domingo, 8 de agosto de 2021

La espada de Crom III

 Nada mas verle entrar me dí cuenta de que Crom tenía planes para mí ese día. Tampoco es que fuera muy difícil darse cuenta porqué el tipo era inconfundible, aspecto asiático, calvo, con un bigotitto fino, andares desgarbados, y un atuendo que, de no estar en ese local, y en esa fiesta ftetish en concreto, habría llamado la atención aún mas de lo que ya lo hacía.


Podría haberse dirigido al individuo directamente, pero prefirió estudiar sus movimientos. Por lo visto buscaba a alguien, imaginaba que a mí, aunque no parecía tener claro como reconocerme. Ví que buscaba a gente alta, muy musculada, con el torso desnudo, como el famoso bárbaro, vaya. Y, justo en ese local había unos pocos que respondían en parte al perfil. Desde la distancia, y con la música de fondo, no podía escuchar que les decía a los tipos a los que se decidía a hablar, pero, por su reacción, sospeché que era algo no muy conveniente. Hubiera preferido estudiarle más, pero temía que llamase demasiado la atención y causara algún incidente incómodo así que me dirigí yo a él.


– Hola. Creo que estás buscando a alguien...peculiar ¿puede ser?
– ¿Qué te hace pensar eso? – respondió con desgana.


– Bueno, digamos que … – Antes de poder seguir uno de los tipos con los que había hablado se acercó y dijo a voz en grito – Dice que es el enviado de Crom ¿Te lo puedes creer? Y está buscando al portador de no sé que espada.

– ¿Ah sí? Vaya personaje, respondí sonriendo al desconocido que nos había interrumpido, y luego, volviendo a mirar al oriental pregunté ¿Es cierto éso?

– ¿Y qué sí lo soy? Obviamente tú no eres el que busco, no hay mas que verte...

Me habría sentido ofendido de no ser porqué entendía perfectamente porqué lo decía. Aunque desde que tenía la espada había crecido unos cuantos centímetros no se podía afirmar que fuera alto. Y en cuanto a la musculatura, bueno, ahí había trampa. Al entrenar con espadas varias horas al día, aunque no fueran ni de lejos tan pesadas como la gente tendía a pensar, lo cierto es que se aumentaba la fuerza de hombros, brazos y antebrazos, se quisiera o no. Mas allá de eso ya entraba en juego toda la parafernalia de Crom y su espada. Como complemento necesario a la esgrima intensiva había empezado un entrenamiento regular de pesas, algo que siempre le había dado pereza y nunca había hecho con demasiada regularidad. El caso es que, por lo que quiera que Crom y su espada metieran en mi cuerpo hacia que mi fuerza aumentase mas allá de los límites normales de los humanos, pero no tanto mi masa muscular. En el pico del entrenamiento había llegado a ser capaz de tirar en pectorales con 350 kilos, y manejar sin mucho esfuerzo mancuernas mas de 80 kilos cada una, Incluso en ese momento su figura lucía fuerte, pero sin llegar a parecerse siquiera a un culturista. Aparte de eso llevaba el pelo relativamente corto, y vestía de manera recatada, pantalón y camisa negra, el mínimo que pedía la etiqueta para entrar a la fiesta a la que habían insistido que asistiese unos conocidos que, por cierto, llevaba un rato sin ver.

– ¿No? Tú buscas a alguien con una espada, y yo soy el único en la fiesta que lleva una, le dije, sabiendo cuál iba a ser su respuesta.

– ¿Que llevas una espada dices? Yo no la veo, respondió como cabria esperar.

Efectivamente no podía verla. Una de las cosas que había descubierto con el tiempo es que la espada, y algunas otras reliquias que había encontrado aquí y allá desde el episodio en la excavación, podían hacerse invisibles a su voluntad. Le pidió al tipo que le siguiera a una zona algo mas discreta y entonces hizo que la espada, y la vaina dónde iban, fueran visibles por un instante. La cara de sorpresa del bigotudo no tuvo precio.

– ¿Deduzco de tu expresión que tal vez ahora crees que si puedo ser el que busco? – Dije con tono irónico.

– Sí, sí, supongo. Es decir, no espera algo así, Crom me dijo que buscar, pero no me avisó de algo así.

– Perdona – le dije para impedir que pudiera seguir hablando ¿Crom te dice cosas? – Pregunté.

– Si, claro, como ya te dijo el otro que nos interrumpió antes, soy el emisario de Crom.

Obviamente le creí, o al menos creí que algo había. Desde que había topado con la espada había visto y aprendido algunas cosas de como actuaban esas entidades así que le hizo una pregunta cuya respuesta sospechaba que iba a ser reveladora para su interlocutor.

– Aha, vale ¿Y antes de ser el emisario de Crom que eras?

El tipo se quedó estupefactos, sin poder responder por un buen rato y luego dijo tartamudeando, y con tono afligido – Pués ¡ me acabo de dar cuenta de que no lo recuerdo!

Ya, bueno, tranquilo, en su momento lo volverás a recordar, no te preocupes. Y, oye ¿Para que me buscas? – Le dije--

--Ah, sí, es muy importante. Los enemigos de Crom se han organizado y están preparando una bomba atómica, con la intención de hacerla estallar en cuanto esté lista.

Ahora fue mi turno de quedarme estupefacto -- ¿Qué están haciendo una bomba atómica? --Le dije, y añadí – ¿Y cómo lo sabes?

– Pués me lo dijo Crom, claro – Respondió como toda explicación.

Quedé pensativo un momento. En sí el hecho no era del todo inaudito. Crom y el resto de entes que habían empezado a volver de un mundo antiguo y olvidado, o a salir directamente de los conocidos relatos, fueran o no las criaturas mitológicas que afirmaban ser, estaba claro que tenían una tecnología infinitamente mayor que la de la tierra y, desde luego, si querían fabricar una bomba nuclear sabrían hacerlo, siguiendo la tecnología habitual o alguna otra alternativa, que pudiera pasar desapercibida a las medidas de vigilancia de los gobiernos. La cuestión es ¿Por qué lo harían? Y, aunque los que el tipo había denominado enemigos de Crom lo hicieran ¿Realmente a Crom le importaba tanto como para intentar impedirlo?

Antes de que pudiera hacerle mas preguntas al “emisario” una de las chicas de la fiesta, de las mas espectaculares, y con menos ropa, se había acercado al calvo y había empezado a frotarse con él de forma insinuante, algo ante lo que el buen señor no mostró ninguna resistencia. Pensó en interrumpirles, pero optó por no hacerlo y así tener tiempo de pensar. La situación entre esos dos iba subiendo de tono así que se retiró. La verdad es que le irritó un poco la irresponsabilidad del mandado de Crom. En circunstancias normales la gente muy promiscua siempre corría riesgo de infectarse de alguna enfermedad venérea, pero en los tiempos recientes había riesgo de contraer también otras enfermedades. Había reflexionado un poco al respecto cuando vió todos los cambios que Crom y su espada habían ido introduciendo poco a poco en su cuerpo. Si, por lo que fuera, los relatos tenían alguna base el bárbaro había sido muy promiscuo, y eso en unos tiempos dónde la gente no sabía nada de higiene o como se propagaban las enfermedades. Estaba claro que las entidades como Crom no tenían reparo en jugar con humanos normales para alterarlos y que pudieran jugar el papel que tuvieran asignado para ellos. Eso significaba que podrían haberles vacunado contra cualquier enfermedad sin que ellos supieran siquiera el concepto de lo que es una vacuna. Y, desde luego, también contaban con tratamientos para, probablemente, cualquier enfermedad conocida. Esperaba que, si la moza que estaba con el emisario tenía alguna enfermedad Crom cuidase de que su peón no enfermase. Y, por cierto ¿A cuento de qué una mujer tan espectacular iba directa a arrejuntarse con alguien tan poco agraciado? Algo no iba bien.


Tras pensar un poco la línea de actuación dió con una buena estrategia. Cuando uno de los asistentes a la fiesta pasaba al lado de la extraña pareja usó sus primitivas habilidades de telequinesia para hacer que tropezase y derramara la copa sobre la chica. Ésta se volvió hacia él con un gesto de enfado y ahí vió bien su cara por primera vez. Era pasablemente hermosa, pero eso era lo de menos. Lo que impactaba era que tenía ojos con pupilas verticales y la boca entreabierta en un mohín de profundo disgusto dejaba ver una lengua bífida. La referencia a las criaturas de la cueva era obvia pero en este caso la explicación parecía mas mundana. Las extrañas pupilas seguramente eran debidas a lentilla, y lo de la lengua era una operación de modificación corporal que ya había visto en las noticias alguna vez. Con todo resultaba sospechoso, y, al fijarse en el emisario observó que estaba con cara de estar completamente ido. En la legendaria estigia quizás se podría haber pensado en algún tipo de hechizo hipnótico, pero aquí era mas sencillo pensar en sustancias como la burundanga. Fuera como fuera, mientras la chica seguía discutiendo con el que había derribado su copa sobre ella aprovechó para llevarse de allí discretamente al pobre hombre que había tenido la desgracia de caer bajo el radar de Crom y el resto, a ver si recuperaba la coherencia y le decía algo más sobre esa bomba nuclear. Y, ya puestos a ver si le convencía de que hablase con las autoridades del país, que eran las que debían ocuparse de un asunto de semejante magnitud, y, de ese modo, no tenía que hacerlo mismo.


domingo, 2 de mayo de 2021

La espada de Crom: II

 “El que toque este martillo, sí es digno, poseerá el poder de Thor” decía el famoso adagio. Pero eso era con Odin, Crom era mucho mas quisquilloso y la cosa venía a ser algo así como “Sí tocas la espada y no eres digno morirás de alguna manera desagradable y, si no eres indigno eso no significa que seas digno así que ya te iré probando, a ver por cuanto sobrevives”.


Realmente no creía que él fuera especialmente digno y que, sí estaba vivo, era porqué el que había tocado la espada antes que él era la antítesis de lo que un dios de los bárbaros podría considerar digno. Y las pruebas, bueno, la primera fue a las pocas horas de matar al arqueólogo sustituto que habían mandado a la cueva, después de que la derribase un extraño terremoto. De no se sabe dónde habían aparecido tres individuos, con pinta de frikis de los videojuegos, portando espadas reales, perfectamente afiladas, pero sin ningún tipo de armadura o escudo que las acompañara, lo cuál es bastante loco. Él había escapado del derrumbe de la cueva, con la espada del campo que había aparecido en la mano del cadáver del arqueólogo. Tuvo que salir tan rápido que no pudo inspeccionar nada para averiguar que había ocurrido. Había pensado llamar a la policía, pero no había cobertura en el móvil, y las líneas fijas estaban bajo unas cuantas toneladas de rocas. Y tampoco funcionaba ningún vehículo así que había optado por ir andando hasta el pueblo mas cercano. Fue ahí, en medio de la nada, dónde se encontró con los tres frikis.


No llegó a cruzar palabra con ellos porqué, sencillamente, no hablaban. Tenían una expresión un tanto vacía y en cuanto le vieron se fueron acercando en actitud ofensiva. Él tenía formación en el uso de armas, desde palos y cuchillos gracias a las artes marciales filipinas, como de espadas clásicas, que había aprendido a manejar en salas de esgrima antigua. Por supuesto en el pueblo no había nada de eso, pero el personal de la excavación arqueológica había mostrado interés en aprender a manejar las armas que estaban estudiando, y había empezado a instruirles, lo cuál le servía para entrenar el mismo. De todas formas, aunque tenía conocimientos, distaba muchísimo de ser un experto en esgrima y, además, justo la espada que llevaba en la mano, que se avenía a lo que en la terminología de su escuela era una espada de mano y media, era la que peor manejaba de todas.


Por fortuna para él los ataques de sus oponentes eran tremendamente torpes. Por ejemplo, uno de ellos había dado un tajo vertical hacia su cabeza con tanta fuerza y poco control que, cuando en vez de intentar parar el golpe, se había apartado un poco y había retirado la espada, la inercia del golpe hizo que se cortase a si mismo en la pierna con una cierta seriedad que le dejó cojeando y sin ganas de seguir atacando.


De otro de ellos se pudo librar fácilmente, con un ataque, no demasiado fuerte, a la mano que sujetaba la espada, una corta, de las que se maneja con mano y media. En general esos ataques a las manos son bastante habituales en los asaltos de entrenamiento, con armas sin afilar y guantes protectores, claro., aunque no siempre es factible acertar sí el rival sabe lo que hace. Pero no era el caso, el oponente agarraba la espada de una manera tan torpe, y en una postura que exponía tanto la mano, y el resto del brazo, que casi había dudado en atacar, temiendo que fuera una treta.


Antes de ejecutar esas acciones había tenido que gestionar algunos otros ataques, posicionándose de tal forma que, en la medida de lo posible, no pudiera atacarle mas de uno a la vez, y lanzando ataques rápidos de distracción, sin pararse en duelos individuales, como dictaba la táctica general de lucha con varios oponentes, sea en mano vacía o con armas.


Con dos oponentes medio fuera de combate pudo centrarse en el que quedaba. Podría decirse que, hasta ese momento, había tenido mucha suerte, porqué no había resultado herido, ni tampoco había causado heridas graves a sus rivales, algo que procuraría evitar mientras fuera posible, tanto por aquello de que es lo normal, como porqué, si aquello llegase a terminar en un juicio, le evitaría problemas mayores. Alejó al oponente de sus dos compañeros inutilizados, fingiendo que le estaba haciendo retroceder y, mientras tanto le estudió un poco más. Parecía como si estuviera drogado o algo similar. Aparte de eso, confirmó que parecían firkis, tal vez de los videojuegos, quizás programadores profesionales. No entendía que podían hacer ahí esa gente, armados con espadas, pero sospechaba que había algo raro y que su presencia, y su actitud, no eran el tipo de cosas que harían habitualmente.


Si podía intentaría librarse de ese último rival sin causarle daños graves, pero, claro, eso era un riesgo, incluso para gente experta en lucha con armas, y él no lo era, y, en cualquier momento podía cometer algún error tonto que le costase recibir un ataque grave. Eso, en los asaltos de entrenamiento, no era mayor problema, pero aquí podría costarle la vida. Para lograr ese fin optó por una estrategia un tanto arriesgada, forzar una distancia corta, y pasar de una lucha de cuchilladas y estocadas a una en la que ambos estuvieran agarrados y, desde ahí, confiar en que su habilidad en lucha sin armas, que era mayor que con ellas, bastara para abatir al rival sin causar heridas graves, ni riesgo de que se las infringiera. El riesgo, por supuesto, es que durante ese cuerpo a cuerpo pudieran llegar sus compañeros y atacarle mientras estaba indefenso frente a ellos. Por suerte pudo resolver el asunto de manera mas o menos rápida. Ni siquiera necesitó golpear al rival con el pomo de la espada. Simplemente logró agarrar el brazo armado del rival con la mano izquierda, deslizar su brazo derecho, agarrando su espada con una mano, por la espalda del otro, y hacerle una proyección de judo. Al caer su rival sujetó su brazo armado entre sus rodillas y aplicó una luxación al brazo que le hizo soltar la espada. Luego lo hizo girar, para que quedase mirando el suelo, y desde ahí le aplicó una estrangulación sanguínea hasta que se desvaneció. Sabía que, salvo desgracias, eso no le iba a matar, ni causar mayores consecuencias, en especial teniendo compañeros que le reanimarían cuando llegasen a su lado.


De todo eso había transcurrido ya mas de un año, pero lo recordaba con bastante detalle. Desde entonces había abandonado Inglaterra, y se había dedicado a estudiar la espada que había salvado de la cueva. Como la excavación se había llevado en bastante secreto no había tenido mayores problemas con sus jefes, a los que no llegó a informar de que había recuperado esa espada. Y, fueran quienes fueran sus asaltantes, nunca había vuelto a saber nada de ellos.


Respecto a la espada en sí, bueno, llamarla de ese modo era casi un insulto. No había podido averiguar ni una pequeña fracción de sus secretos, pero estaba claro que, en esencia, era un prodigio de la tecnología adaptado a la forma de una espada. Respecto a su constructor, si realmente era la divinidad que, en algunos lugares se hacía llamar Crom, bueno, tal vez hubiera obrado como dios para alguna raza de bárbaros de alguna época y lugar remotos, pero él, en si mismo no era un bárbaro.


De hecho, aparte del Crom de los relatos de un famoso bárbaro, cuyas narraciones encajaban en parte con la cueva aquella, también había, un Crom que oficiaba como dios, o quizás demonio, de la fertilidad para ciertas tribus pictas del reino unido de unos siglos atrás. Había podido averiguar mucho menos de Crom, o del resto de divinidades, que de la espada en sí, y, por supuesto, todo eran conjeturas, sin pruebas firmes. Aparentemente la cosa iba mas o menos así. Los humanos creaban sus religiones, por los motivos que explica la psicología y la antropología convencional, sin necesidad de intervención de criaturas extraterrestres externas, como lo proponen los afines a las teorías de los antiguos astronautas. Pero, de vez en cuando, hay entidades, con un nivel tecnológico infinitamente mayor al que tiene actualmente la humanidad, que, por los motivos que sean, deciden que quieren algo de esta o aquella civilización humana, y deciden encarnar algunas de esas entidades mitológicas para así dirigir esas civilizaciones adónde quiera que les plazca en ese momento.


La convivencia con una espada de un dios tan peculiar como Crom no siempre había sido sencilla, y había intentado cederla a gente mas cercana a su idea de lo que Crom podría apreciar: gente experta en esgrima, gente muy alta y musculada, e incluso algunos que cumplían ambas características pero, por algún motivo que no entendía, la espada, que tenía sus propias ideas, y los medios para llevarlas a cabo, había abandonado a esa gente y vuelto con él. Realmente las exigencias de la espada no eran tremendas. Debía entrenar mas en el arte de las esgrima y, a cambio, ella le mantenía. Sea cual fuera la naturaleza de la espada no tenía ningún problema en interaccionar con los dispositivos informáticos humanos. En un momento dado la espada había reparado en la existencia de las criptomonedas y había abierto una cuenta a su nombre. Desde ese momento había procedido a “minar” bitcoins de manera regular. Nunca había llegado a averiguar si lo hacía gracias a que, lo que quiera que formase la inteligencia de la espada, era algún tipo de dispositivo mucho mas veloz que cualquier ordenador o tarjeta gráfica humana, o que tenía conocimientos de criptografía de curvas elípticas mucho mas sofisticados o, lo mas seguro, ambas cosas a la vez, pero, en cualquier caso, no tenía ningún problema en conseguirle todos los bitcoins que pudiera necesitar, siempre y cuando, claro, cumpliera con lo que le pedía, siempre de forma indirecta, mostrándole diversas páginas web que le sugerían que debía hacer, o aprender.


Aparte de esas habilidades informáticas la espada podía hacer muchas mas cosas. Por ejemplo, poco a poco le había enseñado a interaccionar con algún tipo de sustancia que emanaba de la espada y que le permitía emular habilidades similares a la telequinesis, o a la levitación. Con tecnología cercana a lo que los humanos comprendieran eso se podría hacer usando nanotecnología lo que se conocía como “nanoniebla”, y había intentando buscar rastros de nanobots, usando tecnología mas o menos casera, que había adquirido gracias a los bitcoins, pero no había logrado hallar ninguno. Y había, mas, mucho más. Y, realmente, era genial la vida que le otorgaba la espada, con todos los gastos pagados, con la única obligación de aprender esgrima y hacer mucho deporte, algo que, en si mismo le gustaba, y que le dejaba mucho tiempo para lo que fuera, incluyendo investigar en ciencia, en particular la referente a la espada, que estaba muy por encima de cualquier otra cosa que estudiaran los humanos de la tierra.


El problema es que, de vez en cuando, bien fuera la espada, bien fuera Crom, había que pasar algunas pruebas, y no le bastaban los asaltos deportivos en una sala de esgrima. No podía tener certeza, claro, pero le habían asaltado, desde que encontró la espada, cuatro veces asaltantes armados, bien con cuchillos, palos, o machetes y katanas. Por suerte, o no, ninguno de esos ataques había quedado registrado en ninguna cámara de seguridad o teléfono móvil, y no había terminado subido a youtube, y, milagrosamente, había sobrevivido a todos, aunque no siempre sin heridas, a veces de una cierta seriedad. Vale que, de algún modo, la espada se encargaba de que se recuperase de esas heridas con rapidez, y sin dejar secuelas, sin necesidad siquiera de ir a un hospital.


Temía que, en algún momento, inevitablemente, pudiera recibir una herida muy grave, o incluso mortal, o que tuviera que hacer lo propio a alguno de esos asaltantes, siempre callados, siempre con pinta de drogados. Pero la cosa era aún peor, Por lo visto lo que quiera que había activado la cueva, y posteriormente la espada, había actuado en otros lugares del mundo, y que, en algún momento del futuro no muy lejano, iba a tener que oponerse a los designios de algunas de las otras entidades que habían decidido volver a hacer acto de presencia en ese planeta, y, la verdad, era una perspectiva que imponía muchísimo.

domingo, 10 de enero de 2021

El cañón de Hawkings X

 Una explosión involuntaria en unas obras causa varios heridos leves en Leganés


-El incidente se ha producido en la calle San Ignacio a las 14.00 horas.

  • Un trabajador ha sufrido varias quemaduras.

  • Dos personas, intoxicadas muy leves.



Esa noticia era lo mas parecido al incidente que habían logrado encontrar, y fue mirando en Google, no porqué Dhelina, que seguía sin responder, o porqué alguien del barrio dónde sospechaba que había sido la supuesta explosión del agujero negro les hubiera indicado algo. Como Leganés era un barrio residencial, y mucha gente estaba viviendo de alquiler, mientras les duraban sus efímeros trabajos, mucha de la gente a la que habían preguntado no estaban viviendo por ahí en las fechas del incidente. Y los que si vivían eran reacios a responder a un par de desconocidos una pregunta que no sabían a que venía, y menos en ese momento en que pararse a hablar significaba un riesgo de contagio.


En un momento dado había intentando buscar en el móvil las antiguas conversaciones con Dhelina, por si había alguna pista que le pudiera indicar dónde era el sitio, pero, desafortunadamente, esas conversaciones habían sido a través del ahora desaparecido Messenger de Windows, así que no había forma de acceder a ellas, o al menos no desde un móvil Android. La obsolescencia de las tecnologías informáticas era algo bien conocido, pero se tendía a olvidar fácilmente, hasta que te topabas con ellas.


Afortunadamente no habían el día de la reunión en la terraza sino que lo habían dejado par el siguiente, para tener mas tiempo. Gracias a eso aún tenían margen por delante antes de tener que volverse a Madrid, pero estaban un poco desanimados. Posiblemente se habrían vuelto ya de no ser porqué una amiga suya, que vivía relativamente cerca de Leganés, le había escrito y al saber que estaban por la zona les había dicho que lo mismo se acercaba por ahí, sí le daba tiempo a terminar unas gestiones que tenía que hacer.


Decidieron, para hacer tiempo, ir a la biblioteca de la universidad local, una politécnica. Cuando entraron Patrick no pudo evitar hacer una referencia divertida a “parque jurásico” y exclamar en voz queda “Que dios nos asista, hemos caído en manos de los ingenieros”. Me hizo gracia la broma y, además, me alegré de que Patrick estuviera menos abatido que ayer, pese al poco éxito de la búsqueda.


Nos sentamos en una mesa, cerca de una esquina, y de una ventana abierta, por aquello de que en las zonas ventiladas el riesgo de contagio era bastante menor. No había casi nadie en la biblioteca así que podíamos hablar con una cierta comodidad, y, de paso, había menos peligro de infectarse. Yo no había pasado el covid y, aunque Patrick sí lo había pasado, fue al principio de la pandemia, y cada vez había mas casos de gente que se había vuelto a infectar, así que tampoco no quería correr ningún riesgo. Cuando nos habíamos acomodado dijo que se iba a ausentar un momento, para buscar algunos libros, cuando volvió lo hizo cargado con varios “ladrillos” sobre física e ingeniería nuclear, radiaciones y similares.


– ¿Para que quieres esos libros? –Le pregunté intrigado ya que no parecerían tener mucho que ver con agujeros negros.
–Bueno, si encontramos algo imagino que no será un agujero negro, o vamos apañados. Pero, sí hubo una explosión como la que dices seguramente haya dejado restos radiológicos de algún tipo, y, dependiendo de lo que encontremos, podríamos obtener información sobre lo que ocurrió exactamente.
–Aha, vaya ¿Crees que podemos encontrar algo después de tanto tiempo? – pregunté, con tono de sorpresa, a modo de respuesta.
– Sí, claro, sí no lo pensara no tendría mucho sentido que viniéramos aquí ¿no crees? –respondió condescendiente.
–¿Y que crees que podremos encontrar entonces? –pregunté, pero antes de que me pudiera responder sonó el móvil. Era mi amiga, en el whatsaap, que no sólo confirmaba que podía venir sino que me decía que ya estaba llegando a la estación de Leganés, y me preguntaba dónde estábamos exactamente. La universidad estaba bastante cerca de la estación, y era fácil llegar desde allí. Le envié la ubicación y en pocos minutos se reunió con nosotros.


–Patrick, te presento a Jane Foster. Jane, te presento a Patrick –Dije, acompañado las palabras de un gesto ampuloso y teatral.
–¿Jane Foster? ¿Cómo la novia de Thor, el personaje Marvel? –respondió Patrick, con gesto divertido, pero también galante.
–Jajaja, dijo Jane. Bueno, es sólo mi nick en redes sociales, pero mucha gente me conoce así, sí.
–¿Y eres física teórica, experta en agujeros de gusano, cómo ella? –Se apresuró a preguntar Patrick.
–Noooo –exclamó Jane, con gesto de fingida indignación – Ésa es la Jane Foster de las películas. Yo soy enfermera, como la Jane de los cómics...
–Aunque se parece más a Natalie Portman, la actriz de la película, que al dibujo de los cómics. Con la mascarilla no se puede apreciar, pero es incluso mas guapa–intervine, aprovechando la ocasión para concluir las presentaciones de manera apropiada.
–Jeje, gracias, que majo–dijo Jane – Tu amigo es el físico de Inglaterra del que me hablaste anoche ¿no? –continuó, señalando a Patrick, para incluirlo en la conversación.
– Creo que soy yo, sí – respondió Patrick, anticipándose a mi intento de respuesta –Espero que te haya hablado bien.
–No me dijo gran cosa, la verdad, sólo que estabas aquí de visita, aunque no me dijo el motivo. Y que os conocisteis en Cardif, cuando hubo una explosión.
–Sí, exacto. Bueno, estoy aquí en representación de mi universidad, para adquirir material de laboratorio. Es la primera vez que realizo tareas administrativas, pero, por culpa de las secuelas del covid no puedo dar clase en condiciones, y en la universidad han pensado que me vendría bien un pequeño cambio de actividad.

Tras eso la conversación se centró un rato en el covid, las secuelas cognitivas, y demás. No duró mucho porqué a Jane no le entusiasmaba el tema, por diversas razones, incluyendo el hecho de que en su clínica había habido algunas defunciones por esa causa y parte del personal de la clínica también había resultado infectado. Sabiendo eso, y también porqué era un tema muy amplio, y, sí nos enredábamos con ello, no hablaríamos de otra cosa, logré que la conversación volviera a nuestra pequeña misión, y retomamos la cuestión que nos ocupaba antes de la llegada de Jane.

Para que Jane se metiera en la conversación tuvimos que repetir varios de los tópicos que ya habíamos comentado antes. Cuando estaba explicando lo de las dimensiones extra fluctuantes para explicar la desaparición de los agujeros negros hizo una aportación inesperada

–¿Y no podría ser que los agujeros negros provinieran de otra fuente que no fuera el LHC? – preguntó. Me quedé pensativo unos instantes, y Patrick se anticipó a responder –Imposible, el LHC es el acelerador mas potente, sí el LHC no puede producir agujeros negros ningún otro acelerador puede – .

Antes de que yo pudiera corroborar las palabras de Patrick Jane preguntó – ¿Seguro que no puede haber otra gente que haya hecho otro acelerador sin que se sepa? No sé, tal vez los chinos, que tienen mucho dinero ¿no? –.

Ahora fuí yo el que respondí primero – Bueno, los chinos sí que van a hacer ahora un gran acelerador, mayor que el LHC, o eso parece, que aún no está confirmado. Pero vamos, algo así requiere mucho dinero, y mucha gente implicada, y es muy difícil, por no decir imposible, que se pueda hacer algo así a escondidas del resto de la comunidad científica.

Jane no parecía con ganas de rendirse y planteó una nueva posibilidad –¿Y no podría ser, no sé, aliens? Bueno, ya sé que suena muy raro, pero es que venía leyendo mundo anillo en el tren y se me acaba de ocurrir – ¡Muy buena lectura ! Intervino Patrick –Y, de hecho, el tema alienígena ya lo habíamos considerado en el equipo de trabajo el observatorio.

–¿Cómo? – pregunté casi gritando, lo bastante alto como para que los pocos asistentes a la biblioteca se girasen hacia nosotros – Tranquilo – dijo Patrick, haciendo un gesto de que hablase mas bajo – Obviamente no nos referimos a algún tipo de aliens que pudiera haber en la tierra, y tampoco creo que se refiriera a esa posibilidad Jane, diría yo. Nuestra hipótesis es que alguna civilización avanzada estuviera codificando mensajes en forma de pulsos de materia oscura.

El proyecto SETI ha estado buscando señales alienígenas en el espectro electromagnético, pero, en realidad, ese tipo de señal se degrada demasiado en su viaje por el espacio. Sin embargo un pulso de materia oscura puede atravesar planetas, o incluso estrellas, sin apenas perder intensidad. Además, el tipo de civilizaciones que pueden usar materia oscura para comunicarse van a ser mas avanzadas que las que usen señales electromagnéticas, y, mas importante, van a ser bastante menos, lo cuál cumpliría dos objetivos, que la comunicación fuera mas privada, y que sólo les oyeran civilizaciones medianamente dignas.

Era sólo una de las opciones que barajábamos, claro. También consideramos, y era la posibilidad mas aceptada, que se debiera a algún tipo de origen anodino, de alguna interferencia terrestre debida a cualquier fuente vulgar. Realmente es lo mas habitual cuando pasa algo fuera de lo ordinario. Eso, o algún error que se nos pasaba. De hecho habíamos dejado olvidado el tema, ya que no se había repetido la señal, y el resto de observatorios de materia oscura han ido acumulando resultados negativos en su búsqueda de cualquier señal, ordinaria o extraordinaria. De hecho hasta que no oí tu idea de los agujeros negros y la coincidencia temporal también pensé que era un error, o, como mucho, algunos aliens que se hubieran aburrido de enviar señales.



Iba a hacer mas preguntas cuando sonó el móvil, se me había olvidado silenciarlo, y, al mirarlo, ví que ya me había respondido Dhelina. Me explicaba que en el sitio dónde se había producido la señal habían tirado la edificación antigua y habían reconstruido toda la zona así que cualquier resto que hubiera podido quedar habría sido destruido en las obras y, además, era incapaz de averiguar cual podría se la zona exacta en la nueva edificación.. Les mostré a Jane y a Patrick el mensaje y cuando ví que habían terminado de leerlo hice un comentario que me pareció muy oportuno para la situación – Típico de España, una oportunidad de hacer ciencia arruinada por las obras.