sábado, 16 de mayo de 2020

Proyecto Wells VI (covid19)


MEDIDAS PREVENTIVAS

Cuando se lo dijeron se llevó el susto de su vida. Tras muchos años sin saber nada del planeta Morlock y los arácnidos que lo gestionaban habían tenido noticias. Y vaya noticias, Porker estaba en una nave en la órbita terrestre y reclamaba su presencia.

Durante todos esos años sin comunicaciones la organización Wellsita había perdido parte de su razón de ser, y, aunque mantenían su estructura, era mas un formalismo y reuniones de antiguos amigos que algo que los convertía en los humanos mas importantes del planeta, cómo lo había sido durante siglos. Muchos añoraban el poder perdido, sobre todo al principio, pero pronto se adaptaron a la nueva situación. Además, la últimas noticias que tenían eran de una guerra galáctica, y a nadie le apetecía demasiado verse metido en algo así. Además, no es cómo si se hubieran quedado en la ruina. Tras tantos siglos de contacto con diversas tecnologías extraterrestres habían logrado que los miembros mas destacados de su “círculo interno” fueran gente muy adinerada, y dueña de importantes empresas, y eso no lo habían perdido

La persona que le comunicó el aviso era nuevo en la organización, y se mostraba muy entusiasmado, pensando, según le explicaba, que eso podría devolver a los Wellsitas al esplendor que tenían hace no demasiado. Ella no quiso desanimarlo, pero sabía que la presencia de Porker en la tierra no podía representar nada bueno. Recordaba los sucesos de hace unos años, en su estancia en Morlock, cuando Carlos y ella “huyeron” de la zona de intercambio de patógenos, perseguidos por Porker.

Ella había encontrado una excusa para dejar a Carlos solo en su huida y había esperado a Porker. El aráncido le dejó instrucciones de que se mantuviera por un tiempo en el planeta, por sí la necesitaba. Sí no había instrucciones posteriores en contra le comunicó también que, debido a la guerra, era posible que pasara un tiempo hasta que se volviera a poner en contacto con la organización.

Esa había sido la última vez que había visto a Porker, pero no la última vez que había tenido noticias suyas. Por lo que le contó la persecución de Carlos no había ido nada bien, y había conseguido escapar del arácnido en varias ocasiones, causándole además algún daño mediante diversas trampas. La última comunicación fué para decirle que Carlos había conseguido escapar del planeta, ayudado por los enemigos de los arácnidos. Tras eso le dijo que volviera a la tierra y que era posible que pasara un tiempo hasta que los arácnidos se volvieran a comunicar con ellos.

No le dió tiempo a recordar mucho más porqué, siguiendo las instrucciones, habían conducido a una zona aislada y una nave de abducción, totalmente indetectable para la tecnología humana, había bajado a recogerla. Cuando llegó a la nave de Porker se acopló y nada mas salir de la nave de enlace Pilar se encontró con el arácnido.

Enseguida se dió cuenta de el mal estado físico en que estaba, y, en cuanto empezó a hablar quedó claro que su humor no había mejorado al deteriorarse su salud. Sin ningún tipo de saludo o prolegónomo le explicó que la guerra no iba bien para ellos en esa zona de la galaxia y que el momento en que los enemigos pudieran llegar a la tierra estaba próximo. Le explicó que era muy probable que los enemigos intentasen esclavizar a los humanos y los usasen de mano de obra para su maquinaria de guerra. En función de eso el alto mando del bando con el que luchaban los arácnidos había decidido tomar medidas preventivas para asegurarse de que, sí eso llegaba a pasar, los enemigos encontraran a los humanos con sus capacidades productivas reducidas al mínimo.

A Pilar todo aquello no le sorprendió. En el tiempo que había pasado en Morlock había podido hablar con algunas de las razas locales de fuera del recinto de intercambio, y había aprendido algunas cosas sobre el comportamiento de los arácnidos y sus drásticas medidas. En función de ese conocimiento en vez de intentar hacer algún tipo de alegato en favor de la raza humana pidió a Porker que le dijera que tenía previsto hacer para cumplir sus objetivos.

Lo que le dijo era el tipo de cosas que cabía esperar de alguien que posiblemente fuera uno de los mayores expertos en enfermedades contagiosas , y por tanto en guerra biológica, del universo conocido. Le entregó una cepa de un virus nuevo y le dijo que lo hiciera circular por la tierra. Le explicó que el mismo, antes de ponerse en contacto con ella, había estado haciendo experimentos con humanos y virus animales hasta dar con el mas adecuado para sus propósitos.

Había sido un procedimiento de “cria selectiva”, sin usar la manipulación genética. Simplemente había propiciado mecanismos para acelerar el proceso de salto entre especies y así, en poco tiempo, había podido ver los efectos de cientos de virus en los humanos, hasta dar con el arma perfecta: un virus altamente contagioso, con un largo periodo de incubación asintomática, que le permitiera saltar fácilmente de un país a otro a lomos de humanos que no sabían que portaban la enfermedad, que tuviera una mortalidad lo bastante alta cómo para poder obligar a las sociedades humanas a paralizar su actividad económica, y que, además, tuviera un cierto número de características extra que pasaran desapercibidas al principio y que se fueran desvelando con el tiempo.

Aunque los arácnidos no habían mostrado ser buenos leyendo el lenguaje corporal humano, posiblemente porqué no les importase lo bastante como para esforzarse en aprenderlo, debió notar la aprehensión de todo lo que le estaba contando, así que interrumpió la descripción del virus que le estaba dando para decirle que, sí se negaban a expandirlo lo podría hacer por sus propios medios, pero, en ese caso, optaría por una versión manipulada genéticamente, por técnicas que la ciencia humana nunca detectaría, con las mismas características iniciales, pero sin efectos a medio plazo, para que las medidas sociales se relajaran, pero con efectos a largo plazo mucho mas letales, un “ébola a cámara lenta” según sus palabras. Y, por supuesto, se diseñaría a prueba de la primitiva tecnología de vacunas de los humanos de esa especie. Le comunicó que, según sus estimaciones, y ella sabía de sobra cuan sofisticadas eran las técnicas de predicción de pandemias de los arácnidos, y su nivel de fiabilidad, la versión agresiva del virus podría acabar con el 80% de la especie humana en el plazo de dos años. Ah, y, por supuesto, se aseguraría de que ella fuera una de las víctimas en ese caso.

Su última petición fue la mas dura. No podría decirle ni siquiera los de su organización cuales eran sus planes, debía usarles sin que ellos se enterasen de lo que estaban haciendo.

Lo demás era historia, la historia del primer virus de la historia de los humanos de ese planeta, su planeta, la tierra, que había infectado a todos los países en el plazo de unos pocos meses, bajo el un tanto aséptico nombre de covid19. De todos modos, aunque había aceptado hacer todo lo que le pedía Porker no se fiaba nada de él, y sí le había dicho que había una versión mas mortal del virus era muy probable que la soltase en algún momento. O, a lo mejor, sólo existía la cepa mortal. Fuera como fuera tenía una esperanza. No creía que Porter soltase un virus mortal sin tener una manera de controlarlo caso de que las circunstancias dictasen un cambio de estrategia en algún momento y, ya fuera una vacuna, un medicamento mágico, un banco de anticuerpos, un contravirus o cualquiera de las muchísimas estrategias que los arácnidos tenían para lidiar con enfermedades tal vez ella podría robarla y usarla. Era muy poco probable, claro, pero, en el transcurso de los siglos su organización había logrado robar diversos objetos de tecnología extraterrestre, incluyendo alguna nave, y armas. La tecnología y ciencia básica de esas armas era, en su mayoría incomprensible, o irreplicable a partir de la tecnología que habían logrado desarrollar en la tierra, pero al menos tenían algo, y habían conseguido al menos aprender a manejarlo. No estaba segura de sí Porker estaba, de algún modo enterado de ese hecho, o de sí la tecnología de esos aliens era rival para Porker, pero al menos tenía un plan alternativo si veía que la pandemia se tornaba en un exterminio.

Pero, por supuesto, esa era su última opción, porqué, incluso si lograse derrotar a Porker era muy probable que su especie mandase a alguien más a seguir con la tarea de éste y, de todos modos, también era posible que, sí las cosas iban bien en la guerra, los arácnidos ayudasen a la especie humana, aunque fuera sólo para usarla de mano de obra, como planeaban hacer sus enemigos.

De hecho, incluso tenía un plan en caso de que todo fuera mal y se ganase la enemistad de toda la especie arácnida: intentar comunicarse con los enemigos de éstos y pedir ayuda para la tierra. Realmente no sabía que ofrecer a cambio de esa ayuda, o sí los enemigos estaban en condiciones de prestársela en caso de mostrarse favorables a ellos. En cualquier caso al menos sabía algo de algunas de las razas galácticas que componían el bando enemigo de los arácnidos, y con quienes convenía contactar primero. Según los humanos que había contactado en Morlock los posibles mejores aliados de los humanos eran unos aliens cuyo nombre ellos pronunciaban como “Kokusha”,


lunes, 4 de mayo de 2020

Supers VIII


Supers

Le había llevado un tiempo darse cuenta, pero definitivamente lo suyo era ser un “supervillano”.

Tenía poderes desde bastante antes de que se hiciera famoso el tipo de la estrella solitaria y posteriormente los conferedates y toda la chusma con poderes que vino después. Incluso antes de que apareciera esa gente sabía que no era el único con poderes, y lo sabía porqué antes de decidirse a usarlos había estado buscando sí existían otros cómo él.

Le había llevado bastantes años, y, realmente, el hallazgo fué mas un golpe de fortuna que fruto de su trabajo. El primer ser que había encontrado también era un “supervillano”, pero muy diferente a él mismo y la palabra “demonio” sería mucho mas adecuada para describirlo.

Dió con él cuando aún no tenía claro que hacer con sus propios poderes y se dedicaba a seguir “la ruta del dinero fácil”, juegos ilegal, drogas, armas, etc. Había hablado con diversos traficantes, para conocer cómo iba el negocio, antes de decir sí unirse o no. Lo había hecho de forma discreta, y adoptando varias personalidades diferentes, y evitando involucrarse, algo que le resultaba fácil gracias a sus poderes. Poco a poco había ido percibiendo que había una “mano negra” que estaba detrás de muchos de esos negocios.

Había intentado acercarse mas, pero era muy difícil, y, además, cuanto mas descubría mas preocupado estaba. Lo que quiera que fuese que estuviera persiguiendo no buscaba enriquecerse, o conquistar un gran nivel de poder y preeminencia. Al contrario, buscaba permanecer oculto y, según parecía, buscaba crear entornos herméticos en los que dar rienda suelta a prácticas que daban mucho miedo. En un momento dado se enteró de que se había organizado una “caza humana” en una de las zonas mas inaccesibles de los pantanos de Florida. Aunque, incluso en esa época, ya tenía bastante claro que el uso mas lógico de los superpoderes era fuera de la ley, también tenía claro que cuantas menos leyes infringiera mejor, y, desde luego, matar era algo que querría evitar tanto como el fuera posible, e incluso prefería evitar el dejar morir gente, sí podía hacerlo sin meterse en líos.

Por ese motivo siguió a los cazadores y llego al “coto de caza”. Allí fue dónde tuvo su primer contacto con la criatura, aunque no lo supo inmediatamente. Lo que vió fue un tipo alto, vestido de negro, con un abrigo largo, máscara y capucha, que saludó a los “cazadores” y les explicó las reglas del evento. Luego se dirigió a una embarcación de la que hizo salir a las “presas”, que obedecían sus órdenes con temor. Explicó que, tras quitarles las cadenas que llevaban las dejaría escapar, dándoles un puñado de armas blancas (arcos, flechas, espadas, cuchillos y similares) para que no estuvieran completamente indefensas frente a unos cazadores que llevaban lo último del armamento militar del momento: visión nocturna, fusiles de asalto semiautomáticos, granadas y cualquier otra cosa que quisieran llevar.

Las “presas” se pelearon a puñetazos y patadas entre ellas para coger las mejores armas y luego huyeron en diversas direcciones. Cinco minutos después salieron detrás los cazadores. Tenían comunicación entre ellos todo el rato, y también con un “centro de mando” que les diría dónde ir cuando terminase la caza. Cuando todos hubieron partido el organizador cambió de aspecto y sus ojos se iluminaron desde dentro con el color rojo de las brasas ardientes. Sus pies se elevaron sobre el suelo y se marchó volando por encima de la selva pantanosa.

Ël se había quedado atónito y no sabía muy bien que hacer. Inicialmente tenía la vaga idea de que, caso de poder, habría ido encontrando a las presas, usando sus poderes, antes que los cazadores y llevándolas lejos, a algún lugar seguro, pero el hecho de que hubiera alguien mas con poderes, cuyo alcance desconocía, le disuadió de intentarlo.

El transcurrir de los hechos hizo que pronto su curso de acción se decidiera solo. Escuchó sonido de disparos y, también volando, se dirigió hacia dónde sonaban. En medio del vuelo se aseguró de activar el sistema que sabía que le hacía casi invisible, tanto a las frecuencias que podían ver los humanos cómo a los infrarrojos. Cuando llegó a dónde habían sonado los disparos vió que, en medio de un claro, uno de los cazadores miraba en todas las direcciones y que disparaba ráfagas en cuanto percibía, o creía percibir, cualquier cosa sospechosa. Aunque él era invulnerable frente a la munición de ese rifle prefería que no le alcanzase así que decidió permanecer en el aire, justo encima de el cazador. Entonces se fijó que en uno de los árboles había una forma oscura, que no tardó en identificar como el misterioso organizador. No llevaba ningún arma reconocible, pero imaginó que éso no significaba nada. La criatura volaba de un árbol a otro, sin ruido, pero de vez en cuando movía a posta alguna rama, para sobresaltar al cazador, que se giraba y disparaba en la dirección de la que había surgido el sonido. Por lo que veía a la criatura las balas le preocupaban aún menos que a él y siguió un rato con ese juego del gato y el ratón.

En un momento dado se escuchó como el cazador hablaba con el centro de mando, que seguramente se había puesto en contacto con él para preguntar a que venía tanto disparo. Explicó que creía tener a una, o varias presas, localizadas, pero que no terminaba de acertar a ninguna. Ante esa afirmación se escucharon unas carcajadas por el sistema de comunicación ante lo que optó por despedirse de manera abrupta. Y fue lo último que hizo. Justo después la criatura de aspecto humano saltó sobré él y acabó con su vida, de una forma terrible, que nunca olvidaría, Le quito el arma como quien le quita un juguete a un niño y luego lo cogió del cuello, levantándolo del suelo con una sola mano. Después soltó el agarre, pero el cazador siguió suspendido en el aire. Entonces su cuerpo se volvió transparente y se iluminó desde dentro con una luz tenue. Y, de ese modo, la criatura fué destruyendo el cuerpo desde dentro, despacio, y de maneras tremendamente crueles. La víctima, que seguía viva en todo momento, pese a que debería haber muerto con cualquiera de las barbaridades a las que era sometido su cuerpo, se agitaba con todo tipo de violentas convulsiones. Su rostro se retorcía de dolor, y su boca hacía el gesto de gritar desesperadamente, aunque ningún sonido llegó a salir de ella en ningún momento.

Cuando la criatura decidió que ya era bastante el cuerpo del cazador empezó a arder con inusitada violencia y al cabo de unos pocos segundos se había vaporizado.

La misma secuencia, con todo tipo de horropilantes variaciones, se repitió con toda la partida, tanto de “cazadores” como de presas. En algún momento la criatura se volvió hacia dónde él estaba y tuvo la certeza de que había reparado en su presencia, pero, por fortuna para él no intentó atacarlo.

En cualquier caso mucho antes de que acabase con todos él decidió huir de allí y marcharse lo mas lejos posible, a otro continente de hecho.

Tras ese encuentro decidió que, definitivamente, no quería saber nada de las mafias organizadas, y el monstruo que estaba detrás de algunas y su tarea de “supervillano” fue de poca monta, dedicándosse a robar cantidades relativamente pequeñas a bancos o empresarios de tamaño medio, que le permitían tener una vida cómoda sin dar prácticamente palo al aguan, y fuera del radar de las fuerzas de la ley o de las redes de delincuencia.

El segundo ser con poderes que conoció también era muy discreto, cómo él mismo, o la oscura criatura que había encontrado en los pantanos de florida. Había dado con él de una manera mucho menos tétrica, durante el entrenamiento de sus poderes. Había relativamente pocos lugares lo bastante apartados en el mundo dónde poder dar salida a sus habilidades sin llamar la atención, así que posiblemente no fuera tan extraño que cuando fue a uno de esos sitios se encontrase con otro ser haciendo exactamente lo mismo, entrenar.

Aunque no se podía decir que ese otro ser fuera exactamente cómo él. Estuvo en el “campo de entrenamiento” varias horas y durante ese tiempo desplegó una gran variedad de “poderes”, demostrando mucha habilidad en el uso de la mayoría de ellos y, además, el nivel al que los desplegó era impresionante, muy por encima de lo que el mismo podía hacer, y, aún así, por la manera paulatina en la que iba subiendo la intensidad le quedó bastante claro que en ningún momento había llegado a llevar ninguno de ellos al límite de lo que hubiera podido. De todos modos, simplemente con lo que había visto, le quedó claro que estaba ante alguien con poder suficiente para derrotar a ejércitos enteros sin mucho esfuerzo, y muy por encima de lo que, varios años después, mostrarían estrellita, los conferdrates o cualquiera de los otros supers.

Cómo ese otro ser no parecía particularmente agresivo decidió seguirlo, e incluso se planteó llegar a hablar con él, pero decidió que, por muy amistoso que pudiera ser, prefería que, sí era posible, alguien tan poderoso no supiera nada de su existencia. A través de esa labor de vigilancia llegó a saber unas cuantas cosas de él, y vio que aparentaba tener una vida normal, y no vió ninguna muestra de que estuviera haciendo ningún uso de sus poderes, ni cómo “héroe” ni como “criminal”, lo cuál le pareció una actitud muy astuta y prudente, y decidió dejar de vigilarle y que cada uno siguiera con su vida

Cuando la existencia de los supers salió a la luz pensó en hablar con él, y retomó la vigilancia. Mientras lo hacía se dió cuenta de que iba detrás de un cártel de drogas que él conocía de antaño y que sabía que estaba dirigido en secreto por la criatura de las sombras. Lo siguió discretamente durante su viaje a Francia y se dio cuenta de que, sin que lo supiera, estaba siendo llevado discretamente a un encuentro con el demonio del pantano, que ahora se había trasladado a la Francia rural. Tenía intención de darse conocer, y avisarle del peligro, pero los acontecimientos se precipitaron y no tuvo ocasión. No llegó a saber los detalles de cómo se produjo el enfrentamiento entre ambos, pero lo primero que supo es que, de algún modo, la villa dónde se encontraron fue atacada por hasta tres misiles nucleares.

Le hubiera gustado hacer mas averiguaciones, pero para un mundo que aún estaba tratando de asimilar la existencia de seres con superpoderes un ataque nuclear en suelo francés fue demasiado, las cosas se descontrolaron, y no tuvo ocasión.

Durante un tiempo se estuvo preguntando si los misiles nucleares habrían destruido a los dos seres. El “bueno” sin duda era muy poderosos, y podía sobrevivir tranquilamente a bombas convencionales, incluso a las mas potentes, pero no estaba seguro de lo que le podría hacer una explosión atómica. Al otro ser no le había visto haciendo un gran despliegue de poderes, pero, sabiendo que buscar, había ido aquí y allá y no le cabía duda de que tenía tanto o mas poder que el otro, y que, además, era una criatura muy antigua, que se había pasado causando daño desde el principio de la historia humana documentada, y tal vez incluso antes.


Mas adelante supo que en los USA había aparecido un nuevo super, que estaba intentando traer un poco de orden a la locura que se había ido desatando en el país. Fue allí y no le costó mucho convencerse de que ese nuevo super era el mismo que había conocido en el campo de entrenamiento.

La mayoría de los supers pretendían ser del bando de los “héroes”, pero en su opinión lo único que hacían era llevar las disputas de las diversas fraccionies políticas de los USA a otro nivel, y, fruto de sus diferentes visiones del mundo se enfrentaban entre ellos de vez en cuando. Las peleas entre supers no eran cómo en los comics, y varios de ellos morían, o sufrían heridas terribles, y en el transcurso de las peleas había mucha destrucción de bienes y muerte de humanos normales que tuvieran la mala suerte de verse envueltos en ellas. Por suerte ninguno había reparado en él y sus pequeños robos y podía seguir con su labor de “supervillano” sin interferencias, Realmente él mismo también era mas ponderoso que cualquiera de los otros supers así que, salvo que se topara con la criatura, o el ser que luego sería conocido como “el señor de la luna roja” no tenía miedo a ser atrapado.

Con el tiempo también llegaron a a parecer unos pocos “supervillanos” de poca monta, que pretendían cosas absurdas como “gobernar el mundo”, o actuar como superasesinos en serie o cosas similares. Algunos eran bastante poderosos, pero ninguno se acercaba a su poder, y mucho menos al de los dos que estaban por encima suyo, y, aunque causaban daños por un tiempo solían ser eliminados por los “héroes”, que, al menos en eso si solían justificar su apelativo.

Él , por su parte, optó por permanecer en el anonimato todo el tiempo, limitándose a ver cómo, pese a los esfuerzos del señor de la luna roja, la situación se iba descontrolando. Detrás de ese descontrol parecía estar, en las sombras, el demonio del pantano, que parecía buscar que los suserps se destruyeran entre sí, algo que al final ocurrió en la confrontación final, a la que sólo sobrevivieron “el señor de la luna roja”, estrellita, él mismo, y quizás algún otro que hubiera tenido el buen gusto de permanecer en el anonimato.

Aunque no tenía modo de saberlo tenía la sospecha de que “luna roja” hubiera preferido permanecer en el anonimato, y que sólo salió de él, muy a su pesar tras el encuentro con “el otro” y viendo también el desastre que estaba sucediendo en USA y que amenazaba con extenderse al resto del mundo Su modo de actuar, en su opinión, había sido muy inteligente, pero, en última instancia, no había bastado para evitar el desastre que terminó con la erupción de Yellowstone.

Tras éso hizo su gran exhibición de poder, creando y destruyendo un miniagujero negro a partir de una montaña, y, posteriormente, calentando al rojo vivo toda la superficie de la luna, acto del que se originó su nombre, y que convenció a la raza humana de acatar su decisión de crear las zonas restringidas.

Por desgracia su enemigo en las sombras estaba claro que iba intentar corromper lo que quiera que pretendiera hacer en esas áreas. Posiblemente, como “supervillano” debería ponerse del lado de la criautra, pero, sencillamente, le daba demasiado miedo, así que había decidido hablar con “luna roja” y poner en su conocimiento todo lo que había averiguado en esos años, a ver si entre ambos lograban detener a la criatura. Además, había escuchado las afirmaciones de estrellita sobre el origen del poder de los supers, y, aunque tal vez hubiera algo de verdad en ellas, tenía claro que había cosas que ni estreellita, ni, a lo que parece tampoco luna roja, sabían, y eran cosas importantes.

martes, 10 de diciembre de 2019

When time bcomes a loop V (last)


    Empezó  a llover. ¿Qué hora era?  La vez anterior no había apuntado la hora del inicio de la tormenta, pero le parecía que era  más tarde cuando habían empezado a caer las primeras gotas. Decidió memorizar la hora exacta, para futuras referencias, bueno, futuras en tiempo subjetivo, claro.

  Seguía sin verse signo alguno de presencia humana o animal, así que de momento seguiría allí, pensando. La interpretación mas obvia para el cambio en el inicio de la tormenta sería un “efecto mariposa”. Al fin y al cabo, aunque las condiciones iniciales en cada iteración eran las mismas la conducta suya la del tigre, y la del resto de seres vivos variaba, y eso podía cambiar las condiciones atmosféricas. El efecto mariposa había pasado a la cultura popular y todo el mundo sabía esas cosas. 

 Pero claro, la cultura popular es muy simplista y las cosas no encajaban. Por un lado era necesario bastante más tiempo para que la mínima variación que suponía la conducta de los seres vivos de la zona alterara significativamente el patrón climático. Más importante todavía,  esa lluvia, y esa tormenta, tenían su origen en un frente tormentoso. Por mucho que variasen las condiciones atmosféricas locales no podían alterar la llegada del frente a la zona dónde estaba. 

Era muy raro. Para asegurarse subió a la copa del árbol, una maniobra no carente de riesgo, y miró al cielo. Ya era de noche, pero entre una luna creciente, bastante cercana a su máximo esplendor, y la luz difusa de una gran ciudad cómo Madrid, podía apreciarse bastante bien el cielo y ver cómo algunas nubes, la avanzadilla del frente, estaban ya sobre él. Observó un rato y se quedó bastante atónito al observar la velocidad con la que se estaba acercando el frente. No controló el tiempo, pero no debió llevar más de 10 minutos hasta que todo el cielo estaba cubierto de gruesas nubes, visibles sólo cuando algún rayo rasgaba el telón de oscuridad que habían arrojado sobre la tierra debajo suyo.  Entonces vio otra vez venir la cuerda, o lo que fuese. Anticipando lo que tocaba luego miro la hora. Apenas había transcurrido hora y media desde que había empezado el ciclo,  lo cuál era casi la mitad de la vez anterior ¿cómo era posible?

 Vuelta a empezar. E iban ¿Cuántas? Se sentía desanimado. La vez anterior había hecho grandes avances y creía haber encontrado una pauta que apuntaba a un modo de salir de ese eterno retorno en que se había convertido su vida reciente. Eterno retorno, las palabras habían llegado a su cabeza de manera casual, pero sin duda no eran originales. Evocaron el recuerdo del mito de Sísifo. No era muy ducho en mitología griega, él prefería la escandinava, sin duda influenciado por los cómics de Thor que llevaba leyendo desde siempre, pero conocía las líneas esenciales del mito de Sisifo.  

 Por algún motivo que no recordaba- ¿lo contaban alguna vez? – había sido castigado por los dioses a empujar una piedra colina arriba. La piedra, posiblemente bajo influencia de alguna hechicería divina, irremediablemente terminaba rodado colina abajo otra vez, y el tal Sísifo debía volver a subirla, y  así una y otra vez. No tenía claro si había una moraleja ética detrás de la historia, o simplemente era un modo de explicar los ciclos de la naturaleza que tenía esa gente. Tampoco le importaba ahora mucho. 

   No obstante la idea de unos dioses vengativos le despertó una inquietud. Había leído ciencia ficción desde siempre, y tenía mucha imaginación, así que no le costó dar con un escenario que se ajustase a esa premisa. Tal vez sólo el primer ataque del tigre era real. Podría haber sobrevivido a el y haber sido transportado a un hospital Tal vez, como resultado de las heridas, se hubiese quedado en coma uso cuantos años. En ese tiempo la tecnología podría haber avanzado lo suficiente para que esas interfaces ordenador-cerebro, que había descartado antes, estuvieran listas. Y tal vez el estaba siendo usado como cobaya para ponerlas a punto. Tal vez un grupo de ingenieros informáticos y  expertos en neurología estaban jugando con él, como los dioses del olimpo con el tal Sísifo. En ese caso cuando le despertaran en el mundo real, si lo hacían, se corrigió- tendrías unas palabritas con ellos respecto a  dejar una y otra vez al dichoso tigre suelto por los alrededores.

 O tal vez ya le habían escuchado, porque esta vez tampoco aparecía. Otra posibilidad era que a base de repetirse la jugada los leones hubieran localizado la posición inicial del tigre y fueran a por él para disputarle su territorio de caza. O quizás el tigre tenía bastante autoconsciencia para notar que estaba en el bucle y había llegado a la conclusión de que no necesitaba zamparse a nadie. Al fin y al cabo al poco rato volvería a la rutina, y si al inicio de la misma no tenía hambre tampoco iba a necesitar comer. O se había aburrido de comer siempre lo mismo. Demasiadas opciones y muy pocos medios para discernir una de otras.

 -¿Hola?- sonó una voz conocida a su espalda. Era la chica de antes.
 - Si, er, esto, hola, farfulló mientras se giraba, te conozco de antes ¿no?
 -¿Ah, pero te acuerdas?- respondió ella-. Me lo imaginé cuando leí tu nota indicando tu posición. Entiendo que eso significa que tu también estas experimentando una repetición de los acontecimientos, o algo así ¿no?
- Si, eso parece. Lo cuál implica que hay un tigre y un par de leones sueltos por la zona, ¿Cuántas balas tiene eso?,- pregunté señalando a su rifle.
- Suficientes, espero-  fue su respuesta-. De todos modos confío en no tener que usarlas, ven, sígueme, rápido.

 La seguí, sin hacer mas preguntas, y caminamos hacía la carretera. No sé adónde me llevaba, pero,  fuese dónde fuese, seguramente era una mejor opción que las que había usado antes. Al  llegar a la acera que bordeaba la vía, fuimos hacía la derecha, la dirección contraria  la que yo había cogido antes. Caminamos un pequeño tramo y nos paramos. Ella se inclinó hacia una boca de alcantarilla y la abrió. Se volvió y se me quedó mirando con una sonrisa en su cara, posiblemente debida a la cara de tonto que  debía tener en ese momento.

 -¿No se te había ocurrido buscar algo así, a que no?- me espetó en un tono de risa contenida.
 - Tras una pequeña pausa sólo pude responder con un …  ¿Soy tan tonto como me lo parezco en estos momentos?

 -Jaja, no, tranquilo, es normal, casi nadie piensa en estas cosas. Yo porque trabajo en ello, pero antes de empezar a currar en estas cosas nunca se me hubiese ocurrido usar una alcantarilla como vía de escape en una situación peligrosa. De hecho, más bien al contrario, hubiera considerado que lo peligroso era estar dentro del alcantarillado.
 -¿Trabajas en el alcantarillado?- Yo pensé que pertenecerías a  una de las patrullas de rescate, y que por eso llevabas el rifle-le expliqué un tanto extrañado, y algo inquieto también.
-No, no, no sabía nada de ninguna patrulla de rescate. ¿De qué, exactamente se supone que nos tiene que rescatar?- ¿Qué sabes de lo que nos esta pasando?

 Así que ella sabía aún menos que yo, mal asunto. El caso es que me preocupaba que si no pertenecía a las patrullas de rescate fuese armada ¿con que tipo de persona estaba tratando? Debió  notar algo en mi expresión porque antes de que tuviese ocasión de responder a su pregunta pasó a dar explicaciones.

 -Si te preguntas de dónde ha salido el rifle, tranquilízate, no es mío, no soy el tipo de persona que va por ahí armada. Mira, soy ingeniera de caminos y puertos y trabajo para el ayuntamiento. En concreto estoy ahora dedicándome a revisar toda la red subterránea de Madrid, haciendo un inventario de todo lo que hay bajo la ciudad, túneles de alcantarillado, tendido eléctrico, gas, etc. Normalmente no hago trabajo de campo, pero a veces me apetece ver las cosas por mi misma, que no me fío de algunos planos. Estaba haciendo una inspección y encontré este rifle tirado en una alcantarilla. No sé como llegó allí, ni cuanto tiempo llevaba en ese sitio. Mi idea era llevarlo luego a alguna comisaría, pero claro, parece que luego es una palabra con un significado distinto al que solía tener. ¿Qué sabes? ¿Qué patrullas son esas a las que te referías?

 Le puse al corriente de lo que había oído en la radio, y de cómo lo había ido descubriendo, y del tipo de cosas que había ido viendo. No parecía quedar muy entusiasmada con lo que oía.

 -La verdad, pensé que sabrías más-dijo confirmando lo que ya intuía- . No sé, te había visto alguna vez, tras ser atacado por los animales, y comprobando tus pertenencias, para intentar averiguar quien eras. Vi que llevabas artículos de física de cuerdas. Se me ocurrió, que tal vez, estabas en un equipo de investigación y habíais puesto en marcha algún experimento raro que se os había ido de las manos.

 -¿Experimento? ¿yo?- que va, soy teórico de pura cepa, la última vez que pisé un laboratorio el responsable del mismo casi me echa por peligro público. –Respondí sonriendo- Además, estamos en España ¿desde cuando hay aquí dinero para experimentos?

-          Ya, por eso hice una ingeniería en vez de una carrera de ciencias- me cortó ella. Eso sí, nunca se me quito el gusanillo y me gusta leer toda la divulgación que cae en mis manos, Por eso supe reconocer tus artículos cómo lo que eran.

-          Ah, vaya, sí, es cierto que mucha gente no ha oído hablar nunca de la teoría de cuerdas, por raro que a mi me resulte. Me alegra haber ido a dar con alguien que la conozca, y más en estas circunstancias. Tengo algunas preguntas que, a lo mejor, pueden servir para saber que esta pasando.

  Tras eso estuvimos hablando un rato sobre mis hipótesis de trabajo. Le conté mis especulaciones, entre continuas interrupciones por su parte, mientras me preguntaba múltiples detalles. Posiblemente su mayor lío fue aclararse con las diferencias entre los diversos tipos de cuerdas. Sabía lo que era una D-brana, por lo que había leído en del famoso libro de divulgación “el universo elegante”,  Al menos la idea divulgativa de que una D-brana era una superficie, o un trozo de espacio, en el que podían terminar los extremos de una cuerda fundamental. Le tuve que explicar que había D-branas de varias dimensiones y que, en particular, algunas podían tener dimensión 1, con lo cuál eran a su vez cuerdas. Y le expliqué que las matemáticas permitían que hubiera configuraciones estables en que una cuerda fundamental tenía sus extremos en una D1-brana, formando un estado estable, lo que se conocía como (1,1) cuerda. Y le expliqué como esas cuerdas fundamentales podían formar una cuerda cósmica y la relación de las cuerdas cósmicas con los viajes en le tiempo.

 Me comentó que no terminaba de verlo claro, que entendía que aunque hubiera trayectorias que al dar una vuelta en torno a las cuerdas retrocedieran atrás en el tiempo no veía como eso explicaba lo sucedido ya que nosotros no seguíamos esas trayectorias.

  Por supuesto eso ya lo sabía yo, y estaba buscando un mecanismo para usar las curvas cerradas en el tiempo sin llegar a recorrer esas trayectorias. Le dije que era una pena que no pudiera tener acceso a internet para buscar bibliografía, o al menos tener acceso a un ordenador dónde mirar los artículos que llevaba en un pendrive que siempre iba en mi cartera. Ahí hubo un momento de suerte pues me dijo que llevaba consigo un notebook, y que lo tenía guardado por ahí cerca. Mientras fuimos a buscarlo me explicó que cuando se dió cuenta de lo que pasaba, lo del cicloverso, como lo había bautizado, empezó a buscar sistemáticamente salidas y que ahí es como había terminado dando conmigo.  

Le había llevado tres ciclos enteros encontrarme a tiempo para salvarme del tigre. La vez anterior no había podido llegar a mi porque los animales habían estado peleando en una zona que se interponía entre nosotros dos. Pero había visto la nota y sabía exactamente dónde buscarme para la próxima, y que por eso me había localizado tan rápido.

  Mientras se encendía el ordenador y arrancaba el Windows dichoso, me acordé de la hora, y le comenté mi extrañeza por la diferencia de duración entre los dos ciclos enteros que había tenido ocasión de completar estando consciente. Ella me explicó que ningún ciclo duraba exactamente lo mismo. La mayoría habían durado entre 2 y 6 horas, pero que tenía la impresión de que su periodo se iba acortando. Al terminar de arrancar el sistema operativo vi  que ya llevábamos casi una hora. Mal asunto, a ver si tenía ocasión de mirar lo que llevaba encima, y si había algo que me aportara alguna idea nueva. Entretanto mi nueva compañera parecía querer seguir hablando, con lo cuál recordé que debía empezar a ser educado y le pregunté su nombre.

 -Elisa, Elisa Montes, Lisa para los amigos, encantada. Respondió.
-¿Lisa¿ E-lisa? Respondí a mi vez, con una mezcla de sorpresa y humor.
 -Sí ¿que pasa? ¿Hay algún problema con mi nombre? Me dijo poniendo un gesto de ligera indignación.

-Nono, que va, problema no, simplemente casualidad. Verás, hay planeado un experimento para detección de ondas gravitacionales que tiene como siglas precisamente LISA, cómo el famoso LIGO que detectó la primera onda gravitacional, pero en el espacio. Y, mas casualidad aún, el tipo de fuentes que pueden generar ondas gravitacionales son las cuerdas cósmicas. Bueno, y también está Lisa Randall, una famosa experta en fenomenología de teoría de cuerdas.

 -Ah, vaya. No lo sabía. Que curioso. Bueno, ya sabes mi nombre. Tú eres Jaime Neila ¿no?

 -Sí, ¿cómo lo sabes? – respondí, si bien era casi una pregunta retórica ya que la respuesta estaba bastante clara.

-Pues como habrás imaginado, revisando tu cartera cuando te encontré después de los ataques.

 Me quedé con ganas de preguntarle sobre mi estado después de las sucesivas derrotas, pero preferí demorarlo, tampoco me hacía mucha ilusión saberlo. En cambio preferí explicarle una teoría que se me había ocurrido mientras hablábamos.

-          Verás. Dijo, Eso de que cada ciclo tenga una duración diferente, y que no sea claro el medio por el cual recorremos la trayectoria cerrada me ha hecho pensar en las teorías cuánticas de la conciencia. Si la consciencia es de origen cuántico, cualquier cosa que esté implicada en ella se debería comportar cuánticamente. Eso significaría que debería recorrer todos los caminos posibles, y en particular  caminos que den vueltas a la cuerda en curvas de tiempo cerradas.

 -¿Como que las cosas cuánticas siguen todos los caminos posibles?, me contestó entre divertida e incrédula. 

    Le expliqué la formulación de Feynman de la cuántica como integrales de caminos. El principio de incertidumbre nos dice que no podemos medir a la vez la posición y la velocidad de una partícula. Eso significa que las partículas cuánticas no pueden tener una trayectoria. Eso llevó primero a Dirac, a la idea de que una partícula debía seguir todas las trayectorias posibles entre dos puntos. Y que cada camino contribuía a las probabilidades de que la partícula realmente fuera de un unto a otro.

 No le expliqué en detalle lo que significaba esto, ni el resto de detalles de cómo Feynman elaboró las ideas de Dirac. Me limité a que le quedara clara la idea importante. Si la consciencia se formaba de varias partículas, es de esperar que muchas,  cabria esperar que, cada vez, recorrieran  trayectorias de distinta longitud y que tardaran un tiempo distinto, y, por eso,  cada iteración sería un promedio  mas o menos aleatorio de las posibles trayectorias. La verdad es que no le convencía mucho esa teoría, y tenía varios problemas potenciales.

 Pero al menos tenía una consecuencia potencialmente medible. De ser cierto era probable que lo que quiera que formar la conciencia de cada individuo tomara valores distintos en cada bucle. Así pues lo mismo que cada individuo tenía aleatoriamente un valor entre, mas o menos 2 a 4 horas por cada bucle, era posible que un bucle concreto individuos diferentes lo vivieran como algo con duraciones diferentes. De ser así podrían cronometrar la duración de este bucle, y, cuando se vieran en el próximo, comparara a ver si eran iguales.



 Había bastantes preguntas que le hubiera gustado hacerle a  Elisa, pero decidió priorizar los artículos. Leyendo úno se encontró con un par de aspectos de los que no tenía idea. Por un lado se comentaba que las cuerdas cósmicas, independientemente del tipo, podrían ocasionalmente sufrir perturbaciones que llevaran a la formación de aristas. Y esas aristas podrían actuar como emisoras de estallidos de rayos gamma. 

  Eso era un asunto bastante peliagudo. Los rayos gamma eran fotones de muy alta energía, capaces de destruir células. En la tierra eran generados de manera natural por materiales radiactivos y, desde luego, en las explosiones nucleares. Precisamente por ese motivo llegaron a descubrirse los estallidos de rayos gamma en cosmología. Los militares habían lanzado satélites para detectar posibles explosiones nucleares en sitios remotos por potencias enemigas midiendo los rayos gamma que pudieran emitir. Y habían encontrado muchas fuentes de esas, pero en el espacio. 

  Desde entonces varias generaciones de satélites, cada vez más sofisticados, habían estudiado esas explosiones. Algunas de ellas eran de unas dimensiones colosales. En pocos segundos liberaban la energía combinada de muchas supernovas. Otras eran de menor magnitud. Algunas provenían de fuentes exteriores a la galaxia, otras del interior de la misma. Dependiendo de las características había varios mecanismos posibles para generarlas.

   Estos incluían cantidades inusualmente grandes de materia cayendo a un agujero negro, quasares, o, como acababa de descubrir, cuerdas cósmicas, si es que estas existían, y eso era algo que parecían demostrar sus actuales circunstancias.  En el artículo no daban un orden de magnitud de la energía disipada, pero a poca que fuese, dada la cercanía, sus efectos serían catastróficos. Los rayos gamma eran rápidamente absorbidos por la atmósfera, con el resultado de que esta se calentaba hasta varios miles de grados, esa atmósfera sobrecalentada emitía parte de esa energía como rayos infrarrojos capaces de provocar incendios devastadores. Luego se expandía en un frente de onda. En definitiva, los efectos de una bomba atómica.. En las capas superiores de la atmósfera había un efecto adicional, destruía la capa de ozono. Recordaba haber visto un documental dónde se estudiaba la posibilidad de que la extinción del cámbrico, la mayor en la historia de la tierra, pudiera haber tenido su origen en un estallido de esos.  Si la cuerda cósmica empezara a sufrir convulsiones que la hicieran emitir un estallido de esos podría causar estragos.

 La otra cosa que le había llamado la atención era que las cuerdas cósmicas fundamentales, las formadas a partir de supercuerdas, combinadas con D1-branas, podrían,  en algunas circunstancias,  sufrir un proceso de inestabilidad de la D-brana que resultara en la emisión de taquiones. 


  Eso ofrecía posibilidades nuevas. Los taquiones viajaban más rápido que la luz,  algo permitido debido a su masa imaginaria. Como consecuencia de ese carácter supralumínico eran candidatos a producir anomalías temporales, enviar mensajes al pasado y cosas así. Realmente las cosas no eran tan simples, y había reinterpretaciones posibles a esos mensajes al pasado. No obstante, cómo casi todo el tipo de física que había estado barajando para intentar explicar el cicloverso, era física especulativa basada en teorías sin confirmar. 

  Algunas cosas, como las cuerdas cósmicas originadas como defectos topológicos, eran algo bastante poco especulativo. Se basaban en el modelo estándar de partículas, ya comprobado experimentalmente. Curiosamente la existencia de ese tipo de cuerdas  cósmicas dependía de que existiera el bosón de Higgs. En cierto modo la existencia de esas cuerdas cósmicas era casi una prueba ineludible de la existencia del Higgs y éste ya había sido hallado. Meditando sobre ello cayó en un detalle interesante. El artículo no lo mencionaba, pero el Higgs, en el universo primordial, antes de su cambio a un nuevo vacío en el que daría mas a las partículas de el modelo standard, era un taquión. Y dentro de las cuerdas cósmicas no se habría producido ese salto. Por tanto, conjeturó,  también ese tipo de cuerdas cósmicas podrían producir taquiones.

 El caso es que los taquiones, definitivamente, podrian alterar el escenario que contemplaba antes para explicar el cicloverso. Si estuvieran siendo bombardeados por un frente de taquiones eso podría producir saltos extraños en el tiempo.

   No era obvio como eso podría producir una estructura cíclica. Tal vez el haz taquiónico sólo fuera emitido por una zona de la cuerda, y esa zona sólo apuntase a la tierra cada cierto periodo de revolución que hiciese la cuerda. En ese caso, si la cuerda sufriera un movimiento no estrictamente cíclico, podría explicar las diferentes duraciones de los ciclos.


   También si la causa eran los taquiones, podría ser que la cuerda cósmica estuviera en cualquier lugar de la galaxia,, no necesariamente cerca de la tierra. Claro que eso arruinaría su idea de antes de que la cuerda fuera la causante de los problemas con el anillo de saturno y demás. O podría ser una situación intermedia, que estuviera en algún punto del sistema solar, alejada aún de la tierra. Ese podría ser el peor caso. El artículo no lo mencionaba explícitamente, pero parecía natural suponer que el haz de taquiones se formara en la misma arista dónde estuviera el haz de rayos gamma. De ser así habría una cuerda cósmica por ahí rondando con la posibilidad de arrasar con continente en una deflagración de rayos gamma. O, dependiendo de su masa, dañar la estructura misma del planeta mediante alteraciones gravitacionales. 

 Y, peor aún, pudiera ser que sólo la gente que estuviera atrapada en el haz de taquiones supiera algo al respecto. Y, dado que las emisoras cercanas no parecían saber nada, el haz era estrecho. Si la gente de la conferencia a la que pensaba asistir estuviera afectada tal vez ellos pudieran llegar a sus mismas conclusiones, o a otras mejores, ya que en la facultad habría equipos para hacer medidas. Y posiblemente podrían usar la red de telefonía fija para comunicar su situación al exterior. Pero de ser así las radios estarían informadas. O tal vez habían sido informadas, pero no decían nada a la espera de confirmar datos. Al fin y al cabo fuera del cicloverso sólo habían pasado unas horas.

 Decidió dejar de leer e informar a Elisa de sus últimas hipótesis. Estaba apoyada en la pared de enfrente, mirándolo con cara de aburrimiento. Y de repente ya no estaba. Tras unos segundos desubicado consiguió entender lo que había sucedido. El ciclo se había terminado y volvía al inicio. Le sorprendió lo brusco de la transición,. Las otras dos que recordaba habían sido avisadas por la llegada de la cuerda y una sensación de nausea posteior. Ciertamente bajo tierra era lógico no ver la cuerda, pero contaba con la sensación de nausea. Definitivamente había muchas cosas por descubrir aún, si es que llegaba a encontrar respuestas a todas las incógnitas, o a algunas al menos.

 . ABC. 28 de Noviembre de 2019.

 Caos en el sur de Madrid.

 Ayer  el sur de Madrid se vio envuelto en una “tormenta perfecta”. Una persecución a unos delincuentes terminó en un accidente múltiple en el que se vio afectado un vehículo de un zoo que transportaba varios animales, entre ellos varios tigres y leones. Las autoridades montaron un cordón policial por la zona, y una cacería de los animales.


No obstante poco tiempo después se desató una tremenda tormenta, con una cantidad inusual de aparato eléctrico y grandes lluvias que originaron múltiples inundaciones. Esas inclemencias atmosféricas obligaron a cancelar las operaciones de búsqueda.

Por sorprendente que resulte no es la primera vez que sucede algo así pues, hace unos años se reportaron hechos similares. 

 La vanguardia 30 de Noviembre de 2019.

 Las operaciones de búsqueda de los animales fugados el pasado día 28 concluyó con un resultado inesperado. Todos los animales fueron hallados inconscientes, sin signos de heridas o golpes que expliquen dicho estado. También fueron hallados en similar estado varias personas. Los médicos que las han atendido están sorprendidos de los síntomas que presentan dichas personas. Externamente su estado es similar al del coma, pero los electroencefalogramas muestran signos de una actividad cerebral normal, correspondiente a un estado de vigilia.

 Otro misterio. A la redacción de este periódico han llegado informaciones de diversos testigos informando de extraños fenómenos atmosféricos que, según ellos, iluminaron amplias extensiones del cielo. La gran  mayoría de la población no ha observado nada similar y solamente el hecho de que testigos no relacionados informaran de los mismos detalles da una cierta credibilidad a los mismos.

La redacción está intentando averiguar si en los sucesos similares de hace unos años también hubo personas y/o animales afectados y, en ese caso, que fue de ellos. También se está buscando explicación a la poca difusión mediática del primer evento. 

  Revista Española de física. Enero de 2020.

¿Microscopios en el cielo?

  Entre los extraños acontecimientos del 27-N del pasado año se mencionaron unos extraños fenómenos atmosféricos observables sólo desde algunas ubicaciones. Inicialmente no se había creído la noticia, pero pruebas documentales, en forma de vídeos grabados desde móviles cuya autenticidad quedo avalada en diversos estudios hechos por expertos demostraron su veracidad.

  Un equipo del CSIC, designado para estudiar el fenómeno, ha dado con una posible explicación. La pista surgió al descubrir que las imágenes del fenómeno eran muy similares en algunos aspectos, a otro fenómeno atmosférico, de mucha menor escala los rayos bola. Observando con más detenimiento se observó que en las imágenes también aparecían sombras de objetos cotidianos, pero en una escala igualmente agrandada.

 Tras hacer diversas hipótesis y estudiar diversas explicaciones posibles se ha propuesto una posible solución. Se cree que la atmósfera, sometida a una tormenta terrestre inusualmente fuerte,  y, simultáneamente, a un torrente de rayos cósmicos debidos a una erupción solar de pequeña intensidad fue en algunas zonas, de geometría aproximadamente tubular, comprimida y en otras, de similar geometría, expandida. El resultado fue la formación de un tubo dentro de la atmósfera que actuaba de manera similar a un microscopio. Eso, conjugado con unos fenómenos de reflexiones similares al que produce los espejismos en los desiertos podría ser la causa de que en algunas zonas, y solo en algunas, se observaran los fenómenos “atmosféricos” que muestran los vídeos.

arxiv: 2001-1524

Title: Is  Planet X actually a cosmic string?

Abstract 

In a recent paper it was conjectured that the observed gravitatory anomalies in transneptunian celestial bodies, together with the observation of gravitational lense effects could point to the possibility that the hipotetical planet X could be actually a primordial black hole of 1 to 3 earth masses. But the same observations could be explained by a cosmic string. In the article we show how this can be and also explore some distinctive features that could allow the distinction of both cases. We examinate also the posible menaces for earth integrity due to possible GRB originated by the two types oc exotic objects.

In the last part we briefly discusse the topic of tachyons originated by a cosmic string and its possible detection.

Authors Charles McAndrew, Carlos Kerr.

When time becoses a loop IV


Había visto la hoja de universo de una cuerda cósmica!

 O al menos eso le parecía. Ese plano desplegándose en el cielo debía ser la marca que dejaba en la atmósfera la cuerda, según iba penetrando en la misma.  No tenía modo de saber que causaba ese color concreto. Podría ser algún tipo de interacción directa entre las partículas de atmósfera y la cuerda, o simplemente algo producido por la fricción. En realidad era mucho mas probable lo primero, pero eso era algo de lo que ocuparse mas adelante.

 Por supuesto había vuelto a la posición de inicio. Eso significaba que el tigre volvía a estar rondando por ahí y que habría que prestarle atención. Lo bueno es que  sabía que había gente armada que podía llegar a tiempo de ayudarle. Cuán lejos estaban y cuanto podían tardar en llegar lo ignoraba, pero tal vez podía averiguarse. 

 Si, cómo empezaba a parecerle factible, él no era el único de los atrapados en el bucle con memorias de las sucesivas iteraciones del mismo, lo recomendable era dejar indicada su posición de manera precisa. Imaginó que la chica que había disparado al animal intentaría buscarle por la zona dónde se produjo el disparo, que no era demasiado lejos de dónde estaba ahora. Pensó que si dejaba una nota escrita, o alguna otra señal inequívoca de que era aquí dónde empezaba su ciclo, la chica la podría encontrar. 

Así, para la siguiente vez, podría ir a buscarle justo en esa posición y, de ese modo, incluso si él se veía obligado a dejarla, la chica podría seguir alguna pista que le dejara y encontrarle relativamente rápido. Sacó un folio y escribió en mayúsculas  una nota breve. La dejo en el suelo, sujeta por una pequeña piedra (la mas grande que pudo hallar) para que no se la llevase el viento. Se le ocurrió que con el tremendo aguacero que vendría después la nota podría llegar a quedar irreconocible, así que confiaba en que alguien la hallara antes de que empezara la tormenta. Si se le ocurría otro método mejor de indicar su posición, y tenía ocasión de llevarlo a la práctica mejor, pero de momento ya era algo.

 Cómo la vez anterior, el tigre parecía retrasarse, así que no lo dudó, fue a por la botella de antes y de ahí al árbol.  Una vez en la relativa seguridad de la rama volvió a pensar en sus opciones más inmediatas. Un posible error que había cometido antes era esperar pasivamente a los rescatadores. Lo ideal sería intentar avisarles de su posición. Reflexionando sobre lo acaecido reparó en un hecho algo extraño, la ausencia de tráfico aéreo. Uno pensaría que si hay tigres sueltos y una zona acordonada la mejor manera de buscarlos sería desde el aire, con helicópteros. Una vez localizados podría avisarse a la patrulla de tierra de la ubicación. O intentar abatirlos dese el aire, ya puestos.

 ¿Qué habría impedido que se habilitaran esos helicópteros? Fuese lo que fuese no podía contar con ellos.  Eso significaba que si quería dar a conocer su posición debía usar una señal visible desde tierra a una cierta distancia. ¿Cómo hacerlo? Lo primero que le vino a la mente fue encender fuego, y enviar señales de humo. Una pena que no fumara, así llevaría un mechero encima. Descartó intentar hacer fuego frotando llamas pues sabía de sobra que, sin práctica, era una tarea muy complicada, incluso contando con la madera apropiada.

  Sonó un rugido que le hizo mirar inmediatamente hacia abajo. No vio signos del tigre, pero volvió a escucharse un rugido, así que debía andar cerca y era mejor andar con cuidado. Su observación dió fruto al poco y descubrió al felino. Su comportamiento le pareció extraño, correteaba deprisa de un lado para otro, parándose de tanto en tanto para escuchar olisquear y rugir. Siguió así un rato, sin ni siquiera llegar a mirar hacia dónde él estaba. Luego se quedó quieto mas tiempo del usual, mirando atentamente en una dirección. Enseguida descubrió el motivo de esa actitud. En la dirección de la mirada del animal apareció un león.  

   Ambos felinos se observaron un breve instante y luego iniciaron las hostilidades. El león cargó con un salto que el tigre esquivó sin problemas. Nada más aterrizar el león se giró ante su oponente, que intentaba echársele encima. Para evitar que esto ocurriese el león tuvo que ponerse de pié. Ante esto el tigre respondió con su “wing tsun”, es decir, con una sucesión rápida de zarpazos frontales. En lugar de intentar responder con sus propias zarpas el felino de la melena volvió a ponerse a cuatro patas y saltó en oblicuo. Tras eso ambos animales empezaron a dar vueltas uno en torno al otro sin iniciar ninguno una ofensiva clara.

   Él observaba desde el árbol, con un interés intelectual como practicante de artes marciales. No era la primera vez que veía pelar a esos dos animales, eso sí, las veces anteriores era en vídeos de yutube, no en directo. Había visto varias veces la escena en la que un león confiado se ponía de pie ante un tigre, dispuesto a pelear al modo  habitual en que lo hacen los leones entre sí. El problema, para los leones, es que los tigres ganaban siempre en esa estratagema. Las patas del tigre estaban en una posición más frontal respecto al eje del cuerpo y podían hacer una rápida sucesión de ataques rectos. Los leones, por el contrario, a duras penas eran capaces de lanzar un zarpazo circular, mas típico de los boxeadores occidentales, que normalmente no llegaba a destino. Para cuando querían darse cuenta de que pasaba, en el transcurso de a lo sumo un par de segundos, el tigre le había asestado unos 5 ó 10 zarpazos en la cara, y el combate estaba decidido, con lo cuál el león optaba por retirarse. En otros videos, en los que, por lo que fuese, el león no podía, o no quería, retirarse había visto que el tigre casi siempre conseguía una posición favorable y mordía al león hasta acabar con él.

 Realmente no había visto vídeos suficientes para que tuviesen una significación estadística aceptable. Sabia que los romanos gustaban de ofrecer en el circo combates entre animales, así que tal vez hubiera constancia de los resultados y pudiera buscar sobre ello en la red, cuando volviera a tener acceso a ella, si es que tal cosa sucedía, claro.

   Mientras meditaba  el enfrentamiento continuaba, en unas tablas aparentes. Pensó que era probable que esos animales ya se hubiesen enfrentado más veces. Eso explicaría que el león evitara la lucha a zarpazos. Realmente no estaba seguro de cuanto duraba la memoria inmediata de los felinos, o si tenían memoria de largo plazo, pero todo indicaba que, al menos, recordaban lo que estaba pasando desde que cayeron en el bucle. 

 Como abajo no había mucha acción siguió pensando. Él había pasado muerto, o al menos severamente herido, la mayoría de las iteraciones del bucle, pero posiblemente el resto de los atrapados no. Si asumía que cada vuelta duraba lo que la vez anterior, unas tres horas, y que ya debían ir unas veinte repeticiones, eso daba un total de 60 horas, es decir dos días y medio. ¿Cómo respondería el cuerpo ante eso? El cansancio físico, imaginó, debía ser nulo pues en cada vuelta el cuerpo volvía al estado inicial. Otra cosa sería el psicológico. En 60 horas la gente normalmente habría tenido turnos de sueño para afrontar ese cansancio psíquico, pero ¿y ahora? Tal vez si el cansancio psíquico tuviera origen fisiológico, no hubiese necesidad de dormir. Pero sino ¿qué?  ¿la gente querría quedarse dormida y sus cuerpos descansados se lo impedirían?  ¿Y de ser así, cuanto aguantarían? 

 Muchas incógnitas, tendría que preguntar al respecto si tenia ocasión. Mientras, abajo, la situación cambió. Un segundo león hizo acto de presencia. Eso posiblemente fuera demasiado para el tigre. Por tamaño, y condiciones, el tigre posiblemente podría dar buena cuenta de cada uno de los leones por separado, pero juntos ya era otra historia. Posiblemente esa fuese la causa del paupérrimo estado en que se hallaba el tigre en su último enfrentamiento. La táctica de los leones parecía consistir en arrinconar al tigre contra los árboles, quitándole rutas de huida, pero el tigre consiguió romper el cerco y huyo  a zona abierta, fuera del alcance de su vista. Los leones le siguieron y todo quedó tranquilo debajo de su árbol.

  Esperaba que siguiese así y no volver a ver a esos felinos,  ni a ningún otro que pudiera estar rondando. Lo que tenía claro es que no le corría prisa alguna  bajar del árbol con semejantes vecinos por las proximidades. Tampoco se le ocurría como llamar la atención de algún humano que pudiera haber en los alrededores así que hizo lo único que podía, pensar sobre la situación.

  Intento recordar detalles sobre la relación entre cuerdas cósmicas y curvas de tiempo cerradas. La más conocida de esas posibilidades era lo que se conocía como espacio-tiempo de Gott. Consistía en dos cuerdas rectas acercándose una a otra  a gran velocidad. Dependiendo de la densidad y la velocidad de las cuerdas, había una pequeña región donde podían formarse curvas que retrocedían en el tiempo. Le sonaba que también podía haber soluciones medianamente viables con cuerdas cerradas. Lo que había visto no coincidía con ninguno de esos casos. Aparentemente sólo había una cuerda, y recta, osea, abierta. 

 Además, ¿no era demasiada coincidencia? Había estado buscando medios de obtener bucles en el tiempo, se le había ocurrido lo de las cuerdas, y al poco había visto algo que parecía apoyar su ocurrencia, demasiada casualidad. Posiblemente, si era cierto esa fuese la primera vez en la historia que la tierra colisionaba con una cuerda cósmica. Eso en sí era un hecho único. Pero es que además había viajes en el tiempo, o bucles temporales, o lo que fuera. Ya era raro que la colisión se hiciera de tal modo que se produjera tal bucle. 

  ¿Y los animales sueltos? No era precisamente la cosa mas habitual del mundo, si bien si había algún precedente.  Definitivamente por separado los acontecimientos eran muy improbables, pero ¿juntos?  Uno esperaría que si se quedase atrapado en un bucle temporal no tuviera por vecinos a depredadores sueltos. Demasiadas casualidades, tendría que haber conexiones. Tal vez si alguien supiera previamente lo de las cuerdas, y los bucles, intentara desalojar la zona afectada. Y dejar esos felinos sueltos por ahí sin duda invitaba a desalojar la zona, pero ¿no había mejor opción? ¿y quien podría saber tales cosas?

 Al no tener otra idea mejor siguió hilvanando piezas con lo que disponía. Una cosa que le rechinaba era que el paso de la cuerda por la tierra fuera tan inocuo. Esas cuerdas eran terriblemente densas. Si provenían de la ruptura electrodébil, la asociada al famoso bosón de Higgs, tendría una densidad comparable a ese bosón, unas 120 gigalectrón voltios. Haciendo equilibrios en la rama se puso a hacer cálculos. Le salió que una cuerda de una longitud de un kilómetro y medio pesaría lo mismo que la tierra, y lo que había visto parecía tener una longitud mayor. En realidad la masa no era un problema tan obvio como parecía.

   Recordaba haber leído que, para una cuerda recta, el único efecto de su campo gravitatorio era un desvío de los rayos de luz a su alrededor, formando imágenes dobles de lo que estuviera situado detrás suyas. En realidad ese era el medio por el que se las buscaba en el universo, pero no el único medio. Esas cuerdas no tenían la costumbre de estarse quietas sino que se suponía que vibraban a velocidades cercanas a la de la luz produciendo ondas gravitacionales. Lo que había visto en el cielo, afortunadamente, no vibraba. De haber vibrado las ondas gravitacionales podrían haber destrozado la tierra. 

 Claro, podría ser que la cuerda tuviera una densidad mucho menor. ¿Era eso posible? Para cuerdas debidas a defectos topológicos no. Pero había otras opciones para obtener cuerdas cósmicas. Podrían surgir de cuerdas elementales, de una longitud mucho menor que un protón, las que se suponía que explicaban la física de partículas y  la unificaba con la gravedad de Einstein,  que hubiesen crecido a tamaño macroscópico durante la inflación. O D1-branas, o combinaciones de ambas, lo que se conocía cuerdas (p,q).

La verdad es que a la lista de casualidades había que sumar que, entre los atrapados en el bucle, hubiese un físico de cuerdas, cuando la densidad de los mismos era de, aproximadamente, uno entre cada millón de humanos. Claro que, estando cerca de una universidad que tenía una facultad de físicas el muestreo estaba muy sesgado.  En fin, mejor no pensar demasiado en ese tipo de ideas conspiranoicas.

  No conocía mucho sobre las características de esas cuerdas fundamentales estirdas a cuerdas cósmicas. Tal vez pudieran tener un rango amplio de densidades, y, quizás,  alguna podría permitir que una de un tamaño tan grande como la  que había visto, tuviera un peso grande, pero no tanto como para modificar la órbita de un planeta, y así poder haber entrado en el sistema solar sin ser detectada. 

  Y seguía faltando un modo claro de obtener viajes en el tiempo. Ciertamente la cuerda recta que había visto podría ser sólo un trozo pequeño de una cuerda curva mucho mas larga, de tal modo que la curvatura no fuera perceptible. Tal vez si hubiera otra cuerda del mismo tamaño, dando vueltas en torno a esa, como dos aros del mismo radio girando uno en torno a otro en direcciones opuestas, tendría que, en una zona pequeña, pudiera aproximarse por dos cuerdas rectas.  Pero ¿Dónde estaba la segunda cuerda? ¿Tal vez llegaba mas tarde y no le daba tiempo de verla? ¿O podría ser invisible? ¿Una cuerda cósmica oscura? 

Ciertamente se le ocurrían mecanismos que pudieran crear tal cosa. Bien, incluso si tenía un universo de Gott había problemas. Las soluciones con curvas cerradas en el tiempo, también conocidas por horizontes cronológicos, abrían la ventana a las paradojas temporales. Clásicamente eran viables, pero cuánticamente solía haber una reacción del campo gravitatorio que impedía que se llegaran a formar esos horizontes cronológicos. No estaba demostrado que siempre sucediese así, pero se postulaba, al menos Hawkings lo postulaba, que es lo que debía ocurrir. Era lo que se conocía como hipótesis de protección cronológica.  

 En realidad se habían encontrado contraejemplos a esa conjetura, pero eran un tanto artificiosos. En todo caso le preocupaba el asunto. Él parecía haber atravesado ese horizonte cronológico. Tal vez la protección cronológica se manifestara como la imposibilidad de salir del mismo, cuál si fuera el horizonte de un agujero negro. Si esa  analogía era válida, estaban, él y todos los atrapados con él, perdidos pues en el interior de un agujero negro, que era un muy mal sitio. 

  Según la relatividad general, uno podría entrar en un agujero negro y cruzar el horizonte sin ser destruido, al menos si el agujero negro era lo bastante grande para que en el horizonte de sucesos las fueras de marea fueran pequeñas. El problema es que una vez dentro no se podía uno quedar quieto, obligatoriamente avanzaba en una dirección, el centro del agujero, donde, inevitablemente, las fuerzas de marea terminarían destruyendo cualquier cosa. Claro que eso era para el caso más sencillo de agujeros negros, los que no rotaban. En fin, era sólo una analogía, y no especialmente fundamentada. A ver si podía hablar con alguien y obtener más información, y así poderse hacer hipótesis sobre bases más firmes.

Whe time becomes a loop III


  Intuyó que algo iba mal casi nada mas pisar el suelo. No podía precisar que era, lo cuál hubiese estado bien pues así hubiera tenido una referencia de a que prestar más atención, así que simplemente le sirvió para incrementar su estado de alerta, si es que tal cosa era posible. En esa zona de arboleda no veía prácticamente nada, salvo cuando algún relámpago iluminaba el cielo nocturno. Para colmo de males el fuerte ruido de la copiosa lluvia ahogaba cualquier otro sonido. Sabiendo que el tigre, como muchos felinos, posiblemente todos, tenía una excelente visión nocturna decidió ir a la zona de la carretera, iluminada por las farolas.  No estaba seguro de que fuese la decisión mas acertada pues si el animal seguía rondando por la zona la arboleda podría haberle mantenido oculto de su vista y ahora se estaba exponiendo. Por otro lado igualmente podrían verle las posibles patrullas de caza. Posiblemente su suerte dependería de quien le viese antes, aunque si tuviera que elegir preferiría que no le viese nadie.

 Mientras caminaba repasó por enésima lo que sabía sobre defensa contra animales. No era mucho y provenía de fuentes dispersas. Su principal fuente era un artículo que apareció en una revista de artes marciales sobre defensa contra perros. La principal táctica que sugerían era  enrollarse en un brazo algo lo bastante fuerte para contener la mordedura del animal y ofrecer dicho brazo al ataque. Mientras el animal sujetaba el brazo en su mandíbula se debía aprovechar para golpearle. La zona más sensible de esos animales era su nariz. Esto se debía a que para disponer de un gran olfato, aparte de receptores químicos en glándulas diversas, tenían un gran número de terminaciones nerviosas en la zona. Por ese motivo al golpearles en la nariz se obtenía un efecto similar, o mayor, que el de una persona golpeada en sus genitales. 

Por desgracia esa táctica no era aplicable contra el tigre. Por un lado su boca era mucho mayor que la de cualquier perro y no podías bloquear todo el ángulo de mordedura con un brazo. Peor aún, incluso si se pudiera hacer no serviría de mucho, la fuerza del mordisco, combinado con el tamaño de los dientes, podría atravesar casi cualquier cosa que uno pudiera ponerse en el brazo, salvo alguna pieza de armadura metálica, a ser preferible de adamantiun, o algún otro material imaginario casi indestructible. Había, sin duda, otras pegas a esa táctica, el animal podría usar el mordisco como presa para tirar del brazo y arrancarlo del hombro. O simplemente podría usarlo como sujeción para mantener a la presa fija mientras usaba las zarpas para desgarrarlo.

  Algo le saco de su meditación. Le había parecido oír un rugido, pero el infortunio quiso que en ese mismo instante el estampido de un trueno acallara cualquier otro ruido. Miró a la zona de dónde le había parecido que provenía el aviso pero no vio nada. Giró sobre si mismo en una vuelta de 360 grados, pero igualmente no pudo descubrir ninguna pista. Acelero aún mas el paso y siguió buscando algún indicio que le indicara como enfrentarse al bicho.

 En los documentales sobre prehistoria explicaban que los antiguos humanos usaban principalmente lanzas y similares para la caza de animales grandes. Era una buena táctica. Un palo largo le permitiría herir al animal desde una distancia segura, fuera del alcance de sus peligrosas garras. Las malditas garras marcaban una diferencia esencial entre los felinos y los perros.

    Lecturas casuales y el visionado de muchos documentales sobre animales daban una medida clara al respecto. Un oso podía romper el cráneo de un hombre de un zarpazo. En otro video se mostraba como de un solo golpe, sin ni siquiera sacar las garras, un león le rompía varias costillas a una mujer, dejándola sin respiración. Por fortuna para ella, era un animal al que tenían sujeto por el cuello con una correa y una persona cerca suya pudo patearle la cabeza al animal impidiendo que la mordiera,  permitiendo que el cuidador, convenientemente ayudado, que tenía sujeto al animal  lo arrastrara lejos.  N

  o sabía si alguien había hecho un ranking de potencia, pero sin duda el tigre no era precisamente manco en cuanto a garras se refería. En uno de sus anteriores enfrentamientos el animal se había alzado sobre dos patas y le había lanzado un  zarpazo en una trayectoria oblicua descendente. Ante el ataque el había reaccionado con una guardia de boxeo, sujetando a la vez la carpeta con ambas manos, entre la guardia. Cuando vio venir el golpe, algo digno de mención dado lo rápido del ataque, había lanzado el antebrazo de ese lado hacia el ángulo en que era atacado, procurando que el impacto incidiera sobre la carpeta. Esa era la mejor opción pues simplemente mantener el brazo quieto no podía parar eficazmente un puñetazo bien dado de un humano, ni que decir tiene de un tigre. 

  Aún así no había servido de gran cosa. La idea de la defensa era mantener fija la distancia entre el brazo y el cuerpo absorbiendo el golpe con un giro. Era algo que tenia bastante entrenado y podía efectuarlo con eficacia en el gimnasio. Sin embargo el tigre casi logró hundir la resistencia del brazo y que la garra llegara a la cara. Aparte, en vez de girar, el golpe le derribó a tierra, cayendo, eso sí, de una forma casi decorosa y pudiendo ponerse de pie otra vez. La carpeta, que por supuesto había volado con el golpe, había impedido que las garras se clavaran en su carne con lo cuál el daño se debía solo a la fuerza del impacto. 

   Aún así tenía el antebrazo muy dolorido, casi insensibilizado. Sospechaba que podría habérsele fisurado uno de los huesos, presumiblemente el cúbito, pero no tenia modo de saberlo. El tigre había proseguido ataque con una táctica similar, de pie sobre sus patas traseras y usando las garras. El segundo ataque no había sido  un zarpazo aislado sino una sucesión de zarpaos rectos. Milagrosamente también había conseguido evadir ese ataque. Posiblemente se debiera a que los humanos son más eficientes sobre dos patas que los felinos y eso podía, mediando la suerte adecuada, compensar la mayor velocidad y agilidad de estos, al menos ocasionalmente. 

   Sea como fuese había logrado salir de la línea de ataque con un paso oblicuo hacia delante, agachándose mientras lo daba, para así esquivar la acometida de las extremidades delanteras del felino. Si se hubiera quedado de frente ahora estaría muerto. Esa forma de ataque le recordaba un poco a una de las artes marciales que había practicado, el wing tsun. En esa disciplina la táctica más ampliamente utilizada era una lluvia de puños rectos en cadena, uno detrás de otro. Era muy eficaz, en particular contra gente que no conociera la táctica, pues conseguía apabullar al oponente, Además los puños rectos eran mucho más rápidos que los golpes circulares, que era lo que solía usar la gente sin entrenamiento.

 En todo caso el tigre no pretendía, claro está, golpear.  Cada uno de esos golpes posiblemente pretendían arañar. No sabía muy bien si esa había sido la quinta o la sexta vez que le atacaba el animal de forma directa. Nunca antes había usado esa táctica, De hecho parecía que había una tendencia a que cada vez usara una táctica de ataque diferente. 

 En ese momento no había tenido tiempo de reflexionar al respecto, pero ahora,  tras haber tenido mas tiempo, se planteo la posibilidad de que si él vivía, y recordaba la misma escena básica una y otra vez tal vez algo similar le pasara al tigre. En la película el único que recordaba las cosas era el protagonista, pero claro, esto no era esa película. Si realmente el animal recordaba los enfrentamientos eso explicaría que no volviera a usar esa táctica. Por lo visto esa vez el animal tenía ganas de jugar y repitió una vez más un ataque, levantado sobre las patas traseras. Eso, en cierto modo, era un error, al menos contra un bípedo. Los cuadrúpedos, por su disposición, suelen moverse y pelear con la zona del abdomen protegida, debajo del cuerpo.  Eso se traduce en que no tienen uno músculos particularmente fuertes protegiendo esa zona, en especial si se los compara con los humanos. Por otro lado la bipedesptación hace que los humanos tengan proporcionalmente las extremidades anteriores, más fuertes del reino animal.

  Más aún, los humanos llevan un calzado que suele estar hecho de un material resistente. Eso hace que las patadas de un humano tengan una potencia respetable. Ciertamente cualquiera que visto un campeonato de “vale tudo” es consciente de que es muy difícil, casi imposible, mantener alejado a un oponente mediante patadas e impedir que te agarre, y, posiblemente, te lleve al suelo. Y, por supuesto, si no se puede mantener alejado a un humano menos aún a un tigre. Pero el caso es que siguen teniendo el abdomen débil así que si hay ocasión es, posiblemente, uno de los mejores sitios dónde intentar golpearles.

   La tercera vez que el animal se le había enfrentado alzado sobre sus patas traseras se había arriesgado y había optado por atacar el primero con una patada lateral hacia esa zona. El animal había conseguido girar y el impacto fue de lado, y a la zona de las costillas. No sabía nada preciso de la anatomía de los tigres, y en particular no sabía si tenían costillas flotantes, pero como quera que fuese noto que el impacto no había sido del todo inútil. En una de las veces anteriores había golpeado las costillas del pecho y no había servido de nada, seguramente eran demasiado gruesas. Pero esa vez creía que el golpe se había hundido algo en el cuerpo del animal. 

 Desde luego había surtido un cierto efecto pues el tigre se había doblado sobre si mismo y se había apoyado sobre las cuatro patas. Él inmediatamente había aprovechado para girar y ponerse lateralmente al animal, cerca de sus patas traseras. Y lanzó otra patada, frontal, ascendente contra el abdomen. En medio de la patada el animal giro su cabeza hacia él, pero eso sirvió para que dejara algo más al descubierto la blanda zona del estómago. El golpe tampoco impacto de pleno, pero también surtió efecto

 . Por desgracia parecía que eso sólo había servido para cabrear al tigre, mala cosa. Se supone que ante un ataque animal casual del que no se puede evitar alejándose, a ser posible sin dar la espalda para parecer una presa, lo mejor es mostrar una resistencia moderada que desanime al agresor. Por supuesto si el ataque es firme esas tácticas disuasorias tienen pocas opciones. En cualquier caso un aspecto importante de la psicología animal, al menos de algunos de ellos, es que si el combate pasa por una situación de vida o muerte en vez de intentar retroceder los animales irán a por todas. 

 Realmente no sabía hasta que punto esas ideas sobre comportamiento animal eran correctas. Lo que si sabía es que el tigre se había cabreado, se había echado un par de metros atrás y había cargado contra él a cuatro patas derribándolo, para luego, si solución de continuidad morder con mas agresividad de la que había demostrado  en cualquiera de los anteriores encuentros. El impacto del cuerpo había sido tan brutal que le había dejado sin respiración, pese a llevar los brazos por delante, y ...en fin, que no había podido hacer nada, como siempre.

  A partir de ese ataque las acometidas del tigre habían sido más directas y brutales en los subsiguientes encuentros. Analizado en retrospectiva eso parecía apoyar la idea de que también recordaba los eventos.

 Eso era malo. Su idea era que si el animal no recordase nada pudiera mantenerle a raya con la botella. Tal vez un pequeño corte bastara para convencer el bicho de que no merecía la pena arriesgarse a ser herido por una víctima tan relativamente pequeña. Pero si recordaba los ataques sus posibilidades se esfumaban. Los felinos que probaban la carne humana solían convertirse en aficionados a ella. Las leyendas sobre tigres “devoradores de hombres” eran comunes en Asia.
 En África los leones no les andaban a la zaga y había casos famosos, como el de los dos leones que a principios del silo XX habían paralizado durante casi un año las obras de un puente de ferrocarril al comerse a unos 150 trabajadores encargados de la construcción de la línea férrea. 

Reconsideró si había otra opción. Antes de salir del árbol había conseguido romper un trozo de una rama. Si hubiese tenido una cuerda hubiera intentado atar un trozo del vidrio de la botella a la misma para formar una especie de lanza. El trozo de rama era demasiado corto para que fuera eficaz para mantener la distancia mucho tiempo, pero tal vez en ese tiempo encontrara la forma de clavar la lanza. O podría intentar arrojarla cuando el animal se aproximara, que sería lo mas seguro. Pero claro, no tenía cuerda, ni lanza, así que a ver que tal se las apañaba si el animal aparecía. 

 En ese instante sonó un retumbar de dos truenos casi consecutivos. Parecía que la furia de la tormenta iba en crescendo. Recordó su disparatada teoría sobre la cuerda cósmica, tal vez apareciera pronto. En todo caso, de lo que tenía mas certeza es de que estaba en alguna especie de bucle temporal. Y ya había pasado un tiempo considerable. Quizás estuviera a punto de cerrarse de nuevo. Si pudiera elegir preferiría que le diese tiempo a llegar a la zona poblada, pero, sino, al menos, que no tuviera que sufrir otra vez el ataque del animal.

 Por desgracia la suerte nunca había sido lo suyo. El gato grande con rayas esta vez vino de la zona hacia la que se dirigía. Eso sí, al aproximarse vio que no estaba en buena forma. No sabía que le podría haber pasado,  pero vió que cojeaba ostensiblemente de la pata delantera derecha. Al acercarse más vio que tenía signos de algunos zarpazos en el lomo y algo que tal vez fuera una mordedura. 

Se pregunto cuan serias eran las heridas, y si bastarían para marcar alguna diferencia cuando le atacara. De hecho tal vez no le atacara. Vio que le animal se paraba, como si intentase olisquear algo. En todo caso desistió, posiblemente la lluvia impedía que le llegasen los olores de lo que quiera que fuese que le preocupara. Avanzó hacia él, y le encaró,  Él se colocó totalmente de lado, con la botella rota en su mano adelantada y la rama cortada en la atrasada. La carpeta la había colocado en el estomago, abrochada por la cazadora, con la idea de que tal vez sirviera para amortiguar un posible zarpazo hacia esa zona.

  El animal inicio la acometida, pero sin muchas ganas, y no intentó saltar sobre él. Se acerco a cuatro patas e intentó golpear con su zarpa derecha,  la mano que sujetaba la botella, falló. Lo intento una segunda vez y tampoco acertó. Al apoyar la pata en el suelo perdió momentáneamente el equilibrio y el aprovecho para hacerle un corte con la botella en el morro. El animal saltó atrás, dando un rugido que le puso los pelos de punta. Sabía que había estudios que indicaban que parte de el intervalo audible el rugido tenia una componente de infrasonidos, que causaban precisamente ese efecto aterrador. 

 El saberlo no bastaba para disminuir el efecto, pero al menos si evitó que se quedara paralizado por el pánico. De haber estado en buena forma lo más probable es que el tigre se le hubiese echado encima, con decisión, en ese momento, pero el caso es que no lo hizo, Siguió atacando sin demasiada convicción. El corte que se había llevado le llevó a respetar la botella mas de lo que posiblemente mereciese. Eso hizo que, si mantenía la botella enfrente, el animal frenara las acometidas. Alguna vez, al frenarse, había vuelto a perder el equilibrio, cosas de la pata herida, y él había aprovechado para golpearle con la parte gruesa de la rama. En sus golpes buscaba los ojos o, si acaso las orejas, que parecían la parte mas vulnerable de la cabeza, pero sin demasiado éxito.

  Llevaban así un rato, más de lo que había durado cualquiera de los anteriores encuentros, pero empezaba a sospechar que lo normal es que, más pronto que tarde, cometiera un error fatal y el tigre se le abalanzara encima y terminase todo como siempre. Pero estaba visto que esa vez lo suyo no era acertar. Sonó un disparo y el tigre se sacudió violentamente. Un segundo disparo lo tiró al suelo, moribundo. Miró en la dirección de la que habían venido los disparos y vió que a unos metros se hallaba una chica joven, morena, pelo corto, sosteniendo un rifle. Vestía algo que parecía algún tipo de uniforme que no supo identificar. Se disponía ha decirle algo cuando ella le indicó con la mano que se girara y mirara al cielo. No la hizo caso inmediatamente y empezó a preguntarla, -¿perdona, que quieres decirme?. Ella insistió en el gesto y e gritó con tono autoritario -mira al cielo, a tu espalda-.

 El optó por hacerla caso, al fin y al cabo acababa de salvarle del tigre, y, además, seguía llevando un rifle. Al principio no notó nada extraño, pero no tuvo que esperar apenas nada. De repente el cielo se iluminó, pero no por un relámpago. Una línea de luz violeta, muy brillante,  prendió en el horizonte y avanzó a una velocidad impresionante dibujando un plano del mismo color. El frente avanzó hacia ellos, pero no llegó hasta dónde estaban. Antes, a una cierta distancia, imposible de estimar fehacientemente con las escasas referencias disponibles, se hundió en el suelo. Inmediatamente se notó que este se movía, sacudido por un  ligero temblor. Adivinando, era fácil, la trayectoria se giró y vio como el plano volvía a surgir de la línea del suelo en dirección contraria elevándose de nuevo hacia el horizonte. 

Cuando llegó hacia ellos no oyó ningún sonido pero ahora, al alejarse, si que hubo componente sonora. No sabia como calificar lo que oía, era un sonido extraño, con toques sintéticos. Parecía algún tipo de sonido grave, de orquesta de cuerdas, pero sintetizado, pasado por muchos filtros hasta resultar en algo completamente diferente. Pese a lo atronador de su potencia el sonido no era desagradable y era un digno acompañante del espectáculo visual. Se giró un momento hacia la chica con intención de preguntarle algo, pero no llego a hacerlo. Empezó a notar como una vibración recorría todo su cuerpo. Luego su visión se tornó distorsionada y un pitido impidió que pudiese oír cualquier otra cosa. El pitido fue en aumento y la distorsión de su visión derivo en que todo se volviese negro. Sentía que empezaba a perder la consciencia, casi como aquella vez cuando estaba a punto de sufrir una lipotimia. Sospechaba lo que venía luego.