sábado, 16 de febrero de 2013

¿Cómo resucitar a la CF hard?

 Hace unos 4 o 5 años la situación de la CF (en especial la hard) en España estaba muy mal, Actualmente lleva muerta mas de un año. Si busco en  la lista de publicaciones recientes del último año en español no encuentro un sólo libro que me interese realmente. Si me esfuerzo podría probar con algo de Alastayr Reynolds o si acaso con las infnitas  precuelas de Dune (y eso ya es mucho esfuerzo). Probé a leer algo un poco mas antiguo, "la estrella de pandora" de lo que me habían hablado bastante bien y...bueno, lo leí hasta el final, pero porque no hay otra cosa.

 Si nos vamos a los relatos que publican autores españoles en las secciones de literatura de ciencia ficción directamente me pongo de muy mal humor. La mayor parte de las cosas que escriben no pretende ser ciencia ficción así que no me interesa. Lo que pretende ser ciencia ficción es de la rama blanda y tampoco me interesa. Cuando alguien intenta poner algo de ciencia en sus relatos en la mayoría de los casos resulta que no es ya que no tengan una carrear universitaria de ciencias sino que ni siquiera demuestran haber asimilado la ciencia de secundaria.

 En fin, que la situación da un asco extremo. No encuentro absolutamente nada que me interese leer. En inglés por lo visto hay alguna cosa, Stephen Baxter, Benford, que sigue publicando, y alguno más. De Egan y Ted Chiang cada vez me siento mas alejado. Acepto que son hard, pero tienen una vocación demasiado existencialista/filosófica que me marca una cierta distancia (aunque supongo que justo por eso es por lo que gustan tanto en España). El caso es que aunque mi nivel en inglés es bueno y puedo leer novelas de CF en inglés sin demasiados problemas me he estado resistiendo a dar el salto a los foros de CF en inglés y leer todo directamente en ese idioma. El motivo de ello es que aunque a nivel de lectura no tengo grandes problemas mucho me temo que no estoy listo para escribir CF en inglés. Si esto sigue así no me va a quedar mas remedio que intentar dar ese salto, pero antes me gustaría hacer un último esfuerzo.

 Y he ahí la cuestión ¿que se podría hacer para impulsar la CF hard en español? Si alguien lee esta entrada y tiene alguna idea sería interesante abrir el debate. De todos modos voy a publicar la misma idea en los foros de CF en Español, a ver si hay suerte.

viernes, 7 de septiembre de 2012

El cañón de Hawking VI

Por vez enésima un relámpago rasgó el  cielo iluminando la oscura noche. Al cabo de unos pocos segundos, entorno a 4 ó 5, llegó el sonido de el trueno correspondiente. Eso indicaba que la descarga se había producido a unos 1500 metros de distancia ¡Demasiado cerca! . Alex prosiguió su camino ascendente. La intensa  lluvia había provocado una  fuerte riada que entopecía su avance. La tenue luz de su linterna apenas se abría paso unos pocos metros, lo justo para poder ver dónde pisaba y distinguir los márgenes del angosto camino.

Otra vez más un rayo inundó el paisaje con su azulada claridad dotándolo de un halo de irrealidad fantasmagórico. De ese modo, entre rayos y relámpagos concluyó su  ascensión a lo alto de la cuenca que bordeaba al río. Frente a él estaba la otra  ladera de la colina, la  que daba a las aguas. Era mucho más escarpada que la otra y pkr esa razón resultaba del todo imposible descender por allí hasta el cauce del río, y mucho menos con la pertinaz lluvia convirtiendo la pendiente en una pared de agua  y lodo. Pero no había ido allí arriba con la intención de posteriormente bajar al otro lado. Su objetivo era observar la furia salvaje de una de las tormentas mas intensas en varias décadas. Para ello debía aguardar a que los frecuentes rayos le mostrasasen el entorno y confiar en que ninguno de ellos le alcanzase.  Así estuvo un buen rato, no sabría precisar cuanto exactamente, porque el tiempo parecía haberse detenido. Un  estampido cercano le sacó de  su ensoñación. Un rayo había golpeado justo enfrente suyo, en la ribera opuesta del río. El impacto había sido tremendo y había derribado unaimportante formaión rocosa.

 Las piedras desprendidas se precipitaron ladera abajo arrastrando a otras en su caída, formando con ello una avalancha de cascotes, según pidió ver mientras mas rayos y relámpagos seguían iluminando la escena. El sonido de los tuenos se  sumaba al de la avalancha para crear una rugiente y ensordecedora banda sonora. Alex pudo contemplar cómo una de las rocas desprendidas, de un tamaño considerable, golpeaba la corriente de agua. A resultas del impacto se elevó una ola cuya altura  Alex estimó que podría rondar los dos metros. Él sabía que en esa zona el lecho del río era poco profundo y entendió lo que había pasado: se acababa de formar una ola solitón. Pudo observar cómo ésta avanzaba corriente abajo. Corrió, tan aprisa como el resbaladizo terreno se lo permita, para intentar seguir a la ola. Ésta era mucho mas veloz que él pero cómo en esa zona el trazado del río serpenteaba mucho eso le daba alguna posibilidad. No supo muy bien cómo pero a la salida de una de las revueltas del camino que discurría por las cumbres se encontró mirando a una presa. Pudo asistir, atónito, al imparable avance del solitón hacia la pared de la presa. Cómo resultado de las copiosas precipitaciones la presa estaba  al máximo de su capacidad y,  por tanto, era especialmente vulnerable. El impacto de la onda solitón fué brutal. El cemento saltó hecho pedazos y la pared de la presa se derrumbó. Al verse liberada, el agua embalsada formó una imponente muralla de agua que se dirigía a la localidad más cercana siguiendo el curso del río,  ribadelago. Lo que acaeció después ya era historia.

Alex se quedó mirando, abatido, al remanso de agua que había quedado en  el pantano por debajo del nivel de rotura de la presa. Observó  cómo se formaba un remolino. El agua se vaciaba hacia algún lado, pero eso no era todo. Vió  cómo del centro del remolino empezaban a elevarse volutas de vapor y grandes chorros de agua hirviendo. El radio de acción del remolino se amplió hasta abarcar toda la superficie de agua restante. Mientras, el nivel del agua disminuía a un ritmo sorprendentemente rápido. Eso hizo que Alex se acordase de algo que había leído en un libro de divulgación: Si sé tiene un vaso de agua y se hace un pequeño agujero en el fondo del mismo el contenido se vacía muy despacio. Ahora bien, sí el agua esta rotando en vez de quieta el proceso de vaciado es mucho, mucho más veloz. Cuando el lecho de la presa estaba prácticamente vacío Alex pudo comprobar que en el sumidero por donde se había evacuado toda el agua había algo. Ese algo proseguía con su trabajo, tragándose ahora el lecho de cieno. Y entonces Alex comprendió que eso no acabaría ahí. Se dió cuenta de lo que contemplaba realmente. El haz de luz brillante que formaba  la materia según se comprimía hasta niveles inimaginables no dejaba lugar a dudas. Eso era un agujero negro, uno pequeño, y estaba devorando la tierra. De improviso algo cambió, el agujero dejó de tragar y, unos instantes después explotó. El impacto de la onda expansiva lo arrojó al suelo. Pero eso era lo de menos. Lo que realmente preocupaba a Alex era la radiación Hawking que había originado la explosión.

El barrio viejo V

Tras la conclusión del concierto, incluidos los consabidos bises el, sargento nos dejó para ir a saludar a la pianista. La verdad es que nos cogió por sorpresa a Silvia y a mí y estuvimos un cierto tiempo conjeturando sobre sí se conocerían de antes y, en caso afirmativo sobre dónde y cuando habría sido eso.   

 Estuvimos alrededor de media hora a la salida del auditorio,esperando a que se volviese a reunir con nosotros. Le vimos salir acompañado de la pianista y despedirse de ella de forma cordial. Por supuesto lo primero que hicimos - tras recrimimarlepor tenernos tanto tiempo esperando - fuepreguntarle por la tal Rosa.Cómo era de esperar nos respondió con evasivas.A mí me hubiese gustado sonsacarle algo, y tenía intención de haberle presionado hasta obtener alguna respuesta, pero sin saber muy bien de qué modo, él ya había llevado la conversación hacia otro tema el, accidente en las instalaciones Kokusha. 

-Bueno - le estaba comentando a Silvia - creo que es importante que entendáis la trascendencia de lo que tenemos entre manos. Veamos, ¿Qué se sabe sobre esas instalaciones? 

- No demasiado - respondió Silvia -. La gente de por aquí, que es la qué más enterada podría estar, tienen un interés sorprendentemente bajo en las actividades de los aliens. Sospecho que va a haber más cotilleos sobre nosotros que sobre el accidente.   

 - Ya. Y yo apostaría que de quien más se hablará será de Silvia. - Añadí yo.   

- Aham - asintió el sargento -. Todo eso es cierto, pero no sucede por casualidad. Los kokusha decidieron ubicar aquí la fábrica porque sabían que los humanos de por acá tenían esa falta de interés en ellos. De hecho diseñaron algunos aspectos del entorno para atraer a la gente que menos curiosidad por ellos mostrase. Y no sólo eso, buscaron gente interesada en cotilleos sobre los humanos de fuera del barrio. Digamos qué, sin saberlo, son"agentes" secretos de los kokusha.   

  Cuando oí eso no pude evitar girar la cabeza para comprobar si algún anciano había colocado cerca nuestro alguno de esos dichosos cochecitos con videocámara. No ví ninguno, pero eso apenas sirvió para tranquilizarme. 

     - Cálmate Martinez - dijo afablemente el sargento. Ya he tomado precauciones para asegurarme de que no había moros en la costa. Pero sí eso va a aliviar tus preocupaciones podemos seguir la charla en mi coche. 

   Silvia objetó contra la propuesta señalando que ella y yo habíamos llegado en otro auto y que no le hacía ninguna gracia dejarlo ahí. El sargento explicó que luego nos acercaría a nuestro coche, pero que era conveniente que ahora usásemos el suyo. Cómo tampoco era un asunto de vital importancia no discutimos más y nos subimos en el"sargentomóvil" o, cómo le gustaba llamarlo a Silvia, "la cafetera".   

     - No entiendo por qué alguien tan amigo de las últimas tecnologías y conocedor de la ciencia de vanguardia puede usar un trasto cómo éste - fué lo primero que le dijo Silvia mientras intentaba ponerse el cinturón de seguridad del anticuado modelo de wolkswagen que conducía el sargento. 

   - Tengo buenos motivos para llevar un vehículo de éstas características, pero entiendo que a una "fashion victim" cómo tú le pueda resultar casi humillante que la vean en él - dijo burlonamente el sargento -. 

   - En fin, a lo que vamos - continuó rapídamente sin darle opción a Silvia a replicar -. 

    - Ha trascendido muy escasa información sobre lo que hacen los kokusha en esas instalaciones pero, afortunadamente, yo sí conozco cuál es sú propósito. Pero antes de explicaros nada os toca responder a una pregunta. ¿Cómo se resuelve la paradoja de Fermi? 


   - Muy fácil, los kokusha están aquí ergo no hay paradoja - explicó Mónica, que había estado muy callada desde la conclusión del concierto -. 


   - Cierto, al menos en parte. Pero ¿y todos estos siglos anteriores? ¿Por qué no habíamos recibido visitas de civilizaciones extraterrestres? 

   - Pués... la verdad, no sé. Yo diría que el consenso implícito es que había sido casualidad ¿nó?- respondió Mónica mirándonos a Silvia y a mí en busca de aprobación -. 

  - Es probable que se piense eso, sí- aceptó el sargento sin esperar a lo que pudíesemos responder Silvia o yo -. Pero, desde luego, no es así. La razón por la qúe el planeta no ha recibido en su historia demasiadas visitas, y que ninguno de los visitantes se haya quedado demasiado tiempo es qué la tierra, y el sistema solar en general, se halla en una zona de la galaxia muy inhóspita y muy mal comunicada. 


   - No voy a preguntar cómo es que sabe usted eso mi sargento - dije antes de que, él pudiese seguir explicando. - Pero, admitiendo que eso sea así ¿cuál es la relación entre ese hecho y las instalaciones que nos ocupan ahora? -. 

 - Impaciente y directo al grano, cómo es su costumbre - dijo el sargento sonriendo -. 

  - Bien, hubiese preferido daros mas pistas y que vosotros mismos adivináseis la respuesta pero bueno, os lo contaré sin rodeos. La clave, desde luego, está en que la galaxia es un lugar enorme y las distancias entre sistemas solares son muy bastas. Hay algunas civilizaciones, muy pocas, que saben cómo recorrer esas inmensas distancias a velocidades muy superiores a las de la luz. Pero esas razas no suelen preocuparse de entablar contacto con especies inferiores. Para la mayoría de civilizaciones, incluidos los kokusha, un viaje entre dos sistemas solares supone un reto. El medio de transporte mas usado por estas civilizaciones son los agujeros de gusano ¿Sabéis todos qué es un agujero de gusano, nó? 

    - Venía algo sobre ellos en el libro de divulgación "la fábrica del cosmos", creo recordar - respondió Silvia -. 

   - Sí, en efecto - contestó el sargento -.Y en muchos otros libros de divulgación. Y hay bastantes documentales muy buenos sobre el tema en la red. Por eso preguntaba sí todos conocíais el concepto ¿Mónica, Martinez? - inquirió mirándonos fijamente. 

   Sin esperar a qué le diésemos una respuesta que tal vez le pudiese disgustar concluyó de exponer lo que tenía previsto contarnos.

- Bueno, no importa saber que son exactamente, aunque no es que sean complicados de entender en sus aspectos esenciales. La clave del asunto reside en dos aspectos: uno es qué, por motivos no tan sencillos de explicar, no en todos los lugares de la galaxia son igual de simples de construir. Es algo así cómo lo que sucede con las carreteras terrestres, que, dependiendo de la orografía y la geología del terreno pueden ser fáciles de construir o bien una tarea ingenieril de pesadilla. Pués con el espaciotiempo pasa algo similar. Y en las proximidades del sistema solar el espaciotiempo tiene una configuración muy abrupta y resulta harto complicado construir agujeros de gusano por estos lares. Ese es un motivo. El otro es que para construir esos agujeros hace falta lo que los físicos terrestres denominan " materia exótica". Esa materia puede encontrarse con abundancia en algunas zonas de la via láctea. Bien, el sistema solar no es una de esas zonas. 

    - Si unimos ambos factores, la dificultad del terreno y la escasez de materias primas entonces ya tenemos el motivo por el cuál la tierra es una zona tan poco transitada. Ah, si, que os veo venir. En las instalaciones Kokusha de aquí al lado lo que se hace es extraer materia exótica para construir mas agujeros de gusano. Y, por lo que parece, alguien estaba enterado de ello y ha intentado sabotear la tarea.

El barrio viejo IV

El sargento nos invitó a seguirle hasta el bar del auditorio. En la entrada del mismo se paró un momento para hacer una rápida inspección visual del local. Tras eso avanzó con resolución hacia una de las mesas del fondo en la que estaba sentada una mujer rubia, con aspecto de estar en los primeros años de su treintena. Era bastante atractiva, aunque con unos rasgos ligeramente atípicos. Me llamaron especialmente la atención sus grandes ojos azules.

 Cuando la rubia en cuestión se percató de que nos dirigíamos hacia ella nos lanzó un rápido vistazo a los tres. Cuando su mirada se fijó en el sargento su cara mostró un gesto de reconocimiento y se levantó presurosa a saludar.

 -- Hola maestro – dijo, a modo de saludo, al dirigirse al sargento.
 -- Hola Capitana Silgo -- respondió con tono divertido el sargento. – Te presento a Silvia.

-- Hola Silvia — dijo Mónica mientras le daba los dos típicos besos de saludo a la susodicha.
 -- Y al teniente Martínez – añadió el Sargento señalándome. Los antiguos instintos se adueñaron de mí y me disponía a cuadrarme, como corresponde para saludar a un superior. El sargento debió percatarse de mi intención y sujetando mi brazo me espetó:

 -- Martínez, que somos civiles, no llame la atención usando gestos militares. Al igual que usted Mónica era capitana, en concreto capitana psicóloga, en las antiguas fuerzas armadas españolas. Ahora mismo es civil, y, a diferencia de usted y yo, nunca ha estado enrolada en los ejércitos kokusha.

 -- No seas severo con él – dijo Mónica dirigiéndose al sargento. – Es muy habitual que la gente que ha estado mucho tiempo en el ejército, como obviamente es el caso de Martínez, no pueda quitarse ciertos hábitos.

  En eso intervino Silvia, que tras saludar a Mónica se había quedado un poco apartada, con gesto pensativo.

 -- Sargento, por curiosidad ¿ha sido Mónica la que le ha comprado la entrada, asegurándose de que estuviese al lado nuestro?

 -- No, no. Mónica os conocía de oídas, pero no sabía que aspecto teníais. Lo de las entradas fue muy sencillo. Llamé a las taquillas y le comenté a la taquillera que ibais a adquirir dos entradas y que yo quería una al lado vuestro. Le dí una descripción de vuestro aspecto, asegurando que no podría confundiros. Y así fue. Después de todo un tipo alto, con una incipiente calvicie, feucho y de aspecto desgarbado acompañado de una chica de aspecto tan espectacular como Silvia no es una combinación habitual en el barrio viejo.

 --Ah, vale, explicado – dijo Silvia con una sonrisa en la boca, mirándome de reojo, intentando hacer como que se había percatado de la poco amable descripción que el sargento había hecho de mi aspecto físico.

 -- Y ya que estamos, si no es indiscreción, ¿Por qué te ha llamado maestro?

 El sargento iba a responder, pero la capitana Silgo se le adelantó – aquí el señor es cinturón negro de Kempo Kárate- En su momento entrené con él en el mismo gimnasio y a veces quedábamos para entrenar juntos en algún parque. Como en ese momento yo era cinturón morado solía llamarle, en tono de broma: “maestro”--.

 -- ¿Kempo kárate? – Pregunté yo – Yo creí que el sargento era instructor de Arnis, y artes marciales Filipinas en general. Y antes de que el sargento pudiera decir nada Silvía comentó:

 -- Pues a mi me dio algunas clases de artes marciales, pero fueron de Krav Maga, el estilo de lucha cuerpo a cuerpo del ejército Israelí.

 -- Vaya por dios – interrumpió el sargento – si queréis os mando por mail mi curriculum y acabamos antes – dijo con tono irónico, y con gesto de querer cambiar de tema.

 Tras eso estuvimos hablando un rato, entablando algo de conocimiento mutuo. El sargento nos explicó que tras la disolución del ejército Mónica no había tenido problema en reubicarse profesionalmente en un puesto de trabajo civil, como profesora universitaria en una facultad de psicología. Dada su profesión, enseguida había desarrollado un gran interés por los kokusha y sus características psicológicas. Aparentemente había sido ese interés el que le había llevado al sargento a contactar con ella y unirla a nuestra causa.

  Tras la breve charla llegó la hora del siguiente concierto, y ocupamos nuestras butacas. No muy sorprendentemente Mónica estaba sentada casi al lado nuestro. Nada mas sentarnos el sargento se puso a hablar sobre la obra que íbamos a escuchar. Nos explicó que Ravel la había compuesto al poco de regresar de su gira como concertista en los Estados Unidos. Allí había sido muy influenciado por la entonces naciente música de Jazz, y en particular por Gershwin y su “rapsodia in blue”. Nos explico que no era muy sorprendente ya que los músicos de Jazz gustaban de armonías con acordes de séptima, novena e incluso onceava, y eso, a Ravel, posiblemente uno de los mayores maestros de la armonía, no podía dejarle indiferente. También el complejo aspecto rítmico del Jazz, tan alejado de la música orquestal Europea se hacía patente en el concierto, en especial en los movimientos primero y, sobre todo, tercero. Nos explico que, a diferencia de los otros, el segundo movimiento era un adagio assai, con una estructura rítmica supersencilla, un típico valse en un compás de tres por cuarto. Nos comentó que, contrastando con la sencillez rítmica, el movimiento era terriblemente rico en su desarrollo armónico y que requería unas cualidades interpretativas diferentes a los otros movimientos, mucho más virtuosísticos.


 Mientras escuchábamos las detalladas explicaciones del sargento los demás nos mirábamos unos a otros, como preguntándonos si estábamos entendiendo lo que decía. Yo había oído algo de que los acordes de séptima eran una especie de disonancias, y que sólo los músicos de rock sinfónico se atrevían a meterlos en sus canciones. Por lo visto el pop se hacía en su mayoría con acordes mayores y menores, que eran más sencillos. Por sus caras ni Silvia ni Mónica sabían más que yo, si es que siquiera sabían eso. A veces, mientras explicaba algunas cosas, el sargento hacía gestos con sus manos, como si estuviera tocando en un piano imaginario las partes del concierto de las que hablaba.


 Cuando estaba terminando su explicación llegó la pianista, y rápidamente tomó asiento. Antes de que empezara la obra el sargento nos soltó una de sus típicas frases crípticas:

 -- Estén muy atentos al concierto, y reflexionen sobre él y sobre la figura de su creador, Ravel. Hay bastantes analogías entre su época histórica y la actual. Ah, si, y no olviden que el concierto es en G Mayor, que en la nomenclatura hispanoamericana para las notas es Sol mayor. Eso es muy importante para entender lo que debemos hacer en el futuro.

 Y en eso empezó la pianista a tocar y no pudimos hacer ninguna pregunta. Para intentar adivinar a que se refería el sargento miré el libreto. Hablaba un poco de la vida de Ravel. El concierto era del 1931, en el periodo entre la primera y la segunda guerra mundial. Se comentaba, como anécdota, que en la primera guerra mundial, Ravel había estado en un pelotón del ejército que había llegado a enfrentarse a otro del ejército alemán dónde estaba el, por entonces desconocido, Adolf Hitler. En esa misma guerra un concertista, Paul Wittgenstein, había perdido su brazo derecho. A raíz de esa perdida le había solicitado a la mayoría de compositores famosos de la época, incluyendo a Ravel, que hicieran obras adecuadas para su minusvalía.

 Seguí leyendo, pero no conseguí dar con nada en lo que viese una analogía con la época actual. Conociendo al sargento imaginé que no sería capaz de dar con ella así que desistí pronto de mi empeño y me dediqué a escuchar el concierto, que, en eso tenía razón el sargento, era realmente bueno. En particular el segundo tiempo me dejó bastante impresionado. Dados mis gustos guitarreros nunca imaginé que podría emocionarme oyendo una obra que, en manos de algún músico mas incompetente, no pasaría de ser una sosería típica de la peor música new age.

miércoles, 11 de enero de 2012

Juego de tronos: La ciencia ficción y la fantasía heroica frente a frente

Posted on noviembre 10, 2011 Habiendo leído variasveces el señor de los anillos, el Silmarillion y el hobbit, así como otros libros de Tolkien claramente me gusta el género de la fantasía heroica. El problema vino cuando me harté de leer la última “obra maestra” del “sucesor de Tolkien”. El último libro que leí (mejor dicho, empecé a leer) en esa línea “olvidado rey Gudú” de Ana Maria matute que me pareció infame. Ciertametne, sin ser para nada un superfan prefiero las novelas de Conan de Howart (las de Sprage de Camp no llegué a leerlas) o incluso las obras de Lovecraft a las imitaciones baratas de Tolkien.. Vale, alguna es medio salvable, como “las crónicas de Thomas Coventan el incrédulo”, pero en general son muy malas y se quedan con el elemento fantástico sin fijarse en que Tolkien era muy cuidadoso con los detalles, y, en cierto modo, el señor de los anillos está escrito con el mismo rigor científico que la CF hard, obviamente adapatado al mundo pseudomedieval. Con todo este bagaje cuando incluso gente de fiar (fans del señor de los anillos que se conocen hasta los nombres de los dragones que aparecen en el Silmarillion y los usan de nick en internet) me recomendaron “juego de tronos” estuve tentado de leer las novelas. Pero, por otro lado, me contaban que había mucha política y mucho “culebrón”, que son cosas que me aburren bastante. Total, que tardé un tiempo pero empecé a leer la primera novela. No me disgustó del todo lo que leí, en especial el inicio, con la escena detrás del muro y los “caminantes blancos”. Pero tenía material mas de CF pura pendiente y sin ningún motivo en especial dejé la novela más o menos en el momento de la boda entre Daenarys y Khal Drogo. En un momento dado anunciaron que iban a hacer la serie y decidí interrumpir la lectura del primer libro y seguir la continuación del mismo en la serie. Da la casualidad de que lo que leí coincidía casi exactamente con el primer capítulo, y que, por tanto, pude hacerme una buena idea de la correspondencia entre la serie y el libro. Luego ví el reto de episodios y seguí en sédice la comparación entre el medio televisivo y el escrito. Coincido con la opinión de muchos de que la serie está muy bien. De hecho está lo suficientemente bien como para atentar contra mi paciencia y no permitirme esperar a la 2ª temporada para saber como continua la historia. Por ese motivo he empezado a leer, y voy ya más o menos por la mitad, el 2º libro “choque de reyes”. En este 2º libro veo que el elemento mágico empieza a tener mas presencia. Ya no se limita a Daenarys (uno de los mejores personajes femeninos de los últimos tiempos. Sin parecerse en nada en los detalles en cierto modo me recuerda a la Elektra de Frank Miller por algunos aspectos de su personalidad. Ah, y definitivamente un dragoncito, aunque sea de atrezzo, al hombro es debería desde ya pasar a ser lo más “chic” en moda femenina . El problema con la literatura actual es que los libros son muuuy largos, y la lectura de este libro me está retrasando malamente en otras cosas que debería estar haciendo (por ejemplo, unos cálculos para ver si tengo o no una explicación a los famoso neutrinos, aparentemente ultralumínicos, reportados por OPERA). Pero, por otro lado, si un libro no te absorbe y dejas de lado casi cualquier otra actividad entonces no es realmente un buen libro. Y ahora voy al asunto de la fantasía heroica vs la CF. Martin era un autor de CF (del que debo confesar no haber leído ninguna de sus obras de ese género) que se ha vendido a la fantasía heroica, afortunadamente con buen resultado. Sin haber leído su CF no puedo asegurarlo pero creo que el haber sido previamente autor de CF juega a su favor ya que su tratamiento del pseudo-medievo es riguroso y está organizado. En general los autores de CF que han tocado temas históricos suelen hacer gala de ser cuidadosos en ese tema (a veces a costa de perder algo de viveza en el transcurso del relato). La cuestión es ¿son incompatibles CF, en especial CF hard, y fantasía heroica? Mi opinión personal es que no, y tengo en mente, y ya empezados, dos relatos que tratan de juntar ambos géneros. Uno de los aspectos por los cuales me apetece escribir sobre “espada y brujería” es porque he practicado bastante temas de artes marciales, incluyendo algo un estilo de lucha con armas (escrima Filipino, rama Latosa). De hecho últimamente estoy profundizando más en ese estilo así que cuando escriba sobre peleas con espada creo tener buena base para saber lo que digo. También he visto varios documentales del canal historia sobre armas medievales, y documentales de naturaleza sobre megafauna. Todo eso junto, mas algunas ideas muy de CF hard sobre algunos puntos de como la magia y los dioses podrían realmente haber existido en algún momento, al menos en algún universo paralelo de esos cuya existencia sugieren las actuales teorías de inflación o de “cosmic landscape” de la teoría de cuerdas. Por supuesto lo que yo pueda escribir va a tender a ser muy hard, incluso aunque el trasfondo sea de “fantasía heroica” y en los tiempos actuales eso no tendrá ningún futuro. En realidad con los e-readers, o, sencillamente, con los programas para leer e-books en una pantalla medianamente generosa de un móvil la literatura tiene el mismo futuro que la música o el cine, es decir, no demasiado. Pero esa es otra (psicho)historia.

Supers III


Su intuición se había revelado acertada. Desde que había aterrizado en suelo Francés casi todo habían sido contratiempos y noticias poco halagüeñas. Mientras intento dormirme en el hotel en el que me alojo esta noche voy haciendo memoria de los acontecimientos.

Lo peor de todo había sido las nuevas apariciones en la T.V. del aprendiz de superhéroe. En una de ellas se había limitado a hacer un pequeño ridículo, a la vez que brindaba una poco recomendable exhibición de los límites de sus poderes.

Una cadena de TV había hecho una conexión en directo para mostrar una situación límite en la que un autobús escolar había quedado volcado al borde de un pequeño precipicio, con parte del vehículo colgando del barranco. El accidente se había producido en una estrecha carretea de montaña y, para mas INRI, en una curva cerrada que no permitía que una grúa pudiera situarse de manera adecuada como para poder remolcar al autobús de vuelta a la carretera. Al estar volcado sobre un lateral no había modo de que os pasajeros situados sobre el abismo se deslazaran hacia la zona mas segura, excepto caminando por unos ventanales agrietados.

Según estaba viendo la escena en la tele del bar del hotel lo primero que se me ocurrió pensar es que se trataba de un escenario preparado adrede para atraer al vaquero. Lo comenté de manera casual con el individuo que tenía al lado – a ver que opinaba – pero me respondió con una frase incomprensible, al menos para mi moderado nivel de francés. El caso es que, como ya nos habían anticipado, apareció “estrella solitaria”. Llegó volando y aterrizó justo al lado del autobús. Hizo un gesto a los presentes de que se retiraran unos cuantos pasos atrás, solicitud a la que accedieron sin protestas. Tras eso procedió a agarrar el parachoques trasero de autobús, y afianzó los pies en el suelo para poder tirar del mismo.

Eso hizo que me preguntara por la naturaleza de su poder. Un ser humano, independientemente de cualquier superfuerza, no podría esperar se capaz de traer de vuelta al autobús simplemente afianzando los pies en la carretera. Sencillamente, el rozamiento de las botas con el suelo no le proporcionaría apoyo suficiente. Había varios modos de paliar ese problema. Por ejemplo, la forma de volar de supervaquero no indicaba que usara reactores, hélices, alas o nada similar. Tal vez lo que le proporcionaba sustento en el aire le podría servir para afianzar su posición en el suelo. O tal vez podría tener algún tipo de medio para afianzarse en el suelo. Yo podía hacer cualquiera de las dos cosas, y unas cuantas más. En cualquier caso no vi nada que me revelara como se las apañaba el tipo ese. Lo único que pude ver es como empezó tirar del parachoques…sin éxito.

La postura corporal indicaba claramente que el supertipo se esforzaba al máximo por traer de vuelta el malogrado autobús, pero no conseguía moverlo apenas. Pasó de hacer un esfuerzo sostenido a dar tirones bruscos. Con ese proceder lograba mover un poquito el autobús, unos centímetros por intento. Me resultó un tanto extraño pues en su anterior aparición había logrado volcar el coche – uno de esos grandes automóviles tan del gusto de los americanos – sin demasiada dificultad. Usando física elemental estimé que el autobús pesaría del orden de las 10 toneladas. Si lo multiplicaba por la aceleración de la gravedad y el coeficiente de rozamiento obtendría la fuerza de rozamiento que debía vencer el vaquero. No sabía cuanto era el coeficiente de rozamiento del metal con el asfalto, ni fui capaz de encontrarlo luego en google, pero si el de unos neumáticos era 0.8 el del acero no diferiría mucho. Eso indicaba que la fuerza para tirar de autobús seria más o menos un 80% de la necesaria para levantarlo. La fuerza que había mostrado supervaquero al volcar e coche en su anterior intervención debería bastarle para arrastrar el autobús con mayor soltura de la que se mostraba en la escena.

Mi sospecha inicial de que hubiera gato encerrado iba en aumento. Sea como fuere la apoteosis del esperpento vino cuando el parachoques se desprendió en uno de los tirones y lonely star cayó sobre su trasero con una total ausencia de gracia o apostura. La gente del bar acompaño la pirueta con una sonora carcajada a la que desde luego no me uní. Supervaquero se quedó un rato en el suelo, sin saber como reaccionar. La gente alrededor suyo no había tenido la misma reacción que mis compañeros en el bar, tal vez por miedo a que un individuo que podría barrer el suelo con ellos sin gran esfuerzo se enfadara. Aún así parecía darse cuenta de la incómoda situación en que se hallaba. Al final se levantó de manera decidida y cambió de táctica. Voló hasta situarse debajo de la zona del autobús que sobresalía de la carretera y fue recogiendo a los pasajeros de un en uno, llevándolos en brazos a zona segura. Una vez rescatados todos los accidentados pidió unas cadenas, las ató a los asideros de autobús dispuestos para ello y tiró y tiró hasta traerlo de vuelta. En total la operación de rescate le llevó unos 15 minutos, lo cuál era un registro bastante penoso.


La 2ª intervención filmada ese día resultó mucho peor. Se había organizado una demolición de unos viejos edificios en contra de los deseos de sus inquilinos. Estos habían organizado una resistencia activa contra las fuerzas de demolición y se oponían a estas, y a los policías que las protegían, armados con bates de beisbol, cuchillos de cocina y otras armas caseras de similar jaez. Aparentemente alguien había hecho muy mal los deberes y no había suficientes antidisturbios para controlar a la multitud. En un momento dado la turba de vecinos desalojados había sitiado a las fuerzas del orden en un callejón sin salida y parecía dispuesta a lincharlos. Y en esas había hecho su aparición e aspirante a superhéroe. Se situó entre la multitud y la policía haciendo gestos de pedir calma.

Su intento de apaciguamiento fue totalmente ignorado y una barahúnda de gente furiosa se le echó encima. Me di cuenta inmediatamente de lo terrible de la situación. Yo había hecho muchos experimentos con mis propios poderes y era consciente de lo que se avecinaba.

Previendo que pudiera verme en alguna situación similar busqué que nivel de superfuerza e invulnerabilidad sería el mas indicado para resolver la situación con un mínimo de daños para los humanos. Guiándome por afirmaciones vistas en varios documentales acepté que un cerdo era una buena guía para estimar esos daños. Cómo me pareció fuera de lugar usar cerdos vivos hice las pruebas en un matadero en el que me colé de noche sin mayor dificultad. Cuando había usado el nivel de fuerza que le había estimado a estrella solitaria, y adoptando para la superficie de mi cuerpo la rigidez que se adivinaba por el modo en que le afectaban las balas los resultados eran devastadores. Si golpeaba con máxima potencia a un cerdo literalmente lo destrozaba. Si el golpe era en el pecho el esternón del animal volaba hecho pedazos. La mayoría de las costillas se rompían igualmente. Los órganos internos del animal quedaban reventados por la onda de choque. Si el golpe lo daba en el cráneo o la mandíbula le arrancaba la cabeza al animal haciéndola saltar por los aires varios metros. Al examinarla comprobé que los huesos quedaban hechos añicos.

Lo peor es que incluso si contenía los golpes era muy difícil calcular la fuerza adecuada de los mismos para que no fuera letal. A ese nivel de rigidez incluso un golpe efectuado con la fuerza de un humano medio era peligroso. Venía a ser como una persona normal golpeando con un puño de armadura medieval. Sin apenas esfuerzo un uñetazo podía romper una mandíbula o una costilla. Por ese motivo había calculado que caso de verme envuelto en reyertas con humanos lo mas seguro era adoptar una fuerza en torno a un 15% superior a la normal y que la superficie de mi cuerpo tuviera la rigidez de un plástico del tipo usado en los escudos de antidisturbios.

Por desgracia supervaquero no parecía poder elegir el nivel de sus superpoderes y había repelido a la multitud con la superfuerza mostrada en su primera intervención de días atrás. Y, por desgracia, tal como me temía, la refriega derivó en una masacre. Habían muerto 8 personas, 20 habían resultado seriamente heridas y un número no determinado sufrieron daños menores. La imagen final del reportaje era absolutamente demoledora, digna de una película gore. Se nos mostraba el traje con los claros colores de a bandera de tejas de supervaquero totalmente manchado de sangre y en algunas zonas, resaltadas por círculos, se apreciaban restos de carne, vísceras o incluso hueso.

Después de eso supervaquero había huido de la escena volando. Detrás suyo dejaba una multitud maltrecha y la aspiración a ser un superhéroe. Desde ese momento había pasado a ser un supervillano. Lo que le había pasado era el tipo de riesgos que planteaba intentar jugar a superhéroe. Por eso yo siempre había optado por mantener el anonimato mas absoluto y a no meterme dónde no me llamaban. Cierto que a veces las circunstancias me llevaban a usar los superpoderes, pero eran las menos. Y siempre, siempre, intentaba disfrazar mi naturaleza sobrehumana, como había hecho esa misma tarde, sin ir más lejos. De todos modos no le había gustado nada lo que había visto por la tele. Le había dado la impresión de que al tipo ese le habían tendido una trampa. Ahora tenía una misión más urgente. Pero si tenía posibilidad intentaría investigar los acontecimientos que había visto en la TV y ver si se podía limpiar un poco la imagen del tipo ese.


La Yihad Butleriana

Posted on agosto 8, 2011 Pensaba que este blog era poco menos que una causa perdida, pero en vista de que en una semana ha habido dos comentarios creo que es el momento de darle una oportunidad. He estado leyendo hace poco el libro de Brian Herbert (hijo de Frank Herbert, el creador del universo Dune) y Kevin Anderson sobre la Yihad Butleriana. Esta Yihad aparecía mencionada en los libros de la saga original repetidas veces. En el universo Dune no hay robots, ni inteligencias artificiales, ni, en general tecnología informática. Dado que ese universo transcurre en el futuro de la especie humana y que incluso en la fecha de publicación (1965) del primer libro de la saga ya había ordenadores, aunque fuesen bastante toscos, era necesario dar una explicación a ese hecho. La explicación de F. Herbert es sencilla: se llegaron a fabricar máquinas inteligentes pero estas se rebelaron y fué necesario hacer una guerra contra ellas. Tras ganar esa guerra los humanos acordaron no volver a construir máquinas mas inteligentes que el hombre (y de hecho ni siquiera máquinas medianamente inteligentes. Posiblemente el portátil desde el que escribo esto sería ilegal en el universo Dune). Realmente ese hecho es bastante interesante para dar mucha credibilidad, incluso hoy día al universo original. Mucha de la tecnología creada desde el 65 hasta hoy está basada en la informática. Que no aparezca en el universo Dune estaría perfectamente justificado por esa Yihad. Bien, este libro nos describe los detalles de esa guerra. Mientras hace eso nos va poniendo en situación de lo que será en el futuro el universo Dune original de Frank Herbert (y en los otro libros de estos dos autores sobre “las casas” situados cronológicamente antes de la saga original). El libro es entendible para quien no haya leído ninguno más de las sagas, aunque, eso sí, no captará casi ningún detalle que haga referencia a las situaciones del futuro. Los fieles de la saga original no están demasiado contentos con la tarea del hijo de Frank y su compañero de fatigas. Yo leí hace ya unos años la saga original (todos los libros) y hace dos o tres leí uno de los libros de las casas (el de la casa Harkonnen). No me puedo considerar fan de la saga. No es que me disguste la saga de dune, ni mucho menos (nadie se lee tantos libros si no son de su agrado) pero de no ser por el hecho de que están disponibles en bibliotecas seguramente no los hubiese leído (prefiero gastarme el dinero en libros de autores mas hard). Desde luego coincido en que los libros del hijo no están a la altura de los del padre en muchos aspectos. Son, simplemente, entretenidos (que es algo que no deja de tener su mérito). En todo caso no me interesaron lo bastante para leer más libros de las casas. El tema de la Yihad butleriana era algo diferente. Al fin y al cabo la era de los robots ya la tenemos prácticamente encima: el gobierno USA ya ha fabricado “terminators” no muy diferentes de los modelos primitivos que se ven en la película “terminator 3″, Foxconn quiere reemplazar trabajadores con un millón de robots en los próximos tres años, la inteligencia artificial ha tenido avances espectaculares recientemente, hay robots que toman sus propias decisiones y se comunican entre sí a través de internet para aprender unos de otros. Vamos, que es un buen momento para leer un libro con el que amenizar las reflexiones sobre la conveniencia de no seguir avanzando en robótica sin tomar precauciones. Tras tanto prolegómeno llega el momento de comentar algo sobre el libro en si mismo. Resulta sencillo de leer (pese a ser bastante extenso), es ameno, y nos da antecedentes sobre las casas Artreides y Harkonen. Nos muestra como surgen inventos clásicos del universo Dune (los escudos personales Holtzman). Nos muestra una casta de mujeres que tal vez sean las futuras bene gesserit (aunque no llegan a afirmar que así sea), nos habla de una raza que serán los tleilaxux, Y aparece el planeta Arrakis. En la parte de Arrakis se nos explica como la especia llegó a difundirse por el imperio, quien fué el primer hombre en montar un gusano y alguna cosilla más (por ejemplo de dónde salen los martilleadores). En cuanto a las máquinas inteligentes la trama gira en torno a Omnius -la gran inteligencia artificial central – un robot independiente con curiosidad por estudiar a los humanos, Erasmo, y los Cimeks, cerebros humanos gobernando robots. Omnius es muy tópico, una máquina que busca la eficiencia y que no sabe demasiado de emociones. Erasmo no tiene gran talento para analizar a los humanos y se dedica a experimentos bastante truculentos. Para quienes hayan leído la saga del núcleo de Gregory Benford el paralelismo entre Eramos y el mec Mantis saltará a la vista. Por supuesto el Mantis de Benford es un personaje mucho mas logrado, pero claro, es que en general la obra de Benford, y esa saga en particular, está muy por encima del nivel de Brian Herbert, así que era de esperar. Los Cimeks son un tanto peculiares. He leído que alguna gente se extraña de que unos humanos puedan querer dejar sus cuerpos orgánicos y convertirse en seres robóticos. Dado que los Cimeks hicieron eso cuando sus cuerpos estaban cercanos a la muerte (de hecho uno de los cimeks originales murió en un accidente) lo extraño, en mi opinión, sería que disponiendo de esa tecnología no la usaran. Debo hacer una pausa para señalar que los Cimeks originales, conocidos como los titanes, juegan un papel importante en la Saga. Antes del advenimiento de Omnius se nos planteaba un universo en la que la creatividad humana había desaparecido ante la comodidad generada por máquinas inteligentes que lo hacían todo. Esa humanidad abúlica fué conquistada por 20 personas, los titanes originales, que reprogramaron las máquinas para que les sirviesen. Posteriormente uno de esos titanes (autodenominado Jerjes) cometió el error de dejarse invadir, siendo ya un cimek, por Omnius. El punto mas chocante de los titanes cimek es su crueldad, mental y, sobre todo, física, con los humanos. Y sobre ese punto los autores no dan mayor explicación (apenas unas veladas sugerencias). No digo que sea impensable que unas criaturas como los cimeks puedan ser violentas. Si el humano original fuese un psicópata asesino antes de mecanizarse sería perfectamente comprensible. Al fin y al cabo verse con un cuerpo mucho mas perdurable y poderoso, acentuaría sus rasgos psicóticos. Pero el caso es que no se trasluce en ningún momento que cuando eran humanos los titanes fueran psicópatas. Si acaso uno de ellos, Ajax (todos los titantes tienen nombres históricos o míticos: Ajax sería uno de los personajes de la Iliada de Homero -aunque en la Iliada hay dos Ajax -el grande y el chico-. Pero bueno, no exijamos demasiado sobre cultura clásica a un autor americano xD) posiblemente fuese un psicópata, o al menos un amargado, si hacemos caso a una sugerencia de otro personaje del libro encargado de hacer su estatua. Otra explicación es que tal vez automáticamente cualquier humano que se convierta en Cimek va a ser de ese modo, tal vez al verse tan poderoso y libre de posibilidad de represalias. Yo no tengo claro ni mucho menos que eso debiera ser así, pero al menos sería una tentativa de explicación. El problema es que los autores no se esfuerzan en ningún momento en explicar este aspecto, y a mí no me parece admisible que no se de. Ciertamente en otros puntos los autores no dan ninguna, o casi ninguna explicación. Las naves vuelvan tranquilamente de una estrella a otra en cosa de días (al final del libro se acuerdan de que eso no es normal y comentan algo al respecto de pasada). Las presuntas antecesoras de las Bene Gesserit tienen unos poderes psíquicos enormes y muy variados (muy superiores a lo que en el futuro tendrán las Bene Gesserit) y nos debemos conformar con que esos poderes surgen de una droga que toman en su planeta que las transforma a ellas y no a los hombres. Ciertamente desde el punto de vista de alguien aficionado al hard la explicación es absolutamente insuficiente. El resto de la trama, relaciones entre personajes, etc, es normal y relativamente convencional. A mi eso no me preocupa demasiado. En realidad señalaría que parte del tiempo dedicado a la explicación del triángulo amoroso entre Xavi Harkonen, el Artreides (no recuerdo ahora el nombre) y Serena Butler podría emplearse en explicar porque son tan violentos los Cimeks. Al fin y al cabo si dedica un tiempo a explicar la relación entre el jefe Cimek (Agamenón) y su hijo (no digo quien es para no hacer spolier xD). Total, que una novela entretenida, que por lo visto tiene dos continuaciones en las que se narran el resto de aspectos de la guerra robots vs humanos, un tanto superficial en muchos puntos, y, desde luego, nula en el aspecto hard: los autores no demuestran mayor conocimiento de física o inteligencia artificial. De hecho incluso de informática elemental andan justitos (el cimek clave- barbarroja, en la parte tecnológica de la conquista de la humanidad es descrito como “un hacker”, sin entrar en mayores detalles). Volviendo a lo que dije al principio, la mayor justificación para leer esta novela es reflexionar sobre si deberíamos ir pensando en hacer una “yihad butleriana” en el mundo en que vivimos actualmente. Al fin y al cabo la era de los robots está casi encima, y si se deja pasar demasiado tiempo sin tomar medidas quizás sea demasiado tarde. Yo no soy experto en inteligencia artificial, pero por los visto algunos expertos en el tema son los primeros en sugerir que es el momento de hacer legislación al respecto cuanto antes: http://www.taringa.net/posts/reviews/11705198/Leyes-para-robots.html