Diario
de viaje: La historia de los Dioses
Hola
queridos seguidores del blog, los poquitos que quedáis según el
magnífico servicio de estadísticas de la plataforma. Han pasado
algunos meses desde la última entrada. Hay buenos motivos para ello.
Al final conseguí la entrevista con estrellita, y fue jugosa, muy
jugosa, mucho más de lo que pudiera haber imaginado yo, o
cualquiera. De hecho el motivo por el que he tardado tanto tiempo en
volver a publicar ha sido porque necesitaba asimilar lo que me
reveló. Y no sólo asimilarlo sino intentar contrastarlo en la
medida de lo posible. Debo decir desde ya que no tengo una
demostración completa de lo que afirma estrellita, y creo que pasará
mucho tiempo hasta que se pueda tener alguna, si es que alguna vez se
consigue tenerla.
Pero
vale ya de tanto prolegómeno y de crear intriga. Veréis en la
primera entrega me refería a la “guerra de los dioses”. Como
todos sabéis es el nombre popular con el que se conoce a las luchas
entre las diversas facciones de superhéroes y sus seguidores
humanos. Es un nombre coloquial que, según he estado investigando,
surgió por primera vez en un guionista de comics de la línea del
universo Marvel “live here” que se creó para narrar las
historias de los verdaderos superhéroes.
Una
de las cosas que siempre llamó la atención a la gente es el
parecido de los superseres que poco a poco fueron apareciendo en el
planeta con los que antes habían poblado las viñetas de esos
comics. Mucha gente había reparado en ello, pero, más o menos, todo
el mundo había terminado por aceptar que los superseres
inconscientemente aceptaron roles similares a aquellos que habían
leído, o visto en el cine, a lo largo de sus vidas. Pero no, si
debemos dar crédito a lo que nos ha contado lonely star, es algo más
complejo que eso, y con unas ramificaciones asombrosas en toda la
historia humana. Por supuesto todos sabemos que estrellita tiene una
serie de virtudes, pero que entre ellas no está el tener una
inteligencia privilegiada, así que el origen último de esas
afirmaciones no proviene de él sino de el ganador de esa guerra, el
muy poderoso “señor de la luna roja”, del cuál sabemos con
certeza que, aparte de un enorme poder, tiene una inteligencia
sobrehumana.
Vale,
sí, aún no he revelado el gran enigma, pero el párrafo anterior
era necesario para ir situando el escenario, ahora voy con ello. La
clave del parecido de muchos de los superhéroes reales con los
imaginarios es qué, en realidad, son, en cierto modo, los mismos.
Imagino que ahora algún lector pensará que estoy escribiendo esta
entrada bajo el efecto de la ingesta de algún tipo de sustancia
psicotrópica obtenida de las numerosas plantas de ese tipo que
existen en la selva amazónica.
Bien,
voy a intentar convencer a esos lectores de que ese no es el caso
(aunque vaya, hacéis bien en plantearos esa pregunta, ya veréis por
qué). Pero antes de eso voy a dejar caer la otra ramificación de
este asunto que ya mencioné. Resulta que el mecanismo que ha
permitido la existencia de estos superhéroes no es algo de ahora
sino que ha existido desde el principio de la especie humana. Claro,
en épocas antiguas a estos superhéroes no se les llamaba así, se
les llamaba dioses. Sí, tal como suena, los dioses eran reales,
pero, lo aclaro ya mismo, no eran como los superhéroes actuales, en
tiempos antiguos la cosa era más sutil.
No
voy a dar ahora todas las explicaciones, estas las podréis consultar
en su momento en un artículo técnico que dejaremos en el servidor
de preprints del arxiv, ya sabéis el sitio web dónde muchos
científicos dejan versiones preliminares de sus publicaciones antes
de mandarlas a las revistas.
Aquí
voy a intentar ser lo mas divulgativo posible. Como ya dije en su
momento yo soy ecólogo, especializado en ecología matemática. Pero
antes de especializarme estudié una licenciatura en biología.
Aunque en la carrera es un tema que no se trata más que de pasada
supongo que algunos habréis oído hablar de las teorías de Chaitin
de la “evolución cuántica”. O, sinó, tal vez, habréis leído
en algún sitio algo sobre la existencia de órganos animales cuyo
funcionamiento se basa en el principio de superposición –o
entrelazamiento- cuántico.
Si
ponéis el término “biología cuántica” os aparecerán miles de
resultados (y si lo ponéis en inglés muchos miles ya). Algunas de
esas entradas hacen referencia a la idea del “cerebro cuántico”.
Posiblemente muchas de ellas se refieran a las teorías del físico
británico Roger Penrose que en la década de los 90 propuso la
hipótesis de que el cerebro, en concreto la zona de los
microtúbulos, actuaba como “observador cuántico”, colapsando la
función de onda. No me voy a alargar explicando esa teoría porque
cuando se la sometió a pruebas demostró ser falsa. Penrose intentó
rehacerla y la elaboró más en otro libro “las sombras de la
mente”.
Yo
he leído el primero, “la nueva mente del emperador”, pero no el
segundo. En todo caso, ya digo, da igual. Lo importante es que la
idea de un cerebro en el que pudieran ser relevantes los procesos de
entrelazamiento cuántico cuajó y se ha considerado desde varios
puntos de vista distintos. Posiblemente ni siquiera fuese Penrose el
primero en considerar la idea, pero sí el que más la popularizó.
En todo caso mas adelante, como dije antes, se comprobó que hay
fenómenos biológicos en que los aspectos cuánticos juegan un papel
importante. Eso llevó a Chaitlin a sugerir que los animales que se
pudieran aprovechar de procesos en los que el entrelazamiento
cuántico jugara un papel podrían evolucionar mas deprisa que otros
en algunas circunstancias y que, por tanto, existía una evolución
cuántica. Debo decir que ese tipo de teorías aún no forman parte
de la corriente principal de la biología, pero sí que hay quienes
se dedican a ellas y tienen una cierta aceptación.
Vale,
tengo mucha tendencia a enrollarme, lo sé. ¿Qué tiene que ver la
evolución cuántica y el cerebro cuántico con los superhéroes y
los dioses de la antigüedad?. Según estrellita, que, recordemos, es
portavoz en esto de una criatura que se parece mucho más a un Dios
que a un ser humano o a un superhéroe, mucho. La idea es simple. Por
lo visto los homo sapiens desarrollaron una zona de su cerebro que
podía entrar en entrelazamiento cuántico. Más aún, esa zona podía
conectarse con las zonas análogas de otros homo sapiens. Esas zonas
se iban coordinando poco a poco entre sí hasta crear estructuras
cuánticas de superposición estables.
Para
que esto pudiera ser así era necesario crear unas estructuras
homogeneizadas en cada uno de los individuos. Al principio esas
metaestructuras eran poco elaboradas, pero según las culturas de los
humanos fueron haciéndose más complejas, y el número de humanos
mayor, lo mismo sucedía con esas metaestructuras de entrelazamiento
cuántico.
Llegó
un momento en la historia de la humanidad en que había un número
suficiente de individuos que compartían una cultura común que esas
estructuras cuánticas difusas fueron lo bastante complejas y
estables para tomar consciencia de si mismas. Estas estructuras
heredaban los rasgos culturales del entorno en el cuál eran creadas,
y siendo una mezcla de las características comunes de todos los
individuos, esas criaturas extrañas, que sólo interaccionaban con
el mundo material “clásico” a través de los humanos que los
crearon, se identificaron así mismos con los dioses de esas
culturas.
De
hecho fue un fenómeno retroalimentado. Una vez se identificaron a si
mismos como dioses empezaron a actuar sobre los individuos,
influyendo sobre el área del cerebro en el que se originaba el
entrelazamiento, y extendiéndolo poco a poco al resto del cerebro.
De ese modo se hicieron mas fuertes. Cuanto mas fuertes eran más
crecía su influencia. Sus manifestaciones eran principalmente
imágenes y sonidos en las mentes de los individuos.
En
ese sentido son muy difíciles de distinguir de las alucinaciones
que, según investigaciones diversas, están asociadas a diferentes
trastornos del cerebro. En cierto modo son el mismo mecanismo, con la
diferencia de qué, en el caso de alucinaciones al azar, éstas están
inducidas por plantas, lesiones o enfermedades. En el caso de los
dioses eran ellos mismos los que, de algún modo, forzaban la
actividad en esas áreas del cerebro.
Y,
sí, por supuesto, si algún tipo de plantas facilita la creación de
alucinaciones, éso, a su vez, facilita la labor de los dioses y, por
tanto, habría una gran sinergia entre ambos. De hecho yo me pregunté
si no podrían ser las plantas psicotrópicas las que posibilitaron
la creación de esas zonas de interferencia cuántica. Le planteé la
cuestión a estrellita, pero no me supo responder con certeza. Le
pareció una idea razonable, pero, según lo que le habían contado a
él, era posible que esas estructuras cerebrales no aparecieran de
modo casual sino que fueran resultado de una intervención de una
raza alienígena en el desarrollo de la especie humana.
Bueno,
supongo que todo ésto os resultará asombroso. A mí, desde luego,
me resultó increíble cuando lo escuché por primera vez. Desde
entonces me he puesto en contacto con algunos colegas de diversas
áreas, que están ahora fuera de la zona de exclusión, y éstos han
hecho varios trabajos. Las pruebas son todavía, como dije antes, muy
indirectas, pero, como dirían los gallegos de las meigas, “haberlas
haylas”. Hum, vaya, ahora que lo escribo en este contexto creo que
la frase toma otro significado un poco más tenebroso. Realmente si
todo esto llega a demostrase a algún día creo que deberíamos
replantearnos la visión de la historia humana ¿no creéis?.
Bien,
ya voy a terminar esta entrada. Recordaréis que dije que los
superhéroes no son exactamente igual que los antiguos dioses. Cómo
ya he contado, estos dioses no eran mucho más que unas entidades
etéreas ,con poco contacto e influencia con el mundo material
“clásico”. Y qué la mayor parte de sus acciones se operaban a
través de los conocimientos de los humanos, que eran su soporte.
Estos
dioses, de hecho, nacían y morían con las civilizaciones que los
adoraban, y no poseían mucho mas conocimiento del mundo físico que
estas civilizaciones. Ahora bien, en estos momentos estamos en la era
de la ciencia, y sabemos mucho más que nunca del mundo material. En
la actualidad la mayoría de las religiones han evolucionado hacia
dioses abstractos. Sí estos dioses abstractos están materializados
en estructuras de entrelazamiento cuántico hasta dónde sabemos se
mantienen al margen de los humanos.
Pero
hay otros “dioses” del imaginario colectivo, los superhéroes.
Estos son más concretos, más físicos. Cierto que nadie creía
realmente en los superhéroes antes de que estos aparecieran, bueno,
posiblemente. Pero si estaban de algún modo presentes en el
imaginario colectivo, lo bastante como para materializarse en
entidades cuánticas. El hecho diferencial, respecto a los antiguos
dioses, es que estas entidades tienen acceso a la ciencia moderna.
Aparentemente, de algún modo, han sabido usar esta ciencia, sospecho
que mejorándola ya que disponían de más capacidad de proceso
intelectual. Y, creo, de algún modo, debieron decidir
corporeizarse.
Eso
sí, está claro que, sí éste realmente es el modo en que han
surgido los supers, está claro que sus avatares en el mundo físico
no recuerdan gran cosa de esa ciencia que les permite plasmar los
superpoderes y que los supers, intelectualmente, están hechos sobre
la base de los humanos normales que eran los supers antes de adquirir
los poderes.
Por
otro lado es, en cierto modo, normal que así sea. Después de todo
en el imaginario colectivo los superhéroes son, normalmente, humanos
corrientes que adquieren superpoderes en un momento dado. Ahora ya no
quedan apenas superhéroes, la mayoría perecieron en “la guerra de
los dioses”. La pregunta que trivialmente surge es si, junto a los
avatares, murieron sus orígenes cuánticos, o si estos están ahí,
en su mundo etéreo, esperando a materializarse de nuevo. Y, por
supuesto ¿Cómo es que el señor de la luna roja descubrió esto y
el resto de supers no? ¿Y que relación hay entre los supers y lo
que está pasando en las zonas de exclusión humana?