lunes, 4 de mayo de 2020

Supers VIII


Supers

Le había llevado un tiempo darse cuenta, pero definitivamente lo suyo era ser un “supervillano”.

Tenía poderes desde bastante antes de que se hiciera famoso el tipo de la estrella solitaria y posteriormente los conferedates y toda la chusma con poderes que vino después. Incluso antes de que apareciera esa gente sabía que no era el único con poderes, y lo sabía porqué antes de decidirse a usarlos había estado buscando sí existían otros cómo él.

Le había llevado bastantes años, y, realmente, el hallazgo fué mas un golpe de fortuna que fruto de su trabajo. El primer ser que había encontrado también era un “supervillano”, pero muy diferente a él mismo y la palabra “demonio” sería mucho mas adecuada para describirlo.

Dió con él cuando aún no tenía claro que hacer con sus propios poderes y se dedicaba a seguir “la ruta del dinero fácil”, juegos ilegal, drogas, armas, etc. Había hablado con diversos traficantes, para conocer cómo iba el negocio, antes de decir sí unirse o no. Lo había hecho de forma discreta, y adoptando varias personalidades diferentes, y evitando involucrarse, algo que le resultaba fácil gracias a sus poderes. Poco a poco había ido percibiendo que había una “mano negra” que estaba detrás de muchos de esos negocios.

Había intentado acercarse mas, pero era muy difícil, y, además, cuanto mas descubría mas preocupado estaba. Lo que quiera que fuese que estuviera persiguiendo no buscaba enriquecerse, o conquistar un gran nivel de poder y preeminencia. Al contrario, buscaba permanecer oculto y, según parecía, buscaba crear entornos herméticos en los que dar rienda suelta a prácticas que daban mucho miedo. En un momento dado se enteró de que se había organizado una “caza humana” en una de las zonas mas inaccesibles de los pantanos de Florida. Aunque, incluso en esa época, ya tenía bastante claro que el uso mas lógico de los superpoderes era fuera de la ley, también tenía claro que cuantas menos leyes infringiera mejor, y, desde luego, matar era algo que querría evitar tanto como el fuera posible, e incluso prefería evitar el dejar morir gente, sí podía hacerlo sin meterse en líos.

Por ese motivo siguió a los cazadores y llego al “coto de caza”. Allí fue dónde tuvo su primer contacto con la criatura, aunque no lo supo inmediatamente. Lo que vió fue un tipo alto, vestido de negro, con un abrigo largo, máscara y capucha, que saludó a los “cazadores” y les explicó las reglas del evento. Luego se dirigió a una embarcación de la que hizo salir a las “presas”, que obedecían sus órdenes con temor. Explicó que, tras quitarles las cadenas que llevaban las dejaría escapar, dándoles un puñado de armas blancas (arcos, flechas, espadas, cuchillos y similares) para que no estuvieran completamente indefensas frente a unos cazadores que llevaban lo último del armamento militar del momento: visión nocturna, fusiles de asalto semiautomáticos, granadas y cualquier otra cosa que quisieran llevar.

Las “presas” se pelearon a puñetazos y patadas entre ellas para coger las mejores armas y luego huyeron en diversas direcciones. Cinco minutos después salieron detrás los cazadores. Tenían comunicación entre ellos todo el rato, y también con un “centro de mando” que les diría dónde ir cuando terminase la caza. Cuando todos hubieron partido el organizador cambió de aspecto y sus ojos se iluminaron desde dentro con el color rojo de las brasas ardientes. Sus pies se elevaron sobre el suelo y se marchó volando por encima de la selva pantanosa.

Ël se había quedado atónito y no sabía muy bien que hacer. Inicialmente tenía la vaga idea de que, caso de poder, habría ido encontrando a las presas, usando sus poderes, antes que los cazadores y llevándolas lejos, a algún lugar seguro, pero el hecho de que hubiera alguien mas con poderes, cuyo alcance desconocía, le disuadió de intentarlo.

El transcurrir de los hechos hizo que pronto su curso de acción se decidiera solo. Escuchó sonido de disparos y, también volando, se dirigió hacia dónde sonaban. En medio del vuelo se aseguró de activar el sistema que sabía que le hacía casi invisible, tanto a las frecuencias que podían ver los humanos cómo a los infrarrojos. Cuando llegó a dónde habían sonado los disparos vió que, en medio de un claro, uno de los cazadores miraba en todas las direcciones y que disparaba ráfagas en cuanto percibía, o creía percibir, cualquier cosa sospechosa. Aunque él era invulnerable frente a la munición de ese rifle prefería que no le alcanzase así que decidió permanecer en el aire, justo encima de el cazador. Entonces se fijó que en uno de los árboles había una forma oscura, que no tardó en identificar como el misterioso organizador. No llevaba ningún arma reconocible, pero imaginó que éso no significaba nada. La criatura volaba de un árbol a otro, sin ruido, pero de vez en cuando movía a posta alguna rama, para sobresaltar al cazador, que se giraba y disparaba en la dirección de la que había surgido el sonido. Por lo que veía a la criatura las balas le preocupaban aún menos que a él y siguió un rato con ese juego del gato y el ratón.

En un momento dado se escuchó como el cazador hablaba con el centro de mando, que seguramente se había puesto en contacto con él para preguntar a que venía tanto disparo. Explicó que creía tener a una, o varias presas, localizadas, pero que no terminaba de acertar a ninguna. Ante esa afirmación se escucharon unas carcajadas por el sistema de comunicación ante lo que optó por despedirse de manera abrupta. Y fue lo último que hizo. Justo después la criatura de aspecto humano saltó sobré él y acabó con su vida, de una forma terrible, que nunca olvidaría, Le quito el arma como quien le quita un juguete a un niño y luego lo cogió del cuello, levantándolo del suelo con una sola mano. Después soltó el agarre, pero el cazador siguió suspendido en el aire. Entonces su cuerpo se volvió transparente y se iluminó desde dentro con una luz tenue. Y, de ese modo, la criatura fué destruyendo el cuerpo desde dentro, despacio, y de maneras tremendamente crueles. La víctima, que seguía viva en todo momento, pese a que debería haber muerto con cualquiera de las barbaridades a las que era sometido su cuerpo, se agitaba con todo tipo de violentas convulsiones. Su rostro se retorcía de dolor, y su boca hacía el gesto de gritar desesperadamente, aunque ningún sonido llegó a salir de ella en ningún momento.

Cuando la criatura decidió que ya era bastante el cuerpo del cazador empezó a arder con inusitada violencia y al cabo de unos pocos segundos se había vaporizado.

La misma secuencia, con todo tipo de horropilantes variaciones, se repitió con toda la partida, tanto de “cazadores” como de presas. En algún momento la criatura se volvió hacia dónde él estaba y tuvo la certeza de que había reparado en su presencia, pero, por fortuna para él no intentó atacarlo.

En cualquier caso mucho antes de que acabase con todos él decidió huir de allí y marcharse lo mas lejos posible, a otro continente de hecho.

Tras ese encuentro decidió que, definitivamente, no quería saber nada de las mafias organizadas, y el monstruo que estaba detrás de algunas y su tarea de “supervillano” fue de poca monta, dedicándosse a robar cantidades relativamente pequeñas a bancos o empresarios de tamaño medio, que le permitían tener una vida cómoda sin dar prácticamente palo al aguan, y fuera del radar de las fuerzas de la ley o de las redes de delincuencia.

El segundo ser con poderes que conoció también era muy discreto, cómo él mismo, o la oscura criatura que había encontrado en los pantanos de florida. Había dado con él de una manera mucho menos tétrica, durante el entrenamiento de sus poderes. Había relativamente pocos lugares lo bastante apartados en el mundo dónde poder dar salida a sus habilidades sin llamar la atención, así que posiblemente no fuera tan extraño que cuando fue a uno de esos sitios se encontrase con otro ser haciendo exactamente lo mismo, entrenar.

Aunque no se podía decir que ese otro ser fuera exactamente cómo él. Estuvo en el “campo de entrenamiento” varias horas y durante ese tiempo desplegó una gran variedad de “poderes”, demostrando mucha habilidad en el uso de la mayoría de ellos y, además, el nivel al que los desplegó era impresionante, muy por encima de lo que el mismo podía hacer, y, aún así, por la manera paulatina en la que iba subiendo la intensidad le quedó bastante claro que en ningún momento había llegado a llevar ninguno de ellos al límite de lo que hubiera podido. De todos modos, simplemente con lo que había visto, le quedó claro que estaba ante alguien con poder suficiente para derrotar a ejércitos enteros sin mucho esfuerzo, y muy por encima de lo que, varios años después, mostrarían estrellita, los conferdrates o cualquiera de los otros supers.

Cómo ese otro ser no parecía particularmente agresivo decidió seguirlo, e incluso se planteó llegar a hablar con él, pero decidió que, por muy amistoso que pudiera ser, prefería que, sí era posible, alguien tan poderoso no supiera nada de su existencia. A través de esa labor de vigilancia llegó a saber unas cuantas cosas de él, y vio que aparentaba tener una vida normal, y no vió ninguna muestra de que estuviera haciendo ningún uso de sus poderes, ni cómo “héroe” ni como “criminal”, lo cuál le pareció una actitud muy astuta y prudente, y decidió dejar de vigilarle y que cada uno siguiera con su vida

Cuando la existencia de los supers salió a la luz pensó en hablar con él, y retomó la vigilancia. Mientras lo hacía se dió cuenta de que iba detrás de un cártel de drogas que él conocía de antaño y que sabía que estaba dirigido en secreto por la criatura de las sombras. Lo siguió discretamente durante su viaje a Francia y se dio cuenta de que, sin que lo supiera, estaba siendo llevado discretamente a un encuentro con el demonio del pantano, que ahora se había trasladado a la Francia rural. Tenía intención de darse conocer, y avisarle del peligro, pero los acontecimientos se precipitaron y no tuvo ocasión. No llegó a saber los detalles de cómo se produjo el enfrentamiento entre ambos, pero lo primero que supo es que, de algún modo, la villa dónde se encontraron fue atacada por hasta tres misiles nucleares.

Le hubiera gustado hacer mas averiguaciones, pero para un mundo que aún estaba tratando de asimilar la existencia de seres con superpoderes un ataque nuclear en suelo francés fue demasiado, las cosas se descontrolaron, y no tuvo ocasión.

Durante un tiempo se estuvo preguntando si los misiles nucleares habrían destruido a los dos seres. El “bueno” sin duda era muy poderosos, y podía sobrevivir tranquilamente a bombas convencionales, incluso a las mas potentes, pero no estaba seguro de lo que le podría hacer una explosión atómica. Al otro ser no le había visto haciendo un gran despliegue de poderes, pero, sabiendo que buscar, había ido aquí y allá y no le cabía duda de que tenía tanto o mas poder que el otro, y que, además, era una criatura muy antigua, que se había pasado causando daño desde el principio de la historia humana documentada, y tal vez incluso antes.


Mas adelante supo que en los USA había aparecido un nuevo super, que estaba intentando traer un poco de orden a la locura que se había ido desatando en el país. Fue allí y no le costó mucho convencerse de que ese nuevo super era el mismo que había conocido en el campo de entrenamiento.

La mayoría de los supers pretendían ser del bando de los “héroes”, pero en su opinión lo único que hacían era llevar las disputas de las diversas fraccionies políticas de los USA a otro nivel, y, fruto de sus diferentes visiones del mundo se enfrentaban entre ellos de vez en cuando. Las peleas entre supers no eran cómo en los comics, y varios de ellos morían, o sufrían heridas terribles, y en el transcurso de las peleas había mucha destrucción de bienes y muerte de humanos normales que tuvieran la mala suerte de verse envueltos en ellas. Por suerte ninguno había reparado en él y sus pequeños robos y podía seguir con su labor de “supervillano” sin interferencias, Realmente él mismo también era mas ponderoso que cualquiera de los otros supers así que, salvo que se topara con la criatura, o el ser que luego sería conocido como “el señor de la luna roja” no tenía miedo a ser atrapado.

Con el tiempo también llegaron a a parecer unos pocos “supervillanos” de poca monta, que pretendían cosas absurdas como “gobernar el mundo”, o actuar como superasesinos en serie o cosas similares. Algunos eran bastante poderosos, pero ninguno se acercaba a su poder, y mucho menos al de los dos que estaban por encima suyo, y, aunque causaban daños por un tiempo solían ser eliminados por los “héroes”, que, al menos en eso si solían justificar su apelativo.

Él , por su parte, optó por permanecer en el anonimato todo el tiempo, limitándose a ver cómo, pese a los esfuerzos del señor de la luna roja, la situación se iba descontrolando. Detrás de ese descontrol parecía estar, en las sombras, el demonio del pantano, que parecía buscar que los suserps se destruyeran entre sí, algo que al final ocurrió en la confrontación final, a la que sólo sobrevivieron “el señor de la luna roja”, estrellita, él mismo, y quizás algún otro que hubiera tenido el buen gusto de permanecer en el anonimato.

Aunque no tenía modo de saberlo tenía la sospecha de que “luna roja” hubiera preferido permanecer en el anonimato, y que sólo salió de él, muy a su pesar tras el encuentro con “el otro” y viendo también el desastre que estaba sucediendo en USA y que amenazaba con extenderse al resto del mundo Su modo de actuar, en su opinión, había sido muy inteligente, pero, en última instancia, no había bastado para evitar el desastre que terminó con la erupción de Yellowstone.

Tras éso hizo su gran exhibición de poder, creando y destruyendo un miniagujero negro a partir de una montaña, y, posteriormente, calentando al rojo vivo toda la superficie de la luna, acto del que se originó su nombre, y que convenció a la raza humana de acatar su decisión de crear las zonas restringidas.

Por desgracia su enemigo en las sombras estaba claro que iba intentar corromper lo que quiera que pretendiera hacer en esas áreas. Posiblemente, como “supervillano” debería ponerse del lado de la criautra, pero, sencillamente, le daba demasiado miedo, así que había decidido hablar con “luna roja” y poner en su conocimiento todo lo que había averiguado en esos años, a ver si entre ambos lograban detener a la criatura. Además, había escuchado las afirmaciones de estrellita sobre el origen del poder de los supers, y, aunque tal vez hubiera algo de verdad en ellas, tenía claro que había cosas que ni estreellita, ni, a lo que parece tampoco luna roja, sabían, y eran cosas importantes.

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