domingo, 8 de agosto de 2021

La espada de Crom III

 Nada mas verle entrar me dí cuenta de que Crom tenía planes para mí ese día. Tampoco es que fuera muy difícil darse cuenta porqué el tipo era inconfundible, aspecto asiático, calvo, con un bigotitto fino, andares desgarbados, y un atuendo que, de no estar en ese local, y en esa fiesta ftetish en concreto, habría llamado la atención aún mas de lo que ya lo hacía.


Podría haberse dirigido al individuo directamente, pero prefirió estudiar sus movimientos. Por lo visto buscaba a alguien, imaginaba que a mí, aunque no parecía tener claro como reconocerme. Ví que buscaba a gente alta, muy musculada, con el torso desnudo, como el famoso bárbaro, vaya. Y, justo en ese local había unos pocos que respondían en parte al perfil. Desde la distancia, y con la música de fondo, no podía escuchar que les decía a los tipos a los que se decidía a hablar, pero, por su reacción, sospeché que era algo no muy conveniente. Hubiera preferido estudiarle más, pero temía que llamase demasiado la atención y causara algún incidente incómodo así que me dirigí yo a él.


– Hola. Creo que estás buscando a alguien...peculiar ¿puede ser?
– ¿Qué te hace pensar eso? – respondió con desgana.


– Bueno, digamos que … – Antes de poder seguir uno de los tipos con los que había hablado se acercó y dijo a voz en grito – Dice que es el enviado de Crom ¿Te lo puedes creer? Y está buscando al portador de no sé que espada.

– ¿Ah sí? Vaya personaje, respondí sonriendo al desconocido que nos había interrumpido, y luego, volviendo a mirar al oriental pregunté ¿Es cierto éso?

– ¿Y qué sí lo soy? Obviamente tú no eres el que busco, no hay mas que verte...

Me habría sentido ofendido de no ser porqué entendía perfectamente porqué lo decía. Aunque desde que tenía la espada había crecido unos cuantos centímetros no se podía afirmar que fuera alto. Y en cuanto a la musculatura, bueno, ahí había trampa. Al entrenar con espadas varias horas al día, aunque no fueran ni de lejos tan pesadas como la gente tendía a pensar, lo cierto es que se aumentaba la fuerza de hombros, brazos y antebrazos, se quisiera o no. Mas allá de eso ya entraba en juego toda la parafernalia de Crom y su espada. Como complemento necesario a la esgrima intensiva había empezado un entrenamiento regular de pesas, algo que siempre le había dado pereza y nunca había hecho con demasiada regularidad. El caso es que, por lo que quiera que Crom y su espada metieran en mi cuerpo hacia que mi fuerza aumentase mas allá de los límites normales de los humanos, pero no tanto mi masa muscular. En el pico del entrenamiento había llegado a ser capaz de tirar en pectorales con 350 kilos, y manejar sin mucho esfuerzo mancuernas mas de 80 kilos cada una, Incluso en ese momento su figura lucía fuerte, pero sin llegar a parecerse siquiera a un culturista. Aparte de eso llevaba el pelo relativamente corto, y vestía de manera recatada, pantalón y camisa negra, el mínimo que pedía la etiqueta para entrar a la fiesta a la que habían insistido que asistiese unos conocidos que, por cierto, llevaba un rato sin ver.

– ¿No? Tú buscas a alguien con una espada, y yo soy el único en la fiesta que lleva una, le dije, sabiendo cuál iba a ser su respuesta.

– ¿Que llevas una espada dices? Yo no la veo, respondió como cabria esperar.

Efectivamente no podía verla. Una de las cosas que había descubierto con el tiempo es que la espada, y algunas otras reliquias que había encontrado aquí y allá desde el episodio en la excavación, podían hacerse invisibles a su voluntad. Le pidió al tipo que le siguiera a una zona algo mas discreta y entonces hizo que la espada, y la vaina dónde iban, fueran visibles por un instante. La cara de sorpresa del bigotudo no tuvo precio.

– ¿Deduzco de tu expresión que tal vez ahora crees que si puedo ser el que busco? – Dije con tono irónico.

– Sí, sí, supongo. Es decir, no espera algo así, Crom me dijo que buscar, pero no me avisó de algo así.

– Perdona – le dije para impedir que pudiera seguir hablando ¿Crom te dice cosas? – Pregunté.

– Si, claro, como ya te dijo el otro que nos interrumpió antes, soy el emisario de Crom.

Obviamente le creí, o al menos creí que algo había. Desde que había topado con la espada había visto y aprendido algunas cosas de como actuaban esas entidades así que le hizo una pregunta cuya respuesta sospechaba que iba a ser reveladora para su interlocutor.

– Aha, vale ¿Y antes de ser el emisario de Crom que eras?

El tipo se quedó estupefactos, sin poder responder por un buen rato y luego dijo tartamudeando, y con tono afligido – Pués ¡ me acabo de dar cuenta de que no lo recuerdo!

Ya, bueno, tranquilo, en su momento lo volverás a recordar, no te preocupes. Y, oye ¿Para que me buscas? – Le dije--

--Ah, sí, es muy importante. Los enemigos de Crom se han organizado y están preparando una bomba atómica, con la intención de hacerla estallar en cuanto esté lista.

Ahora fue mi turno de quedarme estupefacto -- ¿Qué están haciendo una bomba atómica? --Le dije, y añadí – ¿Y cómo lo sabes?

– Pués me lo dijo Crom, claro – Respondió como toda explicación.

Quedé pensativo un momento. En sí el hecho no era del todo inaudito. Crom y el resto de entes que habían empezado a volver de un mundo antiguo y olvidado, o a salir directamente de los conocidos relatos, fueran o no las criaturas mitológicas que afirmaban ser, estaba claro que tenían una tecnología infinitamente mayor que la de la tierra y, desde luego, si querían fabricar una bomba nuclear sabrían hacerlo, siguiendo la tecnología habitual o alguna otra alternativa, que pudiera pasar desapercibida a las medidas de vigilancia de los gobiernos. La cuestión es ¿Por qué lo harían? Y, aunque los que el tipo había denominado enemigos de Crom lo hicieran ¿Realmente a Crom le importaba tanto como para intentar impedirlo?

Antes de que pudiera hacerle mas preguntas al “emisario” una de las chicas de la fiesta, de las mas espectaculares, y con menos ropa, se había acercado al calvo y había empezado a frotarse con él de forma insinuante, algo ante lo que el buen señor no mostró ninguna resistencia. Pensó en interrumpirles, pero optó por no hacerlo y así tener tiempo de pensar. La situación entre esos dos iba subiendo de tono así que se retiró. La verdad es que le irritó un poco la irresponsabilidad del mandado de Crom. En circunstancias normales la gente muy promiscua siempre corría riesgo de infectarse de alguna enfermedad venérea, pero en los tiempos recientes había riesgo de contraer también otras enfermedades. Había reflexionado un poco al respecto cuando vió todos los cambios que Crom y su espada habían ido introduciendo poco a poco en su cuerpo. Si, por lo que fuera, los relatos tenían alguna base el bárbaro había sido muy promiscuo, y eso en unos tiempos dónde la gente no sabía nada de higiene o como se propagaban las enfermedades. Estaba claro que las entidades como Crom no tenían reparo en jugar con humanos normales para alterarlos y que pudieran jugar el papel que tuvieran asignado para ellos. Eso significaba que podrían haberles vacunado contra cualquier enfermedad sin que ellos supieran siquiera el concepto de lo que es una vacuna. Y, desde luego, también contaban con tratamientos para, probablemente, cualquier enfermedad conocida. Esperaba que, si la moza que estaba con el emisario tenía alguna enfermedad Crom cuidase de que su peón no enfermase. Y, por cierto ¿A cuento de qué una mujer tan espectacular iba directa a arrejuntarse con alguien tan poco agraciado? Algo no iba bien.


Tras pensar un poco la línea de actuación dió con una buena estrategia. Cuando uno de los asistentes a la fiesta pasaba al lado de la extraña pareja usó sus primitivas habilidades de telequinesia para hacer que tropezase y derramara la copa sobre la chica. Ésta se volvió hacia él con un gesto de enfado y ahí vió bien su cara por primera vez. Era pasablemente hermosa, pero eso era lo de menos. Lo que impactaba era que tenía ojos con pupilas verticales y la boca entreabierta en un mohín de profundo disgusto dejaba ver una lengua bífida. La referencia a las criaturas de la cueva era obvia pero en este caso la explicación parecía mas mundana. Las extrañas pupilas seguramente eran debidas a lentilla, y lo de la lengua era una operación de modificación corporal que ya había visto en las noticias alguna vez. Con todo resultaba sospechoso, y, al fijarse en el emisario observó que estaba con cara de estar completamente ido. En la legendaria estigia quizás se podría haber pensado en algún tipo de hechizo hipnótico, pero aquí era mas sencillo pensar en sustancias como la burundanga. Fuera como fuera, mientras la chica seguía discutiendo con el que había derribado su copa sobre ella aprovechó para llevarse de allí discretamente al pobre hombre que había tenido la desgracia de caer bajo el radar de Crom y el resto, a ver si recuperaba la coherencia y le decía algo más sobre esa bomba nuclear. Y, ya puestos a ver si le convencía de que hablase con las autoridades del país, que eran las que debían ocuparse de un asunto de semejante magnitud, y, de ese modo, no tenía que hacerlo mismo.


domingo, 2 de mayo de 2021

La espada de Crom: II

 “El que toque este martillo, sí es digno, poseerá el poder de Thor” decía el famoso adagio. Pero eso era con Odin, Crom era mucho mas quisquilloso y la cosa venía a ser algo así como “Sí tocas la espada y no eres digno morirás de alguna manera desagradable y, si no eres indigno eso no significa que seas digno así que ya te iré probando, a ver por cuanto sobrevives”.


Realmente no creía que él fuera especialmente digno y que, sí estaba vivo, era porqué el que había tocado la espada antes que él era la antítesis de lo que un dios de los bárbaros podría considerar digno. Y las pruebas, bueno, la primera fue a las pocas horas de matar al arqueólogo sustituto que habían mandado a la cueva, después de que la derribase un extraño terremoto. De no se sabe dónde habían aparecido tres individuos, con pinta de frikis de los videojuegos, portando espadas reales, perfectamente afiladas, pero sin ningún tipo de armadura o escudo que las acompañara, lo cuál es bastante loco. Él había escapado del derrumbe de la cueva, con la espada del campo que había aparecido en la mano del cadáver del arqueólogo. Tuvo que salir tan rápido que no pudo inspeccionar nada para averiguar que había ocurrido. Había pensado llamar a la policía, pero no había cobertura en el móvil, y las líneas fijas estaban bajo unas cuantas toneladas de rocas. Y tampoco funcionaba ningún vehículo así que había optado por ir andando hasta el pueblo mas cercano. Fue ahí, en medio de la nada, dónde se encontró con los tres frikis.


No llegó a cruzar palabra con ellos porqué, sencillamente, no hablaban. Tenían una expresión un tanto vacía y en cuanto le vieron se fueron acercando en actitud ofensiva. Él tenía formación en el uso de armas, desde palos y cuchillos gracias a las artes marciales filipinas, como de espadas clásicas, que había aprendido a manejar en salas de esgrima antigua. Por supuesto en el pueblo no había nada de eso, pero el personal de la excavación arqueológica había mostrado interés en aprender a manejar las armas que estaban estudiando, y había empezado a instruirles, lo cuál le servía para entrenar el mismo. De todas formas, aunque tenía conocimientos, distaba muchísimo de ser un experto en esgrima y, además, justo la espada que llevaba en la mano, que se avenía a lo que en la terminología de su escuela era una espada de mano y media, era la que peor manejaba de todas.


Por fortuna para él los ataques de sus oponentes eran tremendamente torpes. Por ejemplo, uno de ellos había dado un tajo vertical hacia su cabeza con tanta fuerza y poco control que, cuando en vez de intentar parar el golpe, se había apartado un poco y había retirado la espada, la inercia del golpe hizo que se cortase a si mismo en la pierna con una cierta seriedad que le dejó cojeando y sin ganas de seguir atacando.


De otro de ellos se pudo librar fácilmente, con un ataque, no demasiado fuerte, a la mano que sujetaba la espada, una corta, de las que se maneja con mano y media. En general esos ataques a las manos son bastante habituales en los asaltos de entrenamiento, con armas sin afilar y guantes protectores, claro., aunque no siempre es factible acertar sí el rival sabe lo que hace. Pero no era el caso, el oponente agarraba la espada de una manera tan torpe, y en una postura que exponía tanto la mano, y el resto del brazo, que casi había dudado en atacar, temiendo que fuera una treta.


Antes de ejecutar esas acciones había tenido que gestionar algunos otros ataques, posicionándose de tal forma que, en la medida de lo posible, no pudiera atacarle mas de uno a la vez, y lanzando ataques rápidos de distracción, sin pararse en duelos individuales, como dictaba la táctica general de lucha con varios oponentes, sea en mano vacía o con armas.


Con dos oponentes medio fuera de combate pudo centrarse en el que quedaba. Podría decirse que, hasta ese momento, había tenido mucha suerte, porqué no había resultado herido, ni tampoco había causado heridas graves a sus rivales, algo que procuraría evitar mientras fuera posible, tanto por aquello de que es lo normal, como porqué, si aquello llegase a terminar en un juicio, le evitaría problemas mayores. Alejó al oponente de sus dos compañeros inutilizados, fingiendo que le estaba haciendo retroceder y, mientras tanto le estudió un poco más. Parecía como si estuviera drogado o algo similar. Aparte de eso, confirmó que parecían firkis, tal vez de los videojuegos, quizás programadores profesionales. No entendía que podían hacer ahí esa gente, armados con espadas, pero sospechaba que había algo raro y que su presencia, y su actitud, no eran el tipo de cosas que harían habitualmente.


Si podía intentaría librarse de ese último rival sin causarle daños graves, pero, claro, eso era un riesgo, incluso para gente experta en lucha con armas, y él no lo era, y, en cualquier momento podía cometer algún error tonto que le costase recibir un ataque grave. Eso, en los asaltos de entrenamiento, no era mayor problema, pero aquí podría costarle la vida. Para lograr ese fin optó por una estrategia un tanto arriesgada, forzar una distancia corta, y pasar de una lucha de cuchilladas y estocadas a una en la que ambos estuvieran agarrados y, desde ahí, confiar en que su habilidad en lucha sin armas, que era mayor que con ellas, bastara para abatir al rival sin causar heridas graves, ni riesgo de que se las infringiera. El riesgo, por supuesto, es que durante ese cuerpo a cuerpo pudieran llegar sus compañeros y atacarle mientras estaba indefenso frente a ellos. Por suerte pudo resolver el asunto de manera mas o menos rápida. Ni siquiera necesitó golpear al rival con el pomo de la espada. Simplemente logró agarrar el brazo armado del rival con la mano izquierda, deslizar su brazo derecho, agarrando su espada con una mano, por la espalda del otro, y hacerle una proyección de judo. Al caer su rival sujetó su brazo armado entre sus rodillas y aplicó una luxación al brazo que le hizo soltar la espada. Luego lo hizo girar, para que quedase mirando el suelo, y desde ahí le aplicó una estrangulación sanguínea hasta que se desvaneció. Sabía que, salvo desgracias, eso no le iba a matar, ni causar mayores consecuencias, en especial teniendo compañeros que le reanimarían cuando llegasen a su lado.


De todo eso había transcurrido ya mas de un año, pero lo recordaba con bastante detalle. Desde entonces había abandonado Inglaterra, y se había dedicado a estudiar la espada que había salvado de la cueva. Como la excavación se había llevado en bastante secreto no había tenido mayores problemas con sus jefes, a los que no llegó a informar de que había recuperado esa espada. Y, fueran quienes fueran sus asaltantes, nunca había vuelto a saber nada de ellos.


Respecto a la espada en sí, bueno, llamarla de ese modo era casi un insulto. No había podido averiguar ni una pequeña fracción de sus secretos, pero estaba claro que, en esencia, era un prodigio de la tecnología adaptado a la forma de una espada. Respecto a su constructor, si realmente era la divinidad que, en algunos lugares se hacía llamar Crom, bueno, tal vez hubiera obrado como dios para alguna raza de bárbaros de alguna época y lugar remotos, pero él, en si mismo no era un bárbaro.


De hecho, aparte del Crom de los relatos de un famoso bárbaro, cuyas narraciones encajaban en parte con la cueva aquella, también había, un Crom que oficiaba como dios, o quizás demonio, de la fertilidad para ciertas tribus pictas del reino unido de unos siglos atrás. Había podido averiguar mucho menos de Crom, o del resto de divinidades, que de la espada en sí, y, por supuesto, todo eran conjeturas, sin pruebas firmes. Aparentemente la cosa iba mas o menos así. Los humanos creaban sus religiones, por los motivos que explica la psicología y la antropología convencional, sin necesidad de intervención de criaturas extraterrestres externas, como lo proponen los afines a las teorías de los antiguos astronautas. Pero, de vez en cuando, hay entidades, con un nivel tecnológico infinitamente mayor al que tiene actualmente la humanidad, que, por los motivos que sean, deciden que quieren algo de esta o aquella civilización humana, y deciden encarnar algunas de esas entidades mitológicas para así dirigir esas civilizaciones adónde quiera que les plazca en ese momento.


La convivencia con una espada de un dios tan peculiar como Crom no siempre había sido sencilla, y había intentado cederla a gente mas cercana a su idea de lo que Crom podría apreciar: gente experta en esgrima, gente muy alta y musculada, e incluso algunos que cumplían ambas características pero, por algún motivo que no entendía, la espada, que tenía sus propias ideas, y los medios para llevarlas a cabo, había abandonado a esa gente y vuelto con él. Realmente las exigencias de la espada no eran tremendas. Debía entrenar mas en el arte de las esgrima y, a cambio, ella le mantenía. Sea cual fuera la naturaleza de la espada no tenía ningún problema en interaccionar con los dispositivos informáticos humanos. En un momento dado la espada había reparado en la existencia de las criptomonedas y había abierto una cuenta a su nombre. Desde ese momento había procedido a “minar” bitcoins de manera regular. Nunca había llegado a averiguar si lo hacía gracias a que, lo que quiera que formase la inteligencia de la espada, era algún tipo de dispositivo mucho mas veloz que cualquier ordenador o tarjeta gráfica humana, o que tenía conocimientos de criptografía de curvas elípticas mucho mas sofisticados o, lo mas seguro, ambas cosas a la vez, pero, en cualquier caso, no tenía ningún problema en conseguirle todos los bitcoins que pudiera necesitar, siempre y cuando, claro, cumpliera con lo que le pedía, siempre de forma indirecta, mostrándole diversas páginas web que le sugerían que debía hacer, o aprender.


Aparte de esas habilidades informáticas la espada podía hacer muchas mas cosas. Por ejemplo, poco a poco le había enseñado a interaccionar con algún tipo de sustancia que emanaba de la espada y que le permitía emular habilidades similares a la telequinesis, o a la levitación. Con tecnología cercana a lo que los humanos comprendieran eso se podría hacer usando nanotecnología lo que se conocía como “nanoniebla”, y había intentando buscar rastros de nanobots, usando tecnología mas o menos casera, que había adquirido gracias a los bitcoins, pero no había logrado hallar ninguno. Y había, mas, mucho más. Y, realmente, era genial la vida que le otorgaba la espada, con todos los gastos pagados, con la única obligación de aprender esgrima y hacer mucho deporte, algo que, en si mismo le gustaba, y que le dejaba mucho tiempo para lo que fuera, incluyendo investigar en ciencia, en particular la referente a la espada, que estaba muy por encima de cualquier otra cosa que estudiaran los humanos de la tierra.


El problema es que, de vez en cuando, bien fuera la espada, bien fuera Crom, había que pasar algunas pruebas, y no le bastaban los asaltos deportivos en una sala de esgrima. No podía tener certeza, claro, pero le habían asaltado, desde que encontró la espada, cuatro veces asaltantes armados, bien con cuchillos, palos, o machetes y katanas. Por suerte, o no, ninguno de esos ataques había quedado registrado en ninguna cámara de seguridad o teléfono móvil, y no había terminado subido a youtube, y, milagrosamente, había sobrevivido a todos, aunque no siempre sin heridas, a veces de una cierta seriedad. Vale que, de algún modo, la espada se encargaba de que se recuperase de esas heridas con rapidez, y sin dejar secuelas, sin necesidad siquiera de ir a un hospital.


Temía que, en algún momento, inevitablemente, pudiera recibir una herida muy grave, o incluso mortal, o que tuviera que hacer lo propio a alguno de esos asaltantes, siempre callados, siempre con pinta de drogados. Pero la cosa era aún peor, Por lo visto lo que quiera que había activado la cueva, y posteriormente la espada, había actuado en otros lugares del mundo, y que, en algún momento del futuro no muy lejano, iba a tener que oponerse a los designios de algunas de las otras entidades que habían decidido volver a hacer acto de presencia en ese planeta, y, la verdad, era una perspectiva que imponía muchísimo.

domingo, 10 de enero de 2021

El cañón de Hawkings X

 Una explosión involuntaria en unas obras causa varios heridos leves en Leganés


-El incidente se ha producido en la calle San Ignacio a las 14.00 horas.

  • Un trabajador ha sufrido varias quemaduras.

  • Dos personas, intoxicadas muy leves.



Esa noticia era lo mas parecido al incidente que habían logrado encontrar, y fue mirando en Google, no porqué Dhelina, que seguía sin responder, o porqué alguien del barrio dónde sospechaba que había sido la supuesta explosión del agujero negro les hubiera indicado algo. Como Leganés era un barrio residencial, y mucha gente estaba viviendo de alquiler, mientras les duraban sus efímeros trabajos, mucha de la gente a la que habían preguntado no estaban viviendo por ahí en las fechas del incidente. Y los que si vivían eran reacios a responder a un par de desconocidos una pregunta que no sabían a que venía, y menos en ese momento en que pararse a hablar significaba un riesgo de contagio.


En un momento dado había intentando buscar en el móvil las antiguas conversaciones con Dhelina, por si había alguna pista que le pudiera indicar dónde era el sitio, pero, desafortunadamente, esas conversaciones habían sido a través del ahora desaparecido Messenger de Windows, así que no había forma de acceder a ellas, o al menos no desde un móvil Android. La obsolescencia de las tecnologías informáticas era algo bien conocido, pero se tendía a olvidar fácilmente, hasta que te topabas con ellas.


Afortunadamente no habían el día de la reunión en la terraza sino que lo habían dejado par el siguiente, para tener mas tiempo. Gracias a eso aún tenían margen por delante antes de tener que volverse a Madrid, pero estaban un poco desanimados. Posiblemente se habrían vuelto ya de no ser porqué una amiga suya, que vivía relativamente cerca de Leganés, le había escrito y al saber que estaban por la zona les había dicho que lo mismo se acercaba por ahí, sí le daba tiempo a terminar unas gestiones que tenía que hacer.


Decidieron, para hacer tiempo, ir a la biblioteca de la universidad local, una politécnica. Cuando entraron Patrick no pudo evitar hacer una referencia divertida a “parque jurásico” y exclamar en voz queda “Que dios nos asista, hemos caído en manos de los ingenieros”. Me hizo gracia la broma y, además, me alegré de que Patrick estuviera menos abatido que ayer, pese al poco éxito de la búsqueda.


Nos sentamos en una mesa, cerca de una esquina, y de una ventana abierta, por aquello de que en las zonas ventiladas el riesgo de contagio era bastante menor. No había casi nadie en la biblioteca así que podíamos hablar con una cierta comodidad, y, de paso, había menos peligro de infectarse. Yo no había pasado el covid y, aunque Patrick sí lo había pasado, fue al principio de la pandemia, y cada vez había mas casos de gente que se había vuelto a infectar, así que tampoco no quería correr ningún riesgo. Cuando nos habíamos acomodado dijo que se iba a ausentar un momento, para buscar algunos libros, cuando volvió lo hizo cargado con varios “ladrillos” sobre física e ingeniería nuclear, radiaciones y similares.


– ¿Para que quieres esos libros? –Le pregunté intrigado ya que no parecerían tener mucho que ver con agujeros negros.
–Bueno, si encontramos algo imagino que no será un agujero negro, o vamos apañados. Pero, sí hubo una explosión como la que dices seguramente haya dejado restos radiológicos de algún tipo, y, dependiendo de lo que encontremos, podríamos obtener información sobre lo que ocurrió exactamente.
–Aha, vaya ¿Crees que podemos encontrar algo después de tanto tiempo? – pregunté, con tono de sorpresa, a modo de respuesta.
– Sí, claro, sí no lo pensara no tendría mucho sentido que viniéramos aquí ¿no crees? –respondió condescendiente.
–¿Y que crees que podremos encontrar entonces? –pregunté, pero antes de que me pudiera responder sonó el móvil. Era mi amiga, en el whatsaap, que no sólo confirmaba que podía venir sino que me decía que ya estaba llegando a la estación de Leganés, y me preguntaba dónde estábamos exactamente. La universidad estaba bastante cerca de la estación, y era fácil llegar desde allí. Le envié la ubicación y en pocos minutos se reunió con nosotros.


–Patrick, te presento a Jane Foster. Jane, te presento a Patrick –Dije, acompañado las palabras de un gesto ampuloso y teatral.
–¿Jane Foster? ¿Cómo la novia de Thor, el personaje Marvel? –respondió Patrick, con gesto divertido, pero también galante.
–Jajaja, dijo Jane. Bueno, es sólo mi nick en redes sociales, pero mucha gente me conoce así, sí.
–¿Y eres física teórica, experta en agujeros de gusano, cómo ella? –Se apresuró a preguntar Patrick.
–Noooo –exclamó Jane, con gesto de fingida indignación – Ésa es la Jane Foster de las películas. Yo soy enfermera, como la Jane de los cómics...
–Aunque se parece más a Natalie Portman, la actriz de la película, que al dibujo de los cómics. Con la mascarilla no se puede apreciar, pero es incluso mas guapa–intervine, aprovechando la ocasión para concluir las presentaciones de manera apropiada.
–Jeje, gracias, que majo–dijo Jane – Tu amigo es el físico de Inglaterra del que me hablaste anoche ¿no? –continuó, señalando a Patrick, para incluirlo en la conversación.
– Creo que soy yo, sí – respondió Patrick, anticipándose a mi intento de respuesta –Espero que te haya hablado bien.
–No me dijo gran cosa, la verdad, sólo que estabas aquí de visita, aunque no me dijo el motivo. Y que os conocisteis en Cardif, cuando hubo una explosión.
–Sí, exacto. Bueno, estoy aquí en representación de mi universidad, para adquirir material de laboratorio. Es la primera vez que realizo tareas administrativas, pero, por culpa de las secuelas del covid no puedo dar clase en condiciones, y en la universidad han pensado que me vendría bien un pequeño cambio de actividad.

Tras eso la conversación se centró un rato en el covid, las secuelas cognitivas, y demás. No duró mucho porqué a Jane no le entusiasmaba el tema, por diversas razones, incluyendo el hecho de que en su clínica había habido algunas defunciones por esa causa y parte del personal de la clínica también había resultado infectado. Sabiendo eso, y también porqué era un tema muy amplio, y, sí nos enredábamos con ello, no hablaríamos de otra cosa, logré que la conversación volviera a nuestra pequeña misión, y retomamos la cuestión que nos ocupaba antes de la llegada de Jane.

Para que Jane se metiera en la conversación tuvimos que repetir varios de los tópicos que ya habíamos comentado antes. Cuando estaba explicando lo de las dimensiones extra fluctuantes para explicar la desaparición de los agujeros negros hizo una aportación inesperada

–¿Y no podría ser que los agujeros negros provinieran de otra fuente que no fuera el LHC? – preguntó. Me quedé pensativo unos instantes, y Patrick se anticipó a responder –Imposible, el LHC es el acelerador mas potente, sí el LHC no puede producir agujeros negros ningún otro acelerador puede – .

Antes de que yo pudiera corroborar las palabras de Patrick Jane preguntó – ¿Seguro que no puede haber otra gente que haya hecho otro acelerador sin que se sepa? No sé, tal vez los chinos, que tienen mucho dinero ¿no? –.

Ahora fuí yo el que respondí primero – Bueno, los chinos sí que van a hacer ahora un gran acelerador, mayor que el LHC, o eso parece, que aún no está confirmado. Pero vamos, algo así requiere mucho dinero, y mucha gente implicada, y es muy difícil, por no decir imposible, que se pueda hacer algo así a escondidas del resto de la comunidad científica.

Jane no parecía con ganas de rendirse y planteó una nueva posibilidad –¿Y no podría ser, no sé, aliens? Bueno, ya sé que suena muy raro, pero es que venía leyendo mundo anillo en el tren y se me acaba de ocurrir – ¡Muy buena lectura ! Intervino Patrick –Y, de hecho, el tema alienígena ya lo habíamos considerado en el equipo de trabajo el observatorio.

–¿Cómo? – pregunté casi gritando, lo bastante alto como para que los pocos asistentes a la biblioteca se girasen hacia nosotros – Tranquilo – dijo Patrick, haciendo un gesto de que hablase mas bajo – Obviamente no nos referimos a algún tipo de aliens que pudiera haber en la tierra, y tampoco creo que se refiriera a esa posibilidad Jane, diría yo. Nuestra hipótesis es que alguna civilización avanzada estuviera codificando mensajes en forma de pulsos de materia oscura.

El proyecto SETI ha estado buscando señales alienígenas en el espectro electromagnético, pero, en realidad, ese tipo de señal se degrada demasiado en su viaje por el espacio. Sin embargo un pulso de materia oscura puede atravesar planetas, o incluso estrellas, sin apenas perder intensidad. Además, el tipo de civilizaciones que pueden usar materia oscura para comunicarse van a ser mas avanzadas que las que usen señales electromagnéticas, y, mas importante, van a ser bastante menos, lo cuál cumpliría dos objetivos, que la comunicación fuera mas privada, y que sólo les oyeran civilizaciones medianamente dignas.

Era sólo una de las opciones que barajábamos, claro. También consideramos, y era la posibilidad mas aceptada, que se debiera a algún tipo de origen anodino, de alguna interferencia terrestre debida a cualquier fuente vulgar. Realmente es lo mas habitual cuando pasa algo fuera de lo ordinario. Eso, o algún error que se nos pasaba. De hecho habíamos dejado olvidado el tema, ya que no se había repetido la señal, y el resto de observatorios de materia oscura han ido acumulando resultados negativos en su búsqueda de cualquier señal, ordinaria o extraordinaria. De hecho hasta que no oí tu idea de los agujeros negros y la coincidencia temporal también pensé que era un error, o, como mucho, algunos aliens que se hubieran aburrido de enviar señales.



Iba a hacer mas preguntas cuando sonó el móvil, se me había olvidado silenciarlo, y, al mirarlo, ví que ya me había respondido Dhelina. Me explicaba que en el sitio dónde se había producido la señal habían tirado la edificación antigua y habían reconstruido toda la zona así que cualquier resto que hubiera podido quedar habría sido destruido en las obras y, además, era incapaz de averiguar cual podría se la zona exacta en la nueva edificación.. Les mostré a Jane y a Patrick el mensaje y cuando ví que habían terminado de leerlo hice un comentario que me pareció muy oportuno para la situación – Típico de España, una oportunidad de hacer ciencia arruinada por las obras.

lunes, 26 de octubre de 2020

El cañón de Hawkings IX

 Le había costado encontrar plaza para aparcar el coche de carsharing que había usado para llegar a la cita, lo que le hizo llegar con mas retraso del suyo habitual. Cuando llegó a la terraza buscó con la mirada y no le costó demasiado encontrar a Patrick ya que su pelo color casi zanahoria saltaba mucho a la vista, incluso en un mundo dónde los tintes para el pelo eran algo común.


Enseguida le llamó muchísimo la atención su aspecto. Si, en su momento, le había recordado al compañero pelirrojo de Harry Potter – Ron Billius Weasley, según había buscado en internet antes, para ver si tenía ocasión de gastarle alguna broma con el nombre- ahora lo seguía pareciendo, pero como si uno de esos dementores de la película que se llevaban la paz, la esperanza y la alegría se hubiera cebado con el pobre Patrick, que tan risueño era cuando le había conocido en el reino unido.


Supuso que se debería a el incidente por el que le había contactado así que, inmediatamente después de saludar le preguntó por el tema. Le respondió que, según el abogado, todo pintaba muy bien para él y que no iba a tener ningún problema, así que la causa de su abatimiento no parecía tener que ver con eso. De todos modos le seguí preguntando por el incidente.


– ¿Y cómo es que tuviste una pelea? Tenía la impresión de que eras bastante pacífico –le dije. – ¡Y lo soy! Pero es que es qué estoy muy enfadado con la gente que no se toma en serio el covid, después de lo que me pasó, y esa gente reaccionó de forma muy exagerada a mis recriminaciones.

– ¿Lo que te pasó? ¿Has tenido covid?¿Gue grave? –pregunté de forma atropellada.

– Sí, sí, estuve infectado casi al principio de la pandemia. Mientras duró no fué demasiado grave, un poco de fiebre, dolor de cabeza, pérdida de olfato, pero sin problemas respiratorios así que no tuve que ir al hospital. El problema vino después, con las secuelas.
-¿Secuelas? –pregunté– Vaya. He leído bastante sobre el tema, y he conocido a alguna gente que tiene algunas, pero, por suerte, no de las mas graves ¿Cuales tienes tú?

– Pues algo de cansancio, dolores de articulaciones a ratos y, lo peor, niebla covid, no sé si sabes lo que es –explicó Patrick con tono abatido.
Había leído sobre la niebla covid, por supuesto. El covid podía originar diversos trastornos neurolólogicos, desde leves a muy graves. No había encontrado cuál era el porcentaje exacto de gente a la que resultaban afectados, pero era una consecuencia bastante habitual de la enfermedad. Ese trastorno en concreto era una capacidad para concentrarse, o memorizar, acompañado a veces de dificultad para leer y algunas otras que no recordaba en ese momento. En función de eso le respondí –Sí, algo he oído ¿Cómo te afecta exactamente?
–Pues en casi todo, pero principalmente en las actividades académicas. Me resulta casi imposible leer un artículo, o un libro, tengo que leer dos o tres párrafos y descansar media hora antes de poder seguir. Y en las clases me tengo que limitar a explicar lo que ya me sé muy bien, sin aceptar preguntas, porqué me cuesta entender lo que me están preguntando, y no digamos ya razonar para dar una respuesta.
– ¡Ostras! – exclamé ­– Pues menuda faena. Lo de los artículos es un problema de cara a la investigación, pero lo de las clases...¿Cómo lo llevan tus alumnos?
–Pues no muy bien, claro, pero, tal como está todo, mezclando clases presenciales con clases online, y el resto de dificultades, pues se lo toman con filosofía. Además, la universidad ha puesto un profesor de apoyo con el que pueden concertar reuniones para

resolver dudas cuando quieran.
–Ah, que bien, que generosos en tu universidad. Aquí dudo que hicieran algo así –comenté.
–Bueno, realmente no sé si es algo muy normal. Mi familia tiene mucha influencia en la junta directiva de la universidad, pero no creo que eso del profesor de apoyo se lo concedan a cualquiera. De hecho a otro profesor que tenía el mismo problema ni siquiera le renovaron el contrato para este año.
–Uff, pues vaya. Yo ahora mismo no estoy en la universidad. Todo lo que encontré para hacer postdocs era fuera de España, y me trastocaba muchísimas cosas tener que irme fuera. Además, no entiendo que se asuma como lo mas normal del mundo que para seguir una carrera académica la gente tuviera que pasarse unos cuantos años saltando de un país a otro, sin certeza alguna de que, después de eso, fuera a conseguir una plaza fija–comenté con tono de enfado.
– Uy, pues vaya fastidio, sí. En Inglaterra también hay algo de eso, pero no es tan grave. Y, sí no estás en la universidad ¿Qué haces ahora? –Preguntó Patrick con tono de sorpresa.
–Pues un poco de todo. Doy unas pocas clases de física cuántica en una academia, clases particulares, hago programas que me encargan de vez en cuando, ah, y tengo algunas apps en la google play y en la app store. La verdad es que, sí me pasara algo como lo tuyo tendría un problema muy grave, porqué todo lo que hago requiere una mente despejada así que no podría seguir haciéndolo. Y, encima, de la academia me despedirían, por eso tengo muchísimo cuidado con no contagiarme, por si acaso.
–Claro, y por ese tipo de cosas me fastidió tantísimo ver a esa gente sin mascarilla en la cafetería ¡Son unos inconscientes, y pueden causar mucho daño si contagian a alguien con su imprudencia! –exclamó, alzando tanto la voz que algunos de los clientes de la terraza se giraron a mirarnos.
–Ya, lo entiendo, lo entiendo, aquí hay bastante gente así, incluyendo una parte de mis conocidos –respondí, bajando el tono de voz, y haciendo gestos para invitar a Patrick a que se calmase.
– Sí, perdón, perdón, es que me sulfuro. En fin, cambiemos de tema–dijo Patrick, ya algo mas tranquilo- ¿Qué pasó con tus supuestos agujeros negros? ¿Has sabido algo nuevo?

Tras esa pregunta nos pasamos mas de una hora hablando del tema. Le expliqué lo que había averiguado desde entonces y mis hipótesis, que yo denominaba “compactificaciones inhomogéneas” sobre como podrían haberse creado agujeros negros en el LHC en un momento dado, y que luego desaparecieran. Me costó mucho hacerme entender. Por un lado Patrick se dedicaba mas al aspecto experimental de la física y no había estudiado nada de teoría de cuerdas, como mucha otra gente, incluyendo gente que había estudiado física teórica. Pero es que ni siquiera había estudiado casi nada de teoría cuántica de campos, una asignatura cuatrimestral de la que recordaba muy poco, y nada en absoluto de relatividad general. Sabía lo que era un agujero negro por haberlo leído en libros de divulgación, y por documentales, pero nada a nivel formal.


Sus conocimientos sobre la radiación Hawking eran muy elementales, siendo generosos. Le tuve que recordar la explicación “literaria” del asunto, que sí en el borde el agujero negro se creaba, usando energía gravitatoria del agujero negro, un par consistente en una partícula virtual y su correspondiente antipartícula podría pasar que una de ellas cayera dentro del horizonte de sucesos y, en consecuencia, la partícula que se quedó fuera se volvía real, lo que extraía energía del agujero negro, y formaba una radiación alrededor de él, conocida como radiación Hawking.

Aparte de su falta de base las explicaciones se enfrentaban con la dificultad añadida de la poca capacidad de concentración debida al covid. Para las ideas mas sencillas todavía se podía apañar, pero cuando le intenté dar explicaciones algo mas sofisticadas, como el aspecto formal de la radiación Hawking en términos de cuantización en espacios curvos, tranformaciones de Bogoliogov y demás fue totalmente imposible, y éso que llevaba, como siempre, un tablet dónde podía escribirle todas las ecuaciones que hiciera falta.


Lo que me alegró es que, si bien no podía concentrarse adecuadamente, al menos parecía que la parte intuitiva de su inteligencia no parecía estar demasiado afectada así que me hizo las preguntas que cabría esperar sobre la intensidad de la radiación Hawking, Le pude explicar, y pareció entenderlo bien, que la temperatura de la radiación era inversamente proporcional al área del agujero negro, y lo entendió a la perfección, ni siquiera tuve que añadir aquello de “cuanto mas pequeño es el agujero negro, y por tanto menor su área, mas caliente estaba y mas energía emitía”, que era lo que tenía que contar a los profanos de la física cuando hablaba de ese tema.

Incluso le pude explicar que se podía aproximar la potencia emitida mediante la ley de Stefan-Boltzman, es decir, que la potencia iba con la cuarta potencia de la temperatura. De ese modo en sus últimas etapas, cuando era muy pequeño, la emisión era como una explosión. De hecho le comenté que, de hecho, sí uno es un poco chapucero, se podría aproximar la frecuencia, o la longitud de onda, de la energía emitida mediante la ley de Wein, que era muy sencilla, (Una deducción mas detallada la había visto en un antiguo artículo del 79 o así, escrito por un experto en el tema, Page, aunque lo escribió antes del descubrimiento de que los neutrinos tenían masa y es posible que esa pequeña masa alterara ligeramente algunas de las expresiones mas precisas) y decía que el producto de la longitud por la temperatura era igual a una constante. De ese modo cuanto mayor era la temperatura menor la longitud de onda, y mayor la energía de la partícula emitida. En función de eso, en las últimas etapas, aparte de fotones, que no tenían masa, y neutrinos, que tenían muy poca masa, el agujero negro podría emitir otras partículas, electrones, quarks, muones, y demás. En las últimas etapas podría emitir partículas mas pesadas que ninguna de las conocidas, incluyendo las que deberían formar la materia oscura.


En ese punto de la explicación Patrick me interrumpió -Oye ¿Y eso pudo tener algo que ver con las anomalías que tuve en su momento en la mina?

–Sí, claro ¿No te lo comenté en su momento en Cardif? - respondí- De hecho justo en el momento en que Dhelina registró la explosión de rayos gamma en su barrio es cuando tuviste uno de tus picos de partículas en tu experimento ¿No te lo había comentado?

– ¿Sí? Pues no lo recuerdo, la verdad – dijo Patrick– Pero no sé, fue hace mucho tiempo, y, además, creo que, aparte de a la concentración es probable que el covid haya afectado a mi memoria, porqué hay veces que me olvido de algunas cosas que acabo de hacer, y sé que hay gente que ha tenido pérdida de recuerdos antiguos, pero no sé si será mi caso.
– Vaya, lo siento mucho, que asco esto del covid. Aunque lo cierto es que, como te digo, tampoco me acuerdo con certeza sí te lo dije o no, pero diría que sí. Es decir, justo esa coincidencia es la que mas certeza le da a mi idea de que realmente hay agujeros negros asociados a las explosiones que hubo, incluyendo la de Cardif.

–Aha -musitó Patrick– eso ya suena un poco mas interesante que toda la charla teórica que me has dado, aunque no tengo claro que la cantidad de materia oscura que se hubiera podido emitir en Madrid fuera suficiente para que mi observatorio detectara algo de ella a mi kilómetros o o algo similar de distancia. Oye ¿Y que encontraste en el escenario de la explosión de Leganés?

–¿Cómo? ¿Encontrar? ¿A qué te refieres? –respondí desconcertado.
–Bueno, me imagino que habrás ido al lugar de la explosión y habrás hecho algunas mediciones ¿No? ¿Qué has encontrado?

Eso me dejo atónito. Lo cierto es que poco después de volver de Cardif había terminado mi relación con Dhelina y, que, desde entonces, nunca había tenido necesidad de ir a Leganés. Pero eso era, hasta cierto punto, lo de menos, lo cierto es que ni siquiera se le había pasado por la cabeza ir a ver la zona personalmente, no se le ocurría que podría encontrar, sí es que podía encontrar algo.

–Bueno, no, no fuí, soy teórico puro, lo de los experimentos no es para mí, la verdad –fije respondiendo a sus preguntas.

–Vaya, pues muy mal. Oye ¿Y está muy lejos Leganés?
–No demasiado, aunque no para ir andando, claro, está a unos 10 o 12 kilómetros, creo.
–Aha -apostilló Patrick– ¿Y cómo se va?
–Bueno, cuando estaba con Dhelina -lo dejé hace tiempo ya– iba a verla en transporte público, hay tren y autobús, que pasan con bastante frecuencia. Ahora mismo lo del transporte público yo particularmente es algo que prefiero evitar a toda costa. Para venir aquí he usado un choche de carsharing de hecho, para evitar tener que pillar el metro.
–Vaya ¿No tienes coche propio entonces? Es que a mi tampoco me hace gracia coger el transporte público –explicó Patrick.
–Bueno, sí tengo, aunque no me gusta traerlo al centro, porqué tendría que dejarlo en un parking, por las restricciones al tráfico debido a las políticas ambientales del ayuntamiento.
–Ah, bien, pero entonces podríamos coger un coche de esos de carsharing hasta Leganés ¿no? –razonó Patrick.
–Bueno, realmente no, porqué alli no se puede dejar aparcado, pero podría ir en un coche de esos hasta mi coche y luego ir a Leganés en el mío ¿Por qué, querrías ir ahora?
–¡Pues claro! Suena muy interesante. Mi universidad tiene relaciones con algunos laboratorios de por aquí, y me podría pasar a recoger algún material básico que se me ocurre que podría servir para ver si hay algún resto observable ¿Tienes algo que hacer hoy? Yo no, podríamos ir ¿Sabes dónde pasó exactamente, no?
–Uy, pues tengo libre lo que resta de tarde, sí, pero la verdad es que no tengo ni idea de dónde pasó, no se lo llegué a preguntar a Dheli, supongo que se lo podría preguntar, pero suele tardar bastante en responder, no sé si me contestaría hoy.
–Bueno, y sí no te responder ella podremos preguntar en Leganés, o buscar en Google dónde pasó ¿no? ¡Venga, anímate, que lo mismo, sí hay algo, encontramos alguna pista! Además, ahora me cuesta hacer cualquier trabajo teórico, pero me puedo apañar con la parte mas experimental, y mas sí es algo como ésto, que, al menos al principio, no requeriría las complicaciones de procedimientos rigurosos.

Al principio me resistí un poco a la propuesta, pero lo cierto es que tampoco tendía gran cosa que hacer, y, aunque era escéptico sobre la posibilidad de encontrar nada relevante, lo que tenía claro es que, sí eso era posible, llevar a alguien que trabaja en experimentos, incluyendo algún equipo que sería mucho mas caro que de cualquier cosa que el pudiera encontrar era una oportunidad única. Le había escrito a Dhelina, pero, como esperaba, no había respondido inmediatamente así que optaron por ir a Leganés a la aventura, sin esperar a la respuesta, y, sí no la tenían antes de llegar, buscar el lugar ellos mismos.






lunes, 12 de octubre de 2020

El cañón de Hawking VIII

Nota. Parte de lo que aquí se cuenta, sobre el incidente de Cardiff, me parece que ya lo había escrito, de otra forma ligeramente diferente, pero me doy cuenta de que no se había llegado a publicar y, además, ahora soy incapaz de encontrarlo en ninguno de mis dispositivos informáticos.  Releyendo la historia me ha parecido  que, sin esa parte, se produce un pequeño agujero en el hilo narrativo así que he procedido a enmendarlos, a la vez que enlazo con la continuación.


 Estaba revisando los pdfs de la conferencia sobre el Swampland del año anterior cuando sonó el teléfono ¿Quién le llamaría a las 8 de la mañana? El número no le sonaba de nada. Dudó si responder o no, pero al final se decidió a hacerlo. Nada mas aceptar la llamada se oyó una voz con un fuerte acento inglés.


¿Hola? ¿Alex? Sí, soy yo – resopndí – .

Soy Patrick, nos conocimos en Cardiff ¿Te acuerdas de mí? – ¿Patrick? Claro que me acordaba de él ¿Cómo no hacerlo después del incidente del agujero negro?

Sí, me acuerdo ¡Cuánto tiempo! ¿Qué tal? ¿Dónde estás?

Pues justo en este momento no demasiado bien. Estoy en Madrid y me he metido en un pequeño lío. Nada demasiado grave, creo, pero me vendría bien contratar un abogado ¿Conoces alguno?


La conversación se había alargado un buen rato mientras me explicó que había tenido un altercado mientras desayunaba en una cafetería con un par de negacionistas del covid que habían reaccionado muy mal cuando les pidió que, puesto que estaban hablando y no comiendo, se pusieran la mascarilla. El asunto había ido subiendo de tono y habían terminado llegando a las manos. Y, como quiera que había policías por la zona, alguien les había llamado y terminó teniendo que dar sus datos a las autoridades y temía que pudieran llegar a juicio. Yo le había dado el número de un par de abogados que conocía, aunque no sabía si se dedicaban a atender casos para clientes particulares ya que estaban trabajando en empresas haciendo lo que quiera que hiciesen los abogados en una empresa.


En cualquier caso, tras zanjar ese tema, habían hablado un rato de ésto y aquello y habían terminado por quedar en verse esa tarde a última hora, en una terraza al aire libre. Era otoño y ya empezaba a hacer algo de frío pero, mientras fuera posible, no tenía ningún interés en meterse en ningún bar cerrado mientras durase la pandemia. De hecho incluso ir a una terraza no le hacía demasiada gracia, pero, tomando las suficientes precauciones parecía que el riesgo era relativamente bajo y lo cierto es que tenía curiosidad en volver a hablar con Patrick. Tras el incidente del agujero negro habían hablado tenido muy poca ocasión de hablar.


En realidad sólo él consideraba que lo de Cardiff era debido a un agujero negro pues Patrick era bastante escéptico al respecto, entre otras cosas porqué Patrick no había visto todo lo que él. Tras tanto tiempo Alex no recordaba bien todos los detalles de los días posteriores al incidente, pero sí que cuando se había despedido de Patrick sólo habían escuchado un ruido que habían relacionado con el famoso Hum. Posteriormente él se había ido a su hostal y se había encontrado en el autobús con Celina, una violinista amiga de un magufo que había conocido en el viaje a Inglaterra. Ambos se habían alojado por la misma zona y como el autobús no les dejaba demasiado cerca fueron andando desde la parada mas cercana. Antes de llegar a la zona de hostales tenían que pasar por algo que parecía un pequeño polígono industrial y ahí es donde vieron como una de las naves del polígono estaba reventada.


Les había sorprendido que no hubiera un incendio acompañando tanta destrucción y mas aún que no se hubieran personado por la zona los bomberos y la policía, pero, por lo visto, aún no se había descubierto lo sucedido. De hecho lo primero que había pensado Alex era justo eso, llamar a la policía, pero Celine le había pedido que esperase un poco y que echasen un vistazo antes. Como quiera que él también estaba muy intrigado había aceptado y se habían dirigido al enorme agujero que había en una de las paredes. Al principio no se habían decidido a entrar y habían mirado desde el exterior, usando la linterna de los móviles para iluminar el interior. No veían demasiado, pero por lo poco que habían podido apreciar habían una destrucción considerable. Celína le había instado a entrar, pero Alex le había explicado que le parecería muy arriesgado porqué era probable que el edificio hubiera sufrido daños estructurales y que pudiera tener algún derrumbe en algún momento, y no le apetecía que les pillase dentro.



Aparte, pero eso no se lo dijo a Celina, estaba el temor a la radiación. Ese edificio, excepto por el incendio, le recordaba un poco a las imágenes que le había enviado Dhelina de la explosión que hubo en su barrio y, sí en esa había habido radiaciones gamma pensó que allí también podría haberlas, aunque no tenía ninguna manera de saberlo sin un equipo. De hecho en ese momento se le había ocurrido que, tal vez hubiera niveles muy elevados de radiación gamma, y quién sabe cuales más, y que se pudieran estar exponiendo a una dosis que podría ser mortal, o al menos muy dañina. Con ese pensamiento había llegado a la conclusión de que debían irse de allí lo antes posible, y que debía encontrar la forma de convencer a Celine de hacerlo, a ser posible sin tener que mencionar lo de las radiaciones. Por suerte en ese momento se habían empezado a oír sirenas acercándose así que fue la propia Celina la que había pedido que se alejaran. Él había accedido aunque, por una ocurrencia del último momento, hizo unas cuantas fotos antes, para poder estudiar en ellas el escenario posteriormente, caso de que, como sospechaba, no pudieran volver luego presencialmente.


Recordó que tras eso se dirigieron a la zona de hostales, comentando lo que habían visto. Esa vez intercambiaron teléfonos con la intención de, tal vez, volver a verse dado que ambos residían temporalmente por la zona. Después de despedirse, cuando llegó a casa, le había dado tiempo de mirar las fotos y, probablemente debido a la suerte, en una de ellas se observaba un agujero similar al que le había enviado Dhelina un rato antes. Fue en ese momento cuando había llegado a la conclusión de que la explicación mas probable a todo lo que había estado sucediendo tuviera que ver con micro agujeros negros y la radiación Hawking de éstos. Cuando al final se había logrado dormir había tenido ese sueño, cercano a la pesadilla, en la que se había visto a si mismo correteando por las cercanías del lago Sanabria y había terminado teniendo un encuentro, por fortuna imaginario, con un agujero negro.


Recordó que cuando había vuelto a ver a Patrick le había contado su experiencia en el polígono industrial, y la hipótesis del agujero negro, pero no le había logrado convencer. Patrick aducía que había muchas explicaciones posibles, desde que el recinto tuviera algún tipo de material explosivo a que, y ésa era mas probable, el Hum se hubiera debido a algún tipo de fenómeno geológico que, en algún momento, hubiera provocado un terremoto y que éste fuera la causa del derrumbe del edificio. Habían discutido el tema del agujero en la pared que, según Alex se debía al paso del agujero negro, pero Patrick pensaba que también eso se podría deber a muchas otras causas, bastante mas verosímiles.


El caso es que ni siquiera había logrado convencer a Patrick de que fueran a ver el edificio derruido y, como quiera que tenían que ocuparse de el pequeño e insignificante asunto de su tesis doctoral habían terminado por dejarlo estar. Tras dejar Cardiff para, por fín, encontrarse con el jefe de Patrick, Disney, habían tenido algunas charlas por messenger, dado que, al fin y al cabo, tenían que trabajar sobre un tema común. Pero como quiera que al final la tesis de Alex había terminado tirando por otros derroteros alejados de la materia oscura habían perdido el contacto, hasta ese día.

sábado, 10 de octubre de 2020

El cañón de Hawking VII

 Una conferencia sobre la energía del vacío cósmico. Muy apropiada para la evolución de la física teórica en las últimas décadas, nada y mas nada. Y lo mismo e aplicaba a los episodios de las explosiones de alrededor de una década atrás que había llegado a achacar a miniagujeros negros producidos por el LHC. El último episodio había sido el que había sucedido en Cardif, durante su breve visita a la ciudad, luego no había vuelto a tener ninguna noticia que se pudiera atribuir a un miniagujero negro explotando al emitir sus últimos restos de masa en radiación Hawking.


Esta conferencia, cuyo título era “El pantano en la teoría de cuerdas” era en Madrid, en concreto en el IFT, el instituto de física teórica de la UAM. Entre los ponentes estaban dos de los mejores físicos teóricos del momento, Cumrum Vafa, que probablemente fuera el número uno, en competencia con Juan Maldacena, y con permiso ambos de un casi jubilado Ed Witten, y Nima Arkanhi-Hammed, que, probablemente, fuera el mejor después de ellos. Aparte estaba su antiguo directo de tesis, Ibañez, Dieter Lust, autor del primer libro de

teoría de cuerdas que había leído, cuando aún no había terminado la licenciatura, y un experto en fenomenología de cuerdas, más o menos al nivel de Ibañez, y luego gente que, al menos para Alex, eran menos conocidos, incluyendo bastante gente joven, entre los cuales estaba un amigo suyo, al que conocía sobre todo por varias discusiones amistosas en foros de física.


El tema de la conferencia era sobre uno de los descubrimientos teóricos que mas interesantes le habían parecido en la última década. A finales del siglo anterior se había descubierto que el universo estaba en una expansión acelerada, en contra de lo que se esperaba. Para explicar eso surgieron varias alternativas, aunque la que más aceptación había tenido era la que achacaba esa expansión a lo que se conoce como una constante cosmológica, lo que viene a ser algo así como “la energía del vacío”. Los datos experimentales eran compatibles con esa hipótesis, y en un momento dado, tras unos trabajos preliminares de Bousso, Polchinsky y otros, basados en una idea de Weinberg, se rubricó la tarea de usar la teoría de cuerdas para tener una constante cosmológica en uno de los artículos mas famosos en la historia de dicha teoría, conocido cómo KKLT, por las iniciales de sus autores. Ese artículo abría además la vía a la idea de que nuestro universo era uno mas de entre unos 10 elevado a 500 existentes. En la mayoría no se daban las condiciones para que existiera vida y el hecho de que viviéramos en uno en que había esas condiciones era porqué en los otros nadie podía observar nada. Esa visión era lo que se conoce como el principio antrópico, y cambiaba bastante algunos aspectos del método científico.


Frente a esa vista Cunrum Vafa, y otros autores, intentaban anteponer la idea de que, en realidad, muchos de los modelos en física que eran compatibles con las teorías cuánticas de campos, las teorías que explicaban toda la física observada, excepto la gravedad, no podían hacerse compatibles con una gravedad cuántica, en partículas con la teoría de cuerdas. Esos modelos incompatibles eran los que se conocían como el “swampland”, el pantano. Hacía unos meses Vafa había llevado esa línea un paso mas allá al sacar un artículo dónde mostraba, usando la linea argumental de sus artículos sobre el swapmland, que los modelos con una constante cosmológica eran incompatibles con la teoría de cuerdas, en contradicción con lo que afirmaba el artículo de KKLT y las innumerables variantes del mismo que habían surgido después, apuntando además un punto concreto dónde ese artículo debería fallar. Cómo alternativa proponía que la expansión del universo se debía a lo que se conoce como modelos de quintaesencia. Por supuesto la gente que había escrito el KKLT, y su seguidores, sobre todo gente de la universidad de Stanford, no daban su brazo a torcer. Y justo sobre éso versaba la conferencia, dónde la mayoría de los asistentes eran afines a Vafa y la gente de Standford apenas estaba representada.


Comparados con otros de los temas mas populares en teoría de cuerdas ese era un tema relativamente cercano a la física experimental y, durante un tiempo, Alex había albergado la esperanza de que tal vez incluso llegara a poder falsificar la teoría de cuerdas, pero lo que estaba oyendo en la conferencia le mostraba que los tiros no iban demasiado por ahí. La mayoría de los conferenciantes se centraban en temas técnicos relacionados con conjeturas cercanas al tema central, cómo una de las mas famosas “conjeturas del pantano”, la conocida como “la gravedad cómo la fuerza mas débil” e intentos de demostrarla rigurosamente, pero no oyó a nadie hablar sobre como afectaba todo ello al status de la teoría de cuerdas en sí, no al menos en los dos días a los que había podido ir, ya que el primero se lo había perdido, y esperaba ver las charlas mas tarde por internet.

De todos modos el conferenciante que mas se relacionaba con su incidente en Cardiff era Nima-Arkani Hamed. El trabajo teórico que le había catapultado a la fama era su idea de las dimensiones superumerarias. Una de las características mas conocidas de la teoría de cuerdas era que requeriría que el universo tuviera mas de las cuatro dimensiones, normalmente 10, observadas – tres espaciales y una temporal-. Inicialmente se planteó que esas dimensiones extra estuvieran enrolladas sobre si mismas en algún tipo de geometría intrincada, y ocupando unas longitudes típicas de la longitud de Planck, es decir, un tamaño relativo al protón inferior al del protón en relación a la escala humana. Sin embargo en una de las revoluciones formales de la teoría de cuerdas surgió la posibilidad de que hubiera una 11 dimensión, y que esa tuviera un tamaño “mesoscópico”, es decir, algo entre la longitud de Planck y una escala considerablemente mayor, cercana a lo macroscópico.

La otra característica esencial de esa dimensión extra era que en ella se propagaba la gravedad, pero no el resto de fuerzas fundamentales. Una consecuencia de eso era que a distancias pequeñas la gravedad se volvería mucho mas intensa que lo que corresponde si sólo hay 4 dimensiones. Cuando Nima propuso su teoría esa dimensión extra podía tener incluso unos pocos milímetros de longitud, pero enseguida se fueron haciendo experimentos que fueron reduciendo el valor posible de esa longitud. Para cuando el LHC iba a arrancar se habían restringido tanto sus valores que era el propio LHC el que podría dar cuenta o no de su existencia, y uno de los modos, el mas espectacular posible, era la creación de microagujeros negros. En 4 dimensiones el LHC no tenía energía suficiente para crearlos, pero si la gravedad se fortalecía a distancias cortas por la existencia de la quinta dimensión entonces si podría.


Después de Nima-Arkani la teoría había sido refinada y revisada, principalmente por los trabajos de Lisa Randall y Sumdrum y, en cierto modo, era la predicción mas estelar sobre lo que podría hallar el LHC, de muy diversas maneras. Parte de la tesis de Alex había estado relacionada con esos temas así que lo conocía bastante bien antes ya del incidente de Cardiff. Pero, por supuesto, justo después de eso había leído mucha mas literatura al respecto, un trabajo que le distrajo de la vía principal de su tesis y repercutió en que ésta no hubiera sido todo lo buena que hubiera debido ser, aunque, en cierto modo, eso era lo que menos le molestaba.


El verdadero problema es que lo de Cardiff, y el resto de incidentes anteriores, parecían quedar muy bien explicados por microagueros negros creados en el LHC que hubieran ido creciendo durante un tiempo, hasta que, una vez acumulada cierta masa, tragando materia mientras avanzaban por la tierra a gran velocidad, se fueran frenando y entonces dependieran unicamente de la masa que pudieran atraer gravitatoriamente. Como no les había dado tiempo a crecer demasiado, una vez parados, la radiación Hawking hacía que se evaporasen mas rápidamente de lo que podían adquirir materia y se desintegraban en una explosión final. Ciertamente ese no era el escenario más habitual que se consideraba en los artículos sobre el tema, pero algunos había que analizaban esa posibilidad.


Desafortunadamente, aunque esa era una explicación viable, en el LHC se habían buscado exhaustivamente indicios de esa quinta dimensión, y de esos agujeros negros, sin ningún resultado. Sí lo que vió eran agujeros negros creados por el LHC habrían logrado salir de allí sin ser detectados, lo cuál era muy extraño. Pero, peor aún, aunque había estado monitorizando las noticias en busca de incidentes en un momento dado había dejado de ver ninguna que indicara que hubiera más explosiones misteriosas. Y, claro , sí el LHC fabricaba agujeros negros en un momento dado ¿Cómo era que había dejado de fabricarlos posteriormente? De hecho el LHC había aumentado la energía inicial de las colisiones, hasta llegar a doblarla, y, en ese caso debería haber creado aún mas agujeros negros, pero ni rastro de ellos.


Para intentar conciliar ese problema Alex había construido su propio escenario teórico. Su idea era que el tamaño de las dimensiones extra pudiera no ser constante, y que pudiera cambiar con el tiempo, o con la posición. En ese caso, cuando se estaban produciendo las explosiones la dimensión extra cerca del LHC sería lo bastante grande como para producir esos agujeros negros y que, posteriormente, esa dimensión se hubiera contraído y el colisionador ya no fuera capaz de producir esos agujeros negros. Quizás el motivo de que esa dimensión extra fueran mas grandes en ese momento pudiera estar relacionado de algún modo con las anomalías en la materia oscura que también se habían observado en esa época y que, también, habían vuelto a desaparecer.


Aunque la teoría no era del todo mala, y, de hecho, podría tener mucho interés mas allá de los agujeros negros y materia oscura esquivos, no le servía de mucho porqué, por desgracia, como todos los demás desarrollos de la teoría de cuerdas no era lo bastante predictiva y, en particular, no daba ninguna predicción de cuando la dimensión extra podría ser lo bastante grande como para que el LHC volviera a fabricar agujeros negros.

sábado, 16 de mayo de 2020

Proyecto Wells VI (covid19)


MEDIDAS PREVENTIVAS

Cuando se lo dijeron se llevó el susto de su vida. Tras muchos años sin saber nada del planeta Morlock y los arácnidos que lo gestionaban habían tenido noticias. Y vaya noticias, Porker estaba en una nave en la órbita terrestre y reclamaba su presencia.

Durante todos esos años sin comunicaciones la organización Wellsita había perdido parte de su razón de ser, y, aunque mantenían su estructura, era mas un formalismo y reuniones de antiguos amigos que algo que los convertía en los humanos mas importantes del planeta, cómo lo había sido durante siglos. Muchos añoraban el poder perdido, sobre todo al principio, pero pronto se adaptaron a la nueva situación. Además, la últimas noticias que tenían eran de una guerra galáctica, y a nadie le apetecía demasiado verse metido en algo así. Además, no es cómo si se hubieran quedado en la ruina. Tras tantos siglos de contacto con diversas tecnologías extraterrestres habían logrado que los miembros mas destacados de su “círculo interno” fueran gente muy adinerada, y dueña de importantes empresas, y eso no lo habían perdido

La persona que le comunicó el aviso era nuevo en la organización, y se mostraba muy entusiasmado, pensando, según le explicaba, que eso podría devolver a los Wellsitas al esplendor que tenían hace no demasiado. Ella no quiso desanimarlo, pero sabía que la presencia de Porker en la tierra no podía representar nada bueno. Recordaba los sucesos de hace unos años, en su estancia en Morlock, cuando Carlos y ella “huyeron” de la zona de intercambio de patógenos, perseguidos por Porker.

Ella había encontrado una excusa para dejar a Carlos solo en su huida y había esperado a Porker. El aráncido le dejó instrucciones de que se mantuviera por un tiempo en el planeta, por sí la necesitaba. Sí no había instrucciones posteriores en contra le comunicó también que, debido a la guerra, era posible que pasara un tiempo hasta que se volviera a poner en contacto con la organización.

Esa había sido la última vez que había visto a Porker, pero no la última vez que había tenido noticias suyas. Por lo que le contó la persecución de Carlos no había ido nada bien, y había conseguido escapar del arácnido en varias ocasiones, causándole además algún daño mediante diversas trampas. La última comunicación fué para decirle que Carlos había conseguido escapar del planeta, ayudado por los enemigos de los arácnidos. Tras eso le dijo que volviera a la tierra y que era posible que pasara un tiempo hasta que los arácnidos se volvieran a comunicar con ellos.

No le dió tiempo a recordar mucho más porqué, siguiendo las instrucciones, habían conducido a una zona aislada y una nave de abducción, totalmente indetectable para la tecnología humana, había bajado a recogerla. Cuando llegó a la nave de Porker se acopló y nada mas salir de la nave de enlace Pilar se encontró con el arácnido.

Enseguida se dió cuenta de el mal estado físico en que estaba, y, en cuanto empezó a hablar quedó claro que su humor no había mejorado al deteriorarse su salud. Sin ningún tipo de saludo o prolegónomo le explicó que la guerra no iba bien para ellos en esa zona de la galaxia y que el momento en que los enemigos pudieran llegar a la tierra estaba próximo. Le explicó que era muy probable que los enemigos intentasen esclavizar a los humanos y los usasen de mano de obra para su maquinaria de guerra. En función de eso el alto mando del bando con el que luchaban los arácnidos había decidido tomar medidas preventivas para asegurarse de que, sí eso llegaba a pasar, los enemigos encontraran a los humanos con sus capacidades productivas reducidas al mínimo.

A Pilar todo aquello no le sorprendió. En el tiempo que había pasado en Morlock había podido hablar con algunas de las razas locales de fuera del recinto de intercambio, y había aprendido algunas cosas sobre el comportamiento de los arácnidos y sus drásticas medidas. En función de ese conocimiento en vez de intentar hacer algún tipo de alegato en favor de la raza humana pidió a Porker que le dijera que tenía previsto hacer para cumplir sus objetivos.

Lo que le dijo era el tipo de cosas que cabía esperar de alguien que posiblemente fuera uno de los mayores expertos en enfermedades contagiosas , y por tanto en guerra biológica, del universo conocido. Le entregó una cepa de un virus nuevo y le dijo que lo hiciera circular por la tierra. Le explicó que el mismo, antes de ponerse en contacto con ella, había estado haciendo experimentos con humanos y virus animales hasta dar con el mas adecuado para sus propósitos.

Había sido un procedimiento de “cria selectiva”, sin usar la manipulación genética. Simplemente había propiciado mecanismos para acelerar el proceso de salto entre especies y así, en poco tiempo, había podido ver los efectos de cientos de virus en los humanos, hasta dar con el arma perfecta: un virus altamente contagioso, con un largo periodo de incubación asintomática, que le permitiera saltar fácilmente de un país a otro a lomos de humanos que no sabían que portaban la enfermedad, que tuviera una mortalidad lo bastante alta cómo para poder obligar a las sociedades humanas a paralizar su actividad económica, y que, además, tuviera un cierto número de características extra que pasaran desapercibidas al principio y que se fueran desvelando con el tiempo.

Aunque los arácnidos no habían mostrado ser buenos leyendo el lenguaje corporal humano, posiblemente porqué no les importase lo bastante como para esforzarse en aprenderlo, debió notar la aprehensión de todo lo que le estaba contando, así que interrumpió la descripción del virus que le estaba dando para decirle que, sí se negaban a expandirlo lo podría hacer por sus propios medios, pero, en ese caso, optaría por una versión manipulada genéticamente, por técnicas que la ciencia humana nunca detectaría, con las mismas características iniciales, pero sin efectos a medio plazo, para que las medidas sociales se relajaran, pero con efectos a largo plazo mucho mas letales, un “ébola a cámara lenta” según sus palabras. Y, por supuesto, se diseñaría a prueba de la primitiva tecnología de vacunas de los humanos de esa especie. Le comunicó que, según sus estimaciones, y ella sabía de sobra cuan sofisticadas eran las técnicas de predicción de pandemias de los arácnidos, y su nivel de fiabilidad, la versión agresiva del virus podría acabar con el 80% de la especie humana en el plazo de dos años. Ah, y, por supuesto, se aseguraría de que ella fuera una de las víctimas en ese caso.

Su última petición fue la mas dura. No podría decirle ni siquiera los de su organización cuales eran sus planes, debía usarles sin que ellos se enterasen de lo que estaban haciendo.

Lo demás era historia, la historia del primer virus de la historia de los humanos de ese planeta, su planeta, la tierra, que había infectado a todos los países en el plazo de unos pocos meses, bajo el un tanto aséptico nombre de covid19. De todos modos, aunque había aceptado hacer todo lo que le pedía Porker no se fiaba nada de él, y sí le había dicho que había una versión mas mortal del virus era muy probable que la soltase en algún momento. O, a lo mejor, sólo existía la cepa mortal. Fuera como fuera tenía una esperanza. No creía que Porter soltase un virus mortal sin tener una manera de controlarlo caso de que las circunstancias dictasen un cambio de estrategia en algún momento y, ya fuera una vacuna, un medicamento mágico, un banco de anticuerpos, un contravirus o cualquiera de las muchísimas estrategias que los arácnidos tenían para lidiar con enfermedades tal vez ella podría robarla y usarla. Era muy poco probable, claro, pero, en el transcurso de los siglos su organización había logrado robar diversos objetos de tecnología extraterrestre, incluyendo alguna nave, y armas. La tecnología y ciencia básica de esas armas era, en su mayoría incomprensible, o irreplicable a partir de la tecnología que habían logrado desarrollar en la tierra, pero al menos tenían algo, y habían conseguido al menos aprender a manejarlo. No estaba segura de sí Porker estaba, de algún modo enterado de ese hecho, o de sí la tecnología de esos aliens era rival para Porker, pero al menos tenía un plan alternativo si veía que la pandemia se tornaba en un exterminio.

Pero, por supuesto, esa era su última opción, porqué, incluso si lograse derrotar a Porker era muy probable que su especie mandase a alguien más a seguir con la tarea de éste y, de todos modos, también era posible que, sí las cosas iban bien en la guerra, los arácnidos ayudasen a la especie humana, aunque fuera sólo para usarla de mano de obra, como planeaban hacer sus enemigos.

De hecho, incluso tenía un plan en caso de que todo fuera mal y se ganase la enemistad de toda la especie arácnida: intentar comunicarse con los enemigos de éstos y pedir ayuda para la tierra. Realmente no sabía que ofrecer a cambio de esa ayuda, o sí los enemigos estaban en condiciones de prestársela en caso de mostrarse favorables a ellos. En cualquier caso al menos sabía algo de algunas de las razas galácticas que componían el bando enemigo de los arácnidos, y con quienes convenía contactar primero. Según los humanos que había contactado en Morlock los posibles mejores aliados de los humanos eran unos aliens cuyo nombre ellos pronunciaban como “Kokusha”,