La excavación
La zona dónde se había iniciado la prospección
geológica esta a unos cuatro kilómetros del asentamiento principal. En plena
selva. Había preguntado a los geólogos, los padres de la peluquera, que les
había llevado a pensar que precisamente allí hubiera algo de interés.
La respuesta le dejó
sorprendido. Algo a lo que empezaba a habituarse últimamente. Por lo visto su
presencia allí era una mera formalidad. Realmente nadie de la compañía esperaba
hallar ningún nuevo yacimiento de coltán. Pero tampoco era muy caro montar un
equipo de prospección símica estándar.
El caso es que la
parejita aparte de ser geólogos tenía
una afición. Eran exoarqueólogos. Esta era una rama muy reciente de la
modernidad científica. La idea de base es considerar que la no presencia de
seres vivos en el entorno inmediato del sistema solar se antojaba muy
improbable toda vez que se habían descubierto bastantes, más de cien, sistemas
solares con al menos un planeta gigante gaseoso orbitando la estrella
principal.
Los cálculos
mostraban que esos planetas debían haber seguido una secuencia que cada vez los
iba acercando más al centro de su sistema. Partiendo de la órbita de plutón, o
la de Júpiter, cada vez iban estrechando su proximidad al sol central. Sacando
de su órbita los planetas interiores en el transcurso del viaje. De hecho eso
mismo iban haciendo Júpiter y Urano en nuestro propio sistema solar. Mucho
antes de que el sol se convierta en una gigante roja la tierra será arrancad de
su órbita por estos dos colosos cósmicos.
Lo interesante es que
algunos habían calculado fechas. Y estas indicaban cuando los planetas del tipo
y tamaño de la tierra que pudiera haber en esos sistemas solares cercanos
habían sido desplazados. Caso de haber estado habitados habrían dado lugar a
una emigración de sus ocupantes a planetas similares del entorno. Por ejemplo
la tierra.
Eso daba una cierta
autoridad a la necesidad de investigar con rigor científico las posibles
huellas que esos posibles visitantes hubieran podido dejar. Y además permitían
establecer fechas. Había que buscar los estratos geológicos que correspondían a
la eliminación de planetas cercanos.
Y eso habían hecho
estos geólogos. No esperaban tener suerte. Pero las leyendas locales servían de
guía. Una observación muy interesante era el caso de la exploradora Británica
Mary Kingsley. Fue la primera mujer blanca en el Congo. Convivió con los
nativos. Debió ser un acontecimiento muy notable en su época Sin embargo cien
años después ningún nativo de la zona se acordaba de ella. Así que si alguna
leyenda se mantenía durante varias generaciones podía tener algo realmente
importante detrás. Eso investigó el matrimonio de geólogos.
Total, que partió
hacia la zona con muchas perspectivas extrañas. Para terminar de añadir intriga
notó que al acercarse a la zona su talento empezaba a emerger. Con tanta fuerza
que casi podía intuir el futuro inmediato décimas de segundo antes de que se
produjera. Es decir, calculaba tan rápido que anticipaba el futuro. Al inicio
de manifestarse su talento las cosas no eran así. Pero poco a poco se había ido
refinando.
Pero aparte de esto
parecía que la actividad de su cerebro gritaba otro dato. Peligro. Y no sólo
eso. Notaba como sus pensamientos se veían arrastrados hacia el recuerdo. Al
recuerdo de unas cuevas que había visitado en su adolescencia. Poco antes de
que su habilidad diera los primeros indicios de su presencia. Con el tiempo había
estudiado física. Y había hallado algunos indicios que apuntaban a que de algún
modo las células de su cerero se habían organizado de forma que calculaban en
un estado de superposición cuántica. Por ejemplo uno de sus encargos del
anterior invierno lo solventó cuando un charco de agua líquida sobreenfriada,
situado a los pies de un andamio, se solidificó súbitamente propiciando que el
andamio se desplomara sobre su presa. Cómo quiera que bastara la más mínima
perturbación para provocar que esa agua que había bajado tan lentamente por
debajo de los 0ª C cómo para mantenerse
líquida se convirtiera en hielo, cómo le correspondiera. Y di óla casualidad de
que justo antes él había, inadvertidamente, cruzado mal la calle obligando a un
conductor a acercarse a la acera del andamio más de lo que normalmente hubiera
hecho provocando, posiblemente, las vibraciones que dispararían la fatal
solidificación repentina.. Intentó someter la hipótesis del cerebro cuántico
a más pruebas, aún a sabiendas de que
era una posibilidad tan remota cómo la famosa idea del físico inglés Roger
Penrose de que el cerebro humano era consciente debido al colapso de una función
de onda gravito-cuántica en los
nanotúbulos del cerebro. Intentos sin ningún resultado concluyente.
. Pero no podía centrase en el análisis teórico ahora. Su
mente volvía a la cueva. Y recordó cosas que le habían pasado
inadvertidas. Tras la historia de los
Gómez (el matrimonio de geólogos) la imaginación podía dispararse a situar el
origen de su facultad especial a exiliados extraterrestres.
No obstante el era
escéptico por naturaleza. Nunca había estado enfermo, de ahí que se arriesgara
a venirse África sin vacunarse. Esa incapacidad era algo que influenciaba su
carácter, alejándole de sentimientos de empatía por sus congéneres. Tal vez era
un poco psicópata y eso le permitía trabajar de algo parecido a asesino a
sueldo, aunque por otro lado muchos rasgos de su carácter le alejaban del
cuadro del psicópata, cómo por ejemplo su capacidad para meterse con éxito en
empresas de larga duración..En fin, daba igual. En todo caso ahora empezaba a plantearse si
después de todo la pequeña herida que le había hecho la acometida del
licántropo no se habría infectado y estaría empezando a tener delirios
pre-febriles.
En todo esto la
pequeña comitiva se acercaba a la valla que circundaba la excavación. Y una vez
más un acontecimiento inesperado se presentó. A la entrada estaba detenido,
montando guardia, un destacamento de hombres armados con fusiles automáticos y
más armamento moderno de origen claramente militar. Nos pararon y se
identificaron como pertenecientes al grupo de investigadores alemanes cuya visita
estaba anunciada. Lo que no quisieron es explicar porque se habían presentado
unos días antes de lo previsto y se habían arrogado la autoridad de visitar un
prospección de una compañía que no era de u país sin pedir permiso a nadie.
Pero un colectivo de
hombres armados siempre tiene capacidad de convicción. Así que cuando nos
aconsejaron que diéramos la vuelta y que, como mucho, acampáramos por la zona
en espera de que vinieran sus jefes a aclarar todo lograron que les hiciéramos
caso. Deberían repartir uzis en las escuelas de diplomacia.
Visto lo visto se
puso en contacto con Jackes. Y le preguntó si tenían el dirigible por la zona.
Como esperaba así era. Así que a la
noche del día siguiente habían planeado
la estrategia. Contando con que no tuvieran sistemas sofisticados de vigilancia
sobrevolarían la zona aprovechando algún momento en que las nubes taparan la
luna, que en ese momento estaba al inicio de su fase de creciente y daba muy
poca luz a la noche ecuatorial.
Sabían que cerca de
la excavación, pero ya dentro de la zona vallada, había zona arbolada. Así que
si pese a todo eran descubiertos podarían alegar que estaban realizando la
habitual, y bien conocida en toda la zona,
labor de investigación científica. Y desde el aire no se divisan bien
las vallas. Era una buena explicación y eso implicaría que caso de que nos
dispararan se enfrentarían a un grave conflicto diplomático. Tal vez esa no
fuera la mejor de las garantías teniendo en cuenta que en esa zona del Congo
había sido asesinada la famosa primatóloga Dianne Fossey, popularizada para el gran público gracias a
la película “gorilas en la niebla” y tampoco se había agitado cielo y tierra.
En cualquier caso no había tiempo de urdir algo mejor.
Pero no fue
necesario comprobarlo. El dirigible le dejó en la copa de uno árboles cercanos
a las instalaciones dónde se alojaba el grupo alemán. Caminar de noche en la
selva es arriesgado debido a los animales. Que hubiera gente nerviosa, y
presumiblemente de gatillo fácil por la zona era un aliciente más para ser
precavido.
Pero incluso en un
territorio tan desconocido para un urbanita como es la selva esquivar humanos
es sencillo si se tiene práctica. Realmente eran más peligrosos los animales, cuyos
sentidos eran considerablemente mejores que los del ser humano. Por lo que
fuera, y eso no dejaba de ser ligeramente sorprendente, no hubo tropiezos ni
siquiera con animales pequeños.
Y en esas que llegó a
las instalaciones. Consiguió una posición desde la que podía ver sin ser visto. Unos buenos prismáticos de visión
nocturna le ayudaban en la labor. Y también podía oír que se hablaba con ayuda
de un micrófono direccional. Nadie tenía claro exactamente porque un grupo de
biólogos que investigan la flora de la copa de los árboles llevan esos chismes.
Pero tampoco extraña lo suficiente para investigar al respecto.
Su problema era que
hablaban en la lengua de Wagner y Bethoven. Y el de alemán sabía lo justo. Así
que sólo captaba fragmentos sueltos de la conversación.
La situación varió
cuando entró en escena otro individuo. Llevaba un vendaje que le cubría casi
todo el torso. Era muy notorio incluso aunque llevaba una camisa de manga corta
medio desabrochada por encima.
Llevaba barba de unos
tres días, y se le veía muy demacrado. Aún así pudo reconocerle de las fotos de
su ficha. Era Gerard Flanders. El que había patentado, de repente, en el plazo
de una semana, 5 nuevas soluciones innovadoras de nanotecnología. Pero como
estaba considerado, incluso antes de llegar allí como un genio, y había hecho
algunos descubrimientos anteriores de importancia se pasó por alto. Mal hecho.
Se suponía que debía estar de vuelta en su Holanda natal. Ya
comprobaría los datos de aduana cuando saliera de ahí para ver como había
engañado a todo el mundo. Ahora debía ocuparse de averiguar otras cosas.
Por ejemplo, como un
físico de materia condensada se convierte en un hombre lobo en mitad de África
ecuatorial. Porque el vendaje le delataba. Escuchó con intención a ver si lo
que decían le ayudaba a desvelar el misterio.
Tuvo un golpe de
suerte. Gerard no dominaba el alemán mejor que él. Así que forzó a sus
contertulios a pasar al inglés. Y ahí ya si pudo seguir la conversación sin
problemas.
Estuvieron más de una
hora hablando. Y de lo que se habló obtuvo respuestas para casi todo. Otra cosa
es que las creyera.
Gerard explicó que en
la excavación dieron con un artefacto de origen alien. Totalmente averiado. Sin
embargo algo de la tecnología había seguido activa. En concreto la
nanotecnología.
Notó su presencia de
casualidad, pues interfirió con sus propios dispositivos nanotecnológicos.
Explicó que había diversos tipos de nanorobots. Unos cumplían la función de
“nanoniebla”. Esta era la que le permitía simular la telekinesis. Otros se
fijaban a sistemas orgánicos y les curaban las heridas. Y permitían manipular
la apariencia a voluntad, o formar
extensiones corporales en forma de garras y agrandar los dientes. Vamos,
tomar la apariencia de un licántropo en definitiva. O de un
vampiro ya puestos.
Rápidamente había
aprendido como hacer modificaciones básicas de algunos dispositivos más
sencillos. Pese a ser sencillos en comparación a los otros eran muy avanzados
comparados con lo que había en la tierra.
Así que ya se veía
millonario. Sin embargo la compañía le presionaba. Y como no quería desvelar la
existencia del artefacto alienígena, de común acuerdo con el resto del equipo
de la excavación decidió montar una estrategia de emergencia.
Decidió fingir su
partida del país. Pero en realidad no había ido muy lejos. Y volvió a los pocos
días. Pero usando la capacidad de alterar el aspecto que le brindaba la recién
descubierta tecnología pudo hacerse pasar por un nativo de otra tribu en busca
de trabajo.
Espiando a sus
compañeros se dio cuenta de que aún siendo más lentos que él estaban a punto de
descubrir el origen de sus recientes inventos. Eso era un grave problema. No
dudaba que ya sospechaban, desde el principio, pero ahora tendrían pruebas. Y
decidió que no quería compartir sus nuevos poderes. Así que primero intentó asustarlos para que se
marcharan. A los que no lo hicieron se vio forzado a asesinarlos.
Una vez convertido
en asesino no había marcha atrás. Primero trató de asustar a todo el
asentamiento de la compañía. Pero pronto comprobó que no podría hacerlo solo.
Además cuando un
extranjero apareció, con la endeble excusa de dar clase a la hija del jefe
decidió hacer averiguaciones. Nada extraño pudo obtener. Pero al poco
reflexionó que una persona que viniera a investigar la situación montada no
sería sencilla de desenmascarar. Así que siguió buscando.
Para su desgracia su
búsqueda no pasó desapercibida. Y una organización alemana dedicada a muy
variadas actividades, que ya estaba pendiente de los rumores que llegaban del Congo
reparó en él. Comprobaron que no había llegado a La Haya, como estaba anunciado
(nota mental, ya no es prioritario verificar ese aspecto), Y le dejaron correos en los que insinuaban
que había sido desenmascarado.
Aún sin creer que
realmente esos alemanes supieran que ocurría realmente notó que necesitaba
ayuda. Decidió parar sus acciones, para no seguir alertando a la comunidad
internacional sobre la zona, y estudió que tipo de trato podía hacer con esos
alemanes.
Hasta ahí había
deducido, si hubieran seguido hablando tal vez habría descubierto mas cosas.
Pero en ese instante llegó un camión por el camino que llevaba a la finca y se
interrumpió la velada. Todos abandonaron la casa dónde estaban reunidos y se
dirigieron a la entrada de la instalación, dejando dos hombres de guarida.
Así que ya sabía la
situación. Reflexionó rápidamente. Su propia organización estaba a punto de
hacer un uso delicado, a la par que masivo de lo que ahora resultaba ser
tecnología extraterrestre modificada de la que se sabía muy poco. Debía avisar y evitarlo. Además debía hacerse con
muestras originales para estudiarlas.
Y debía evitar que
esos alemanes se hicieran con ella. No estaba seguro, pero tenía clara sospecha
de quienes podían ser. Y no les quería por delante en el campo de la tecnología.
Robar las muestras
le fue sencillo. El problema era eliminar a los paramilitares que, como fue
comprobando, habían tomado la zona.
Además estaba el tema
del peligro potencial de la nanotecnología. La nanonoiebla que había usado
Gerard para simular la telekineseis debería ser vulnerable a las altas
temperaturas.
En realidad toda la
noantecnología debía serlo. Estudios teóricos indicaban que en el supuesto de
que pudieran usar fusión fría estos dispositivos no tendrían problemas de
energía para poder operar en un entorno húmedo del que extraer el hidrógeno que
usaran en esa fusión. El mayor reto ingenieríl, y el que mas las limitaría, es
su capacidad para eliminar el calor generado por su funcionamiento.
Todo eso apuntaba a
que una bomba térmica de amplio radio de acción solucionaría sus problemas. Su
organización disponía de esos dispositivos, no muchos, pero alguno sí. Lo que
dudaba era si se atreverían a usarlo antes de darse a conocer públicamente
dentro de unas semanas.
Así que se disponía
a abandonar la zona e informar. Pero sólo tuvo tiempo de dar parte a Jackes.
Cuando volvió a intentar obtener más información fue descubierto. Y tuvo que
huir para cubrir a Jackes y al resto.
Decidió que escapando a través de la selva no podrían seguirle- al menos no los militares, quien sabe lo que
podía hacer un científico de elite familiarizado con el terreno y ayudado por
nanotecnología extraterrestre- y que ya llegaría a otra zona poblada desde la
que ponerse en contacto con su organización.
Pero tardaría
semanas. Y antes de eso empezaría el plan de acción de su organización. Un plan
que, ahora lo sabía, era una incógnita. Mas adelante el podría intervenir. Pero
evitar lanzar el ataque antes de tiempo estaba en manos de un biólogo Belga-Francés
experto en las cúpulas aéreas de las
selvas tropicales.
Y esta era la
recapitulación de su vida reciente. Ahora debía centrarse en huir a través de
una de las zonas naturales más peligrosas del planeta. Perseguido por una
criatura medio alienígena dispuesta a asesinarle. Y aún si conseguía llegar
sano y salvo a zonas civilizadas estaba por ver cuál era el nuevo status quo
del planeta tierra. Ósea, que se avecinaban tiempos decididamente interesantes,
esperaba seguir vivo para ver como se
desarrollaban los acontecimientos.
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