornadas laborales eran mas cortas, y su duración decrecía paulatinamente según se iban cumpliendo años. Y cuando se alcanzaba la senectud funcional se optaba por fin a la pensión. El sistema era viable económicamente para la sociedad, y los trabajos podían ser realizados sin grandes problemas. Un camarero como el que les servía lo pasaría mal en la zona joven, pero podía desempeñarse perfectamente en el barrio viejo dónde las exigencias eran mucho menores. 

-- Raúl, eh, Raúl, despierta – oyó que le decía Silvia. 
-- ¿Qué? Ah, no, no estaba dormido, estaba pensando lo raro que se me hacía que nos atendiera un camarero tan anciano – respondí tras un pequeño lapso, algo aturdido. Realmente ese día había madrugado y a esas horas estaba un poco adormilado. Silvia se había dirigido a mí por mi nuevo nombre, Raúl. Y el caso es que incluso tras haber pasado cinco mese como civil me resultaba extraño que no se dirigieran a mi por el habitual “Martínez” o si acaso “soldado Martínez”.

Stargate: Las series de TV

Posted on octubre 25, 2010 En estos momentos en que la producción de novelas de CF hard escasea bastante la TV viene al rescate, al menos en parte. El canal Nitro ha estado emitiendo desde su aparición la serie Stargate: atlantis los sábados y domingos al mediodía. Actualmente, cuando ya han emitido las dos primeras temporadas íntegras de esa franquicia y están avanzados en la tercera han empezado a compaginarla con otra franquicia de la serie, stargate:universe. Por si alguien no está al tanto recordar que stargate surgió con una película de Roland Emerich. El planteamiento es relativamente sencillo. Unos arqueólogos descubren en Egipto un semicírculo de unos cuantos metros de radio. Estudiando el mismo, y en particular las inscripciones que tiene, descubren que en realidad es un mecanismo tecnológico que permite el envío de objetos (animados e inanimados) a través de largas distancias (a nivel astronómico, osea, distancias interestelares e incluso intergalácticas) de un modo casi instantáneo. En términos de la física actual sería lllo que se conoce como agujero de gusano (podéis leer una intro mía al tema en: wormhooles (agujeros de gusano). En la película viajan a través de ese portal estelar y van a dar a un planeta en el que varios humanos viven al modo del antiguo Egipto, gobernados por un misterioso faraón. No muy sorprendentemente el faraón no es lo que parece y en realidad es un humano gobernado por un parásito extraterrestre de la especie goawlt (estoy transcribiendo el nombre tal como suena, no sé si es la grafía correcta). Tras la película hubo una serie que recogía la idea y experimentaba con ella. Realmente la idea de una humanidad diseminada por numerosos planetas y esclavizada por unos aliens tipo parásitos mentales era muy jugosa y se prestaba a muchos desarrollos. Ví algunos capítulos de esa serie original, pero no llegué a seguirla de manera continua. Por una parte el horario de la misma no era el mejor posible. Por otra tampoco alcanzó un gran nivel de excelencia, entretenida y punto. Sé que incluso hicieron alguna película más. Ví una de ellas y lo mismo, entretenida, pero sin alardes. El caso es que la franquicia “stargate atlantis” me ha sorprendido muy gratamente. En algún punto (que nunca he visto) de la serie anterior debió descubrirse que en realidad no fueron los goawlts quienes construyeron la red de stargates sino un pueblo, “los antiguos”, del cual, si no he interpretado mal, descienden los humanos. Pues bien, hay un stargate que conecta con el planeta base de esos antiguos. Ese planeta está en otra galaxia, pegasus. Como quiera que la energía requerida para abrir portales está en función de la distancia entre ellos la tierra sólo puede abrirlo una vez. Mandan a un grupo cuidadosamente elegido para la ocasión. EN el destino hay una ciudad sumergida, atlantis (de ahí el nombre de la franquicia) en un mar de un planeta extraterrestre en el cual apenas hay tierra firme. Desde el stargate de atlantis pueden viajar a otros planetas de la galaxia pegasus. En esos planetas hay diversas civilizaciones humanas, y los enemigos propios de la franquicia, los raids, de los cuales se van descubriendo diversos aspectos según transccurre la serie. A nivel científico la serie no está mal. Es televisión, así que logicamente no se profundiza demasiado. Con todo parece ser que los guionistas se han documentado bastante bien y en líneas generales todo lo que se dice es bastante correcto y creíble. El tono de la serie es en general desenfadado, con buenas dosis de acción y unos efectos especiales muy resultones, y en algunas ocasiones brillantes (parece increíble que se pueda disponer de esos efectos para una serie de TV). Como nota curiosa señalar que entre los actores está, a partir de la 2ª temporada Jason Momoa, que muy pronto saltará a un nivel superior de fama pues va a interpretar a Conan en la nueva película que se esta rodando sobre ese personaje. De “stargate universe” no puedo decir mucho. En Nitro llevan emitidos tres episodios. El planetamiento es que unos humanos que escapan de un planeta a punto de ser destruido por culpa del ataque de una raza alien enemiga de los humanos (asumo que se habría dado a conocer en la serie original) va a parar a una nave de los antiguos que lleva viajando por el espacio, a velocidad superlumínica, mas de 10.000 años. Obviamente está muy lejos, más lejos que la galaxia pegasus, y además bastante deteriorada. Por ahora se han visto las peripecias de los improvisados pasajeros por sobrevivir al mal estado de la nave, y las repercusiones psicológicas del hecho de que es muy dificil que puedan volver alguna vez a la tierra. Por ahora la trama se centra en los personajes de la nave. No parece que vayan a visitar mundos habitados por otras civilizaciones humanas. He visto muy poco la serie “lost”, pero lo suficiente para saber que en esa serie se alterna el momento “actual” con flasbacks de los personajes (posiblemente relacionados con el presente factual de ese momento). En “stargate universo” usan la misma estrategia narrativa. El tono de la serie es muy dramático(posiblemente en la peor versión del mismo), con mucha gente llorando a todas horas. Se intuye que va a haber reflexiones filosóficas y religiosas. El aspecto científico no he podido calibrarlo aún, aunque posiblemente buena parte del mismo este centrado en un personaje, un físico experto en tecnología antigua, y los tópicos sobre su poca adaptación social (en un tono dramático, nada que ver con, por ejemplo, big bang theory). La verdad es que dada mis preferencias “stargate universe” no me está entusiasmando. Le daré algunas oportunidades más, a ver por dónde se decanta, pero por ahora prefiero, de lejos, “stargate atlantis”.