lunes, 26 de octubre de 2020

El cañón de Hawkings IX

 Le había costado encontrar plaza para aparcar el coche de carsharing que había usado para llegar a la cita, lo que le hizo llegar con mas retraso del suyo habitual. Cuando llegó a la terraza buscó con la mirada y no le costó demasiado encontrar a Patrick ya que su pelo color casi zanahoria saltaba mucho a la vista, incluso en un mundo dónde los tintes para el pelo eran algo común.


Enseguida le llamó muchísimo la atención su aspecto. Si, en su momento, le había recordado al compañero pelirrojo de Harry Potter – Ron Billius Weasley, según había buscado en internet antes, para ver si tenía ocasión de gastarle alguna broma con el nombre- ahora lo seguía pareciendo, pero como si uno de esos dementores de la película que se llevaban la paz, la esperanza y la alegría se hubiera cebado con el pobre Patrick, que tan risueño era cuando le había conocido en el reino unido.


Supuso que se debería a el incidente por el que le había contactado así que, inmediatamente después de saludar le preguntó por el tema. Le respondió que, según el abogado, todo pintaba muy bien para él y que no iba a tener ningún problema, así que la causa de su abatimiento no parecía tener que ver con eso. De todos modos le seguí preguntando por el incidente.


– ¿Y cómo es que tuviste una pelea? Tenía la impresión de que eras bastante pacífico –le dije. – ¡Y lo soy! Pero es que es qué estoy muy enfadado con la gente que no se toma en serio el covid, después de lo que me pasó, y esa gente reaccionó de forma muy exagerada a mis recriminaciones.

– ¿Lo que te pasó? ¿Has tenido covid?¿Gue grave? –pregunté de forma atropellada.

– Sí, sí, estuve infectado casi al principio de la pandemia. Mientras duró no fué demasiado grave, un poco de fiebre, dolor de cabeza, pérdida de olfato, pero sin problemas respiratorios así que no tuve que ir al hospital. El problema vino después, con las secuelas.
-¿Secuelas? –pregunté– Vaya. He leído bastante sobre el tema, y he conocido a alguna gente que tiene algunas, pero, por suerte, no de las mas graves ¿Cuales tienes tú?

– Pues algo de cansancio, dolores de articulaciones a ratos y, lo peor, niebla covid, no sé si sabes lo que es –explicó Patrick con tono abatido.
Había leído sobre la niebla covid, por supuesto. El covid podía originar diversos trastornos neurolólogicos, desde leves a muy graves. No había encontrado cuál era el porcentaje exacto de gente a la que resultaban afectados, pero era una consecuencia bastante habitual de la enfermedad. Ese trastorno en concreto era una capacidad para concentrarse, o memorizar, acompañado a veces de dificultad para leer y algunas otras que no recordaba en ese momento. En función de eso le respondí –Sí, algo he oído ¿Cómo te afecta exactamente?
–Pues en casi todo, pero principalmente en las actividades académicas. Me resulta casi imposible leer un artículo, o un libro, tengo que leer dos o tres párrafos y descansar media hora antes de poder seguir. Y en las clases me tengo que limitar a explicar lo que ya me sé muy bien, sin aceptar preguntas, porqué me cuesta entender lo que me están preguntando, y no digamos ya razonar para dar una respuesta.
– ¡Ostras! – exclamé ­– Pues menuda faena. Lo de los artículos es un problema de cara a la investigación, pero lo de las clases...¿Cómo lo llevan tus alumnos?
–Pues no muy bien, claro, pero, tal como está todo, mezclando clases presenciales con clases online, y el resto de dificultades, pues se lo toman con filosofía. Además, la universidad ha puesto un profesor de apoyo con el que pueden concertar reuniones para

resolver dudas cuando quieran.
–Ah, que bien, que generosos en tu universidad. Aquí dudo que hicieran algo así –comenté.
–Bueno, realmente no sé si es algo muy normal. Mi familia tiene mucha influencia en la junta directiva de la universidad, pero no creo que eso del profesor de apoyo se lo concedan a cualquiera. De hecho a otro profesor que tenía el mismo problema ni siquiera le renovaron el contrato para este año.
–Uff, pues vaya. Yo ahora mismo no estoy en la universidad. Todo lo que encontré para hacer postdocs era fuera de España, y me trastocaba muchísimas cosas tener que irme fuera. Además, no entiendo que se asuma como lo mas normal del mundo que para seguir una carrera académica la gente tuviera que pasarse unos cuantos años saltando de un país a otro, sin certeza alguna de que, después de eso, fuera a conseguir una plaza fija–comenté con tono de enfado.
– Uy, pues vaya fastidio, sí. En Inglaterra también hay algo de eso, pero no es tan grave. Y, sí no estás en la universidad ¿Qué haces ahora? –Preguntó Patrick con tono de sorpresa.
–Pues un poco de todo. Doy unas pocas clases de física cuántica en una academia, clases particulares, hago programas que me encargan de vez en cuando, ah, y tengo algunas apps en la google play y en la app store. La verdad es que, sí me pasara algo como lo tuyo tendría un problema muy grave, porqué todo lo que hago requiere una mente despejada así que no podría seguir haciéndolo. Y, encima, de la academia me despedirían, por eso tengo muchísimo cuidado con no contagiarme, por si acaso.
–Claro, y por ese tipo de cosas me fastidió tantísimo ver a esa gente sin mascarilla en la cafetería ¡Son unos inconscientes, y pueden causar mucho daño si contagian a alguien con su imprudencia! –exclamó, alzando tanto la voz que algunos de los clientes de la terraza se giraron a mirarnos.
–Ya, lo entiendo, lo entiendo, aquí hay bastante gente así, incluyendo una parte de mis conocidos –respondí, bajando el tono de voz, y haciendo gestos para invitar a Patrick a que se calmase.
– Sí, perdón, perdón, es que me sulfuro. En fin, cambiemos de tema–dijo Patrick, ya algo mas tranquilo- ¿Qué pasó con tus supuestos agujeros negros? ¿Has sabido algo nuevo?

Tras esa pregunta nos pasamos mas de una hora hablando del tema. Le expliqué lo que había averiguado desde entonces y mis hipótesis, que yo denominaba “compactificaciones inhomogéneas” sobre como podrían haberse creado agujeros negros en el LHC en un momento dado, y que luego desaparecieran. Me costó mucho hacerme entender. Por un lado Patrick se dedicaba mas al aspecto experimental de la física y no había estudiado nada de teoría de cuerdas, como mucha otra gente, incluyendo gente que había estudiado física teórica. Pero es que ni siquiera había estudiado casi nada de teoría cuántica de campos, una asignatura cuatrimestral de la que recordaba muy poco, y nada en absoluto de relatividad general. Sabía lo que era un agujero negro por haberlo leído en libros de divulgación, y por documentales, pero nada a nivel formal.


Sus conocimientos sobre la radiación Hawking eran muy elementales, siendo generosos. Le tuve que recordar la explicación “literaria” del asunto, que sí en el borde el agujero negro se creaba, usando energía gravitatoria del agujero negro, un par consistente en una partícula virtual y su correspondiente antipartícula podría pasar que una de ellas cayera dentro del horizonte de sucesos y, en consecuencia, la partícula que se quedó fuera se volvía real, lo que extraía energía del agujero negro, y formaba una radiación alrededor de él, conocida como radiación Hawking.

Aparte de su falta de base las explicaciones se enfrentaban con la dificultad añadida de la poca capacidad de concentración debida al covid. Para las ideas mas sencillas todavía se podía apañar, pero cuando le intenté dar explicaciones algo mas sofisticadas, como el aspecto formal de la radiación Hawking en términos de cuantización en espacios curvos, tranformaciones de Bogoliogov y demás fue totalmente imposible, y éso que llevaba, como siempre, un tablet dónde podía escribirle todas las ecuaciones que hiciera falta.


Lo que me alegró es que, si bien no podía concentrarse adecuadamente, al menos parecía que la parte intuitiva de su inteligencia no parecía estar demasiado afectada así que me hizo las preguntas que cabría esperar sobre la intensidad de la radiación Hawking, Le pude explicar, y pareció entenderlo bien, que la temperatura de la radiación era inversamente proporcional al área del agujero negro, y lo entendió a la perfección, ni siquiera tuve que añadir aquello de “cuanto mas pequeño es el agujero negro, y por tanto menor su área, mas caliente estaba y mas energía emitía”, que era lo que tenía que contar a los profanos de la física cuando hablaba de ese tema.

Incluso le pude explicar que se podía aproximar la potencia emitida mediante la ley de Stefan-Boltzman, es decir, que la potencia iba con la cuarta potencia de la temperatura. De ese modo en sus últimas etapas, cuando era muy pequeño, la emisión era como una explosión. De hecho le comenté que, de hecho, sí uno es un poco chapucero, se podría aproximar la frecuencia, o la longitud de onda, de la energía emitida mediante la ley de Wein, que era muy sencilla, (Una deducción mas detallada la había visto en un antiguo artículo del 79 o así, escrito por un experto en el tema, Page, aunque lo escribió antes del descubrimiento de que los neutrinos tenían masa y es posible que esa pequeña masa alterara ligeramente algunas de las expresiones mas precisas) y decía que el producto de la longitud por la temperatura era igual a una constante. De ese modo cuanto mayor era la temperatura menor la longitud de onda, y mayor la energía de la partícula emitida. En función de eso, en las últimas etapas, aparte de fotones, que no tenían masa, y neutrinos, que tenían muy poca masa, el agujero negro podría emitir otras partículas, electrones, quarks, muones, y demás. En las últimas etapas podría emitir partículas mas pesadas que ninguna de las conocidas, incluyendo las que deberían formar la materia oscura.


En ese punto de la explicación Patrick me interrumpió -Oye ¿Y eso pudo tener algo que ver con las anomalías que tuve en su momento en la mina?

–Sí, claro ¿No te lo comenté en su momento en Cardif? - respondí- De hecho justo en el momento en que Dhelina registró la explosión de rayos gamma en su barrio es cuando tuviste uno de tus picos de partículas en tu experimento ¿No te lo había comentado?

– ¿Sí? Pues no lo recuerdo, la verdad – dijo Patrick– Pero no sé, fue hace mucho tiempo, y, además, creo que, aparte de a la concentración es probable que el covid haya afectado a mi memoria, porqué hay veces que me olvido de algunas cosas que acabo de hacer, y sé que hay gente que ha tenido pérdida de recuerdos antiguos, pero no sé si será mi caso.
– Vaya, lo siento mucho, que asco esto del covid. Aunque lo cierto es que, como te digo, tampoco me acuerdo con certeza sí te lo dije o no, pero diría que sí. Es decir, justo esa coincidencia es la que mas certeza le da a mi idea de que realmente hay agujeros negros asociados a las explosiones que hubo, incluyendo la de Cardif.

–Aha -musitó Patrick– eso ya suena un poco mas interesante que toda la charla teórica que me has dado, aunque no tengo claro que la cantidad de materia oscura que se hubiera podido emitir en Madrid fuera suficiente para que mi observatorio detectara algo de ella a mi kilómetros o o algo similar de distancia. Oye ¿Y que encontraste en el escenario de la explosión de Leganés?

–¿Cómo? ¿Encontrar? ¿A qué te refieres? –respondí desconcertado.
–Bueno, me imagino que habrás ido al lugar de la explosión y habrás hecho algunas mediciones ¿No? ¿Qué has encontrado?

Eso me dejo atónito. Lo cierto es que poco después de volver de Cardif había terminado mi relación con Dhelina y, que, desde entonces, nunca había tenido necesidad de ir a Leganés. Pero eso era, hasta cierto punto, lo de menos, lo cierto es que ni siquiera se le había pasado por la cabeza ir a ver la zona personalmente, no se le ocurría que podría encontrar, sí es que podía encontrar algo.

–Bueno, no, no fuí, soy teórico puro, lo de los experimentos no es para mí, la verdad –fije respondiendo a sus preguntas.

–Vaya, pues muy mal. Oye ¿Y está muy lejos Leganés?
–No demasiado, aunque no para ir andando, claro, está a unos 10 o 12 kilómetros, creo.
–Aha -apostilló Patrick– ¿Y cómo se va?
–Bueno, cuando estaba con Dhelina -lo dejé hace tiempo ya– iba a verla en transporte público, hay tren y autobús, que pasan con bastante frecuencia. Ahora mismo lo del transporte público yo particularmente es algo que prefiero evitar a toda costa. Para venir aquí he usado un choche de carsharing de hecho, para evitar tener que pillar el metro.
–Vaya ¿No tienes coche propio entonces? Es que a mi tampoco me hace gracia coger el transporte público –explicó Patrick.
–Bueno, sí tengo, aunque no me gusta traerlo al centro, porqué tendría que dejarlo en un parking, por las restricciones al tráfico debido a las políticas ambientales del ayuntamiento.
–Ah, bien, pero entonces podríamos coger un coche de esos de carsharing hasta Leganés ¿no? –razonó Patrick.
–Bueno, realmente no, porqué alli no se puede dejar aparcado, pero podría ir en un coche de esos hasta mi coche y luego ir a Leganés en el mío ¿Por qué, querrías ir ahora?
–¡Pues claro! Suena muy interesante. Mi universidad tiene relaciones con algunos laboratorios de por aquí, y me podría pasar a recoger algún material básico que se me ocurre que podría servir para ver si hay algún resto observable ¿Tienes algo que hacer hoy? Yo no, podríamos ir ¿Sabes dónde pasó exactamente, no?
–Uy, pues tengo libre lo que resta de tarde, sí, pero la verdad es que no tengo ni idea de dónde pasó, no se lo llegué a preguntar a Dheli, supongo que se lo podría preguntar, pero suele tardar bastante en responder, no sé si me contestaría hoy.
–Bueno, y sí no te responder ella podremos preguntar en Leganés, o buscar en Google dónde pasó ¿no? ¡Venga, anímate, que lo mismo, sí hay algo, encontramos alguna pista! Además, ahora me cuesta hacer cualquier trabajo teórico, pero me puedo apañar con la parte mas experimental, y mas sí es algo como ésto, que, al menos al principio, no requeriría las complicaciones de procedimientos rigurosos.

Al principio me resistí un poco a la propuesta, pero lo cierto es que tampoco tendía gran cosa que hacer, y, aunque era escéptico sobre la posibilidad de encontrar nada relevante, lo que tenía claro es que, sí eso era posible, llevar a alguien que trabaja en experimentos, incluyendo algún equipo que sería mucho mas caro que de cualquier cosa que el pudiera encontrar era una oportunidad única. Le había escrito a Dhelina, pero, como esperaba, no había respondido inmediatamente así que optaron por ir a Leganés a la aventura, sin esperar a la respuesta, y, sí no la tenían antes de llegar, buscar el lugar ellos mismos.






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