martes, 10 de abril de 2018

Supers V


Año 30 después de la era de la luna roja.
Diario de viaje, entrada I

Inicio este blog para narrar nuestra aventura en una de las zonas excluidas a los humanos, la amazonia.

Mi nombre es Roberto Arias, y soy biólogo, doctorado en la facultad complutense de Madrid con una tesis sobre ecología matemática. Estoy a cargo de una expedición financiada por el CSIC español. Nos ha costado lo que no está escrito conseguir uno de los poquísimos pases que “todos sabéis quien” concede a los científicos para que estudiemos la evolución de la naturaleza en las zonas vetadas.

Debo admitir que más que el currículo académico que hayamos podido aportar lo que nos ha permitido el acceso es contar para nuestra expedición con el apoyo de el antiguo superhéroe “estrella solitaria”, único superviviente del equipo de superseres conocido como “the confederates”. Como bien sabréis la mayoría tras el final del estado de Texas en un ataque nuclear y la casi destrucción de los estados unidos en la conocida como “guerra de los dioses” y sus consecuencias sísmicas (rotura de la falla de San Andrés y explosión, afortunadamente moderada, de la caldera de Yellowstone) Mr lonely Star fijó su residencia en España.

Ahí entabló amistad con uno de los miembros de nuestra expedición. Y fue gracias a su mediación, interpelando al dios espacial ganador de dicha guerra que conseguimos el pase a la zona que ha creado para que la vida de la tierra tenga zonas en las que pueda seguir su curso al margen de las sociedades humanas. Hoy se me hace tarde, pero mr estrellita me ha prometido que para la próxima entrada me permitirá que le haga una entrevista dónde contará algunas de sus experiencias con el “señor de la luna roja”.

Diario de viaje, entrada II

Llevo bastante tiempo sin actualizar el blog He visto que muchos me habéis escrito comentarios haciendo todo tipo de preguntas. Lo agradezco infinitamente, pero me temo que por ahora no voy a poder contestarlas. Como habréis visto quienes me hayáis escrito los comentarios quedan aguardando moderación, y así seguirán un tiempo. Eso sí, os prometo que las leo y que en algún momento del futuro responderé algunas.


Pero por ahora voy a contaros lo que ha pasado en estas semanas, que ha sido mucho y no precisamente bueno. Veréis, como es de sobra conocido estas zonas de exclusión están hechas para que los humanos no perturbemos sistemas naturales. La teoría es bonita, pero desafortunadamente falsa. Hemos descubierto que en estas zonas se están realizando experimentos evolutivos. Hemos descubierto que alguien, o tal vez algo, está resucitando algunas especies extinguidas.
Uno de los encuentros mas espectaculares que tuvo la expedición fue con una enorme serpiente a la que vimos atacando, y devorando, a un enorme mamífero de una especie desconocida. Al principio creímos que era una anaconda que hubiese crecido mucho más allá de cualquier cosa de la que hubiese registro. Sin embargo, aprovechando la somnolencia que le provocó la digestión de animal que se había zampado nuestro ínclito superhéroe se acercó lo bastante como para grabar una película desde cerca.
Al examinarla pudimos comprobar que no era una anaconda sino un ejemplar de titanoboa. Os recuerdo que la titanoboa se descubrió pocos años antes de la guerra de los dioses y que era una especie de serpiente que podía alcanzar de 13 ó 14 metros de longitud y superar la tonelada de peso. Es un animal que se suponía extinguido desde hace 60 millones de años, es decir, no mucho mas tarde que los dinosaurios. Quien quiera que haya podido resucitar semejante animal a partir de muestras de paleo-ADN tiene una bio-tecnología que asusta. O tal vez no sea una titanoboa sino algo similar (aunque claramente no es una anaconda). La solución sería hacer un análisis genético, pero para ello habría que tomar muestras y nadie se ha ofrecido voluntario par la tarea, ni siquiera nuestro bienamado superprotector.
Pero no sólo hemos visto animales extintos, hemos descubierto algo mucho más alarmante. De momento sólo es una hipótesis, y estamos reuniendo pruebas que la apoyen. Pero a estás alturas pocos miembros de la expedición dudan de ella. Lo que hemos observado es que parece haber dos fuerzas que están tirando de la evolución de las especies en dos direcciones diferentes y enfrentadas.
Hay una especie de guerra a nivel del ecosistema amazónico. Un bando consiste en los animales normales del entorno, apoyados por algunas bestias especialmente poderosas físicamente, sacadas de diversas épocas del pasado remoto. Parece que están guiadas, en cierto modo, por algunas otras especies dónde, claramente, se ha manipulado su evolución natural hacia una mayor encefalización.
El otro bando es algo mucho mas tenebroso. Parece que algún tipo de fuerza está creando animales de pesadilla cuya única función es destruir el resto del ecosistema. Ese segundo bando es parasitario del primero y caso de poder aniquilarlo se volvería insostenible y terminaría autodestruyéndose.
Os prometo que en la próxima entrada daré algunos ejemplos de el tipo de seres de los que estamos hablando. Y no creáis que me he olvidado de la entrevista con estrellita. Lo que sucede es que aún estoy decidiendo si creer o no lo que afirma.
Veréis, según él, el señor de la luna roja, aparte de las muestras de poder que todos hemos visto, hizo, sólo para un reducido grupo de gente, una demostración final. Según estrellita levantó del suelo una montaña de unos dos kilómetros de altura y empezó a comprimirla. Según estrellita la comprimió hasta el punto de hacerla superar su radio de Schwarschild y convertirla en un miniagujero negro de millones de toneladas de peso. Y, tras esa inimaginable hazaña, jugó con el objeto recién creado de diversos modos, conectando y desconectando su radiación Hawkigs, por ejemplo.
Yo no soy físico, pero en la expedición tenemos alguno y se pasan los ratos libres preguntando a estrellita por los detalles, intentando averiguar si hay alguna pista de como se supone que pudo hacerse algo así. Yo les dejo que se entretengan, pero no doy demasiado crédito a la historia. Eso sí, mientras piensan en eso olvidan los peligros que continuamente genera la naturaleza endemoniada en la que nos movemos ¡Suerte que tienen ellos!


No hay comentarios:

Publicar un comentario