miércoles, 11 de enero de 2012

Robert C. Wilson: la imposible fusión de la ciencia ficción con los culebrones

Posted on mayo 18, 2010 Debo decir que la primera novela de este autor, Darwinia, me gustó bastante. En particular el inicio y toda la primera parte me parecieron de lo mas refrescante que se había escrito en el género en algún tiempo. La segunda parte no esta mal, pero es casi otra novela. Y, peor aún, le quita mucho encanto a la primera. De hecho creo que podría organizarse algún tipo de concurso que consistiera exclusivamente en buscar continuaciones alternativas a esa primera parte y olvidarse de la original . Lo malo es que en novelas posteriores siguió repitiendo hasta la saciedad el mismo esquema fundamental:un sucesos sorprendente e inexplicable que cambiaba dramáticamente el esquema del mundo. Posiblemente el esquema se hubiese tenido en pie si se molestara en tomarse en serio la naturaleza de ese suceso e intentara dar una descripción convincente, desde un punto de ciencia ficción, del mismo. Pero no, el evento especial pasa a ser una mera excusa para contarnos las idas y venidas sentimentales de algunos personajes mas o menos relacionados con el evento. Para colmo lo que cuenta es básicamente iversosimil. El libro paradigmático de esa tendencia es “los cronolitos”. Tenemos “el evento”,en este caso la aparición, inicialmente en Asia, de unos monolitos desde los cuales un líder del futuro, un tal kum, propaga su imperio hacia el pasado. La trama se centra en la gente encargada de estudiar, y a ser posible contener, ese avance. Entre los personajes está una científica, experta en cuerdas supuestamente, y un estudiante suyo de doctorado. Sabemos que la señora en cuestión es experta en cuerdas porque recita como un mantra “geometría de Calabi-Yau”. Lo curioso es que los famosos calabi-yaus esos son muy importantes en compactificaciones, para obtener el modelo standard de partículas a partir de la teoría de supercuerdas en 10 (u 1 para el caso de a teoría M) dimensiones. Pero, desde luego si alguien se preocupara de obtener relación entre a teoría de cuerdas y las paradojas temporales muy posiblemente que compactificación concreta se usase resultaría irrelevante. Pero bien, admitamos que Wilson no sepa nada de supercuerdas, o si acaso lo habitual de los libros de divulgación. ¿que mas nos ofrece? Pues una salida relativamente convencional de las paradojas temporales. No la explicaré para no destripar el libro. Eso si, aviso que, stricto senso, esa salida no estal sino intercambiar una paradoja por otra. Entonces, si no se trata especialmente bien la naturaleza del cronolito ni la de las paradojas temporales, ¿que tenemos?. Pues un montón de conflictos personales de los protagonistas. Eso en si es malo, muy malo, pues yo no compro un libro de ciencia ficción para que me vengan con esos embrollos tan aburridos. Pero es peor aún, o Charles Wilson no ha conocido ningún científico en su vida o ha topado con algún caso poco representativo. En cierto modo alguno de los argumentos que da sobre como se supone que es la relación entre esa profesora gorda y fea, pero muy lista, y su alumno, enamorado platónicamente de ella, pueden parecer lógicos por aquello de que al nivel intelectual en que se mueven sólo se entienden entre ellos. Lo malo es que esa lógica es puro cliché y la realidad es mucho más variada y compleja. Y, quitando eso, no hay ningún punto especialmente intrínseco del hecho de que esos personajes sean científicos Vamos,que no se puede decir que sea una obra sobre el carácter de los científicos. Resumiendo, tenemos un culebrón puro y duro en el marco de una obra de ciencia ficción. Muy de vez en cuando Wilson se acuerda de que es CF y nos da retazos de lo que realmente podría ser interesante. Otra obra suya, spin, adolece del mismo defecto, aunque menos marcado. Y, afortunadamente, se acuerda con mas frecuencia de los elementos de CF de la novela. No es que sean terriblemente originales pues recurre al deux et machina más habitual en la CF de los últimos tiempos (no puedo decir cuál es sin destripar el final). Afortunadamente hay un pequeño giro que deja abierta una puerta para una continuación potencialmente interesante la primera de las cuales esta publicada ya. Los personajes sirven para retratar la reacción del mundo ante “el evento”, en este caso tenemos que el mundo queda cubierto por una misteriosa capa protectora. El problema es que nos cuenta demasiadas batallitas de esos personajes que son ajenas totalmente a la trama y que no aportan nada a misma, vamos, folletín puro y duro. Y también falla mucho en retratar a los científicos. Tenemos en personal a uno de ellos, que es un supuesto genio. He leído muchas críticas que se quejan de la “inteligencia tipo navaja suiza” del personaje. En eso discrepo. Sé muy ben que es políticamente correcto admitir aquello de la “inteligencia emocional” y que hay varios tipos de inteligencia y que no todo el mundo destaca en todas. Bueno, a eso puedo decir que en promedio los psicólogos no son precisamente los mas inteligentes de los científicos y creo que no aprecian muy bien como funciona una inteligencia de élite. Y que, desde luego, si es común gente con esa “Inteligencia navaja suiza”. De hecho es muy habitual que el que es bueno en disciplinas científicas duras pueda, si le interesa y le hace falta, destacar en cualquier otra faceta (otra cosa es que le interese). Pero, decía, el personaje del “geniecillo” falla. Su aspecto físico me hace sospechar que en parte Wilson se haya inspirado en la figura del físico de cuerdas y medalla fields de matemáticas Edward Witten. Otros aspectos me inclinan a pensar que ha buscado que también se le identifique un tanto con el archifamoso (y pese a ello también excelente físico) Stephen Hawkings. El problema es que no me cuadran muchas cosas. Se supone que el listillo destaca especialmente en matemáticas. Pero luego termina convertido en astrofísico. No tengo nada en contra de los astrofísicos, ni de la astrofísica, que es muy bonita. Pero,ciertamente, no es la línea de frontera de la física fundamental. No requiere alardes matemáticos y no es el área de dónde nadie pueda esperar ser considerado como el mejor físico de su tiempo. En fin, podría alargarme con as explicaciones, pero, abreviando, tampoco Robert Wilson resulta convincente en su retrato de los científicos (aunque mejora respecto a lo de los cronolitos). Y se sigue enmarañando demasiado con historias complemente accesorias que no aportan nada. No todo es así en su obra, afortunadamente. En “testigos de as estrellas” nos plantea la comunicación con unos alieníenas mediante unos ordenadores cuánticos cuyo funcionamiento no se comprende adecuadamente. Sin previo aviso la base dónde se sitúan esos ordenadores queda aislada del exterior por obra de un bloqueo militar. En la novela o central es uno de los aliens, la problemática de trabajar con tecnologías desconocidas, la naturaleza de la misma (bien analizada) y las reacciones de una científica experta en analizar aliens (no conozco ningún xenobiólogo, pero me resulta creíble) . Secundariamente se nos cuentan los problemas de la gente que se ha quedado encerrada en el área de trabajo que contiene los ordenadores del proyecto. Ahí Wilson da salida a su aburrida manía por los culebrones, pero, por fortuna, esta vez no se extiende demasiado. En definitiva. Estamos ante un autor que podría ser mucho mejor de lo que es al que le pierde su afición a los culebrones. Y, quizás en lo que podría ser el lema de este blog, queremos ciencia ficción, no culebrones :

No hay comentarios:

Publicar un comentario